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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

martes, 15 de septiembre de 2020

ROBUSTO REALISMO MORAL

 

 https://www.sueddeutsche.de/kultur/julian-nida-ruemelins-theorie-praktischer-vernunft-ein-robuster-moralischer-realismus-1.5024578

 

Un robusto realismo moral

 

Julian Nida Rümelin bei der Podiumsdiskussion Digitaler Humanismus Eine Ethik für das Zeitalter der

 
Casi todos los filósofos recuperan la calma,  agachan la cabeza y se callan cuando se trata de debatir problemas de política migratoria, cuando hay que lidiar con las oleadas globales de refugiados o con los casos de corrupción. En los años veinte del siglo XX los filósofos del “Círculo de Viena”  renunciaron a la ética y estética porque daban por sentado que ese tipo de cuestiones allí planteadas no podían ser discutidas con medios científicos, eran meras expresiones de emociones, de sentimientos. Por cierto, muchos científicos siguen creyendo que así son las cosas. Y por eso  en la filosofía neopositivista de los filósofos vieneses de hace 100 años no se contemplaba ni ética ni estética. Solo estaban dispuestos a examinar el lenguaje de los juicios morales y estéticos, y a esta tarea la llamaron metaética.
 
 Hoy se entiende por metaética el examen de los fundamentos de la ética y la moral, su objetividad o subjetividad, por lo que la ética puede entenderse como la teoría de la moral. Así que no hay declaraciones morales en metaética. Nida-Rümelin señala que su libro no es un "libro de reglas". Más bien, el filósofo de Munich aboga por un realismo moral "robusto" que percibe los valores morales como objetivos e independientes los humanos. En este contexto, como en muchos otros de sus trabajos anteriores, se refiere a la práctica cotidiana del mundo de la  vida y de la  forma de vida, que es lo decisivo.

No trata de razones morales

Lo que este autor presenta como objetivo de los hechos morales es una racionalidad integral, "estructural", como él la llama, pero no una racionalidad fundamentalista, es decir, no ha lugar a "justificaciones últimas". Apoya su teoría de la razón práctica, "no contagiada de emociones", yendo más allá de las consecuencias ontológicas, con innumerables ejemplos plausibles, como el famoso dilema del prisionero de la teoría de juegos (si ambos prisioneros confiesan, reciben una sentencia menor, si sólo uno confiesa, el otro es condenado a cadena perpetua. Como están en dos celdas, no pueden cooperar ¿Qué hacer?), Lo cual se maneja por páginas pero sigue siendo difícil, aunque Nida Rumelins da a este dilema una presencia encarnada.

 

Es posible acercarse a su teoría de la razón práctica enumerando las posturas que rechaza: 
 
En primer lugar, el naturalismo o fisicalismo, que se extienden en el mundo entero y que intenta reducir materias como la psicología a la biología y la biología a la física. Sin embargoo no hay  experiencia psicológica que pueda interpretarse físicamente. Dichos reduccionismos son vestigios de la vieja idea de "ciencia unificada" del "Círculo de Viena" de principios del s. XX, cuando la física fungía de ciencia ideal a la que otras ciencias deberían reducirse. Nida-Rümelin rechaza pues con vehemencia el reduccionismo y el fisicalismo; en el mejor de los casos, le gustaría poner patas arriba al naturalista Quine. Y en la misma línea estima que la economía actual peca nada menos que de "misticismo".

Nida-Rümelin también rechaza categóricamente las exigencias de la neurofisiología sobre la toma de decisiones, el pensamiento y la actuación y  refuta el experimento de Benjamin Libet, según el cual el cerebro toma sus decisiones antes de pensar. El cerebro no "decide" nada, explica Nida-Rümelin. Otros filósofos han evitado la confrontación con Libet y sus seguidores, como Daniel Dennett, que por lo demás es tan propenso al conflicto. Nida-Rümelin se refiere a las discusiones en curso sobre los qualia, las interpretaciones físicas privan de su cualidad a las experiencias. Un poema no se puede explicar físicamente.

El autor lo mismo se eleva a las vertiginosas alturas de la abstracción que se ocupa de los descubrimientos empíricos, de la vida cotidiana o políticos (fue ministro de Estado durante el gobierno de Gerhard Schröder). Frente a los pensadores profundos que se ocupan
la esencia ilusoria, general, especulativa o profética, tiene la ventaja de sacar numerosos ejemplos concretos de la vida cotidiana como la cuestión de cuándo dar propina y cuándo no. 
 
 
Su obra magna, así la define el editor De Gruyter, es un libro de gran alcance: "Una teoría de la razón práctica". En el se distancia con énfasis de algunos puntos de vista dominantes. Nida-Rümelin defiende una razón o racionalidad estructural, de planificación a largo plazo, de carácter cooperativo, es decir, en diálogo con otros, que no depende de casos individuales. Y esta racionalidad tiene que ser coherente, tiene que encajar con otras decisiones racionales. Con todas las reservas, utiliza a John Rawls, Amartya Sen, Kenneth Arrow, John von Neumann, Wittgenstein o Karl Popper, cuya racionalidad crítica, sin embargo, no menciona.

"La carga de la prueba recae sobre quienes representan una tesis difícil de conciliar con nuestras convicciones en nuestro mundo de la vida"

La crítica de la razón práctica o racionalidad de Nida-Rümelin, que es lo opuesto a la racionalidad fundamentalista de Descartes, surgió tarde y se dirige principalmente contra su confianza en la práctica cotidiana del mundo cotidiano de dar y dar razones. "Las razones son objetivas", dice, y los científicos deben orientarse hacia la práctica cotidiana en el entorno de vida y no al revés. Esa es en realidad una nueva forma de ética o justificación moral. Sin embargo, según sus críticos, es necesario investigar los términos mundo de la vida y forma de vida, que resultan  demasiado vagos y coloquiales.

Nida-Rümelin dispone de buenos argumentos frente a casi todas las objeciones que  considera justificadas. "La carga de la prueba", escrib  por ejemplo, "recae sobre quienes representan una tesis difícil de conciliar con nuestras convicciones en nuestro mundo de la vida". (¿Es ese un argumento válido?) En muchos lugares del texto, sin embargo, se refiere a una posible falta de fuerza de voluntad. ¿Significa esto que las cuestiones éticas se han trasladado a la psicología? ¿La fuerza de voluntad, un elemento psicológico es necesario para tener deseos razonables y tomar decisiones significativas y actuar en consecuencia?


Y así sigue siendo el caso: en el mundo parece haber falta de fuerza de voluntad, porque la corrupción, el fraude y el crimen han prevalecido desde la antigüedad, contra lo cual se nos debe cuestionar constantemente. "Quiere lo que debes, entonces podrás hacer lo que quieras", enseñaba Friedrich Rückert. Pero de todos modos ¿quién es capaz de hacerlo?

Julian Nida-Rümelin: Una teoría de la razón práctica. Walter De Gruyter, Berlín / Boston 2020. 448 páginas, 49,95 euros.

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