Autora Ana Azanza
http://www.guiadelocio.com/jaen/teatro-y-danza/las-hormigas-del-prater-en-teatro-cervantes-de-linares
Nos sorprendió Marcos Serrano con sus habilidades escénicas una vez más. Ayer asistimos la Quinta casi en pleno a la representación teatral de "Las Hormigas del Prater", primera obra teatral escrita por nuestro compañero y profesor de filosofía en Linares. Ya sabíamos de su afición por la escena. En años anteriores habíamos asistido a otras dos representaciones, "Una chica en mi sopa" y "El florido pensil".
Pero esta vez se presenta como autor novel, con "Las hormigas del Prater". Se me olvidó preguntar al autor a qué hacía referencia con tan extraño título. No obstante el único "Prater" del que he oído hablar es un parque en Viena, y ahora creo que se debe a la película El tercer hombre, cuando los protagonistas están montados en la noria de dicho parque y ven los hombres moviéndose como hormigas de un hormiguero, seres insignificantes desde lo alto de la noria.
El argumento viene resumido en el programa que se entregó a los espectadores:
"Dice un viejo proverbio: Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta". Y lo cierto es que nadie le presta oídos al sabio anónimo que lo dijo.
Si alguna vez nos asalta esta idea es mejor darle de lado y pensar que siempre se mueren los demás.
Roberto Sastre es, en esto, como todo el mundo. Y más, un tipo como él, al que todo le va sobre ruedas (o al menos eso cree él). Una noche se duerme con el pensamiento de la muerte y está convencido al día siguiente de que le queda poco tiempo de vida. La angustia le domina cuando es consciente de que en cuestión de pocas horas tiene que dejar resueltos un montón de asuntos pendientes. Actuar bajo presión, apurando al límite el tiempo, no siempre es la forma acertada de hacer las cosas y, por fuerza se ha de cometer algún error. Sólo cabe esperar que éste no sea fatal." EL AUTOR
Dice Marcos que se había declarado ágrafo hasta que ha abandonado esa vocación. Y no podemos menos que felicitarnos. Cuando nos habló hace unas semanas del argumento me pareció que podía ser que la presión de la muerte cercana obligaba al protagonista a resolver un montón de asuntos de forma precipitada y que quizá eso daría lugar más de una situación cómica. Algo de eso había en la obra pero no iban por ahí los tiros esenciales del drama con toques de comedia que ha escrito Marcos.
Los toques filosóficos, las reflexiones, las alusiones a problemas y autores de la tradición occidental fueron constantes, sin agotar al público. También a cuestiones disputadas y polémicas como la "defensa de la vida". En ese momento se escucharon taconeos en el teatro que daban a entender "me voy".
La gran cuestión de la filosofía: "en la sociedad nada es lo que parece" está presente desde los primeros compases de la obra. En ese sentido recordé cuando Biedma nos ha hablado y escrito de la necesidad del teatro como espejo y catarsis, para vernos a nosotros mismos sin tampoco sufrir por el espectáculo y liberarnos un poco de nuestra carga mediante la risa y la ironía.
No pensé antes en la necesidad de venganza, de ajustar las cuentas pendientes antes de morir, la parte de revancha que da a entender Marcos me sorprendió. También está el amor a los seres queridos, con sus defectos e imperfecciones, como lo que realmente queda en la maleta de la vida. Y en el recuerdo de los demás cuando uno se ha ido de este mundo.
¿No es la filosofía una preparación para la muerte? de siempre ha sido así y cuando lo olvidamos la filosofía pierde interés. Nada hay más seguro que nuestro final. De vez en cuando y en tono de humor nos viene bien una pequeña dosis de reflexión sobre la muerte, no está de más compartir esta inquietud que nos une tanto a los seres humanos, mucho más de lo que nos separan otras cuestiones a las que damos prioridad en el día a día, nuestro destino común. La conversación que mantiene Roberto Sastre con el que debería ser el "especialista" en muerte, el padre Iglesias, altamente instructiva. Me gustó el desenlace, el porqué y el cómo se llega a él.
El reloj final en el que cada personaje hace balance de su relación con Roberto Sastre me pareció un gran hallazgo. Descubrí a Descartes, a Ortega, a la escolástica, a Kant en muchas de las palabras pronunciadas por el protagonista. Se me escaparon sin duda las alusiones para cinéfilos, otra de las características de Marcos es su pasión y su conocimiento del séptimo arte. De ello deja constancia las escenas escogidas que aparecen en sendos momentos de la representación del Tercer Hombre y del Séptimo Sello. Pero sobre esas cuestiones a lo mejor nos podría "entretener" mejor nuestro compañero Pepe Fuentes.
Dice Marcos que como autor dramático esto es sólo el principio. Le sugerí que ya que va engrosando el repertorio, podría sin duda dedicarse definitivamente ir de gira por España. La pieza se presta a ser representada alrededor de las fechas en que desde hace algunos años la globalización nos ha apuntado a Halloween "vellis nollis".
La noche anterior a la representación alguien me había preguntado qué se puede hacer cuando se ha estudiado filosofía. La respuesta básica es dedicarse a la enseñanza, después de lo de ayer ya sé que tengo algo nuevo que proponer: se pueden escribir y representar obras de teatro como esta, en las que se da al público "food for think" además de hacer pasar un rato divertido y dar temas para futuras conversaciones en el Mochuelo.
Gracias Marcos por tu generosidad como autor y como actor, diste vida a tu personaje con todas tus fuerzas, sólo así se llega al público. Y nos dejaste encantados y entusiasmados
http://www.guiadelocio.com/jaen/teatro-y-danza/las-hormigas-del-prater-en-teatro-cervantes-de-linares
Nos sorprendió Marcos Serrano con sus habilidades escénicas una vez más. Ayer asistimos la Quinta casi en pleno a la representación teatral de "Las Hormigas del Prater", primera obra teatral escrita por nuestro compañero y profesor de filosofía en Linares. Ya sabíamos de su afición por la escena. En años anteriores habíamos asistido a otras dos representaciones, "Una chica en mi sopa" y "El florido pensil".
Una escena de "El tercer hombre" en la noria |
Pero esta vez se presenta como autor novel, con "Las hormigas del Prater". Se me olvidó preguntar al autor a qué hacía referencia con tan extraño título. No obstante el único "Prater" del que he oído hablar es un parque en Viena, y ahora creo que se debe a la película El tercer hombre, cuando los protagonistas están montados en la noria de dicho parque y ven los hombres moviéndose como hormigas de un hormiguero, seres insignificantes desde lo alto de la noria.
El argumento viene resumido en el programa que se entregó a los espectadores:
"Dice un viejo proverbio: Duerme con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta". Y lo cierto es que nadie le presta oídos al sabio anónimo que lo dijo.
Si alguna vez nos asalta esta idea es mejor darle de lado y pensar que siempre se mueren los demás.
Roberto Sastre es, en esto, como todo el mundo. Y más, un tipo como él, al que todo le va sobre ruedas (o al menos eso cree él). Una noche se duerme con el pensamiento de la muerte y está convencido al día siguiente de que le queda poco tiempo de vida. La angustia le domina cuando es consciente de que en cuestión de pocas horas tiene que dejar resueltos un montón de asuntos pendientes. Actuar bajo presión, apurando al límite el tiempo, no siempre es la forma acertada de hacer las cosas y, por fuerza se ha de cometer algún error. Sólo cabe esperar que éste no sea fatal." EL AUTOR
Dice Marcos que se había declarado ágrafo hasta que ha abandonado esa vocación. Y no podemos menos que felicitarnos. Cuando nos habló hace unas semanas del argumento me pareció que podía ser que la presión de la muerte cercana obligaba al protagonista a resolver un montón de asuntos de forma precipitada y que quizá eso daría lugar más de una situación cómica. Algo de eso había en la obra pero no iban por ahí los tiros esenciales del drama con toques de comedia que ha escrito Marcos.
Los toques filosóficos, las reflexiones, las alusiones a problemas y autores de la tradición occidental fueron constantes, sin agotar al público. También a cuestiones disputadas y polémicas como la "defensa de la vida". En ese momento se escucharon taconeos en el teatro que daban a entender "me voy".
La gran cuestión de la filosofía: "en la sociedad nada es lo que parece" está presente desde los primeros compases de la obra. En ese sentido recordé cuando Biedma nos ha hablado y escrito de la necesidad del teatro como espejo y catarsis, para vernos a nosotros mismos sin tampoco sufrir por el espectáculo y liberarnos un poco de nuestra carga mediante la risa y la ironía.
No pensé antes en la necesidad de venganza, de ajustar las cuentas pendientes antes de morir, la parte de revancha que da a entender Marcos me sorprendió. También está el amor a los seres queridos, con sus defectos e imperfecciones, como lo que realmente queda en la maleta de la vida. Y en el recuerdo de los demás cuando uno se ha ido de este mundo.
¿No es la filosofía una preparación para la muerte? de siempre ha sido así y cuando lo olvidamos la filosofía pierde interés. Nada hay más seguro que nuestro final. De vez en cuando y en tono de humor nos viene bien una pequeña dosis de reflexión sobre la muerte, no está de más compartir esta inquietud que nos une tanto a los seres humanos, mucho más de lo que nos separan otras cuestiones a las que damos prioridad en el día a día, nuestro destino común. La conversación que mantiene Roberto Sastre con el que debería ser el "especialista" en muerte, el padre Iglesias, altamente instructiva. Me gustó el desenlace, el porqué y el cómo se llega a él.
El reloj final en el que cada personaje hace balance de su relación con Roberto Sastre me pareció un gran hallazgo. Descubrí a Descartes, a Ortega, a la escolástica, a Kant en muchas de las palabras pronunciadas por el protagonista. Se me escaparon sin duda las alusiones para cinéfilos, otra de las características de Marcos es su pasión y su conocimiento del séptimo arte. De ello deja constancia las escenas escogidas que aparecen en sendos momentos de la representación del Tercer Hombre y del Séptimo Sello. Pero sobre esas cuestiones a lo mejor nos podría "entretener" mejor nuestro compañero Pepe Fuentes.
fotograma del Séptimo sello |
Dice Marcos que como autor dramático esto es sólo el principio. Le sugerí que ya que va engrosando el repertorio, podría sin duda dedicarse definitivamente ir de gira por España. La pieza se presta a ser representada alrededor de las fechas en que desde hace algunos años la globalización nos ha apuntado a Halloween "vellis nollis".
La noche anterior a la representación alguien me había preguntado qué se puede hacer cuando se ha estudiado filosofía. La respuesta básica es dedicarse a la enseñanza, después de lo de ayer ya sé que tengo algo nuevo que proponer: se pueden escribir y representar obras de teatro como esta, en las que se da al público "food for think" además de hacer pasar un rato divertido y dar temas para futuras conversaciones en el Mochuelo.
Gracias Marcos por tu generosidad como autor y como actor, diste vida a tu personaje con todas tus fuerzas, sólo así se llega al público. Y nos dejaste encantados y entusiasmados
Joseph Cotten en el papel de Holly Martins en The thrid Man |
1 comentario:
Marcos no deja de impresionarme, como actor, y ahora como dramaturgo de mérito. Añadiré sin embargo, con franqueza de amigo, que la obra puede ganar mucho con cierta poda. Algunos elementos retóricos y reiteraciones son soslayables. Tbn. retocaría la escena con la jovencísima y subordinada "querida". Tanto romanticismo y tanta inocencia resultan inverosímiles, en ambos personajes. Otro detalle es que uno no vé qué necesidad hay de que el socio esté presente en la conversación con el exyonqui, como "convidado de piedra".
El tema de la venganza o ajuste de cuentas es muy interesante como resorte que desata la tragedia.
La obra no aburre y nos ha dejado un montón de sugerencias estimulantes, como esa hipótesis de que en realidad este mundo es el infierno, lo cual -dicho de paso- resolvería de una vez el viejo problema metafísico de la existencia del mal.
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