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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

lunes, 15 de agosto de 2022

DISTANCIA SOCIAL

 

“Una morada en el aire” es un dietario o diario de a bordo escrito por Jorge Riechmann entre 2002 y 2003. Los tiempos del Prestige y de la oposición a la guerra de Irak... ¿Qué ha pasado con la de Ucrania? Se han echado en falta las protestas antibelicistas de la izquierda en 2022 y se ha echado de más el vasallaje al Imperio. Somos vasallos sin remedio, pero si puede ser para la próxima guerra imperial, hagamos el propósito de no perder la dignidad como país.

De entre todas las consideraciones filosóficas, ecologistas, literarias que va reuniendo en este diario me quedo con un concepto al que tuvimos que acostumbrarnos en 2020 para “Luchar” contra el virus. Tengo para mí que, si la humanidad sobrevive a pesar de todas las estupideces y maldades que cometemos, dentro de 200 años se reirán de nosotros por todo lo que ocurrió.

En realidad en vez de distancia social deberían de haberla llamado distancia asocial, pues de eso se trataba, de separarnos unos de otros. En teoría, por un cochino virus. Sin ir a una facultad de medicina más de uno se dio cuenta de que había gato encerrado. Se usaban conceptos políticos para cuestiones sanitarias, biológicas, médicas, “guerra al virus”, “lo derrotaremos entre todos”….y cosas así. Un desplazamiento semántico que no era inocente y sí inadecuado. 

Una morada en el aire - El Viejo Topo

Me  ha gustado ver expresadas mis intuiciones de hace 2 años en plumas más ilustres, en la página 49, propósitos que hoy ya quizás no pero en 2020 hubieran merecido el calificativo de teoría de la conspiración, negacionismo o cualquier otra lindeza acuñada para la ocasión. Como son de hace 20 años me parece que escapan a la acusación, pura reflexión filosófica y ética sobre nuestra ineludible condición social:

Hay que notar con Z. Bauman que “la responsabilidad, ese  componente básico de todo comportamiento moral, surge de la proximidad del otro. Proximidad significa responsabilidad y responsabilidad es proximidad (…) La alternativa a la proximidad es la distancia social. El atributo moral de la proximidad es la responsabilidad. El atributo moral de la distancia social es la carencia de relación moral o heterofobia.

La responsabilidad queda silenciada cuando se erosiona la proximidad. Con el tiempo, se la puede sustituir por el resentimiento una vez que se ha transformado al prójimo en otro. El proceso de transformación se la separación social. Esa separación fue la que hizo posible que nobles personas asesinaran (en el Holocausto) y que millones observaran el asesinato sin protestar. El logro tecnológico y burocrático de la sociedad racional y moderna fue el que hizo posible esta separación (De Modernidad y Holocausto, 1997).

“Vale decir: la relación inmediata con autrui, con el prójimo, próximo humano, es de responsabilidad, y por tanto la moralidad está inscrita de esa forma existencial, en la estructura misma de la subjetividad". 

Es extremadamente importante saber si la sociedad, en el sentido corriente del término, es el resultado de una limitación según el principio que dice que el hombre es un lobo para el hombre, o si, por el contrario resulta de la limitación del principio según el cual el hombre es para el hombre. Lo social, con sus instituciones, sus formas universales, sus leyes, ¿proviene de que se han limitado las consecuencias de la guerra entre los hombres, o de que se ha limitado lo infinito que se abre en el seno de la relación ética del hombre con el hombre? (v. Levinas, Ética e infinito) La respuesta de Levinas es el segundo término de la disyunción.

Pero si la responsabilidad está en función de la proximidad, si hay que poder ver el rostro del otro para estar en esa relación de responsabilidad, entonces todo lo que crea distancia diluye la responsabilidad y con ello erosiona la moralidad.

"Si todo esto es correcto, las implicaciones para nuestra propia sociedad son devastadoras. Pues en ella obran poderosísimas tendencias que no hacen sino aumentar la separación, la distancia social: tendencias que invisibilizan el rostro del otro”.

En 2020 no eran tendencias, eran órdenes del gobierno que todavía figuran en carteles pegados por las paredes de colegios e institutos.

¿Se pronunció Riechmann en medio de la batalla? Supongo que no lo hizo, lo hubieran linchado. No merece la pena por tan poco.

 “Así por no mencionar sino algunas de las más importantes, la división técnica y funcional del trabajo, la globalización económica, el auge de las telecomunicaciones y la invasión de la realidad virtual”.

“Las inhibiciones morales no funcionan a distancia. Están inextricablemente vinculadas a la proximidad humana. Por el contrario, cometer actos inmorales se hace más fácil con cada centímetro de distancia social”. (Baumann)

Si Levinas y Baumann tienen razón, entonces el desarrollo de la sociedad industrial moderna conduce a una erosión constante de la moralidad básica del ser humano. Y la tarea moral –vista con perspectiva social- consiste por tanto en facilitar los movimientos de inclusión dentro de la comunidad moral y crear proximidad. No solo por imperativas razones ecológicas que conocemos bien, sino para remendar y zurcir el desgarrado tejido moral dentro del que vivimos”

 

2 comentarios:

José Biedma L. dijo...

"Pero si la responsabilidad está en función de la proximidad, si hay que poder ver el rostro del otro para estar en esa relación de responsabilidad, entonces todo lo que crea distancia diluye la responsabilidad y con ello erosiona la moralidad". La hipótesis es interesante y tal vez tenga algo o mucho de verdadera. Pero también remite a un mundo de concreciones carnales primitivas, como la solidaridad de la familia que duerme en el mismo lecho medieval o de los cavernícolas que se juntan para no pasar frío. Uno procura cumplir con Hacienda declarando lo que ha ganado, perdido o invertido sin verle el "rostro" a Hacienda. Puedo setirme responsable de las cacas de mi perro cuando este se lo hace en el portal de un vecino al que no conozco de anda. Y puedo sentirme muy próximo espiritualmente a un amigo de Barcelona al que no veo desde hace veinte años... Yo más bien creo que la distancia social es un logro de la civilización, la habitación independiente y con ventana de Virginia Woolf... Y desde luego no pienso que el Estado quisiera desmoralizarnos por el procedimiento de recomendarnosla en medio de una pandemia.

Ana A dijo...

Ya es hora de que vayas pensando mal del Estado "hijo mío"....señales han dado
de que les importamos menos que nada, este y todos