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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

miércoles, 9 de marzo de 2022

DEUDA PÚBLICA

 Al hilo de Marx y marxistas y al hilo de la actualidad: "las deudas de nuestros países europeos revientan", los gobiernos gastan dinero que no tenemos en cosas que no hacen falta ni el pueblo ha pedido. 

Encuentro en el capitulo de "El Capital" que Marx dedica a la acumulacion originaria, es decir los prolegómenos del capitalismo, unos párrafos bastante mordaces dedicados a la "invención de la deuda publica".

Es decir, hace más de siglo y medio de esto, se sabe de dónde viene la famosa deuda pública, la excusa perfecta para hacer dinero sometiendo poblaciones. Quedándose con las riquezas que son de todos,  por supuesto, ayuda indispensable de los "representantes del pueblo".

Aunque hace ya 2 años que la representación del pueblo es difícil de encontrar en estos estadistas que han puesto nuestro país, nuestras autonomías, nuestros cuerpos y nuestra salud al servicio de intereses espúreos. Toman decisiones que nadie les ha pedido y que no estaban en sus "programas". Lo lógico y normal sería pedir cuentas. 

Pero nadie las pide.

Es más si alguien las pide o se sale del discurso oficial, llevamos 2 años de predicación de la ortodoxia y acabamos de empezar un segundo capítulo, le cierran sus canales y redes sociales. La semana pasada hubo razzia en Twicht, borrado de disidentes. De Facebook y You Tube ya ni hablamos.

Como en los mejores tiempos que vivió Europa: persecución del disidente, silenciamiento, represión. Aunque no saquen a la gente de su cama para llevársela al campo, simplemente la quitan de en medio, los mismos que organizan batallas para defender esa misma democracia a miles de kilómetros de aquí. Batallas a las que por supuesto no irán. De traje y corbata es muy fácil hablar de bombardeos que no le van a afectar a tu casa ni a los tuyos. Como incitando a un toro bravo desde lejos. Ya si eso, otros pagarán los platos rotos.

El capítulo seudosanitario y belicista de nuestra historia contemporánea son gastos que se cargan a las cuentas del Estado, a la deuda soberana.

Excursus: las guerras de hoy en día dado el avance tecnológico no tienen porqué ser como las de hace un siglo. En cinco minutos cualquiera de los dos beligerantes, dicen que en este caso el ruso, puede dejar fuera de combate al otro sin destruir un solo edificio ni desplazar población. 

Consúltese al respecto los trabajos del coronel Pedro Baños. Por eso sabemos que es otra puesta en escena para oscuros íntereses bastante claros: justificar la tiranía y la ruina de la  población.

Dice Karl Marx, p. 791 de El capital, edición Espuela de Plata (2019):

"El sistema del crédito público, es decir, de la deuda del Estado, cuyos orígenes descubríamos en Génova y Venecia en la edad media, se adueñó de Europa durante el período manufacturero....La Deuda pública, o sea la enajenación del Estado -absoluto, constitucional o republicano-, imprime su sello a la era capitalista. 

La única parte de la llamada riqueza nacional que entra real y verdaderamente en posesión colectiva de los pueblos modernos es...la Deuda pública (...)

La Deuda pública se convierte en una de las  palancas más potentes de la acumulación originaria. Como la varita mágica, infunde virtud procreadora al dinero improductivo y lo convierte en capital sin exponerlo a los riesgos ni al esfuerzo que siempre lleva consigo la inversión industrial e incluso la usuraria.

En realidad, los acreedores del Estado no entregan nada, pues la suma prestada se convierte en títulos de la Deuda pública, fácilmente negociables, que siguen desempeñando en sus manos el mismísimo papel del dinero. Pero, aun prescindiendo de la clase de rentistas ociosos que así se crea y de la riqueza improvisada que va a parar al regazo de los financieros que actúan de mediadores entre el gobierno y el país, así como de la riqueza regalada a los rematantes de impuestos, comerciantes y fabricantes particulares, a cuyos bolsillos afluye una buena parte de los empréstitos del Estado, como un capital llovido del cielo-, la Deuda pública ha venido a dar impulso a las sociedades anónimas, al tráfico de efectos negociables de todo género, al agio; en una palabra a la lotería de la Bolsa y a la moderna bancocracia.

Desde el momento mismo de nacer esos grandes Bancos, adornados con títulos nacionales, no fueron nunca más que sociedades de especuladores privados que cooperaban con los gobiernos y que, gracias a los privilegios que ellos les otorgaban, estaban en condiciones de adelantarles dinero.  Por eso, la acumulación de la Deuda pública no tiene barómetro más infalible que el alza progresiva de las acciones de estos bancos, cuyo pleno desarrollo data de la fundación del Banco de Inglaterra en 1694.

El banco de Inglaterra comenzó prestando su dinero al gobierno a un 8% de interés, al mismo tiempo quedaba autorizado por el parlamento para acuñar dinero del mismo capital, volviendo a prestarlo al público en forma de billetes de Banco. Con estos billetes podía descontar letras, abrir créditos sobre mercancías y comprar metales preciosos. 

No transcurrió mucho tiempo antes de que este dinero fiduciario fabricado por él le sirviese de moneda para saldar los empréstitos hechos al Estado y para pagar los intereses de la Deuda por cuenta de éste. No contento con dar con una mano para recibir con la otra más de lo que daba, seguía siendo, a pesar de lo que se embolsaba, acreedor perpetuo de la nación hasta el último céntimo entregado.

Poco a poco, fue convirtiéndose en depósitario insustituible de los tesoros metálicos del país y en centro de gravitación de todo el crédito comercial. Por los años en que Inglaterra dejaba de quemar brujas, comenzaba a colgar falsificadores de billetes de banco. Qué impresión producía a las gentes de la época la súbita aparición de este monstruo de bancócratas, financieros, rentistas, corredores, agentes y lobos de Bolsa, lo atestigua por ejemplo Bolingbroke...

Con la Deuda pública surgió un sistema internacional de crédito detrás del cual se esconde con frecuencia una de las fuentes de la acumulación originaria. Así por ejemplo, las infamias del sistema de rapiña seguido en Venecia, constituyen una de esas bases ocultas de la riqueza capitalista de Holanda, a quien la Venecia decadente prestaba grandes sumas de dinero. Otro tanto acontece entre Holanda e Inglaterra (...)

Como la Deuda pública tiene que ser respaldada por los ingresos del Estado, que han de cubrir los intereses y demás pagos anuales, el sistema de empréstitos públicos tenía que tener forzosamente su complemento en el moderno sistema tributario. Los empréstitos permiten a los gobiernos hacer frente a gastos extraordinarios sin que el contribuyente se dé cuenta de momento, pero provocan a la larga, un recargo en los tributos.

A su vez el recargo de impuestos que trae consigo la acumulación de deudas contraídas sucesivamente obliga al gobierno a emitir nuevos empréstitos en cuanto se presentan gastos extraordinarios. El sistema fiscal moderno que gira en torno a los impuestos sobre los artículos de primera necesidad lleva en sí mismo el resorte propulsor de su progresión automática.

El encarecimiento excesivo de los artículos no es un episodio pasajero, sino más bien un principio. Por eso en Holanda, primer país que puso en práctica este sistema, el gran patriota de Witt lo ensalza como el mejor sistema imaginable para hacer al obrero sumiso, frugal, aplicado y.... agobiado de trabajo.

Pero aquí no nos interesan tanto los efectos aniquiladores del sistema cuanto a la situación de los obreros asalariados como la expropiación violenta que supone para el campesino, el artesano, en una palabra para todos los sectores de la pequeña clase media. Acerca de esto no hay discrepancia entre los economistas burgueses.

Y  a reforzar la eficacia expropiadora de este mecanismo por si aún fuese poca, contribuye el sistema proteccionista que es una de las piezas que lo integran...."




1 comentario:

José Biedma L. dijo...

Precisamente por eso, porque la emisión de deuda externa puede servir para la guerra (véase la que Franco adeudó y pagó a los alemanes en Wolframio), Kant vio en su limitación una condición para alcanzar la paz perpetua que permitiría el uso de esos capitales para la educación, la sanidad, el arte... https://nuevodiario.es/noticia/14542/nacional/a-la-paz-perpetua-por-jose-biedma-lopez.html
Saludos