Sin la belleza no es posible la enseñanza, sin duda hace falta la retórica, la poesía, el don de la palabra y también la imagen. Virginia nos habló primero de su modo de fotografiar, del momento creativo que no hay que dejar pasar, que es una mezcla de intuición y de preparación. Lo sorprendente de sus fotografías es que tienen la característica de que parecen pinturas. Le gusta jugar con las sombras, los reflejos y la luz. La fotografía bien hecha tiene alma y sale del corazón según dijo.
Su muestra nos inspiró a algunos de los presentes la utilización en clase de filosofía de fotografía abstracta como punto de partida que desencadenen la reflexión. La imaginación es fundamental para poder dar el paso siguiente de la conceptualización. Aquí se pueden ver algunas de sus preciosas fotografías.
También fue sugerente la biografía y etapas de su obra expuestas por el poeta Adrián González. Curiosamente nos agradó la lectura que hizo Amelia de uno de los poemas, una lectura muy sentida y teatralizada del poema "Los besos que no diste". El propio Adrián nos leyó "Melocotones". Aprendimos sobre el proceso de creación del poema, sobre su lucha con la métrica y las palabras, los modelos poéticos en los que se ha inspirado y el estadio de madurez poética después de haber pasado por el alejandrino y el soneto, el verso libre.
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