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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

viernes, 25 de abril de 2014

AULA DE CONVIVENCIA Y HETEROTOPÍAS

Escrito por Ana Azanza



Seguramente Foucault es una de las mentes más geniales y prolíficas del siglo XX. Así nos lo volvió a mostrar Gisela en su ponencia sobre "Aula de Convivencia y Heterotopías".


Se basó para ello en un escrito publicado en 1984 titulado "Des espaces autres" que se puede encontrar en el volumen traducido por Angel Gabilondo "Estética, Etica y Hermenéutica", Paidós 1999. La conferencia fue pronunciada por Foucault en el "Cercle d'études architecturales", ocasión digna de señalarse, pues como veremos se trata de una filosofía del espacio muy adecuada para el público al que iba dirigida.

1. HETEROTOPOLOGIA DE FOUCAULT


El mérito de Gisela estuvo en combinar este discurso tan particular de Foucault sobre las Heterotopías con la cuestión de un "dispositivo" de corrección en los centros educativos, el aula de convivencia. Osado trabajo el de tender puentes entre un texto foucaultiano tan sugerente filosóficamente hablando y un texto bastante más seco y prescriptivo como es el Decreto 19/2007 de la Junta de Andalucía en el que se disponen las medidas para una cultura de la Paz y la Mejora de la convivencia en los centros educativos.

domingo, 20 de abril de 2014

SAVATER EDUCADOR GLOBAL



Ignoraba que mi lectura preferida para cuarto de ESO, "Etica para Amador", estuviera traducida al danés. De ahí el adjetivo que  otorgo a Savater educador.

martes, 15 de abril de 2014

UTOPÍA: LA CIUDAD DE LOS RITUALES



Excelente, el artículo de Gastón Souroujon[1], de la Universidad Nacional de Rosario, sobre la relevancia heurística del mito político, del rito y de la utopía, en la ciencia política, pues sólo teniendo en cuenta las aspiraciones ideales de los humanos, sus ilusiones, sueños y creencias, podemos comprender sus lealtades, la legitimidad de los gobiernos o el modo en que los ciudadanos piensan –imaginan o sueñan- su identidad civil.

¿Acaso no descubrió nuestro “despertador kantiano” -el simpático escocés David Hume- que "el yo" no es otra cosa que un efecto reflexivo de las pasiones en un escenario imaginario, a bundle of ideas?
La teoría política moderna, seducida por las matemáticas y la teoría de la acción racional, usa la estadística como retórica, y se olvida de los elementos afectivos e imaginarios que nutren el juego político. Lo estamos viendo en el “proyecto soberanista” de ciertos politicastros regionales... 

Eliminar el carácter emotivo de la política nos impide comprenderla, ¡y la batalla se juega sobre todo en lo imaginario y en lo emotivo! La luz de nuestras ideas no es fría como la de las luciérnagas, sino caliente como la de nuestras lámparas. El calor lo pone siempre la emoción, la gracia de una idea está en el entusiasmo con que la adoptamos. 

Tanto el liberalismo como el marxismo se equivocan al reducir la vida civil, sus conflictos o su dialéctica, a mecanismos de mercado o a medios de producción. Razón e interés no lo explican todo. La sexualidad tampoco, ni siquiera la voluntad de poder. No debemos menospreciar los elementos no racionales, precientíficos, míticos y utópicos, las "relaciones carismáticas", ni olvidar el importante protagonismo que éstas adquieren en el escenario político, ni reducir todo eso a lo privado.
 
Jacques Reattu. "El triunfo de la civilización"
1. El mito político

Para empezar, la separación entre mito y logos puede resultar útil escolásticamente, pero tanto en la realidad como en la práctica es insegura y borrosa. Y no sólo porque Platón reinventara el mito como instrumento educativo, explicación verosímil, o alegoría moral. Entre mito y logos no existe una relación de exclusión recíproca. Son dos fuentes interdependientes de acercamiento, de aprehensión de la realidad.

domingo, 13 de abril de 2014

Donaire y despiste del filósofo (¿o filósofa?)


"-Ya conocéis mi torpe aliño indumentario-
...
Y cuando llegue el día del último viaje,
y esté al partir la nave que nunca ha de tornar,
me encontraréis a bordo ligero de equipaje,
casi desnudo, como los hijos de la mar."
 Antonio Machado. "Retrato". Campos de Castilla

Alejandro el Grande y Diógenes de Sínope, seguidor de Antístenes.
¡La barba no hace al filósofo...  "echarse con libre ligereza el abrigo sobre el hombro derecho ", sí!

(Traducción -bastante libre- del artículo de Le Monde : « La barbe ne fait pas le philosophe… « relever d’un geste libre son manteau sur l’épaule droite », si ! » (1 de abril, 2014).

Seguro que no es la elección del estilo de su vestimenta ni la coquetería de su pose lo que distingue a los filósofos. Un cierto desaliño cubre estupendamente el empacho metafísico y los interrogantes existenciales. No obstante, si la manera de vestirse no sirve de logotipo ni marca del filósofo, cierto donaire (l’allure) tiene toda su importancia… Sabemos que Sócrates vestía el mismo abrigo, tanto en verano como en invierno. Cuando su mujer, la desabrida Jantipa, se lo birló (avergonzada sin duda por su facha), el "Tábano de Atenas" prefirió echarse encima la primera piel de carnero que halló a mano que acudir al sastre. Marco Aurelio describe esta indiferencia total del filósofo por su atuendo contando que prefería pasar por un mendigo. 

Pero Sócrates no exageraba su austeridad ni hacía alarde de pobreza, contrariamente a su discípulo Antístenes, futuro fundador de la escuela cínica, que se enorgullecía de su desprecio por las telas. Creyendo probar así su superioridad y desapego con respecto a los bienes materiales, Antístenes exhibía las partes más gastadas de su túnica y mostraba sus andrajos. Diógenes Laercio recuerda la respuesta áspera con que le censuraba el maestro: "Veo tu vanidad a través de tu túnica". Sócrates equiparaba así la afectación de lujo con la afectación de miseria. Descartes retendrá la lección, como nos recuerda su primer biógrafo, Adrien Baillet: "[Descartes] jamás fue descuidado, y evitaba sobre todo disfrazarse de filósofo".

LIBRE

Pero si el traje como tal no hace al filósofo [como el hábito no hace al monje], su donaire, según sea libre o no, nos sirve para distinguir al "filósofo natural" de quien no lo es. En el diálogo Teeteto, Sócrates compara con su interlocutor Teodoro las características del filósofo y del hombre de poder. El primero, porque se preocupa de la esencia y de la naturaleza verdadera de las cosas, no se entera de lo que sucede aquí abajo: así Tales que, totalmente ocupado en escudriñar el cielo, no ve el pozo a sus pies y se precipita en él, suscitando la risa de la criada tracia. Torpe, ridículo, es descrito por Sócrates: "provoca risa (…), su ignorancia de las formas respetables es espantosa y le da un aire estúpido", de manera análoga a la que utilizará Baudelaire para referir al poeta con la metáfora del albatros: "Exiliado sobre el suelo en medio del abucheo, / Sus alas de gigante le impiden marchar" (Exilé sur le sol au milieu des huées, / Ses ailes de géant l'empêche de marcher ).

Esta torpeza tiene sin embargo como contrapartida una gran independencia con respecto a las convenciones, una libertad que el filósofo transpira en su "donaire" (l'allure, en griego antiguo, tropos, literalmente: cariz, sesgo), el cual, por esta razón, parece "libre". En su obra Ejercicios espirituales y filosofía antigua, Pierre Hadot escribe que "sabiduría no significa sólo conocimiento, sino que ella nos hace ser de otro modo" y nosotros podemos añadir: también aparecer de otro modo. Porque el que está al corriente de todos los usos y códigos, el que está a gusto en todas partes, con todo el mundo, todo el tiempo, éste, añade Sócrates, "no sabe echarse encima con la ligereza de un gesto libre su abrigo sobre el hombro derecho" -contrariamente al filósofo auténtico. Pionera descripción fenomenológica de la belleza y donaire del gesto filosófico cuando, por repetir las palabras de Rimbaud, "el gabán también deviene ideal" …

***
Juan de Zabaleta, autor de Errores celebrados

CIELO Y SUELO

Hasta ahí el artículo de Le Monde que apareció en la sección Moda, sin firma.

La archiconocida anécdota de Tales y la criada, me han llevado a la relectura de la obra de Juan de Zabaleta (1610-1670?), Errores celebrados. Zabaleta fue cronista de Felipe IV. El distinguido crítico ilustrado Diego de Torres Villarroel le consideró uno de los "filósofos más serios, profundos y juiciosos de la nación". Su lenguaje es el mejor del siglo, después del de Gracián, ganándole a este en naturalidad. Zabaleta tuvo también ideas propias sobre el sentimiento del honor, la nobleza ("no hay más honra que la virtud"), el desafío, la pobreza, el valor de la vida...

He aquí cómo el humanista y moralista -al que el exigente crítico Ludwig Pfandl llama "delicioso Zabaleta"- describe el famoso incidente:

Tales de Milesio era un filósofo de los muy venerados de la Antigüedad. Éste, entre otros estudios suyos, deseaba averiguarle los movimientos al cielo. Iba una noche a su casa a tiempo que su criada salía della a buscarle. El hombre iba tan divertido mirando a las estrellas que metió un pie en un hoyo y dio con todo su cuerpo en el suelo. Llegó la mujer a socorrerle y, con la libertad de criada de pobre, le dijo: "Levántese, señor. No ve lo que tiene junto a los pies, ¿y quiere ver lo que hacen las estrellas?" 

Para Zabaleta la burla de la criada no es más que un ejemplo de la desagradecida infamia con que el vulgo paga al científico y al hombre de letras por sus desinteresados desvelos. Los estudiosos son la cabeza y órganos por donde el mundo recibe las enseñanzas del cielo. Y es triste que mientras la cabeza se afana por adquirir conocimientos ("noticias") con que conservar y honrar el cuerpo, éste en lugar de agradecérselo, cuando aquellos más se fatigan, no haga sino levantar vapores molestos.

No se extraña Zabaleta de que Tales tuviera tanto interés en los astros:
El alma racional se deriva del cielo; no es mucho que quiera saber cómo es su patria.

Compara la ignorancia de la criada con el silencio o facundia del borracho:
El mucho vino a unos los hace callados y a otros los hace habladores. La ignorancia es como el mucho vino: a unos los hace no acertar a despegar la boca y a otros los hace decir boberías.

Puede que el vulgo haya celebrado durante siglos la burla de "esta vieja bachillera" -como le llama irónicamente Zabaleta- dando a entender que nada podía saberse de astronomía ("astrología" es todavía su nombre en el barroco), y sin embargo de lo que dijo se infiere que algo puede saberse de ella, "pues nadie cae en donde mira". Si quería que Tales mirase a la vez el cielo y el suelo, desatino sería, pues quiso un imposible:
Quien mira al suelo no cuida del cielo; quien mira al cielo no se acuerda del suelo. 

El moralista pone luego el ejemplo del religioso virtuoso que "mira al cielo y estáse en él todo", que se olvida de la tierra y de su cuerpo...
No atiende a su vestido y anda tan mal vestido que es lo mismo que andar desnudo.

Por mirar al cielo cae en las descomodidades de la tierra y así cae donde no mira:
Los estudiosos miran al cielo, que es de donde bajan las ciencias; no miran al suelo, que es donde las comodidades se hallan, y quédanse sin comodidades. Andan mal vestidos, porque el vestido ha menester cuidado, y ellos no ponen cuidado en el vestido. Andan pobres, porque es la tierra donde se encuentra el oro y ellos no miran a la tierra. Caen en desestimaciones porque miran al cielo, y es porque no estiman el cielo los que los desestiman. Cayó el filósofo porque miraba al cielo. Todos los que miran al cielo están caídos.

Este final, ay, admite una interpretación melancólica, sobre todo ante un cielo que ya no existe en las grandes ciudades, si siquiera para los sentidos, y ante un Cielo tan desencantado como saqueado por la ausencia de ideales en nuestra decaída cultura. Sin Cielo, sin el Reino de Utopía, sin ideales, pronto nos quedamos sin ideas, y sin ideas, falla sin remedio tanto la innovación como la creatividad.


domingo, 16 de marzo de 2014

MERCADERES DE LUZ

Las utopías son, en cierto sentido, programas de acción. ¿De acción racional? Dudo que involucren sólo un deseo de racionalizar la realidad. Más bien apuntan a un proyecto de transformación social que satisfaga nuestro deseo de libertad, de justicia, de felicidad, o de todas estas cosas. 

También dudo de que una realidad social racionalizada satisficiera al ser humano. Como decía Diego de San Pedro -en su Cárcel de Amores- podremos cansarnos de vivir, pero nunca de desear. Es discutible que la esencia de nuestro comportamiento sea o  haya de ser racional; el corazón -y el resto de nuestras vísceras- tienen razones que la razón no puede comprender...

He terminado de leer La nueva Atlántida de Francis Bacon (1626). Dentro de la gran obra de este historiador, político y filósofo, su utopía, apretada e incompleta, no ocupa un lugar tan principal como en Tomás Moro. Algunos dicen que fue de lo último que escribió Bacon, en latín, terminándola hacia 1624, aunque se publicó póstumamente (1). Sin embargo, no me extraña que Bacon haya sido considerado por ella como un profeta de la revolución industrial, y como precursor de lo que podríamos llamar "humanismo tecnológico". 

(El ciberfeminismo de Donna Haraway sería y no sería un corolario de aquel programa, pues la utopía de la usamericana es tecnológica, pero no es humanista, y mucho menos "cristiana". Como Zizek, la Haraway se inclina netamente hacia el izquierdismo "apocalíptico",  aun bestial o "monstruoso". Por su parte, Bacon tiene una visión optimista de la Historia, moderna y no postmoderna.)

En cierto sentido, como dice una profesora de la UNED, La nueva Atlántida es una especie de carta de los Reyes Magos. En unas cuantas páginas, Bacon enumera inventos que mejorarán la vida del hombre: sistemas de refrigeración, panaceas médicas, ecualizadores de sonido, máquinas voladoras, submarinos, telecomunicaciones, audífonos, bioingeniería, realidades virtuales, fuegos inestingibles, modelización de sistemas. 

Ejemplos:
"En los mismos huertos y jardines conseguimos por medios artificiales que los árboles y las flores florezcan antes o después de su estación correspondiente, y que den fruto con más rapidez que lo harían siguiendo su evolución normal. Logramos también que adquieran el tamaño mayor que el natural, y que su fruto sea mayor y más dulce, y de un gusto, olor, color y forma distintos a los que poseen por naturaleza. Muchos de ellos pueden emplearse como medicinales".
"Contamos también con medios para conducir los sonidos por tubos y conductos, a través de extrañas líneas, a grandes distancias".
"Tenemos barcos y barcas para navegar bajo las aguas del mar". 
"Tenemos también casas de ilusiones de los sentidos, donde hacemos juegos de prestidigitación, falsas apariciones, impostoras, ilusiones y falacias". 
Muchos de los sueños de La Nueva Atlántida se han realizado. No obstante, las utopías se proponen como modelos de sociedades pacificadas, como si sus creadores pensasen que sin contradicciones, sin conflictos, se acabarán los cambios. ¿No depende la dialéctica histórica del conflicto, de la "insolidaria solidaridad" a la que refería contradictoriamente Kant? ¿Qué papel juegan la envidia y la emulación en el esfuerzo privado? E indudablemente, el espíritu de empresa, el "emprendimiento" -como se llama ahora en léxico políticamente correcto, es la base del crecimiento y del bienestar de las naciones. Sin acumulación, no hay distribución que valga y sólo se puede repartir miseria.

La utopía de Bacon es una sociedad lejana, escondida en los mares del Sur, autárquica y tecnocrática. La Bensalem de Bacon se halla "más allá del Viejo y del Nuevo Mundo". En ese estado se prohíbe la entrada de extranjeros para preservar las buenas costumbres, y por temor a las novedades. Pero, eso sí, sus ciudadanos muestran el mayor humanitarismo hacia los inmigrantes afligidos por la desgracia. A los extranjeros que llegan náufragos a sus costas los curan, los tienen en cuarentena y, en algunos casos y tras comprobar su adaptación al nuevo régimen, les dejan permanecer en su "nueva Atlántida" o les proveen de fondos para que se vayan contentos.

El protagonista de la historia ofrece regalos a sus benefactores neoatlantes. Éstos se ríen y no los aceptan. Los funcionarios, magistrados y políticos de Bensalem, al contrario que muchos de los nuestros, no tienen la costumbre de "cobrar dos veces". No hay lugar en Bensalem para la prevaricación o el cohecho, tan comunes hoy en nuestra Piel de Toro. Sus funcionarios son tan humanitarios, como incorruptibles.

La principal institución de Bensalem es La Casa de Salomón, "la fundación más noble que jamás se hizo sobre la Tierra, y el faro de este reino". Un directorio de expertos por encima del Estado. Está dedicado al estudio de las obras y de las criaturas de Dios. 

Conviene recordar que La Casa de Salomón de La nueva Atlántida inspiró la fundación y estructura de la Royal Society británica que acabaría por dominar, con mano de hierra, sir Isaac Newton. Ella tiene el verdadero poder y es una institución bien jerarquizada de sabios, que se reserva el derecho de censura:
"Celebramos consultas para acordar cuáles son las invenciones y experiencias descubiertas que se han de dar a conocer, y cuáles no; se toma a todos juramento de guardar secreto respecto a las que consideramos que así conviene que se haga, y a veces unas las revelamos al Estado y otras no"
Bacon fue abogado además de filósofo, y su mirada a la ciencia posee ambos sesgos: el énfasis en la estructura legal (fundada en el iusnaturalismo) y la visión de conjunto, interdisciplinar. También conviene recordar la condición de masón (rosacruz) de Bacon, así como su formación calvinista, que explica la importancia que da a la familia patriarcal, la fertilidad, la fidelidad y la castidad, pues el sexo sólo se tolera dentro del matrimonio. 

Lo que más me ha emocionado o sorprendido gratamente de La nueva Atlántida es su concepción del comercio. Los neoatlantes, "mercaderes de la luz", no comercian con joyas, oro, especias o sedas, sino con la primera creación de Dios, que fue la luz: "deseamos tener luz, por así decirlo, de los descubrimientos realizados en todos los lugares del mundo". Así que, cada doce años, mandan emisarios secretos a todo el mundo para enterarse de los avances técnicos y científicos del resto de las naciones. Se trata de una verdadera Sociedad de la Información.

Es conocida la sentencia del Novum Organum: "No se triunfa de la naturaleza sino obedeciéndola". Se ha insistido demasiado en el sentido colonialista y dominador (la "epistemología de cazador", que dice Panikkar) de este aforismo. Injustamente. Bacon insiste más en lo que en el Novum Organum enuncia como condición del hombre: la de "servidor e intérprete de la naturaleza". Se trata sobre todo de casar oficios útiles con entendimiento teórico. 
"Ni la mano sola ni el espíritu abandonado a sí mismo tienen gran potencia". 
Y es que "la sutilidad de la naturaleza sobrepuja de mil maneras a la sutilidad de nuestros razonamientos". Bacon opone la consideración prejuiciada de la naturaleza en función de principios que la dialéctica (lógica) de la época alcanza muy apresuradamente, frente a una interpretación de la naturaleza que, al contrario del silogismo aristotélico, no liga las razones del espíritu, sino que liga las cosas naturales... Y, naturalmente, se inclina por esta última. Una vía que "de la experiencia y de los hechos deduce las leyes, elevándose progresivamente y sin sacudidas hasta los principios más generales que alcanza en último término" (Novum Organum, I, 19). De este modo, Bacon desmarca la verdadera Interpretación de la naturaleza, de un entendimiento temerario que opera con prenociones (idola).

La Nueva Atlántida es bastante avanzada en cuanto a la igualdad entre los sexos: los individuos se organizan "por orden de edades, sea cualquiera el sexo que tengan". Las mujeres tienen acceso a la educación, el ejército, la ciencia y el funcionariado. 


En Bensalem cobran importancia los actos litúrgicos y las fiestas tanto religiosas como civiles. Hay tolerancia religiosa. De hecho, el protagonista entabla amistad con un comerciante judío, Joabin, quien conserva su religión aunque valora la figura de Jesucristo. 

El Espíritu de Castidad de Bensalem está representado por un bellísimo querubín. Aquí no existen burdeles ni cortesanas ni nada que se le parezca. Y sus habitantes se maravillan de que existan tales cosas en Europa, pues la prostitución permite satisfacer la concupiscencia natural sin atarla al yugo del matrimonio, y así muchos que se casan (en Europa) lo hacen tarde y ya pasado el vigor y fuerza de los años mozos. Y cuando se casan el matrimonio es para ellos un mero negocio con el que se busca un enlace ventajoso, dinero o reputación, yéndose a él con un vago deseo de reproducción "y no con la recta intención de una unión entre marido y mujer, que es para lo que fue instituido":
"Los placeres de las aventuras con meretrices (en las que el pecado se convierte en arte) hacen que el matrimonio sea algo triste, parecido a una especie de contribución o de impuesto".
En lo moral, Bacon considera que, después de la religión, el respeto a sí mismo es el freno principal de todos los vicios.

Un gran filósofo, y un visionario.

Notas

Y la edición latina de la obra, así como una versión castellana aceptable. 

(1) En la edición que manejo de Novum Organum (Sarpe, 1984, trad. de Cristóbal Litrán), se afirma que La Nueva Atlántida fue escrita por Bacon en 1910, poco después de su De sapientia veterum, una interpretación de los mitos de la antigüedad que obtiene gran éxito. 

sábado, 1 de marzo de 2014

DISTANCIA QUE NOS SEPARA DEL SIGLO DE LAS LUCES



Escrito por Ana Azanza

Acercándonos al tema de la Ilustración en segundo de bachiller y por enganchar con nuestro tema de la utopía he visto este vídeo que me ha ayudado a situar el texto de "¿Qué es la Ilustración?" en la actualidad.
Etienne Klein es físico, doctor en filosofía, profesor en una prestigiosa escuela de ingenieros parisina. Reúne en su persona una serie de cualidades habitualmente dispersas y separadas: conoce bastante bien la tradición filosófica y conoce igual de bien los debates científicos actuales en los que él mismo se ve envuelto. Sobre todo porque forma parte de una de esas comisiones de expertos creadas por el gobierno francés a las que se consulta a la hora de tomar decisiones de inversión o de investigación nacionales en determinados asuntos.

domingo, 23 de febrero de 2014

EN EL 75 ANIVERSARIO DE LA MUERTE DE ANTONIO MACHADO

Escrito por Ana Azanza





Nuestro compañero y amigo del Mochuelo pensativo Martín Ruiz Calvente acaba de publicar “D. Antonio Machado, profesor. La educación en su época y en la nuestra.” (Grupo M&T Impresores, 2014). El libro fue presentado primero en la última sesión en la que d. José Biedma nos habló de ciberfeminismo y este viernes en Baeza. Ha sido toda una sorpresa, Martín nos había hablado de un proyecto modesto en el que quería poner por escrito sus reflexiones a propósito de la educación tomando pie en Antonio Machado. Pero yo al menos no estaba informada de que ya estaba a punto de salir. No ha podido ser más oportuna la aparición del libro, ya que acabamos de celebrar el 75 aniversario del ilustre jiennense de adopción, característica que por otra parte compartimos Machado y la que esto suscribe.
 
Primero debo felicitar a Martín por este trabajo en el que con toda sinceridad ha volcado muchas de las consideraciones que nos hemos hecho a lo largo de estos años en nuestro grupo de trabajo. Debemos ser el más antiguo de la provincia. Celebramos ya el décimo aniversario en este 2014. Y es en verdad todo un placer observar que además de “los buenos ratos que echamos” peleándonos con motivo de la filosofía, el grupo estimula en todos nosotros la creatividad, las ganas de poner en marcha proyectos que nos ayudan a mejorar en nuestro trabajo como docentes y en nuestros esfuerzos filosóficos. Esperemos que se tenga en cuenta esta publicación como mérito del grupo.

El libro comienza por una breve presentación de su principal autor: Martín Ruiz Calvente, profesor de filosofía en el IES Los Cerros de Ubeda, residente en Baeza, autor de diversos artículos filosóficos algunos de los cuales se pueden consultar en Internet. Preocupado por la comprensión de la realidad humana Ruiz Calvente quiere indagar  en la realidad cotidiana de la enseñanza. En la introducción trae un precioso texto que desconocía titulado “Nota autobiográfica para una antología proyectada por Azorín” en la que Machado expresa cómo se ve a sí mismo. Lo dejo para los lectores del libro, sólo diré que comparto cien años después, muchas de las opiniones y sentimientos que Machado expresó sobre España.

Martín ha procurado ir desgranando  las vivencias de Machado como profesor de francés en Baeza. A partir de ellas, establece relaciones con los “padecimientos” y experiencias que pienso cualquier docente español de un instituto de secundaria podría compartir. Quizás las conclusiones a las que se llega no serían las mismas que Martín en todos los casos, pero se agradece la frescura y la osadía de hablar claro y haber puesto negro sobre blanco ciertas consideraciones muy comunes en el gremio.

Machado no fue un profesor vocacional, esa falta de “inclinación” hacia la enseñanza del ilustre poeta le sirve a nuestro compañero para plantearse cuestiones al respecto de la “llamada” a ser profesor en la actualidad. Desfilan por estas páginas el “aliño indumentario” de profesores y alumnos, la distribución de los espacios y los horarios en los centros docentes, la carga horaria de las asignaturas, la optatividad, el bilingüismo y plurilingüismo de los centros, la abundante y abrumadora legislación educativa en la que no se cuenta con los docentes, tantos y tantos temas que son el pan nuestro de cada día y que no nos atrevemos a plantear abiertamente.

El libro de Marín es “trilingüe” y de autor múltiple. En efecto encontramos colaboraciones en inglés de personas allegadas a él que nos muestran una interesante comparación de la enseñanza en nuestro país y en Reino Unido. También un profesor de francés relata cuál ha sido su recorrido en el idioma de Molière, haciendo hincapié en los cambios que ha sufrido la enseñanza de las lenguas vivas en España desde que él empezó hasta la actualidad. Muy diferentes técnicas las que usaba don Antonio Machado como profesor de una lengua que no le gustaba demasiado y que entonces se enseñaba según el modelo de la pedagogía de las lenguas clásicas.

Antes de la bibliografía final, hay dos colaboraciones más debidas al Mochuelo. Una de nuestra compañera Gisela Destefanis, que con acento argentino diserta sobre el problema que tiene el neoliberalismo con la educación. El neoliberalismo fomenta la exclusión y la actual reforma que sólo gusta al gobierno y al actual ministro del ramo, está inspirada del mismo. La última colaboración es de d. José Biedma. Se titula “El ideal educativo de Juan de Mairena”, y desgrana la personalidad pedagógica de Machado en este apócrifo: modesto, sencillo, amable, benevolente, comprensivo con las debilidades humanas.


Esta última característica del docente Mairena me parece fundamental. Efectivamente, no todo lo que hacen los alumnos está bien hecho. Pero un gran defecto que es fácil de observar en muchos de nuestros compañeros es la queja sistemática ante el alumno. Para poder educar es necesario comprender, empatizar, saber callar, tener mucha paciencia, ganarse el corazón. Sin eso es imposible enseñar nada. No podemos pretender que los adolescentes razonen y se comporten como si tuvieran 40 años. Instalados en el continuo reproche al alumnado no podremos sacar gran cosa de ellos. Esta es mi reflexión final ante la lectura de este libro que recomiendo vivamente por la variedad y claridad de todos los problemas planteados que afectan hoy a nuestras escuelas. También porque nos acerca a un punto de vista sobre Machado al que no estamos acostumbrados, Machado profesor.