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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

viernes, 26 de mayo de 2023

EN TORNO AL PROGRESO

 



"Alcmeón decía que los hombres perecen 
porque son incapaces de unir el principio con el fin"
Aristóteles. Problematon, XVII, 3.


Juan Larrea Celayeta (Bilbao 1895-Córdoba, Argentina 1980), excelente escritor, filósofo, profeta milenarista y poeta surrealista, se hizo eco de la opinión de E. L. Tuvenson según la cual "la doctrina del progreso guarda más puntos en común con la mente religiosa que con la científica". El progresismo es, para bien o para mal, una religión o religación política con el futuro que, como tal, no puede ser sino imaginario e imaginado, porque el porvenir todavía no es.

viernes, 28 de abril de 2023

PERSONA E INTIMIDAD

 



Presentación: Ya que estamos con la filosofía de Manuel García Morente (Arjonilla 1886- Madrid 1942) gracias a la iniciativa del profesor Balbino Quesada Talavera, me he acordado de este texto que usaba con mis alumnos de Educación para la Ciudadanía o de Ética. Dejo el cuestionario por si os sirve de utilidad en vuestra faena didáctica. Luego añadiré una entrada sobre la Filosofía morentiana del Progreso y la sesión que celebramos el 26 de abril de 2023.


PERSONA E INTIMIDAD

 

"El silencio revela al corazón en su ser"

María Zambrano. Claros del bosque

 

Vida pública vs. vida privada

    La sexualidad, por mucho que se hable de ella y sirva de aliciente o de reclamo espectacular -como la violencia- forma parte de la intimidad de las personas. Pero si bien la intimidad sexual es una dimensión importante y natural de la vida personal, la vida privada de las personas se proyecta más allá de los límites de la sexualidad. En cierto sentido, poseemos la dignidad de ser personas con independencia de lo que tengamos entre las piernas y de lo que hagamos con ello, con independencia de nuestras inclinaciones y relaciones sexuales.

lunes, 3 de abril de 2023

EL BOSQUE

 

De “Sobrevivir a un gran amor, seis veces”, L. Racionero (2009)

SOBREVIVIR A UN GRAN AMOR, SEIS VECES - LLUIS RACIONERO I GRAU -  9788492966240

EL BOSQUE

“Pienso que la única forma de disfrutar de una cosa es no querer nada de ella, ni negociarla ni clasificarla. Entonces se tiene la mente libre para abrirse a la cosa y ella puede comunicarse en su propio idioma: no es lo mismo ver un bosque pensando cuánto costará y lo que se obtendría por la madera en caso de atravesarlo con una carretera, verlo pensando en la familia de las coníferas y la función clorofílica, o verlo sin pensar en nada,

domingo, 19 de marzo de 2023

ANIQUILACIÓN

 

Una lectura que me ha llegado, aunque no es mi novelista favorito, no me identifico con el cinismo, desengaño, nihilismo que destila en general, reconozco sus virtudes de escritor y capacidad de tomar el pulso al mundo contemporáneo y describirlo profundizando en todas sus contradicciones. En particular valoro su capacidad para ponerse en la piel de un ejecutivo que pasa de estar en la cresta de la ola a conocer un diagnóstico fatal.

Año 2027, Francia se prepara para unas elecciones presidenciales que es muy posible gane una estrella de la tv. El hombres fuerte detrás de esta candidatura es el ministro de Economía, Bruno, para quien trabaja el protagonista de la novela, Paul Raison, hombre taciturno y descreído. 

viernes, 17 de marzo de 2023

CONSERVADURISMO HETERODOXO

 LA NO DERECHA
En  la introducción a Conservadurismo heterodoxo de 2009, Pedro González Cuevas, se hace interesantes preguntas y da muy interesantes contestaciones. Aunque han pasado 14 años del libro, la situación que dibuja no me parece que haya mejorado, en todo caso empeorado.

viernes, 3 de marzo de 2023

FILOSOFÍA DE DISONANCIAS

 


"El arte, el arte verdadero, debe hacer que la paz entre los hombres que viven juntos, 
respetada hoy día gracias a medidas exteriores, tribunales, policía, 
instituciones de beneficencia, inspectores, etc., 
sea realizada por la actividad libre y dichosa de los hombres".

León Tolstoi. ¿Qué es el arte?


Fue un placer compartir con Leopoldo La Rubia, el pasado veintidós de febrero, mesa, mantel y conversación, en el mesón Al-Ándalus, y con Amelia y Rafael Bellón. Tomamos café y abrimos después la Quinta mochuelera en la Biblioteca del IES San Juan de la Cruz, a la que acudieron también María José Salmerón, Gisela Destefanis y José Carlos Moral en sesión de tarde-noche, como demuestra la foto con que principia esta crónica.

Desde su antigua comparecencia en nuestro grupo, Leopoldo no ha estado ocioso, o diré que ha invertido bien sus liberales ocios. Le debemos obras de ficción, monografías sobre Kafka (su autor favorito), Gogol y Dalí. Docto en estética, ha publicado Teorías contemporáneas del arte y la literatura, La aventura de la abstracción..., y recientemente Rock y filosofía (Granada, 2022), que lleva un largo y explicativo subtítulo: "La dimensión social y musical de la disonancia (Nueva Música, Escena de Canterbury, King Crimson y Rock in Opposition). Un libro para volver a ser rebelde". Tuvo a bien durante la mañana conferenciar en el instituto para alumnos de segundo de bachillerato. Interesante, porque la filosofía del arte se suele descuidar en los programas oficiales.

En su ultimo tratado, bien editado por la editorial Comares, escribe Leopoldo sobre la música que no suena bien, sobre la música antimercantilista que pretende concienciar o, por lo menos, despertar las conciencias. La Dialéctica y Estética negativas de Theodor Adorno y su concepción autónoma del arte inspiran buena parte de sus análisis. Adorno rechaza la dialéctica de la síntesis y de la reconciliación, a favor de otra que niega la identidad entre realidad y pensamiento, una discusión que aspira al desenmascaramiento de los sistemas que pretenden eternizar el statu quo y bloquear toda acción transformadora. Como pensador anti-sistemático, Adorno pretendió resquebrajar las totalidades (y los totalitarismos), afianzando un uso no meramente instrumental de la razón, contra el dominio de lo idéntico y en rebelión de los particulares.

Después de Auschwitz, toda cultura puede aparecer como escoria, la poesía como imposible y el divertirse como un estar de acuerdo. Se impone así una nueva ascética, en torno o por un arte que despierte conciencias desde la disonancia (nuestro admirado Muguerza diría "desde el disenso"). Es el caso de la música de Schönberg, la literatura de Kafka o el teatro de Beckett, por poner algunos ejemplos; busca Adorno un arte que transmita la experiencia del dolor y el sufrimiento de manera contundente, una estética de resistencia, un arte autónomo, anárquico y hermético, que renuncie al placer para producir incomodidad y que no esté al servicio de ideología alguna, pero que sea reflexivo e incite a una meditación auténtica. Podemos añadir que también la consonancia y la combinación de tonalidad melódica y atonalidad disonante -como en la música de K. Penderecki- puede hacernos despertar del mal uso de la razón e incluso de la sinrazón del horror genocida.



Parece una perversión "masoca" eso de buscar en el arte la expresión del sufrimiento y el eco del dolor, en lugar de un confortable The End después de la jornada y en armonía con plácidos sentimientos. ¿Tal vez se trate de una tristeza o de un desconsuelo sublimados, de una "noche transfigurada"?.... Es cierto que uno no sólo busca en la obra estética lo agradable, sino que es posible tener una rica experiencia estética de lo desagradable (terror, crimen, suspense, horror, miedo, angustia...). Así, resulta difícil describir El Grito (Skrik) del noruego Edvard Munch (supra, 1893) como icono agradable o conciliador..., y sin embargo la obra de Munch forma parte de nuestro imaginario contemporáneo tan nítidamente como El Orinal de Marcel Duchamp (1917) o el bicho de Kafka.

Será difícil sin embargo que la disonancia, atonalista o dodecafonista, acaben siendo populares. De hecho, el propio Adorno ha acusado al dodecafonismo de caer en un racionalismo excesivo, y nosotros podríamos añadir que refractario al buen gusto. Es cierto, no obstante, que lo del "buen gusto" es muy relativo, que nuestros oídos están conformados por lo que hemos oído, por una tradición y unas costumbres que también han estado marcadas por la prohibición o censura de la disidencia. Fue el caso de la famosa bula de 1322 con la que el Papa Juan XXII condenaba el Ars Nova, o ha sido el caso del Realismo socialista que amargó, ahogó o limitó la creatividad de grandes artistas como Dimitri Shostakóvich durante el estalinismo, y cuya música, igual que la de Prokófiev, por el que aquel fue influido, incluye elementos que podríamos calificar de grotestos, irónicos o humorísticos. 

Oscar Wilde, en su extraordinario ensayo The Soul of Man under Socialism (Londres 1950), lo dejó muy claro: 

"El público utiliza los grandes clásicos de un país para detener el progreso del arte. Los degrada transformándolos en manifestaciones de autoridad. Los usa, como si fueran matracas, para impedir la libre expresión de la belleza bajo formas nuevas".

Es igualmente cierto que la disonancia forma parte de la "música de la naturaleza" en el canto de los pájaros, por ejemplo, cuyo estudio dio tanto juego a Olivier Messiaen. Durante una noche de insomnio escuché su sinfonía Turangalila, en la radio y por casualidad, totalmente embelesado, en aquel estado de duerme-vela me pareció maravillosa con las "defensas consonantes" bajas. Por desgracia no he podido reiterar un parecido efecto estético en estados vigilantes. El oído padece también sus prejuicios.

Adorno fue discípulo de Alban Berg y no se mostró favorable al jazz que conoció: el Swing que funciona como salsa de baile y diversión, o al Bebop que le siguió en los años cuarenta y que, sin embargo, exigía una escucha más atenta. Seguramente hubiera cambiado su criterio de haber conocido el Free jazz, pero Adorno falleció en 1966. El filósofo, músico y musicólogo, encontró en la Nueva Música de la Segunda Escuela de Viena (Schönberg, Webern, Berg) una propuesta de corte expresionista, atonal, disonante, que respondía a un arte capaz de mover las neuronas y no únicamente el cuerpo.

Dejemos claro que la disonancia no es nueva en la tradición musical de Occidente. Ahí tenemos el extraordinario caso de las "scordaturas" de las Sonatas del Rosario del violinista y compositor bohemio Heinrich Ignaz Biber (1644-1704). Puede que debamos considerar como nueva la emancipación de la disonancia, que hace aceptable cualquier combinación de notas sin que exista la obligación de resolver un acorde disonante en una consonancia posterior. 

La eliminación de la armonía tonal equivale a la prescindencia de la perspectiva tradicional en pintura, perspectiva que creaba la ilusión de profundidad espacial. Será el caso del cubismo y, antes, de los movimientos expresionistas alemanes (Die Brücke, Der Blaue Reiter) y, en general, de las vanguardias que se sucederán a partir de 1905 y que contrastan con el academicismo y los ablandamientos de la Belle Époque. Vanguardias que, todo hay que decirlo, han sido estupendamente comercializadas y asimiladas por el statu quo.

En su libro Rock y filosofía, Leopoldo sostiene que hubo desarrollos del rock a finales de los sesenta que no hacían asco al jazz y que respondían a formas de entender el arte próximas a la Nueva Música: disonantes, capaces de crear conciencia, desarrollados dentro de un ambiente pop y orientados a la cultura de masas pero que, en algunos casos, tuvieron una repercusión de primer orden frente a la música domesticada, anestésica, cuyas letras son sustituibles, músicas adocenadas y marcadas incluso por el formato que imponen plataformas como Spotify (el autor sólo cobra de la plataforma digital si su música es oída durante más de treinta segundos y ello impone que sus atrayentes aparezcan al principio...).

En su capítulo 7, "Propaganda, Reproductibilidad técnica, Kitsch y Espectáculo", Leopoldo profundiza en el análisis de la industria del entretenimiento, la cual no sólo reproduce entretentas, sino también entretenidos, esto es consumidores a medida o, como diría R. Jaccard: "normópatas dominantes". Lo hace de la mano de autores interesantes: Eduard Bernays (Propaganda, 1927), W. Benjamin (1936), Greenberg (Vanguardia y Kitsch, 1939) y Guy Debord (La sociedad del espectáculo, 1967), cuyo análisis completa la crítica adorniana.

En fin, útil para no confundir las disonancias con el ruido... Sirva este comentario introductorio sobre todo como incitación a la lectura atenta del libro de nuestro amigo, repleto de interesantes referencias discográficas que facilitarán notables hallazgos a espíritus aventureros, goces alternativos para almas busconas e inquietas. Es, además, libro que ha sido enriquecido con un útil "Diccionario del diablo del Rock".


miércoles, 15 de febrero de 2023

LALIA Y LOS DEÍCTICOS


 En los ensayos de Agustín García Calvo que Siglo XXI publicó en 1973 bajo el título de Lalia, en su Presentación, el filólogo, poeta, dramaturgo y filósofo, justifica su punto de vista. Comienza distanciándose de las corrientes positivistas que creen ilusamente que es posible separar al sujeto de la sociedad, del lenguaje y de la cosa. Separar entre sí todo esto es como intentar empujar un autobús yendo uno dentro. 

Agustín no pretende redactar un discurso científico acerca de objetos, sino ad philosophiam, o ad kalendas graecas. Pretende especular acerca del entrecruce o confusión de Sociología y Lengua. Al original sabio le parece más que dudosa la dualidad Lenguaje / Sociedad. Y es que las ciencias humanas, o sociales, o cómo quiera llamárselas, parten lo que es uno y todo. Así, la Gramática y la Psicología se reparten o dividen el Yo, dedicándose la primera a su significante y la segunda a su significado (alma, mente, conducta observable vel similia), pero dejan de lado el significado deíctico del Yo sustantivándolo para abstraerlo de su "estar aquí" y de su haber como corazón del lenguaje, y eso contra la inseparabilidad de significante y significado en la que insistió desesperadamente Saussure.

Recuerda el filósofo que ni siquiera hay dos cosas tales como significante y significado, sino signos, y que la metalingüística a la que llamamos Gramática, al preguntarse por el significante lo convierte en significado, y que al buscar la cosa significada a la que el signo alude se contradice. Porque no hay dos cosas como Sociedad y Lengua, sino un Todo de carácter social, en el sentido de lingüístico, esto es, significativo, por lo que tanto el lenguaje de la sociología como el metalenguaje gramatical resultan erróneos ya que versan sobre meras abstracciones.

García Calvo opone en su pensar la Realidad (falsificación, mentira que sostiene el Poder, reconstruida de continuo por los Medios masivos de formación y reductible a Dinero) y la Verdad de Lo que hay. Opone la Realidad [a la que yo prefiero llamar "Actualidad"] al Haber. Al preguntarse, en la Presentación que sintetizamos y glosamos, por lo que hay, responde: 1) Personas que hablan y se entienden; 2) Cosas acerca de las que hablan; 3) Una Sociedad que resulta de ese trato lingüístico; y 4) el instrumento por el que ese trato se practica y la sociedad que se constituye: el Lenguaje, que comprende actividad (habla) y sistema (lengua).

Agustín con Isabel Escudero Ríos

La necesidad impone un punto de vista egocéntrico, pero la Persona también es Sociedad internalizada [H. G. Mead insistió con solvencia en el nacimiento de la personalidad como interiorización del proceso social de comunicación]. En la Sociedad, que sólo como Lenguaje está constituida y se manifiesta, están también las Cosas, "de las que las palabras son la única faz visible".

Así pues, sólo es posible hablar de un todo indisoluble como realidad lingüístico-social. Practicar en dicha totalidad cualquier abstracción para estudiarla a parte supone perder el objeto mismo de estudio. Agustín pone el ejemplo del Honor, que podemos referir a las personas (honradas o no, como propiedad o privación), al ejercicio lingüístico que lo sustenta en la comunicación social (fama, infamia), o podemos tratar el honor como cosa y, en cuanto tal, hacerla figurar en el mercado donde admite enajenación por Dinero (representante de todas las cosas) (1).

La misma Realidad revela tanto una naturaleza abstracta -ideal o espiritual- como material en cualesquiera de sus elementos. García Calvo distingue entre un pensar dialéctico y otro dinámico. Dinámicamente hablando, la Realidad muestra una especie de tendencia al centro de equilibrio al imponer una progresiva reducción a abstractos de las cosas que se suponen nacidas como materiales (amapolas, corazón o compra-venta), y una progresiva materialización de las que se suponen abstractas [o espirituales], por ejemplo, la velocidad o la aristotélica 'Materia' que hoy tiende, con la creación de los plásticos, a alcanzar una especie de realización palpable. 

A esta tendencia llama el filósofo Ley de dinámica social, uno de cuyos corolarios es que tanto valen menos los elementos de la Realidad en el Mercado cuanto más se alejan hacia los polos de la abstracción o la materialidad: espíritu o guisante. 

El límite al que esa escala gradual tiende está representado por los elementos puramente deícticos o mostrativos y muy especialmente por el que es núcleo de todos  ellos, el Yo. No cabe confundir este Yo puramente deíctico con el individuo con nombre propio y carnet de identidad, el Yo de Agustín García Calvo no es nadie o es cualquiera. Su primer balbuceo es la negación: "se dice no". Es el corazón del hombre, lo que hay por debajo, la razón común (Heráclito), el Pueblo o lo que queda de él, que nada tiene que ver con la mayoría ni con la masa ni con una suma de individuos organizada, institucionalizada o revolucionaria. Ni siquiera ese Yo es el del espejo, ni se ata a la ilusión del futuro, estando enlazado a la situación como está. Por decirlo machadianamente, ese Yo no tiene camino, sino que hace camino al andar. Es el corazón del lenguaje que hace cuando habla y se deja hablar aquí y ahora.

De este modo, el caso límite de la Realidad es, al mismo tiempo, o tiende a ser eso, pues el deíctico es a la vez lo más material y lo más abstracto en el ambiente de la comunicación, en su contexto extralingüístico, entre el lenguaje y realidad, entre el decir y lo dicho, donde las fronteras se difuminan. Pone el ejemplo Agustín de la frase "Trabajaba en el auto" (¿auto judicial, sacramental, móvil?) En el ambiente [yo diría situación] lo que suplementa la información para evitar la mal-dicción del malentendido. 

¿Será la deixis una forma de predicación? El ambiente -o la situación- aportan las indicaciones tanto deícticas como semánticas y gramaticales. La continuidad es indisoluble y abarca el lenguaje lo mismo que la realidad social en que se produce. Por eso la Realidad, es decir el significado de las palabras, no yace detrás ni debajo de la lengua, sino en el mismo plano y en colaboración con ella. El ambiente o situación es significante.

¿Dónde está la lengua? En la sociedad. ¿Dónde la sociedad? En la lengua. Desde esta perspectiva integradora, Agustín García Calvo define sus ensayos, los de Lalia, como especulaciones heterogéneas y descabaladas, de tema dispar, tendentes más al desencantamiento que al encantamiento del lector. Tratan de poner en evidencia "la falsedad real de las concepciones de la dualidad de lo social y lo lingüístico".

Su libro puede servir, negativamente, para sembrar dudas y, positivamente, son ensayos de una manera de hablar, por inventar aún, que no fuera ni lenguaje ni metalenguaje..., como un balbuceo. Y concluye su Presentación ofreciendo una síntesis o sinopsis de cada uno de ellos. Desde el I. "Estalín acerca del lenguaje", hasta el XIII. "'Estar en la luna', o sobre las funciones de la mística y la magia". 

Concluyo con las transgresiones que dan título al ensayo X. "*Nos amo, *me amamos".

Nota

(1) El desprecio de García Calvo por el "Mercado" y el "Dinero" ("mayúsculas honoríficas", así llama a estas capitales que usa tanto para destacar lo bueno como lo malo), Dinero al que considera "la forma más perfecta de la Realidad" y por tanto de la falsificación de la Verdad y como Mentira sustentadora del Poder, tal desprecio le llevó a convertirse en "ácrata mendicante" con motivo de las exigencias de Hacienda cuando tuvo que hacerse cargo de la herencia familiar en Zamora. No creo que pensase que "Hacienda somos todos", según el famoso eslogan. Dediqué un artículo a este asunto en Diario Jaén... 

- En nuestro blog A pie de clásico pueden hallarse dos referencias al filósofo, una con motivo de su fallecimiento que incluye una original foto de sus espaldas que me proporcionó José Luis Miras Orozco, amigo suyo al que debimos una extraordinaria lectura de poemas de Machado por Agustín y la escritora Isabel Escudero Ríos, en el patio del palacio "Casa romántica" de la Pza. de San Pedro de Úbeda, en colaboración de la Asociación Cultural Aznaitín.