Por la traducción Ana Azanza
https://youtu.be/kBdfcR-8hEY
"EL AUGE DEL POPULISMO ES UNA
CONSECUENCIA DEL EMPOBRECIMIENTO DEL DISCURSO PUBLICO"
El filósofo Michael Sandel tiene un
estatuto similar al de una estrella del pop, afirma que el uso de las
redes sociales provoca una disminución colectiva de la atención.
Cuando apareció Internet todos
pensamos que sería un avance para la sociedad democrática, todo lo
negativo ya no quedará oculto, los hechos se podrían probar más
rápidamente, las falsas noticias se descubrirían antes. Sin embargo
hoy tenemos la impresión contraria. ¿Es Internet un problema para
la democracia?
Efectivamente eso pensábamos, que
Internet sería útil para la democracia. Pensábamos que facilitaría
la comunicación entre diferentes grupos sociales, que disminuiría
la censura, porque la gente se comunicaría más fácil por decir
sólo dos ejemplos. Era la base del optimismo, pero ahora vemos el
lado oscuro y el peligro que supone Internet. Las empresas que
dominan este ámbito han crecido tanto que necesitamos otras reglas.
La situación recuerda los principios del siglo XX, cuando fruto de
la revolución industrial surgieron grandes monopolios. Las empresas
de los medios de comunicación representan un peligro para la
democracia.
Monopolios que saben todo sobre
nosotros...
Ya he visto que es una parte de su éxito personal, pienso en sus clases que se pueden seguir en Internet...
Sí pero también pienso que nos desviamos. El uso de las redes sociales tiene como consecuencia la distracción generalizada. Me es difícil conseguir y mantener la concentración de mis estudiantes. Porque Internet ha disminuido radicalmente la atención de las personas. Por ello en mi clase prohíbo terminantemente los dispositivos electrónicos.
¿Por qué no tienen efectividad las llamadas a la razón?
Porque los medios de comunicación son irrestibles para mucha gente, es casi una adicción. Los usuarios creen que pueden estar permanentemente mirando la pantalla de su móvil para enterarse de lo que está pasando. Esto es muy molesto y disruptivo en una clase. Y sobre todo es una mala costumbre. Una costumbre cuyas consecuencias van mucho más allá del aula y tienen el mismo efecto molesto en nuestra vida social. También la vida social requiere una determinada cantidad de atención. Reflexionar, escuchar, estudiar, argumentar, la capacidad de sacar consecuencias lógicas. Todo exige una presencia de las personas, pero la capacidad de estar atento queda enterrada por los aparatos y la tecnología.
¿Se puede revertir esta tendencia?
Evidentemente es relativamente fácil prohibir los móviles en clase puesto que se trata de un espacio cerrado. Pero hay que buscar otras soluciones para cambiar a la base esta forma de vivir. Y esto sólo es posible mediante la educación ciudadana. Aquí entra la responsabilidad de la escuela y los mismo medios de comunicación. En ellos recae la responsabilidad de ver como se puede reducir la excesiva dependencia del móvil.
¿Hay relación entre por un lado la distracción masiva y por otra el apoyo al populismo?
Sí por caminos indirectos, el auge del populismo es una reacción al empobrecimiento del discurso público. Estamos asistiendo a un discurso público que carece de contenido moral, libre de debates sobre identidades políticas y metas comunes. Hay toda una serie de causas por las que este discurso público carece de sustancia y es tan vacío. Una de ellas tiene que ver con la versión del mercado que ofrece la globalización en la que estamos desde hace unas décadas. Hay un discurso público dominado por el lenguaje tecnocrático que no inspira a nadie...
¿Y que ahuyenta a la gente?
O que simplemente no son capaces de seguir. Aquí interviene el permanente estado de distracción: estamos en la peor de las disposiciones para comportarnos como ciudadanos en el mejor sentido de la palabra. Cada vez somos menos capaces de implicarnos en debates fundamentales que son urgentes y necesarios. En consecuencia se origina un vacío moral, y antes o después dicho vacío es colmado por fuerzas intolerantes y estrechas de miras como el nacionalismo o el fundamentalismo.
¿Pero vivíamos en la época anterior a Internet un debate público intenso?
No estoy diciendo que tuviéramos una especie de edad de oro del discuso público, moral e informado como en los tiempos de Atenas antigua, aunque creo que en comparación con la actualidad la situación era bastante mejor (ríe). En serio, en Estados Unidos en las décadas de los 50 y 60 había un debate público intenso sobre derechos civiles o la guerra de Vietnam.
El inmenso éxito de sus conferencias on line y sus apariciones en público muestra al menos que sigue habiendo hambre de un discurso público sustancial.
De hecho existe esa necesidad y lo veo siempre que hablo. Los oyentes vienen y buscan interacción, quieren argumentar conmigo. La gente quiere intervenir en el discurso, y quieren hacerlo sobre la base de un respeto mutuo. Esto me da esperanza, esperanza de un discurso más rico para neutralizar el extremo nacionalismo que estamos viviendo.
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