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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

domingo, 3 de marzo de 2019

DEMOCRACIA O NACIONALISMO

"Se es de verdad libre cuando no se pesa sobre nadie; cuando no se humilla a nadie, incluido a sí mismo".
María Zambrano. Persona y democracia.

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DEMOCRACIA COMO HORIZONTE PERSONALIZADOR

En su ensayo de 1958 Persona y democracia María Zambrano reflexiona sobre la entonces llamada "crisis de Occidente", escribe desde la perplejidad ante una Historia que parece carecer de argumento, especialmente que parece privada de sentido ético. Lo hace en positivo, con la esperanza de encontrarle a la historia argumento: de historia trágica a historia ética, pensando que toda crisis puede ser crepúsculo u ocaso, pero también aurora, alborada, renacimiento.


¿Acaso, después de los grandes desastres del siglo XX, Europa no ha ganado conciencia histórica?, ¿no es el sufrimiento, precisamente, genuina y ancestral fuente de conciencia? Lo principal es que después de los horrores de dos guerras mundiales, que fueron guerras inciviles europeas, los conflictos han devenido problemas. Y al contrario que los conflictos, que degeneran en enfrentamientos, los problemas se resuelven o pueden resolverse mediante negociación. ¿Acaso no nos hemos convencido ya de que la guerra -como decía Erasmo- es tan mala que la hacen mejor los peores? ¿Y no hemos visto que las revoluciones violentas -al contrario que las reformas consensuadas- no traen sino horrores e involuciones, si no acaban generando absolutismos, totalitarismos, nuevas oligarquías?

La manifestación de lo humano en la historia de Occidente exige que la historia se vuelva ética y deje de ser una representación trágica en la que los ídolos, muchos o un solo ídolo, un endiosado, exigen sacrificios y víctimas propiciatorias. Esta dialéctica del ídolo y del sacrificio ha sido una constante hasta hoy en la historia universal, que María Zambrano analiza con profundidad psicológica extraordinaria, como una religiosidad perversa. 

La humanización de la historia es contraria a cualquier forma de absolutismo y totalitarismo. Ni demasiado Estado ni demasiado poco. Ni la sociedad aplastando al individuo, haciendo imposible por ejemplo la soledad en que su intimidad personal crea y madura, ni el individuo aislado, insolidario. 

"¡Nada en demasía!". La historia deja de ser trágica cuando se sabe trazar un límite al ímpetu, al entusiasmo, a la voluntad. La humanización de la historia exige la democracia como un horizonte en que el individuo libre pueda y deba esforzarse por ser persona, por ganar e incluso hacer crecer su diferencia bajo la protección tolerante, no cómplice, del Estado. Se trata de una utopía -diríamos- moderadamente liberal, social-liberal, si se quiere, claramente personalista. Democracia es "la sociedad en la cual no sólo es permitido, sino exigido, el ser persona" (Op. cit. III, 4.).

Ser persona es algo más que ser sujeto u objeto histórico. Persona es lo que oculta la máscara del personaje histórico enajenado, endiosado. La persona incluye al Yo vigilante, pero lo trasciende. Se vuelve moral y propiamente humana al hacerse conciencia, autoconomiento, orden, pensamiento, y al recoger lo más íntimo del sentir: la esperanza. Ser persona es algo más que ser historia. La persona respira en su soñar y en su vivir otros tiempos distintos del histórico. Sustancia viviente, hay en ella algo de irreductible, como una potencia nunca completamente actualizada.

Ser persona es lo contrario a ser masa, el demagogo halaga a su público haciéndole creer que el esfuerzo por llegar a ser persona es innecesario, se trata sólo de obtener satisfacciones para el pueblo -su pueblo- como acreedor universal de una deuda secular. Pero la demagogia degrada al pueblo en masa, siendo el supuesto de la democracia que toda la sociedad sea pueblo, y no sólo una facción de ella. 

Siguiendo a su maestro Ortega, María Zambrano reconoce la función histórica de las minorías selectas, que no necesariamente constituyen una clase social ni provienen de una sola clase social: 


"Y en esta democracia que ha ido alboreando con tantos trabajos en Occidente, lo más característico hoy es la función de las minorías y su articulación con el pueblo". Op. cit. III, 4.

Zambrano contempla la sociedad humanizada en estado naciente, de tal modo que es absurdo hablar de "decadencia de la democracia" si aún no se ha logrado de verdad. 

La finalidad de la democracia es hacer posible la actividad creadora y expansiva, la dinámica de la personeidad. ("Personalidad" es un concepto psicológico, "Personeidad" un concepto metafísico que mereció una atención memorable en otros autores de la Escuela de Madrid). Ante la posible objeción de que tal punto de vista sea considerado "nacionalismo occidental", María Zambrano responde: 


"Todo nacionalismo tiene su término, por amplio que sea su radio, está condenado a cesar un día". 

Y sentencia: 


"Sólo tiene un futuro ilimitado, un futuro verdadero, lo universal. Y aquella tesis o posición que de verdad lo sea tendrá que abrirse para acoger en sí cuanto de razón, de verdad, haya en los demás. Y tendrá que desbordar de sí misma para penetrar en las demás, para fecundarlas, al par que es fecundado por ellas", Op. cit. III, 4.

Abdul Al-Rahman I, emir independiente de Córdoba,
descendiente de los omeyas de Damasco,
su madre fue esclava, concubina cristiana y bereber.

En tiempos de Abderramán I 

A parte del budismo en Oriente, en Occidente fue durante el helenismo, primero con el estoicismo y luego con el cristianismo, cuando se levantó la voz a favor de una sociedad donde el valor de ser hombre prima sobre el origen familiar, étnico, tribal, el color de la piel o la religión. Universalismo, ecumenismo. El mensaje cristiano aspira a abarcar en su nave salvadora a todos los hombres de buena voluntad, mujeres o varones (si hay que referir al sexo). ¿También el Islam? Puede. 

He aquí una buena anécdota que enfrenta el particularismo egoísta de una aristocracia musulmana histórica -y guerrera- con la aspiración a la humanización universal, contenida en toda religión éticamente aceptable:

Cuéntase de Al-Sumayl, aristócrata de la época de Abderramán I (731-788), emir omeya de Córdoba, que cierto día pasó junto a un maestro que instruía a los muchachos leyéndoles la aleya 134 de la Sura 3ª del Corán, que dice: "Y entonces nosotros (Alá) haremos que los sucesos prósperos y adversos alternen en la vida de los hombres".

- ¿Los hombres? -dijo Al-Sumayl-, los árabes querrá decir.
- Los hombres -replicó el maestro.
- ¿Así fue revelada esa aleya? -preguntó Al-Sumayl.
- Sí, señor, así se reveló -contestó el maestro.
- ¡Pardiez!, he aquí un negocio en que estamos asociados con los esclavos, la chusma y la canalla.

(Del Iftitah al-Ándalus de Ben Al-Qutiya. Trad. Ribera. Paráfrasis de la versión aportada por Sánchez-Albornoz en el primer volumen de La España Musulmana, Espasa-Calpe, 1973.)


"En cada hombre están todos los hombres". María Zambrano. Op. cit., II, 2.

2 comentarios:

Ana A dijo...

Nos hacemos la ilusión de vivir en democracia
y comparando con lo que hubo hasta 1975, sí, democracia
Pero mirando más de cerca, la palabra oligarquía describe mejor
la realidad, en España y en todas partes.
El pueblo siempre ha olido mal, también para los ilustrados
que protagonizaron las revoluciones dieciochescas
que sentaron las bases de los actuales regímenes políticos occidentales.
Sin embargo la cuestión es, que ya no deberíamos de tragarnos
las cosas y conformarnos como se hizo en el pasado,
el nivel educativo de la población no es el de hace 200 años
y podemos como dice Zambrano empezar cada uno por descubrir
la persona que llevamos dentro en lugar del individuo consumidor
conformista que este régimen requiere.

José Biedma L. dijo...

El pueblo sólo "huele" mal, Ana, cuando es corrompido por el demagogo y se transforma en masa. Lo que el demagogo le dice al pueblo es que no hay que esforzarse para tener lo necesario y estar alegre, que eso es un maná que devolverá el Estado a "la gente" cuando saquee a los ricos en nombre de una deuda secular. El problema es que en nombre del comunitarismo no sólo se saquea a los ricos rentistas y ociosos, sino también se desposee y destruye a los capaces o se los exilia. En nuestras sociedades garantistas, el sujeto puede muy bien decidir ser un consumidor conformista o una minoría selecta. Y si decide lo primero también tiene derecho a que se respete su decisión. ¿Cuál es la frontera entre oligarquía y aristocracia (en el sentido positivo, griego, de poder para los mejores)? Cierto aristocratismo me parece indispensable. Lo mismo que la aceptación por parte de uno (monos) de las responsabilidades cuando lidera ciertas instituciones (arquía). Aristóteles lo vio y por eso propuso un sistema mixto, en el que el poder del "demos" se equilibrara con el poder de las minorías excelentes, creadoras. El pueblo no es creador, sólo las personas inventan.