Cómo el neoliberalismo impregna nuestra vida cotidiana
Cuando la izquierda política dice defender los valores occidentales pasa por alto el contenido neoliberal de dichos valores. Por lo que no está claro quién es un aliado político de la izquierda y quién un opositor.
Y de todas formas la llamada izquierda, tanto en Francia (Mitterrand) como en España (Felipe González) son responsables de haber implementado una política económica neoliberal, que entre otras cosas, consistió en el desmantelamiento de grandes industrias en las zonas más dinámicas de ambos países, capitalismo globalista obliga, así como en las privatizaciones de empresas de titularidad estatal. Ejemplo Telefónica en España, Eléctricas en Francia.
Nos vamos a alegrar del mercado "liberalizado de la luz" en la actual y próxima situación que se nos viene encima. Los consumidores chinos andan tranquilos en ese aspecto, su factura energética no depende de las subidas y bajadas del mercado. Aquí se han propuesto ahogarnos.
El concepto de neoliberalismo tiene imagen negativa, criticarlo forma parte de las quejas ciudadanas frente al sistema. No era lo mismo cuando se acuñó en la década de 1960 al estilo del ordoliberalismo, que propugnaba la intervención estatal en la economía. Hoy, la expresión se asocia a una política de desregulación, privatización y supresión de la influencia pública, que comenzó en la década de 1980 cuando Margaret Thatcher y Ronald Reagan llegaron al poder.
La política económica neoliberal tiene como objetivo reducir las barreras administrativas. En el tráfico interestatal, el objetivo es implementar las "cuatro libertades", lo que significa la liberalización del intercambio de bienes, servicios, capital y trabajo. El objetivo declarado es acelerar el crecimiento económico, que se logró al menos en la fase inicial a través de una mejor asignación de recursos.
Al mismo tiempo, hubo el poder cambió en favor de la élite económica y financiera, como resultado de lo cual las disparidades en ingresos y riqueza aumentaron considerablemente. Lo que provocó una tendencia a la baja en la demanda de los usuarios finales, lo que a su vez produjo un impacto negativo en la actividad inversora y el crecimiento. Las consecuencias inevitables fueron el aumento de la deuda pública y privada, la reducción de los servicios sociales y la caída del nivel de vida de cada vez más ciudadanos.
Queremos que nos devuelvan nuestro futuro. Escrito de combate en favor de "más imaginación en política"
Impulsado por los nuevos desafíos, el neoliberalismo penetra cada vez más en la vida cotidiana. En su nuevo libro "Queremos que nos devuelvan nuestro futuro", Nina Horaczek y Walter Ötsch ilustran cómo décadas de adoctrinamiento a través de pautas neoliberales se reflejan en los relaciones interpersonales:
"Hay cualidades se han hecho indispensables para el progreso profesional. Lo más importante es poder expresarse bien, porque hay que conquistar a la mayor cantidad de gente posible. El contacto puede ser superficial, pero que no se note. A fin de cuentas es una cualidad de la mayoría de las relaciones humanas que solemos mantener en la actualidad.
También uno debe ser capaz de 'venderse' a sí mismo y sus habilidades: conozco a mucha gente, tengo mucha experiencia y acabo de completar un proyecto importante.
Si luego resulta que la mayor parte de lo anterior es pura palabrería, es solo evidencia de otra cualidad útil: ser capaz de mentir de manera convincente sin sentirse culpable por ello. Por eso nunca te responsabilizas de tu comportamiento. También eres flexible e impulsivo, siempre en busca de nuevos incentivos y desafíos. En la práctica, esto lleva a un comportamiento arriesgado, pero no te preocupes, no tendrás que recoger los trozos rotos".
Otro libro recomendable sobre la agitación de la vida cotidiana gracias a las influencias neoliberales es "Sumisión como libertad: la vida en el neoliberalismo" de Patrick Schreiner.
En lugar de la fijación habitual en la economía, la crítica de Schreiner al neoliberalismo aborda la reorganización de las actividades laborales, la creación de modelos en la cultura y el deporte, y el cambio de comportamiento del consumidor. Concluye (pág. 108):
"El neoliberalismo quiere la personalidad completa, la persona completa con piel, cerebro y pelo. Abarca la vida privada, pública y profesional. La persona ideal en el neoliberalismo vive la moralidad neoliberal, la desarrolla aún más e inspira a otros al respecto. Sabe cómo aplicarlos a situaciones y decisiones tanto en la vida cotidiana como en la política. En sí mismo, se ajusta al mercado, es emprendedor y se relaciona consigo mismo. Se muestra adaptable y flexible desde dentro".
Elementos de la comprensión neoliberal de los valores
Para justificar ética y moralmente la impregnación del neoliberalismo en la economía, la política y la vida cotidiana, es preciso reevaluar los sistemas de valores. Por un lado, estos se caracterizan por elementos que posibilitan y promueven la infiltración de ideas neoliberales. Por otro lado, existen importantes contrapesos. Vamos a describir esta ambivalencia mediante seis pares de opuestos, que pueden utilizarse para ilustrar los objetivos neoliberales.
1. Intereses individuales versus sociales. De acuerdo con la comprensión neoliberal, es inútil determinar estos últimos, ya que son resultados inevitablemente de las actividades de los individuos. Al contribuir con sus propios objetivos y deseos, cada ciudadano influye en las decisiones sociales. Cualquiera que se involucre y adquiera las habilidades necesarias tiene una mayor participación en ellas. Si ni siquiera participa en las elecciones, no debe quejarse después. Las actividades de grupos de presión y lobbying son medios generalizados y admitidos, al igual que el favoritismo y las amenazas, siempre que no se viole la ley. No se cuestiona el hecho de que, dado el equilibrio de poder existente, difícilmente prevalece el interés general.
2. Libertad versus espíritu público. Si bien la libertad de expresión se eleva a un derecho fundamental, el respeto por los conciudadanos y la responsabilidad por la comunidad son encomiables pero no obligatorios. Se juzgan como un "lujo social" que genera simpatía pero es de poca utilidad para el avance económico y social. La búsqueda del éxito a cualquier precio por sí sola guía la carrera profesional. Si la lucha por la libertad de las personas en el entorno social se percibe como un obstáculo o un acoso, entonces sus acciones siguen estando permitidas siempre que estén de acuerdo con la ley.
3. Pensamiento competitivo versus comportamiento solidario. En un ambiente de solidaridad, la competencia sirve como estímulo para los logros deportivos y lúdicos, así como para los logros profesionales y científicos. Desde un punto de vista neoliberal, es un factor formativo en las relaciones interpersonales, en las que se trata siempre de la máxima afirmación de intereses. Se basa en la suposición de que el de al lado está persiguiendo sus propios objetivos con gran tenacidad y solo puede frenarse utilizando los máximos recursos. El pensamiento competitivo dificulta la solidaridad y las actividades conjuntas, ya que la falta de consideración y el recelo son compañeros constantes en la vida neoliberalismo friendly.
4. Orientación al mercado versus directivas gubernamentales. Las leyes del mercado se consideran neutrales y, dado que el consumidor toma la decisión en última instancia, democráticas. Los actores estatales, por otro lado, son acusados de egoísmo y corruptibilidad. Además, se esfuerzan por restringir la libertad de los sujetos económicos. Se suprime el hecho de que el mercado no conoce la responsabilidad social y ecológica. La desregulación y la privatización también están cambiando el equilibrio de poder a favor de la élite empresarial y perjudicando a los trabajadores de bajos ingresos que dependen de los beneficios del Estado.
5. Maximización de beneficios versus orientación a la necesidad. Desde un punto de vista neoliberal, los debates sociales y las decisiones sobre el suministro de bienes son vistos como una usurpación de la libertad personal del consumidor. En cambio, la orientación al beneficio aparece como un regulador neutral, que al mismo tiempo promueve el compromiso económico. El cálculo de la rentabilidad basado en esto traería la máxima eficacia, lo que puede ser cierto desde el punto de vista empresarial. Las cargas inevitables de la sociedad en su conjunto se transmiten al público en general.
6. Avaricia versus frugalidad. La búsqueda de la riqueza personal se considera un factor motivador clave. Los incentivos materiales parecen indispensables, lo que se justifica con una imagen egocéntrica del hombre. Se descarta que alguien, por sentido de responsabilidad social y ecológica, pueda estar dispuesto a renunciar al consumo sin que su voluntad de desempeño se vea mermada.
Cuanto más terreno gana el neoliberalismo, más pronunciadas son las primeras opciones. Si se reducen a un nivel tolerable, podrían tener un efecto positivo, especialmente porque los ciudadanos de Occidente están socializados por ideales neoliberales y no pueden "saltar sobre su sombra".
La experiencia de los sistemas socialistas reales en el pasado reciente muestra que inclinarse demasiado hacia la segunda opción es problemático. La ponderación entre los polos que se considere óptima depende de la comprensión existente de los valores.
Supuestos básicos de los sistemas de valores
A pesar de décadas de presión neoliberal, los sistemas de valores de Occidente y otras culturas en gran medida se han conservado. Era de esperar dado que han evolucionado y demostrado su valía durante un período histórico más largo y, por lo tanto, exhiben una permanencia relativa. Si están sujetos a cambios, generalmente se debe a esfuerzos de emancipación, conocimiento científico e influencias externas.
Los portadores de sistemas de valores tradicionalmente más importantes son las comunidades religiosas. Las ideologías con un trasfondo humanista también sirven como base, al igual que aquellas basadas en la suposición de superioridad civilizatoria o racial. Algunas construcciones de valor se alimentan de múltiples fuentes. También tienen manifestaciones específicas en comunidades nacionales, regionales, étnicas y lingüísticas.
Durante las últimas décadas, la influencia de las iglesias cristianas ha disminuido a medida que los occidentales ilustrados y orientados hacia la ciencia se han alejado de la creencia en la existencia de un Dios que premia y castiga. Hay razones históricas por las que el vacío resultante se llene fácilmente con ideas neoliberales.
El capitalismo en ascenso en Europa y América del Norte se basó en gran medida en una imagen del hombre que enfatizaba la voluntad de logro y la responsabilidad personal. Encontró su expresión más fuerte en la ética protestante. El dominio global de Occidente parecía demostrar la superioridad de un canon de valores basado en el liberalismo y el egocentrismo, lo que aumentaba su atractivo.
Su mérito histórico es que los ciudadanos no son excluidos por su origen, socialización o convicciones. Incluso si se reclama la unicidad de los propios valores, no se hace por las propias convicciones religiosas, por la superioridad civilizatoria o por creer que la propia raza es superior.
La represión de las minorías que todavía existe en algunos lugares, así como la mentalidad de cruzada en el contexto de las aspiraciones imperiales, se basan en reliquias históricas que no se combatieron activamente ni por razones de oportunidad ni por una comprensión liberal de la tolerancia.
Cuando los guardianes occidentales de los valores plantean una pretensión de absolutismo, lo justifican con la naturaleza humana, que se caracteriza por la lucha por el poder, el egocentrismo y el pensamiento competitivo. La suposición de que existe una explicación biológica para la imagen egocéntrica del hombre es un elemento central de justificación del sistema de valores neoliberal. Forma su fundamento ideológico.
Sin embargo, Andreas von Westfalen muestra que no hay evidencia científica para esta convicción básica de los neoliberales. Señala la investigación sobre el comportamiento de los niños pequeños, según la cual el altruismo tiene un significado mucho mayor de lo que generalmente se supone. También informa sobre modelos informáticos muy complejos que rastrean las etapas de desarrollo de la humanidad y falsean la suposición generalizada de que los egoístas han prevalecido en la evolución. Westfalen concluye:
"Vuelve a estar en el centro del debate público el examen en profundidad de la verdadera naturaleza de los seres humanos, el objetivo es evitar más efectos secundarios dañinos y más y más profecías autocumplidas de una imagen inexacta de los seres humanos".
1 comentario:
Las "grandes industrias" no se desmantelan si son rentables, sino cuando resultan obsoletas y ruinosas para el Estado (y por tanto para los contribuyentes, que son quienes sostienen el Estado). La sangría que padecemos con la energía eléctrica no es un efecto de la liberación del mercado, sino de su insuficiente liberación: Monopolios ocultos, comercializadoras que son ahogadas o controladas por Endesa. La libertad no es un valor absoluto, pero poner como alternativa la política china, mientras China organiza la invasión financiera (capitalista) del mundo, me parece ridículo. Estos "críticos" reconocen que el liberalismo favorece la libertad de expresión y al mismo tiempo que pone en valor la mentira. Pues claro, la libertad para mentir y hasta para injuriar. Bueno, la mentira es un poder en todo el mundo, no sólo en los Estados "neoliberales", si es que estos existen, porque en España, por ejemplo, la mitad de la economía está en manos del Estado, y es este el que se endeuda hasta rebasar el PIB para atender, sobre todo, a sus clientelas políticas: sindicatos sufragados, por ejemplo. ¡Pues claro que la competencia beneficia al consumidor! Y sin embargo, las políticas educativas últimas -de izquierdas- favorecen la mediocridad y la incompetencia. Es un hecho que la globalización, proceso inevitable por el auge de las telecomunicaciones, mejora la situación de los países pobres a costa del empobrecimiento de las capas medias de los países desarrollados. Recordemos que el mercado es por esencia pacifista (salvo el de armas, claro) y que la cultura ha ido de un sitio a otro a lomos de caravanas. Las izquierdas también incentivan el emprendimiento, porque al fin se han enterado de que es este el que crea riqueza, no el Estado, que no obstante es imprescindible desde el punto de vista de la ley (la regulación sostenible y ecológica del mercado), la redistribución y la asistencia social. La fórmula social-liberal, o liberal-social, es la que ha triunfado y triunfará, prueba de ello es dónde quiere vivir y tener futuro la gente..., o sea en qué dirección saltaron el muro.
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