La sabiduría antigua de Giovanni Reale data de 1996, pero los males del hombre contemporáneo que pretende aliviar no han hecho sino acrecentarse desde entonces. Libro tan interesante como mal traducido, hasta el punto de que algunos textos de Platón o de Nietzsche vertidos desde el italiano son irreconocibles.
Me he puesto en contacto con la editorial para que arreglen el desaguisado si no lo han hecho ya, no es digno del sello editorial Herder tantas faltas gramaticales e invenciones de palabras, si se traduce un libro de filosofía del italiano se precisa familiaridad con el vocabulario filosófico en español, en el que no decimos El Simposio para referirnos al diálogo platónico sino El Banquete, ni eterno retorno del igual sino eterno retorno de lo mismo. Por no hablar del uso de la palabra "el entero" en vez de "el todo".
Es una defensa de la razón metafísica frente a la razón científica omniabarcadora. Lo inmaterial se merece su razón y es la base del conocimiento de lo material. Un libro antinihilista que nos recuerda que en la naturaleza caos y orden se entretejen. Y también saca a la palestra el ideal de sabio antiguo, contemplador del orden cósmico, actividad que dió origen a la disciplina conocida como Filosofía.
Me ha recordado que en nuestros actuales comportamientos y normas implementadas se nos está quitando lo más propio: el logos y la dimensión social a él unida. Límitense a obedecer ciudadanos y no cuestionen, no razonen, no pregunten sobre el fundamento científico de llevar 8 meses saliendo de esa guisa a la calle. Ni se les ocurra cuestionar o pedir, "presenten informes que avalen las nuevas leyes". No es nuestra función, para eso están Sánchez, Macron, Merkel...todos ellos recién llegados al campo de la virología y las enfermedades infecciosas.
Fiestas, folklores, procesiones, conciertos, teatro....todo lo divertido, artístico, cultural, creador de lazos sociales es "peligroso". Qué horror de mundo y de vida nos están preparando. Yo no voté esta vez, pero cuando votaba tampoco lo hacía para que llegara un gobierno que nos impidiera respirar y mirarnos a la cara, convivir y divertirnos.
Como los animales de labor: comer, dormir, trabajar.
El problema es el enganche con la tele. La caja tonta en vena y los grandes comunicadores al servicio del poder. Cuando las ventanas se hicieron para abrirlas y arrojar el aparato a la calle.
Frente a ello, el logos, la razón contemplativa y contempladora del sabio frente al universo, su armonía y orden en el desorden que nos recuerda Reale apoyándose en numerosos pasajes del Banquete, Fedro, Fedón.
El hombre no ha nacido para hacer sino para contemplar, el mismo hacer hay que entenderlo en función del contemplar. Recorremos las etapas conforme a las que se desarrolló esta tesis.
Primero el Teeteto. Platón toma como ejemplo al primero de los filósofos, Tales de Mileto, que en cuanto filósofo no se interesa por las cosas políticas ni de las cosas exteriores porque:
"Es solo el cuerpo del filósofo el que se encuentra en la ciudad y allí reside, mientras que su mente, juzgando esto poca cosa y aún más sin ningún valor, no las estima para nada y vuela por todas partes, como dice Píndaro: bajo la tierra, midiendo las superficies como un geómetra, estudiando los astros allá arriba en el cielo y explorando por todas partes la completa naturaleza de las cosas existentes, de cada una en su entereza, sin rebajarse a ninguna de aquellas que están cerca.
-¿Qué tratas de decir con eso, Sócrates?
-Aquello que se cuenta de Tales quien al estudiar los astros y mientras miraba hacia arriba cayó en un pozo. Su joven esclava tracia, inteligente y airosa, se burló de él observando que se preocupaba tanto de conocer las cosas que están en el cielo y en cambio no veía aquellas que tenía delante suyo, ante sus pies. La misma burla se puede referir a todos aquellos que dedican sus vidas a la filosofía. En realidad a un hombre semejante se le escapa no solo aquello que hace su prójimo, inclusive su vecino de casa, sino también si es un hombre o algún otro animal. Al contrario, qué es un hombre y qué cosa conviene hacer o sufrir a la naturaleza humana diversamente en relación a las otras naturalezas, va en búsqueda de estas cosas y se empeña a fondo en su investigación."
En el Protréptico afirma Aristóteles:
"El más noble de los animales de aquí abajo es el hombre, de modo que es claro que haya sido generado por la naturaleza y en conformidad con la naturaleza.
¿Cuál es, pues, el fin en vista del cual la naturaleza y Dios nos han generado? interrogado sobre esto Pitágoras respondió: "observar el cielo" y solía afirmar que él especulaba sobre la naturaleza y que en vista de ese fin había venido al mundo. Y dicen que Anaxágoras interrogado acerca del fin en vistas del cual uno podía desear ser generado y vivir, respondió: "observar el cielo y los astros que están alrededor de él, la Luna y el Sol", como si no considerara digna de ningún valor todas las demás cosas."
"No es extraño si la Sabiduría no parece ni útil ni ventajosa, puesto que no decimos que sea útil, sino que es buena, ni es justo desearla por causa de alguna otra cosa sino por sí misma."
En el Fedro Platón presenta la contemplación de la Verdad y del Ser como fuente de los valores morales del hombre, condición imprescindible del espesor ético que lo caracteriza. Contemplar la verdad y el ser, contemplar el todo implica alejarse de las cosas que los hombres estiman, una vida ascética. Contemplar el ser cambia necesariamente las perspectiva acostumbrada que se limita a ver las partes, una visión global cambia el significado que se da a la vida humana. Se impone una nueva jerarquía de valores.
Plotino lleva a las últimas consecuencias este pensamiento cuando atribuye a la contemplación el rango de actividad ontológica:
"La generación del ser es contemplación, efectivamente es el resultado de una contemplación pura, sin hacer otra cosa".
La contemplación es para el hombre el más rico y fecundo silencio, el silencio metafísico en el que el hombre se construye. No cabe mayor antitesis frente al pragmatismo del ser humano actual, heredero si acaso del Fausto goethiano.
La sabiduría antigua nos dice que el hacer por el hacer mismo y el producir siempre más no llenan al hombre, si acaso lo vacían. El verdadero problema no es ¿qué hacer? sino ¿qué ser?
No se trata de aumentar las cosas que tenemos, sino de crecer como ser humano a través de la contemplación de la Verdad. Plotino sugiere:
"Tú pues creces cuando arrojas todas las demás cosas y el Todo se te hace presente cuando las has eliminado, pero a quien se queda con esas cosas, éste no se le manifiesta".
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