Al historiador Philipp Blom le fascinó desde su juventud la valentía de los pensadores ilustrados como Kant y Diderot. En ellos halla inspiración y orientación a la hora de valorar el mundo que le rodea.
"Pertenece al conjunto de mis primeros amores intelectuales, una relación no siempre cercana, también lejana de vez en cuando con el pensamiento metódico y las ideas ilustradas de estas personas que murieron hace tanto tiempo. Diderot y otros como él vivieron en los siglos XVII y XVIII en una época en la que las cabezas más inteligentes empezaban a tener una cierta idea de los primeros atisbos de la modernidad. Gracias a ellos aprendí que la filosofía no se limita a ser un catálogo de frases bonitas que conforman gruesos volúmenes, sino que es todo un ámbito y paisaje de debates, provocaciones, intentos, experimentos, como dijo la filósofa suiza Barbara Bleisch, la filosofía es pensamiento arriesgado.” El pensar sin barandilla de Hannah Arendt.
Sin embargo y curiosamente en la actualidad el pensamiento de la Ilustración entendido como el intento de pensar críticamente y con un mayor respeto por los hechos que por las ideas, prejuicios, sentimientos, tradiciones y dogmas se encuentra a la defensiva, dice Blom.
"No hace falta extenderse mucho sobre ello en el tiempo de las Fake News, de las burbujas de filtro que nos protegen de conocer los hechos, de un presidente americano que se supera cada día a sí mismo como mentiroso y en un momento en el que resurgen rumores sobre el viejo cuento de la conspiración judía mundial.”
Miedo a la pérdida de estatus
De hecho el miedo es el sentimiento que domina en Occidente. Aunque menos gente pasa hambre o muere violentamente, y aunque los países occidentales son países mucho más seguros que en el pasado, las personas tienen más miedo que nunca a perder su estatus y propiedad.
"El hecho de vivir en sociedades llenas de miedo vuelve el asunto especialmente peligroso. Los seres humanos que tienen miedo piensan diferente, perciben el mundo de forma distinta a los que andan confiados. Todos aquellos cuyo trabajo y estrategia consiste en manipular a los electores y consumidores lo saben: quien controla los miedos controla a los hombres. De ahí que el clima de pensamiento en el que nos movemos rechaza de manera inconsciente las ideas sobre derechos humanos y libertad para dar más importancia a identidad y seguridad en un mundo que se siente como enemigo, pasamos de la discusión y diálogo amigable a la confrontación. Con ese telón de fondo la Ilustración racional se desvanece en meras siluetas de pelucas empolvadas."
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