ESPAÑA BISAGRA FILOSÓFICA
Nadie lo diría y en estos tiempos en
que es de mal gusto decir "España" me ha llamado la atención esta
parte así titulada del libro de Randal Collins, Sociología de
las filosofías. En él se aprende enormemente sobre la filosofía
en India, China, Japón y las condiciones que dieron lugar a la
filosofía occidental.
Semejanzas y diferencias de la evolución
política de las sociedades, la innegable influencia y auténtico
marco religioso inevitable en los inicios y durante la mayor parte de
la historia de “las filosofías” del mundo. La relación estrecha
del pensamiento con el modus vivendi del
pensador. El marco académico, cortesano, universitario o
independiente en el que trabaja el filósofo, los cruces, los
diálogos, las polémicas, los enfrentamientos, la reordenación del
espacio intelectual. Las famas de los filósofos que sufren altibajos
según pasan los siglos. Randal Collins ofrece otro punto de vista
enriquecedor sobre la historia del pensamiento.
En realidad Collins
muestra la filosofía “haciéndose”, en camino, no en estado de
“ortodoxia” filosófica, lo que redobla el interés de esta
lectura, pues es lo atractivo de nuestra “disciplina”: ver su
“fabricación” y entender mejor los motivos de tal o cual
afirmación y como se pasa de unas filiaciones y linajes a otras
hermandades filosóficas y porqué.
Habla de la ley de
los números pequeños, no hay más de 6 famosos intelectuales al
mismo tiempo, en cuanto se sobrepasa la cifra comienzan las
subdivisiones. Aunque ha habido épocas particularmente fructíferas
en filosofía, Atenas del siglo V, Alemania de finales del XVIII, muy
pocos, poquísimos son los nombres de los protagonistas que van a
quedar en la memoria atravesando los siglos.
Y otra ley no
formulada sino apuntada por Randal Collins es la famosa de que “la
metafísica expulsada una y otra vez por la puerta vuelve a entrar
una y otra vez por la ventana”. Todos los expulsadores definitivos
de la filosofía que se ocupa de lo intocable e invisible han tenido
que soportar de manera póstuma, como la nueva rama del saber que iba
a solucionar las antiguas cuestiones infinitamente disputadas por los
filósofos ha relanzado la discusión metafísica con fuerza
renovada. Los descubrimientos de física cuántica para quien ose
acercarse a ellos dan que pensar: “abstenerse destructores de la
metafísica, pues la propia física de partículas es hoy
metafísica...”
Hubo un momento
breve en la España medieval de esplendor intelectual: son 5
generaciones que van de Ibn Gabirol, después de 1035, a Maimónides
e Ibn Rush, justo antes de 1200.
España, momento
cumbre en filosofía islámica y judía. Excepcionalidad española:
la conexión estrecha entre los importantes pensadores judíos y
musulmanes. Los traductores de Toledo estaban conectados con los
filósofos cristianos actuantes en el norte: escuelas de Chartres, de
Laon. Un período de gran creatividad y cosmopolita para nuestro
país.
Textos matemáticos,
científicos griegos, álgebra, sistema numérico árabe-hindú se
transmitieron a Occidente pasando por la Península ibérica. Se
inició el redescubrimiento de Aristóteles, cuya metafísica se
había visto opacada en los siglos anteriores por el neoplatonismo.
Sin embargo este neoplatonismo de las esferas y las escalas del ser
no debe ser despreciado: jugó un papel fundamental en el nacimiento
de la ciencia moderna en siglos posteriores,
Las
correas de transmisión de las ideas no se limitan a ser tales. Al
transmitir también se construye, importación y exportación de lo
inmaterial estimulan su construcción. Un ejemplo es el Aristóteles
“olvidado”. Fue Porfirio quien elaboró la clasificación de los
niveles de abstracción aristotélicos desde los géneros y las
especies hasta los individuos como ejemplo de jerarquía metafísica
plotiniana. El cambio no fue menor, pues si para Aristóteles lo real
es el individuo, para los neoplatónicos la verdadera realidad es el
Uno trascendente. Me parece por otra parte que es imposible salir de
esa dialéctica y enfrentamiento filosófico. Es un irresoluble de la
filosofía que siempre acechará para quien quiera romperse el
cerebro con él.
La
cuestión es que se identificaba a Aristóteles con el neoplatonismo,
el de Estagira aportaba clasificaciones lógicas, vocabulario para
discutir. Así en la Europa cristiana y así entre los filósofos
árabes. Al Kindi, Al Farabi, Ibn Sina interpretaban a Aristóteles a
la luz del neoplatonismo ambiental de la época. De ahí que Ibn Sina
tuviera que leerse 40 veces Metafísica,
pues quería hacerla entrar en el esquema neoplatónico cosechando
notable fracaso.
¿Quién
“desneoplatonizó” al Estagirita? Fue el cordobés Averroes. ¿Qué
explica la interpretación recurrente neoplatónica y por qué de
repente todo cambió?
Aristóteles había
criticado las Formas autosubsistentes separadas de la materia de su
maestro Platón, pero al mismo tiempo incorporó la forma a su teoría
de las cuatro causas junto con la eficiente, material y final. El
dios aristotélico ni era trascendente al mundo ni el mundo es creado
o fluye de él. Pero en su teoría de las esferas cristalinas
homocéntricas transportadoras de planetas, luna y sol, hay un
elemento idealista, pues cada esfera es movida por su alma o forma.
El motor Inmóvil mueve por atracción todo lo demás y los
neoplatónicos, todos religiosos musulmanes o cristianos,
interpretaron esta imagen física del mundo como si se tratara de
emanaciones metafísicas. Dios se transformó de causa final en
fuente del ser y de las formas.
Así que el interés
por la ciencia empírica reforzó en lugar de socavar esta visión
plotiniana del mundo. En Bagdad se importó a Ptolomeo, Euclides,
Galeno. Las ciencias que interesaban a los filósofos de la época se
abordaban como las que daban los detalles de la visión superior
jerárquica del mundo. Lo mismo le pasó a Alberto Magno que leyó
los comentarios averroístas con ojos neoplatónicos. La información
sobre minerales y plantas tenían su lugar en un grandioso compendio
de las ciencias. El empirismo científico no desafiaba al idealismo
jerárquico siempre que se limitara a describir y clasificar los
niveles naturales.
Pero no sólo fue
responsabilidad de musulmanes y cristianos la “neoplatonización”
de Aristóteles. El aristotelismo se había hundido poco a poco en
la antigüedad antes de que las escuelas del platonismo medio se
hicieran con todo el terreno. Se convirtió en parte de un
eclecticismo relacionado con la política religiosa pagana. El
cristianismo floreciente por su parte se fundió con los paganos
neoplatónicos.
Tras el final del
imperio romano ni Islam medieval ni Bizancio fueron favorables a la
filosofía como alternativa a la teología. Los teólogos estaban
mejor vistos que los filósofos laicos que se mantuvieron a la
defensiva, en su fortaleza neoplatónica. Por tanto el Aristóteles
neoplatónico se transmitió al mundo árabe. La ley de los números
pequeños sugiere que los importadores de la filosofía griega tenían
que mantenerse unidos frente a los teólogos triunfantes.
Fueron
los judíos quienes hicieron de bisagra del desarrollo intelectual en
la España medieval. Las tres grandes religiones monoteístas poseen un
núcleo universalista
mezclado con símbolos particularistas.
Las tres religiones pueden girar a uno u otro lado, ¿qué determina el
sentido del giro? Esa es la gran cuestión.
Los primeros judíos
que llegaron a España fueron perseguidos y en el 711 la llegada de
los conquistadores islámicos supuso una liberación, además de la consecución de cargos en la administración musulmana. Si en Oriente los filósofos
judíos habían sido poco originales, en España fueron creativos. Y
por otra parte en los siglos X, XI, XII los judíos empezaron a
introducirse dentro del mundo cristiano, mientras que sus relaciones
con el Islam degeneraban.
Casi todos los
intelectuales judíos de la época escribían en árabe, así lo
hicieron los redactores cordobeses de las gramáticas hebreas. La
poesía hebrea entre 940 y 1020 adoptaba la métrica árabe.
Al
principio los judíos rabanitas
fueron activos en España. Luego los judíos se dividieron,
aparecieron posturas universalistas, neoplatónicas o no, que
propiciaron el desarrollo de una religión “de los intelectuales”.
Como reacción se produjeron defensas de la tradición judía frente
a la filosofía racionalista. La primera oleada de judíos filósofos
españoles, 1035-1065, es contemporánea de los primeros filósofos
musulmanes de importancia. El neoplatonismo que nunca había sido
importante entre los judíos lo fue para Ibn Gabirol que interpretó
la materia no como un mal, sino como la única sustancia creada
subyacente a todos los niveles de la jerarquía del mundo. La
fuente de la vida de este autor
no contiene ninguna referencia a las escrituras y sus contemporáneos
no sabían determinar a cuál de las tres religiones pertenecía.
Después de 1100
explotó con fuerza la polarización: en un extremo los intelectuales
universalistas, en el otro los nacionalistas particularistas tanto
judíos como musulmanes. Ambas posturas se subdividieron a su vez,
había enfrentamiento y creatividad. Ibn Zaddiq exponía en Córdoba
un neoplatonismo del hombre como microcosmos espiritual y físico que
reproduce la jerarquía del mundo. En la misma generación y ciudad
Judas Halevi organizó el ataque nacionalista contra los filósofos y
teólogos racionalistas. Halevi estableció la superioridad del
judaísmo sobre la filosofía, el cristianismo y el Islam. Sacó a
colación el típico argumento antifilosófico: siempre están
discutiendo sin zanjar un tema. Sólo la revelación hecha a los
judíos es la prueba definitiva.
Apareció un judío
en medio de los dos campos: Ibn Daud, con la invasión almohade hubo
de emigrar a Toledo. Allí escribió una historia del cristianismo
latino en hebreo. Se preocupó de reconciliar fe y filosofía y acusó
a Ibn Gabirol de heterodoxia y de mal filósofo. Ibn Daud poco
conocido pero capital para la continuación de la historia, ya que
usó a Aristóteles en apoyo a una postura intermedia entre la fe
particularista y la filosofía universalista. Lo mismo que haría
Maimónides a finales del siglo XII, lo que haría de él el
principal filósofo judío de la edad media. La postura que luego se
convertiría en el averroísmo.
LA ATMÓSFERA
religiosa en los siglos de la reconquista alternó entre el fanatismo
y la tolerancia. Entre los musulmanes los gobernantes oscilaron entre
la ortodoxia militante como la de los almohades que en 1149
impusieron “muerte o conversión” y el patrocinio de los
filósofos cosmopolitas como en 1169, cuando el califa de Córdoba
planteó cuestiones metafísicas a Ibn Rush. Las cosas oscilaban
fácilmente y Averroes se vio exiliado en 1195 de Córdoba para
regresar más tarde.
Parecidos
movimientos de péndulo entre los cristianos: de la cruzada anti
islámica al movimiento deseoso de aprender de los árabes. En 1085
en un Toledo reconquistado por los cristianos vivía notable
población árabe-hablante, de los cuales muchos judíos. Hacia 1125
el obispo fundó una escuela de traducción en la que se tradujo el
Corán al latín.
Los
musulmanes al principio eran menos cosmopolitas. Dominaban los
teólogos y juristas hostiles al sufismo, a la teología racional
kalam, a los falasifa
y a los no musulmanes. En España no hubo teólogos asharitas,
ni chiítas, ni sufíes. Había espacio para las divergencias dentro
de las restantes posturas siguiendo la ley de los números pequeños.
A finales del siglo X floreció la medicina, astronomía y matemáticas
gracias al califa Abderramán III que había construido una
biblioteca emulando al califato abasí decadente de Oriente. Primero
se acumularon los textos y luego vino la creatividad. En la corte de
Abderramán brilló el médico judío Ibn Shaprut.
Tras
1085 los traductores cristianos se presentan en España buscando
textos de griegos, árabes y judíos. La actividad de la red
científica estimuló el despegue de la filosofía: Halevi, Ibn
Baija, Ibn Tufayl, Ibn Rush, Maimónides... fueron todos médicos.
Abraham bar Hiyya,
judío, matemático y astrónomo, Abraham Ibn Ezra, neoplatónico,
astrónomo y astrólogo, son nombres destacables. Ibn Tufayl, Ibn
Rush, Ibn Daud y Maimónides unían astronomía y filosofía. Las
estrellas de la ciencia se unieron en España a los filósofos más
notables. La red cosmopolita se organizó en torno a las ciencias
naturales, en las que poca discusión religiosa cabía.
El entrelazamiento
de las redes intelectuales dentro de la religión adquirió densidad.
Gundisalvo, judío converso, contó con la ayuda de Ibn Daud otro
judío refugiado en Toledo para traducir a Ibn Sina. Ambos tuvieron
fama entre los filósofos cristianos del norte de Francia. Halevi
vivió en Toledo, luego en Córdoba, médico de la corte, donde hubo
de codearse con Ibn Tufayl e Ibn Rush.
Ibn Bajja llegó de
Zaragoza a Córdoba, Granada y Fez. Moisés Ibn Ezra, filósofo judío
de Granada, Abraham Ibn Ezra de Toledo, gran viajero por el mundo
cristiano y musulmán estuvo conectado con todos los demás filósofos
judíos y hasta con Abu'l Barakat de Bagdad.
Maimónides e Ibn
Rush presentan paralelismos sorprendentes en sus vidas respectivas.
Poco probable que se conocieran, nacieron y crecieron en Córdoba y
llegaron a ser filósofos estrella de sus respectivas religiones.
Maimónides huyó con su familia siendo un adolescente debido a la
conquista almohade. Tras peripecias viajeras se instaló como médico
de la corte en Egipto. Tuvo que pasar por todas las redes
cosmopolitas de Toledo, Sevilla, Granada. Los centros judíos eran
refugio para los individuos cosmopolitas que venían huyendo de los
regímenes reaccionarios. Se convirtieron en las intersecciones de
diversas cadenas de filósofos, donde florece la creatividad.
FILOSOFÍA JUDÍA Y
MUSULMANA estallaron a la vez en creatividad hacia 1100: Ibn Baija en
Zaragoza, Sevilla y Granada, Ibn Tufayl en Sevilla, Córdoba y Fez,
Ibn Rush en Córdoba, Fez y Sevilla se ocupan de la reconciliación
fe – filosofía. Corrían peligro sus vidas, pues los juristas
ortodoxos dominaron a menudo los estados musulmanes. Los judíos al
no tener estado que les conminara gozaron de mayor libertad y parecen
liderar el camino hacia la universalización.
Ibn
Tufayl escribió una novela filosófica que puede considerarse
precedente e inspiración para Robison Crusoe.
Un chico que crece solo en una isla deshabitada con el uso de su
razón llega a una concepción filosófica del universo. Es un
universo neoplatónicamente organizado. Luego se encuentra con un
musulmán y ambos descubren que verdades de fe y de razón coinciden.
Pero cuando ambos viajan a una isla habitada y quieren explicar su
descubrimiento reciben el ataque de bienvenida de los filósofos
literalistas. El protagonista se retira triste, ha aprendido que la
filosofía es para los iluminados y no para la masa supersticiosa.
Será la postura de
Ibn Bajja, Ibn Rush, Ibn Zaddiq, Ibn Daud e incluso Maimónides. Más
tarde identificará a los averroístas. La verdad tiene un doble
aspecto: cruda y literal para los creyentes, interpretable a un nivel
más elevado por los filósofos. Este elitismo filosófico culmina
cuando se diga que la salvación sólo se alcanza por el intelecto.
Bar Hiyyah distinguió los tipos de almas, el alma sabia y justa es
la que es reabsorbida en el seno de la Forma Pura. Ibn Zaddiq añadió
que la ciencia es una parte necesaria del culto a Dios y sólo los
filósofos llegan a la perfección de los profetas. Ibn Rush opina
que lo único inmortal del ser humano es el alma intelectual, era un
admirador de la lógica de Aristóteles, sin ella imposible salvarse.
Así que los literalistas puros no pueden salvarse, su religión es
pura ilusión. La gente ordinaria hace bien en adherir a la religión
literal por el bien del Estado.
Esta
postura de verdad iniciática y verdad popular era compatible con
diversas filosofías, neoplatonismo o neopitagorismo por ejemplo. Si
Ibn Bajja, Ibn Tufayl, Ibn Gabirol, Ibn Zaddiq y otros eran
neoplatónicos, ¿por qué no lo fueron Ibn Daud, Ibn Rush y
Maimónides?
¿POR QUÉ LAS
GENERACIONES DE MEDIADOS DEL S. XII TUVIERON TANTO IMPACTO
INTELECTUAL?
Porque mientras que
el neoplatonismo era para la generación anterior la postura
cosmopolita frente a las masas religiosas iletradas, los
aristotélicos militantes intentaban adueñarse del terreno de la fe
basado en la sagrada escritura. Tanto en Islam como entre los judíos
había resurgido el nacionalismo religioso opuesto al racionalismo
religioso. Los innovadores filosóficos inventan una nueva posición
incorporando lo mejor de las anteriores. Si Ibn Tufayl tenía una
concepción ecuménica de la religión y su práctica religiosa
incluía elementos de religiones persas e hindúes, Ibn Daud,
Maimónides y Ibn Rush quieren defender las verdades específicas de
sus respectivas sagradas escrituras.
Ibn Rush se ocupó
por igual de filosofía y de teología. Definió una serie de
verdades teológicas centrales de tal manera que coincidieran con su
filosofía racional. Ibn Daud hizo parecido cuando leyó las Categorías de Aristóteles en pasajes de la Biblia como el Salmo 139
o viendo en los ángeles causas secundarias entre Dios y las esferas
materiales inferiores. Maimónides por su parte empezó por comentar
magistralmente la caótica literatura rabínica y seleccionó de ese
caos 13 actos de fe. Dotó a la religión judía de una
sistematización que se volvería popular aunque disputada. Había
preparado así una base compatible con la abstracta y racional
filosofía. Y a ello se dedicó al final de su vida cuando redactó
la famosa Guía de Perplejos publicada en 1190.
Ibn Rush y
Maimónides lucen con luz propia en el firmamento filosófico, llenos
de ambición, de energía emocional y capital cultural necesarios
para llevar a cabo la gran tarea que se habían propuesto. Maimónides
expone las tesis rivales, las refuta, presenta abundantes pruebas,
referencias a las escrituras y etimologías que ayudan a superar el
literalismo. El mismo esfuerzo presenta Ibn Rush comentando el corpus
aristotélico, atacando a los correligionarios neoplatónicos
empezando por al Farabi y contraataca al intento de Al Gazel de
destruir la filosofía con su “destrucción de la destrucción”.
El judío y el
musulmán son dos ramas diferentes de la culminación de la filosofía
española medieval. En Maimónides hallamos un pacto entre el
razonamiento y la Escritura. Quiere dar a la razón su lugar debido,
mostrar sus límites y enseñar cómo puede coexistir con el dogma.
Maimónides dirige sus críticas a los representantes de la teología
racional judía de la época, los mu'tazilah atomistas. Ibn Daud
ataca el neoplatonismo de Ibn Gabirol tachándolo de mal
argumentador. Ibn Rush es más puro filósofo que los dos anteriores.
Rechaza la kalam y la religión racional neoplatónica. Sólo queda
Aristóteles.
Contra Al Gazel
argumenta que no hizo más que destruir el neoplatonismo de Al Farabi
e Ibn Sina. Pero su crítica no roza la filosofía pura de
Aristóteles. Incluso quiere aliarse con los juristas más
conservadores del Islam pasando por encima de los teólogos
racionales que lo único que hacen es confundir a la gente. Hizo un
esfuerzo descomunal por dar la vuelta al campo intelectual islámico
eliminado cualquier postura racionalizada que no fuera la suya
propia.
La
ambición de Ibn Rush halló eco no tanto en el mundo musulmán, que
llegó a extraviar los originales de sus textos, sino en el cristiano
occidental. El neoplatonismo estaba hundiéndose, la teología
racional también. La comunidad cosmopolita de España hizo posible
el triunfo de Averroes, nombre latinizado que lo ha hecho famoso. No
supo que 30 años después de su muerte sería traducido al latín,
tampoco que esa traducción conmocionaría el cristianismo. Si
Maimónides era leído por el público religioso judío, los
filósofos judíos preferían leer a Averroes y desde él entender La
guía de perplejos.
El campo de fuerzas
que se concentró en Toledo con tentáculos que llegaban a Chartres y
París produjo una carga cuyos resultados fueron la visión de
Averroes y el resurgimiento de Aristóteles. Tras la muerte de
Averroes en 1198 y la marcha de Maimónides la vida intelectual se
descompuso en la península Ibérica. Tuvo lugar la batalla de las
Navas en 1212, la caída de Córdoba y Sevilla en manos cristianas
poco después. Ibn Arabi asistió al funeral de Ibn Rush poco antes
de partir. Era el último representante del linaje intelectual
español medieval que estaba abandonando la filosofía racional en
favor de la reconciliación teosófica con la religión revelada.
Los judíos se
marchaban para desaparecer definitivamente del mundo intelectual
islámico. Los traductores de Maimónides, familia Tibbon, se fueron
al sur de Francia. Seguidores de Maimónides se enfrentaban dentro
del judaísmo a los rabinos tradicionalistas. Levi ben Gerson fue el
filósofo más famoso y se ocupó de astronomía y de los problemas
planteados por Averroes. Estaba en contacto con la corte papal de
Aviñón. Hasdai Crescas y Joseph Albo fueron los nacionalistas
judíos reaccionarios, vivían en España a finales del siglo XIV. En
ese lugar y momento surgió la cábala judía con Abraham Abulafia y
el centro neopitagórico de Zaragoza. La fe judía cada vez era más
perseguida en España.
Averroes y
Maimónides representan dos grandes ejemplos de lechuza de Minerva
levantando el vuelo al atardecer. Los judíos huyeron de la España
musulmana a la cristiana con la invasión almohade. Maimónides huyó
a Egipto, pero sus seguidores estaban en la Europa cristiana. No supo
que tras él ya no habría más filósofos judíos en el Islam.
Tampoco Ibn Rush podía averiguar que tras él no habría filósofos
de la misma talla en su comunidad religiosa ni que la comunidad
intelectual se venía abajo tanto en el este como en el oeste de Dar
al islam. Quizás sentían estos intelectuales españoles de mediados
del siglo XII que el suelo temblaba bajo sus pies. Cambios se
anunciaban que son la oportunidad de reordenación del terreno
intelectual y por ello de creatividad.
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