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- ¡Ella ha vuelto!
- ¿Quién?
- La realidad.
Efectivamente, la realidad está de vuelta. Al menos en filosofía. En lugar de proscribirla como un animal salvaje en la reserva, como lenguaje o como conciencia, y así “desrrealizarla”, la realidad vuelve a ser plenamente reconocida en ciertas nuevas corrientes filosóficas. Reciben el nombre de Nuevo Realismo o Realismo especulativo. Las dos corrientes no son sinónimas pero coinciden en gran parte.
Hay que agradecer la importación de esta corriente nacida en Francia y el entorno anglosajón al más diligente filósofo y estudioso de la literatura actual Armen Avanessian. Avanessian es editor de la serie "Spekulationen" en la editorial berlinesa Merve y la justifica por la "urgente necesidad de un nuevo realismo”. Al principio de cada volumen de la colección figura el programa de la misma:
Es necesaria una filosofía que vea en la ciencia y en sus conocimientos un nuevo recurso. De esta forma el nacimiento de esta nueva escuela de pensamiento arraiga en la tradición, pensamos en Edmund Husserl "La crisis de las ciencias europeas", que inició de modo brillante el siglo pasado, en el estreno filosófico de Jacques Derrida en los años 60 o en el libro de Peter Sloterdijk "Crítica de la razón cínica" a principio de los 80. Los tres aprovecharon momentos de crisis social para constituir su propio pensamiento.
En todos los casos se trata de los hilos de un estilo de pensamiento que durante mucho tiempo constituyó la ortodoxia y agotada da lugar a una nueva filosofía. Lo mismo ocurre en este caso. Las corrientes de los años 60 de la postmodernidad y el constructivismo ya han dado de sí todo y han caído en la autorreferencia y la arbitrariedad. Poco conocimiento hemos ganado con ellas. Sin embargo el Nuevo realismo que aspira a una renovación de la filosofía, no es un bloque uniforme, sino que se trata de un concepto que reúne diferentes modos de pensar que no necesariamente son compatibles entre sí.
Los nuevos realistas o realistas especulativos están de vuelta del "giro lingüístico", es decir, de una filosofía que se niega a reconocer una realidad independiente del hombre y de su conciencia. Ya no se ven las fronteras del pensamiento en las fronteras del lenguaje, ni se ve al hombre como el actor principal en una realidad que, irónicamente y desde el giro copernicano de Kant, se situaba a su alrededor, el giro copernicano tendría que comportarse al revés.
Graham Harman (1968)
Graham Harman es realista especulativo y enseña en la American University del Cairo. Su pensamiento es un intento de establecer una nueva metafísica en cuyo centro figuran los objetos, no el hombre. Harman escribe:
Para el norteamericano Graham Harman todo lo que hay dentro y fuera del espíritu es un objeto – lo mismo que para el filósofo de Bonn, Markus Gabriel, otro representante del Nuevo Realismo, los hechos no sólo son hechos sino también pensamientos sobre los hechos. El tercer representante del nuevo realismo es el francés Quentin Meillassoux profesor en la Escuela normal superior de París. Meillassoux deduce a partir de una contingencia radical que, "todo podría ser siempre de otra manera y nada en el mundo tiene un fundamento, ni siquiera el principio de razón suficiente.”
Los nuevos realistas sacuden los fundamentos de la filosofía occidental. En 2007 hubo una conferencia en el Goldsmith College de Londres bajo el nombre de "Speculative Realism". El College es desde entonces un centro para todos los que quieren protestar contra la manera corriente de la formación de teorías. Cinco años más tarde los filósofos participantes – entre ellos Quentin Meillassoux y Graham Harman – se encontraron con ocasión de una conferencia y una serie de grupos de trabajo en la Universidad libre de Berlín.
El gesto filosófico decisivo con el que comenzó el realismo especulativo corresponde al filósofo francés con su concepto del llamado correlacionismo.
El correlacionismo es una palabra con la que se muestra la estructura circular en la que desde el giro copernicano de Kant se encuentran sujeto y objeto, mundo y lenguaje. Desde entonces, dicen los polemistas, las cosas tienen que adecuarse al sujeto, no el entendimiento a las cosas.
Exactamente esa es la afirmación del nuevo realismo, por lo que ya en el título lleva la palabra realismo. El realismo no es un antropocentrismo. Antes bien, el hombre por respeto a la realidad tiene que dar un paso atrás, y evitar contaminar a su alrededor con sus representaciones, mejor dicho evitar tomar por la realidad misma el mundo contaminado por sus representaciones.
El filósofo de Königsberg sólo sabía de las cosas tal y como aparecen a la conciencia, no conocía las cosas en sí mismas. Según Meillassoux este aparente conocimiento inconmovible ha sido refutado hace mucho por las ciencias experimentales. Cuando se trata de la edad del universo, de la tierra o de la vida, operamos con fechas que están muy lejos del origen de cualquier conciencia. Sin embargo sabemos sobre hechos y cosas que tuvieron lugar cuando no había conciencia ninguna, ¿para qué o quién fue presente esa cosa o ese hecho?
Si pensamos en la frase del sensualista George Berkeley del siglo XVIII que dijo que ser es percibir…
"esse est percipi" ... parece confirmarse el dictum de Kant, a saber, que el sujeto y el objeto están indisolublemente unidos en la conciencia, Meillassoux replica que el hombre ha encontrado medios y caminos de percibir sin pasar por su propia percepción, mediante algoritmos.
En otras palabras, la percepción basada en los sentidos delega en la matemática y en las redes computacionales. Los hechos de las ciencias experimentales son reales. Y esto obliga al hombre a tener que pensar en un mundo sin conciencia humana.
"No puedo representarme qué significa estar muerto, representarse algo significa estar todavía vivo."
Eso dice Quentin Meillassoux, y no significa que no pueda morir. La muerte no depende del pensamiento sobre ella. La muerte es una realidad autónoma y perfectamente independiente.
El realismo especulativo está unido a una revolución conceptual. Lo vemos claramente cuando Meillassoux rechaza la exigencia de la lógica tradicional de que tiene que haber una razón de cada cosa. El correlacionismo admite a Parménides que dijo: “lo mismo es pensar y ser”. De ahí procede la verdad como correspondencia entre en el entendimiento y la cosa. Aristóteles afirmó: "No es verdad que eres blanco porque según el entendimiento eres blanco, sino que porque eres blanco decimos la verdad cuando afirmamos que eres blanco."
El realismo especulativo comparte esta afirmación aristotélica. Sin embargo Meillassoux rechaza la idea de que la realidad sea en su fundamento un continuo de la racionalidad, lo que equivaldría a una armonía preestablecida. ¿Por qué tendría la realidad que tener un fundamento lógico, es decir, por qué tendría que haber un fundamento de que haya algo antes que nada por el hecho de que así lo exijan las estructuras cognitivas de los seres humanos?
Conferencia magistral de Meillasoux sobre el código secreto del poema de Mallarmé, "Coup des dés"
Por ello Meillassoux lleva el asunto al límite cuando asegura que la lógica es algo que atribuimos a la realidad pero que no prueba que la realidad de hecho esté lógicamente constituida. En ese sentido Meillassoux radicaliza el pensamiento de Kant, porque dice que la lógica depende de las características de la intuición humana.
Si ese fuera el caso el principio de razón suficiente no se cumple obligatoriamente en la realidad. La realidad se retira en una autonomía y contingencia radicales de tal manera que sólo está disponible parcialmente y mediante rodeos.
A partir de fenómenos aislados se pueden desarrollar procesos lógicos, pero esa lógica no es una ley de la naturaleza sino una apariencia de la contingencia. Meillassoux escribe en su relevante ensayo "Tras la finitud" (2008):
Por eso el realismo de Meillassoux es especulativo, porque postula una realidad que existe sin relación ninguna con el pensamiento humano, es sin más.
Una realidad que sólo consiste en interpretaciones es una pura ficción. En verdad no es ninguna realidad. Graham Harman coincide en que la existencia de los seres humanos es efímera. Por ello trabaja en una metafísica cuyo centro no es el hombre sino el objeto.
Este filósofo nació en 1968 en Iowa – un año más tarde que su colega Quentin Meillassoux. Harman acepta el paradigma de Kant, según el cual no tenemos acceso a la cosa en sí, sino sólo a las cosas como aparecen. Harman considera inadecuada esa relación. Lo que percibimos no es la cosa en sí o como dice Harman, el objeto real, sino su deformación.
La percepción según Harman, cuyos modelos son Heidegger, Gilles Deleuze y Bruno Latour, va siempre de la mano con un error de traducción, y ese error utiliza el objeto para sustraer los puntos de vista y los modos de acceso de otros actores, y en cierta medida para hacerlo desaparecer tras la multiplicidad de sus distorsiones.
"A la naturaleza no le gusta ser observada” o “la naturaleza ama esconderse”, había dicho Heráclito.
En su texto "La tercera silla", Harman cita a un astrofísico británico - Sir Arthur Stanley Eddington -, que regaló a la filosofía su perspectiva sobre la parábola de las dos mesas.
Se trata de la mesa de la física y de la mesa con la que estamos familiarizados día a día: una cosa, dos mundos. Dos sistemas o como diría el nuevo realista Markus Gabriel, dos campos de sentido.
Harman no afirma sólo que el abismo relacional que separar al hombre y al objeto deforma a este último, sino que todas las cosas distorsionan a todas las demás cosas de su alrededor o configuran su propia caricatura.
Las entidades u objetos reales son autónomos según Harman y pueden ser hechos, o pensamientos sobre hechos, pueden ser ficticios o reales, físicos o artificiales, pueden estar separados o relacionados con otros. Empresas, vasos de plástico, abejas, aviones, postes eléctricos, fuego, muros, Batman o algodón son objetos reales o entidades.
Las ciencias de la naturaleza entienden que es ingenuo pensar que los perros son partes fundamentales del mundo como entidad. En verdad su punto de vista está integrado por perros hechos de átomos, de elementos químicos y de procesos neuronales. Harman considera que se trata de un reduccionismo inadmisible.
El filósofo subraya que precisamente las ciencias de la naturaleza no creen en los fenómenos que podemos ver, sino en los que no podemos ver: átomos, electrones, cuantos, quarks, radiación electromagnética. Los objetos a ojos de las ciencias de la naturaleza obtienen su realidad paradójicamente a partir de otra cosa, las enfermedades a partir de virus y bacterias, los seres humanos a partir de órganos, los órganos a partir de células, las células a partir de moléculas y así hasta abajo del todo.
Para Harman se trata de un desplazamiento infinito al que al final falta el significado trascendental de Derrida, la referencia definitiva que sólo podría parar la caída en el abismo. El filósofo americano confía sin embargo en lo que él llama su percepción en la conciencia.
El nuevo realista Ian Hamilton Grant le ha dado a la relación entre los objetos reales y los objetos sensibles otro giro en una conferencia titulada “Ser y moco”:
Ian Hamilton Grant, University of West of England (Bristol)
La tercera mesa según Hartman pertenece a la tercera cultura, la cultura del arte. La clasificación viene de una conocida conferencia de C. P. Snow en la que hablaba de las dos culturas, la técnico-científica por un lado y la literaria – ciencias del espíritu por otra. El arte como tercera cultura aporta la idea de que el objeto real no puede ser conocido ni entendido sino amado.
Para Harman la estética tiene un papel central en la filosofía. La estética es una técnica para crear significados. Como Meillassoux Harman tampoco cree en la unidad de las cosas sino en su singularidad y aislamiento. Todas las entidades incluida la entidad hombre reflejan mal las otras entidades y las distorsionan. A las entidades les corresponde realmente más por lo que nuestras representaciones les conceden.
Se podría decir que la filosofía centrada en objetos de Graham Harman nos destierra en una especie de salón de espejos del que no podemos salir como el minotauro de la mitología griega no podía salir del Laberinto. Los objetos reales están en un área que no es inaccesible en sí misma. Por todas partes nos muestran su lado sensible desfigurado. Harman escribe:
En palabras de Armen Avanessian, importador de la teoría, Harman no reconoce al sujeto la primacía cognitiva en las relaciones de los objetos con otros objetos. Nuestro saber del melón que nos gusta no es mayor que el saber del cuchillo con el que lo hemos cortado. Así explica Harman esta relación:
El ser del algodón permanece intocable según el filósofo americano, lo mismo que las demás entidades. Está incrustado en la totalidad del mundo, cuya cadena de referencia no conduce a la indignación del hombre. Dicho de otro modo, el ser de todo objeto real es autónomo y totalmente independiente de las relaciones con una conciencia o de las relaciones con otros objetos reales.
El objeto se acerca a Harman en una cuádruple estructura. La monótona pareja espacio-tiempo que solamente señala el lugar del objeto, aquí y ahora, ahí y ayer, es reventada y conduce a una tensión cuádruple, tiempo, espacio, esencia y eidos. Esas tensiones en la estructura del llamado perfil influyen en todo objeto que de alguna manera es real.
¿Cómo hemos de representarnos la cuádruple estructura del objeto? Una vela sigue siendo una vela para alguien que ve como el tiempo pasa y la vela se quema. El objeto real vela se sustrae sin embargo a la presencia visible. Harman escribe:
Los objetos sensibles tienen un eidos real, una vela que gotea, una vela que no gotea. Además el objeto sensible posee propiedades accidentales que vagan en la superficie y son muy pasajeras, diferentes apariencias que se presentan al que las considera, una luz diferente en la que se muestra la cosa, el envejecimiento o la maduración, etc.
El objeto “vela” permanece siendo la misma entidad en determinado espacio tiempo, incluso cuando una y otra vez destellan nuevos perfiles. ¿Cómo podría un objeto sensible aparecer según el ángulo, la distancia y la atmósfera en innumerables encarnaciones?
No existe ningún todo integral, ninguna unidad de las cosas, sino sólo el conflicto estructural, que pone en claro el objeto individual con sus accidentes, cualidades, relaciones y momentos. La cuádruple estructura del objeto es reflejada o fracturada por cada uno de sus conceptos: por el tiempo, el espacio, la esencia y el eidos. Todo objeto real que como tal no es visible, tiene un perfil temporal, uno espacial, uno esencial y uno ideal.
En la suma de estos perfiles que pueden separarse o fusionarse, está la dignidad de cada objeto real. Es una sustancia, es la manera como está siendo o simplemente como es. Harman posee suficiente sutileza como para referirse con humor a las dudas e irritaciones a propósito de su objeto de cuatro perfiles:
Harman se refiere aquí al acontecer del ser de Heidegger, al que nombró “Geviert” por analogía con el concepto “Gesezt”, “nomos”, ley. “Geviert” significa la interacción entre encubrimiento y desvelamiento, el cielo y la tierra, la tierra no significa el globo terráqueo sino la autenticidad, la patria en el sentido del lugar del que se procede y el hogar al que se regresa.
Harman no reconoce la cuádruple estructura de la realidad en el Ser o en el ser nada en absoluto, sino que en cada objeto real, que inconexo y de modo singular existe al lado de los demás objetos. De aquí procede una de las grandes preguntas que se plantea:
¿Hemos de buscar el mundo en la palabra o en los fenómenos? En esta sencilla fórmula se pueden resumir las preocupaciones de la filosofía más reciente. Acabamos de ver la respuesta a esa pregunta.
Traducción Ana Azanza
Realismo especulativo. A propósito de una nueva manera de vivir en la tierra
Thomas Palzer
- ¿Quién?
- La realidad.
Efectivamente, la realidad está de vuelta. Al menos en filosofía. En lugar de proscribirla como un animal salvaje en la reserva, como lenguaje o como conciencia, y así “desrrealizarla”, la realidad vuelve a ser plenamente reconocida en ciertas nuevas corrientes filosóficas. Reciben el nombre de Nuevo Realismo o Realismo especulativo. Las dos corrientes no son sinónimas pero coinciden en gran parte.
Hay que agradecer la importación de esta corriente nacida en Francia y el entorno anglosajón al más diligente filósofo y estudioso de la literatura actual Armen Avanessian. Avanessian es editor de la serie "Spekulationen" en la editorial berlinesa Merve y la justifica por la "urgente necesidad de un nuevo realismo”. Al principio de cada volumen de la colección figura el programa de la misma:
"Un signo distintivo de este nuevo punto de partida es su relación positiva con la ontología y una nueva aceptación de la metafísica. Se vuelve a valorar el concepto de especulación. Entender la especulación como infundada significa en última instancia entregarse a lo dado, en lugar de descubrir nuevas posibilidades en el presente. A la dimensión especulativa del pensamiento filosófico corresponde pensar de nuevo o pensar lo viejo de modo nuevo."
Respuesta a una crisis de la conciencia
El nuevo realismo o realismo especulativo responde a una crisis de la conciencia, al punto de vista de que el presente tiene buenas razones para buscar nuevas teorías. Concretamente esa crisis de la conciencia conecta con la amenaza de que, dada su falta de fecundidad frente a los nuevos conocimientos de las ciencias modernas, la filosofía es cada vez más ignorante.Es necesaria una filosofía que vea en la ciencia y en sus conocimientos un nuevo recurso. De esta forma el nacimiento de esta nueva escuela de pensamiento arraiga en la tradición, pensamos en Edmund Husserl "La crisis de las ciencias europeas", que inició de modo brillante el siglo pasado, en el estreno filosófico de Jacques Derrida en los años 60 o en el libro de Peter Sloterdijk "Crítica de la razón cínica" a principio de los 80. Los tres aprovecharon momentos de crisis social para constituir su propio pensamiento.
En todos los casos se trata de los hilos de un estilo de pensamiento que durante mucho tiempo constituyó la ortodoxia y agotada da lugar a una nueva filosofía. Lo mismo ocurre en este caso. Las corrientes de los años 60 de la postmodernidad y el constructivismo ya han dado de sí todo y han caído en la autorreferencia y la arbitrariedad. Poco conocimiento hemos ganado con ellas. Sin embargo el Nuevo realismo que aspira a una renovación de la filosofía, no es un bloque uniforme, sino que se trata de un concepto que reúne diferentes modos de pensar que no necesariamente son compatibles entre sí.
Los nuevos realistas o realistas especulativos están de vuelta del "giro lingüístico", es decir, de una filosofía que se niega a reconocer una realidad independiente del hombre y de su conciencia. Ya no se ven las fronteras del pensamiento en las fronteras del lenguaje, ni se ve al hombre como el actor principal en una realidad que, irónicamente y desde el giro copernicano de Kant, se situaba a su alrededor, el giro copernicano tendría que comportarse al revés.
Se vuelve a tomar en serio la realidad
En resumen: La filosofía ha empezado a tomar en serio la realidad y a interesarse por el mundo en lugar de hacerlo por la visión que el hombre tiene del mundo. El exterior del hombre reclama de nuevo con éxito su autonomía.Graham Harman (1968)
Graham Harman es realista especulativo y enseña en la American University del Cairo. Su pensamiento es un intento de establecer una nueva metafísica en cuyo centro figuran los objetos, no el hombre. Harman escribe:
"¿Seguirá la filosofía en el futuro mezclando bajo el concepto "lo que está ahí fuera" monos, tornados, diamantes y petróleo? O existe la mínima idea de una filosofía orientada por el objeto, una especie de alquimia, para describir la transformación de una entidad en otra, para bosquejar como tanto los seres humanos como los no humanos se atraen o se aniquilan.”
Para el norteamericano Graham Harman todo lo que hay dentro y fuera del espíritu es un objeto – lo mismo que para el filósofo de Bonn, Markus Gabriel, otro representante del Nuevo Realismo, los hechos no sólo son hechos sino también pensamientos sobre los hechos. El tercer representante del nuevo realismo es el francés Quentin Meillassoux profesor en la Escuela normal superior de París. Meillassoux deduce a partir de una contingencia radical que, "todo podría ser siempre de otra manera y nada en el mundo tiene un fundamento, ni siquiera el principio de razón suficiente.”
Los nuevos realistas sacuden los fundamentos de la filosofía occidental. En 2007 hubo una conferencia en el Goldsmith College de Londres bajo el nombre de "Speculative Realism". El College es desde entonces un centro para todos los que quieren protestar contra la manera corriente de la formación de teorías. Cinco años más tarde los filósofos participantes – entre ellos Quentin Meillassoux y Graham Harman – se encontraron con ocasión de una conferencia y una serie de grupos de trabajo en la Universidad libre de Berlín.
Quentin Meillasoux (1967) |
El gesto filosófico decisivo con el que comenzó el realismo especulativo corresponde al filósofo francés con su concepto del llamado correlacionismo.
"No hay ninguna cosa, acontecimiento, ley, nada que sea, que no se correlacione siempre con un punto de vista, con un proceso subjetivo."
El correlacionismo es una palabra con la que se muestra la estructura circular en la que desde el giro copernicano de Kant se encuentran sujeto y objeto, mundo y lenguaje. Desde entonces, dicen los polemistas, las cosas tienen que adecuarse al sujeto, no el entendimiento a las cosas.
Exactamente esa es la afirmación del nuevo realismo, por lo que ya en el título lleva la palabra realismo. El realismo no es un antropocentrismo. Antes bien, el hombre por respeto a la realidad tiene que dar un paso atrás, y evitar contaminar a su alrededor con sus representaciones, mejor dicho evitar tomar por la realidad misma el mundo contaminado por sus representaciones.
El filósofo de Königsberg sólo sabía de las cosas tal y como aparecen a la conciencia, no conocía las cosas en sí mismas. Según Meillassoux este aparente conocimiento inconmovible ha sido refutado hace mucho por las ciencias experimentales. Cuando se trata de la edad del universo, de la tierra o de la vida, operamos con fechas que están muy lejos del origen de cualquier conciencia. Sin embargo sabemos sobre hechos y cosas que tuvieron lugar cuando no había conciencia ninguna, ¿para qué o quién fue presente esa cosa o ese hecho?
"Si el tiempo es un correlato del sujeto entonces no puede ocurrir en el tiempo nada antes de que haya un sujeto."
Si pensamos en la frase del sensualista George Berkeley del siglo XVIII que dijo que ser es percibir…
"esse est percipi" ... parece confirmarse el dictum de Kant, a saber, que el sujeto y el objeto están indisolublemente unidos en la conciencia, Meillassoux replica que el hombre ha encontrado medios y caminos de percibir sin pasar por su propia percepción, mediante algoritmos.
En otras palabras, la percepción basada en los sentidos delega en la matemática y en las redes computacionales. Los hechos de las ciencias experimentales son reales. Y esto obliga al hombre a tener que pensar en un mundo sin conciencia humana.
Nueva interpretación de la realidad
De esta manera la realidad recupera su autonomía y por ello ha de ser interpretada con ayuda de otras categorías conceptuales. El mencionado y más famoso de los nuevos realistas Markus Gabriel llama a esa nueva categoría “Campo de sentido”. El mundo está compuesto de infinitos campos de sentido."No puedo representarme qué significa estar muerto, representarse algo significa estar todavía vivo."
Eso dice Quentin Meillassoux, y no significa que no pueda morir. La muerte no depende del pensamiento sobre ella. La muerte es una realidad autónoma y perfectamente independiente.
El realismo especulativo está unido a una revolución conceptual. Lo vemos claramente cuando Meillassoux rechaza la exigencia de la lógica tradicional de que tiene que haber una razón de cada cosa. El correlacionismo admite a Parménides que dijo: “lo mismo es pensar y ser”. De ahí procede la verdad como correspondencia entre en el entendimiento y la cosa. Aristóteles afirmó: "No es verdad que eres blanco porque según el entendimiento eres blanco, sino que porque eres blanco decimos la verdad cuando afirmamos que eres blanco."
El realismo especulativo comparte esta afirmación aristotélica. Sin embargo Meillassoux rechaza la idea de que la realidad sea en su fundamento un continuo de la racionalidad, lo que equivaldría a una armonía preestablecida. ¿Por qué tendría la realidad que tener un fundamento lógico, es decir, por qué tendría que haber un fundamento de que haya algo antes que nada por el hecho de que así lo exijan las estructuras cognitivas de los seres humanos?
Conferencia magistral de Meillasoux sobre el código secreto del poema de Mallarmé, "Coup des dés"
Por ello Meillassoux lleva el asunto al límite cuando asegura que la lógica es algo que atribuimos a la realidad pero que no prueba que la realidad de hecho esté lógicamente constituida. En ese sentido Meillassoux radicaliza el pensamiento de Kant, porque dice que la lógica depende de las características de la intuición humana.
Si ese fuera el caso el principio de razón suficiente no se cumple obligatoriamente en la realidad. La realidad se retira en una autonomía y contingencia radicales de tal manera que sólo está disponible parcialmente y mediante rodeos.
No hay una unidad lógica sólo fenómenos aislados
Para el pensador Meillasoux nacido en París en 1967 no hay unidad lógica, sino sólo fenómenos aislados que coinciden por casualidad. A partir de esa circunstancia se desarrollan potenciales que son adecuados para deducir ciertos mecanismos como la vida o la evolución. Sin razón y sin meta se construye un camino entre la maleza de la realidad, un punto de vista que por otra parte compartía Charles Darwin.A partir de fenómenos aislados se pueden desarrollar procesos lógicos, pero esa lógica no es una ley de la naturaleza sino una apariencia de la contingencia. Meillassoux escribe en su relevante ensayo "Tras la finitud" (2008):
"Nada tiene un fundamento para ser y para seguir siendo como es, todo tiene que ser sin fundamento y/o puede ser de otra forma a como es.”
Por eso el realismo de Meillassoux es especulativo, porque postula una realidad que existe sin relación ninguna con el pensamiento humano, es sin más.
Aprender a pensar fuera del pensamiento
Aprender a pensar fuera del pensamiento es la inevitable premisa del Realismo especulativo. Porque tiene que reconocer una realidad fundamental que no depende del pensamiento humano y que no está formada según su discurso y que no consiste en una cadena finita de significantes que posea un significado trascendental.Una realidad que sólo consiste en interpretaciones es una pura ficción. En verdad no es ninguna realidad. Graham Harman coincide en que la existencia de los seres humanos es efímera. Por ello trabaja en una metafísica cuyo centro no es el hombre sino el objeto.
Este filósofo nació en 1968 en Iowa – un año más tarde que su colega Quentin Meillassoux. Harman acepta el paradigma de Kant, según el cual no tenemos acceso a la cosa en sí, sino sólo a las cosas como aparecen. Harman considera inadecuada esa relación. Lo que percibimos no es la cosa en sí o como dice Harman, el objeto real, sino su deformación.
La percepción según Harman, cuyos modelos son Heidegger, Gilles Deleuze y Bruno Latour, va siempre de la mano con un error de traducción, y ese error utiliza el objeto para sustraer los puntos de vista y los modos de acceso de otros actores, y en cierta medida para hacerlo desaparecer tras la multiplicidad de sus distorsiones.
"A la naturaleza no le gusta ser observada” o “la naturaleza ama esconderse”, había dicho Heráclito.
En su texto "La tercera silla", Harman cita a un astrofísico británico - Sir Arthur Stanley Eddington -, que regaló a la filosofía su perspectiva sobre la parábola de las dos mesas.
"Quiero empezar a escribir esta conferencia y acerco mi silla a mis dos mesas. ¿Dos mesas? Sí, porque cada cosa que hay a mi alrededor tiene un doble, y por tanto dos mesas, dos sillas, dos plumas."
Se trata de la mesa de la física y de la mesa con la que estamos familiarizados día a día: una cosa, dos mundos. Dos sistemas o como diría el nuevo realista Markus Gabriel, dos campos de sentido.
Harman no afirma sólo que el abismo relacional que separar al hombre y al objeto deforma a este último, sino que todas las cosas distorsionan a todas las demás cosas de su alrededor o configuran su propia caricatura.
Abismo relacional entre todos los objetos y entidades
Por tanto no sólo hay un abismo relacional entre hombres y objetos, sino también entre todos los objetos o entidades. Las cosas tienen diferentes propiedades, que sirven para ponerlas en relación entre sí, el papel se relaciona con el hombre por su posibilidad de ser usado para escribir, con el fuego por su cualidad inflamable, con el agua por su capacidad para empaparse.Las entidades u objetos reales son autónomos según Harman y pueden ser hechos, o pensamientos sobre hechos, pueden ser ficticios o reales, físicos o artificiales, pueden estar separados o relacionados con otros. Empresas, vasos de plástico, abejas, aviones, postes eléctricos, fuego, muros, Batman o algodón son objetos reales o entidades.
Las ciencias de la naturaleza entienden que es ingenuo pensar que los perros son partes fundamentales del mundo como entidad. En verdad su punto de vista está integrado por perros hechos de átomos, de elementos químicos y de procesos neuronales. Harman considera que se trata de un reduccionismo inadmisible.
El filósofo subraya que precisamente las ciencias de la naturaleza no creen en los fenómenos que podemos ver, sino en los que no podemos ver: átomos, electrones, cuantos, quarks, radiación electromagnética. Los objetos a ojos de las ciencias de la naturaleza obtienen su realidad paradójicamente a partir de otra cosa, las enfermedades a partir de virus y bacterias, los seres humanos a partir de órganos, los órganos a partir de células, las células a partir de moléculas y así hasta abajo del todo.
Para Harman se trata de un desplazamiento infinito al que al final falta el significado trascendental de Derrida, la referencia definitiva que sólo podría parar la caída en el abismo. El filósofo americano confía sin embargo en lo que él llama su percepción en la conciencia.
Todo objeto real consta de dos caras
Su filosofía centrada en los objetos consiste en que todo objeto real tiene dos caras, una sensible que está ahí para entrar en contacto con otras entidades y una cara real, que está para ser invisible y para sustraerse a todas las relaciones.El nuevo realista Ian Hamilton Grant le ha dado a la relación entre los objetos reales y los objetos sensibles otro giro en una conferencia titulada “Ser y moco”:
"La vida emerge del moco en el que se pueden formar infinitamente muchos seres vivos y singularidades. Esto quiere decir que la vida no brota del moco sino que es la repetición del moco de otra manera.”Para volver al ejemplo mencionado de Sir Eddington: La mesa de la física y la mesa de todos los días pertenecen al lado sensible de los objetos, la mesa real es para Harman una tercera mesa, una mesa que usa todos los lados sensoriales de la mesa: científicos, familiares, artesanales o perceptibles, para sustraerse a todos los posibles contactos y así permanecer intocable.
Ian Hamilton Grant, University of West of England (Bristol)
La tercera mesa según Hartman pertenece a la tercera cultura, la cultura del arte. La clasificación viene de una conocida conferencia de C. P. Snow en la que hablaba de las dos culturas, la técnico-científica por un lado y la literaria – ciencias del espíritu por otra. El arte como tercera cultura aporta la idea de que el objeto real no puede ser conocido ni entendido sino amado.
Filosofía del arte de gran alcance
Harman amplia las perspectivas fenomenológicas de un Edmund Husserl y de Martin Heidegger. En lugar de una filosofía como ciencia estricta como pretendió Husserl, Harman habla de una filosofía como arte de gran alcance. Dice Harman:"Porque por una parte el arte no funciona disolviendo ballenas blancas, villas, balsas, manzanas, guitarras y molinos de viento en sus fundamentos subatómicos. Los artistas no proporcionan ninguna teoría de la realidad física. La segunda mesa de Eddington es lo último a lo que aspiran. Tampoco se ocupan de la primera mesa, el arte duplica las cosas que usamos cada día o intenta que produzcan un efecto en nosotros. Los artistas intentan sobre todo crear objetos que son más profundos que los elementos que los conforman, o juegan con objetos que no son fáciles de imaginar."
Para Harman la estética tiene un papel central en la filosofía. La estética es una técnica para crear significados. Como Meillassoux Harman tampoco cree en la unidad de las cosas sino en su singularidad y aislamiento. Todas las entidades incluida la entidad hombre reflejan mal las otras entidades y las distorsionan. A las entidades les corresponde realmente más por lo que nuestras representaciones les conceden.
Se podría decir que la filosofía centrada en objetos de Graham Harman nos destierra en una especie de salón de espejos del que no podemos salir como el minotauro de la mitología griega no podía salir del Laberinto. Los objetos reales están en un área que no es inaccesible en sí misma. Por todas partes nos muestran su lado sensible desfigurado. Harman escribe:
"Lo real es algo que no se puede entender sino amar. Esto no significa que el acceso a la mesa sea imposible sino que debe serlo indirectamente. De la misma manera que el lenguaje erótico funciona mejor cuando se basa en insinuaciones y alusiones en lugar de formular una clara y enérgica oferta."
En palabras de Armen Avanessian, importador de la teoría, Harman no reconoce al sujeto la primacía cognitiva en las relaciones de los objetos con otros objetos. Nuestro saber del melón que nos gusta no es mayor que el saber del cuchillo con el que lo hemos cortado. Así explica Harman esta relación:
"Cuando el fuego quema el algodón, se relaciona sólo con el carácter inflamable del material con el que está en contacto. El fuego no interactúa para nada con el olor o el color del algodón, que sólo es relevante para las criaturas dotadas de órganos para el sentido de la vista. Aunque es verdad que el fuego puede cambiar y estropear estas cualidades que están fuera de su alcance. Pero lo hace de manera indirecta, pasando por una de las características adicionales del algodón, el color, el olor y el fuego pueden ser igualmente afectados. El ser del algodón se sustrae a las llamas incluso cuando es consumido y destruido."
El ser del algodón permanece intocable según el filósofo americano, lo mismo que las demás entidades. Está incrustado en la totalidad del mundo, cuya cadena de referencia no conduce a la indignación del hombre. Dicho de otro modo, el ser de todo objeto real es autónomo y totalmente independiente de las relaciones con una conciencia o de las relaciones con otros objetos reales.
El objeto se acerca a Harman en una cuádruple estructura. La monótona pareja espacio-tiempo que solamente señala el lugar del objeto, aquí y ahora, ahí y ayer, es reventada y conduce a una tensión cuádruple, tiempo, espacio, esencia y eidos. Esas tensiones en la estructura del llamado perfil influyen en todo objeto que de alguna manera es real.
¿Cómo hemos de representarnos la cuádruple estructura del objeto? Una vela sigue siendo una vela para alguien que ve como el tiempo pasa y la vela se quema. El objeto real vela se sustrae sin embargo a la presencia visible. Harman escribe:
"El objeto es un vago y sin embargo cautivador todo, una duradera unidad recubierta de superficies cambiantes."
Los objetos sensibles tienen un eidos real, una vela que gotea, una vela que no gotea. Además el objeto sensible posee propiedades accidentales que vagan en la superficie y son muy pasajeras, diferentes apariencias que se presentan al que las considera, una luz diferente en la que se muestra la cosa, el envejecimiento o la maduración, etc.
El objeto “vela” permanece siendo la misma entidad en determinado espacio tiempo, incluso cuando una y otra vez destellan nuevos perfiles. ¿Cómo podría un objeto sensible aparecer según el ángulo, la distancia y la atmósfera en innumerables encarnaciones?
No existe ningún todo integral, ninguna unidad de las cosas, sino sólo el conflicto estructural, que pone en claro el objeto individual con sus accidentes, cualidades, relaciones y momentos. La cuádruple estructura del objeto es reflejada o fracturada por cada uno de sus conceptos: por el tiempo, el espacio, la esencia y el eidos. Todo objeto real que como tal no es visible, tiene un perfil temporal, uno espacial, uno esencial y uno ideal.
En la suma de estos perfiles que pueden separarse o fusionarse, está la dignidad de cada objeto real. Es una sustancia, es la manera como está siendo o simplemente como es. Harman posee suficiente sutileza como para referirse con humor a las dudas e irritaciones a propósito de su objeto de cuatro perfiles:
"Una cuádruple estructura parece un peligro, una excentricidad o extravagancia, como una doctrina New Age o la creencia de un falso profeta. El “cuadrado” puede despertar asociaciones con el líder de un culto en una apartada isla del Pacífico, asido de una mano a una prostituta y de la otra a una novia infantil, unidos en la misma adoración al gran cilindro de obsidiana en las que protegemos las cuatro fuerzas del cosmos. Sin embargo he intentado mostrar que no podíamos menos que reflexionar sobre ella.”
Harman se refiere aquí al acontecer del ser de Heidegger, al que nombró “Geviert” por analogía con el concepto “Gesezt”, “nomos”, ley. “Geviert” significa la interacción entre encubrimiento y desvelamiento, el cielo y la tierra, la tierra no significa el globo terráqueo sino la autenticidad, la patria en el sentido del lugar del que se procede y el hogar al que se regresa.
Harman no reconoce la cuádruple estructura de la realidad en el Ser o en el ser nada en absoluto, sino que en cada objeto real, que inconexo y de modo singular existe al lado de los demás objetos. De aquí procede una de las grandes preguntas que se plantea:
"Si es un serio problema epistemológico saber como el fuego afecta al algodón o como el hombre afecta al mundo, también es una cuestión difícil saber cómo se refiere una manzana a sus propias características, fría, roja, dura, dulce, amarga, barata y jugosa."
¿Hemos de buscar el mundo en la palabra o en los fenómenos? En esta sencilla fórmula se pueden resumir las preocupaciones de la filosofía más reciente. Acabamos de ver la respuesta a esa pregunta.
3 comentarios:
Me parece muy saludable la vuelta a las cosas, desde las palabras. Platón ya escribió que él no discutía por palabras, sino por realidades. A fin de cuentas, también Kant aceptaba que la cosa en sí podía ser pensada, aunque no objetivada. Pero las frases que se citan en la entrada me parecen bastante banales cuando no ridículas, como la del "moco vital". En fin, ya sabemos que de lo sublime a lo ridículo solo media un capítulo del Quijote.
Gracias por ponernos al día, Ana.
gracias a tí por los arreglos estéticos del post.
Gracias por este post tan completo y tan accesible sobre el realismo especulativo. He buscado información acerca de esta nueva corriente filosófica por todas partes y se agradece encontrar uno que lo explique así de bien.
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