¿Será realmente la tumba de Aristóteles? el Aristotelion.
Si se presenta y pierde, malo. Si se presenta y gana, todavía peor. Con un 13% del electorado no le parecería bien volverse a casa. No se ve en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales aconsejando “votar en contra” de Marine Le Pen tapándose la nariz.
Respeta todos los modos de vida, cada cual tiene derecho a sus pensamientos y moral con tal de que no la imponga a los demás. Por eso no le ha parecido bien la respuesta de Francia a los atentados, de ir a bombardear Siria, o las guerras llevadas a cabo por Occidente contra dictadores que ayer fueron aliados y que incluso se dice, se comenta, financiaron campañas presidenciales en Francia y EE UU, léase Khadafi, léase Sadam Hussein. En el asunto de los atentados parisinos ha puesto sobre la mesa los cuatro millones de muertos que han provocado esas guerras contra el islamismo radical supuestamente y en nombre de los Derechos Humanos. Pero el simple hecho de que no ha habido guerra en el Tíbet para liberarlo de China, ni en Corea ya muestra que la defensa de los Derechos Humanos de nuestras guerras es una excusa. Hay otros intereses que se disfrazan.
Onfray, filósofo de izquierdas, que prefiere una idea justa de
derechas que una falsa de izquierdas, está pensándose presentarse a las
Elecciones Presidenciales de 2017.
Lo dice en esta entrevista patrocinada por un periódico
de “derechas”: Le Figaro. Cuenta cómo se lo han ofrecido desde el equipo de Jean
Luc Melenchon, presidente de Front de Gauche, con raíces jiennenses.
Su primera reacción ante los emisarios fue negativa:
- “No tengo las aptitudes necesarias”,
- “No importa, en 3 meses se las enseñamos”
- “Buena prueba de que no son aptitudes”.
“Soy de izquierdas, pero creo en la policía; soy de
izquierdas, pero creo en una escuela pública que enseñe a leer, a escribir, a
contar y a pensar; soy de izquierdas, pero defiendo la energía nuclear; soy de
izquierdas y defiendo que haya ejército.”
Ser candidato no es un derecho, sino un deber. Aunque hay 30
candidatos que piensan que es su derecho aspirar a la Presidencia de la
“République”. Siente que en este momento de su vida en que se lo han propuesto
“es más que sí mismo”.
Si se presenta y pierde, malo. Si se presenta y gana, todavía peor. Con un 13% del electorado no le parecería bien volverse a casa. No se ve en la segunda vuelta de las elecciones presidenciales aconsejando “votar en contra” de Marine Le Pen tapándose la nariz.
Es consciente de que el Presidente se ha convertido en un
primer ministro y el primer ministro en un ministro como todos los demás. En
parte gracias a la UE
que ha dado como consecuencia una pérdida de soberanía. Lamenta que en Francia
el poder ejecutivo no está claramente separado del legislativo. En España
está todavía peor separado, puesto que en el parlamento hay un banco azul para
el gobierno, y es del parlamento de donde sale el ejecutivo. Onfray es gaullista
, De Gaulle dio poderes al Presidente cuando estableció la Quinta República,
estima que cinco años de mandato son pocos para desarrollar un programa
coherente.
Estima que la función presidencial es una función
intelectual, histórica; Francia tiene que conservar su lugar en la historia. El
presidente tiene que tener un proyecto inscrito en la “larga duración”.
Desconozco si ha decidido ya su candidatura o se ha
retirado. En cualquier caso, en uno de sus últimos libros “Le miroir aux
alouettes” contesta a las invectivas que
a cuenta de sus diversas manifestaciones políticas le han llegado desde todos
los frentes. Se le ha tratado sucesivamente de lepenista, de hacerle el juego
al Frente Nacional con sus declaraciones sobre los atentados yihadistas, de
islamófobo e islamófilo, de totalitario, de nazi. Ha ocupado las portadas de
los diarios, l’Express se preguntaba el 2 de marzo: “Faut il brûler Onfray?”
En este último volumen intenta aclarar su recorrido vital en
lo referente a la política. Se considera de izquierdas, pero de una izquierda
que hoy no comparece ni en el parlmento ni en los medios de comunicación.
Explica sus raíces populares, orgulloso de sus padres obreros y de que aprendió
los primeros rudimentos políticos en la peluquería de su pueblo, se entretenía
barriendo y leyendo las abundantes revistas para los clientes, le NouvelObs,
Charlie Hebdo…Un buen día el peluquero, hoy un señor mayor encamado por la
enfermedad, le contó la historia de su deportación por los nazis al campo de
Neuengamme acusado de formar parte de la Resistencia francesa a la invasión de 1940. Otro
personaje que le influyó en su izquierdismo “popular” fue un maestro, Emile
Legri, siempre disponible en la adolescencia cuando tenía un problema con los
padres, abría la puerta de su casa, para charlar y tomar un zumo. De ahí sus
raíces. Libertario, anarquista, por la autogestión, no violento, nunca fue
marxista ni defensor de Mao, Stalin o el comunismo.
Admirador de las ideas de Proudhon y Fourier, los utópicos.
Estima que los valores de la izquierda hoy no comparecen puesto que la
izquierda francesa se volvió liberal cuando Miterrand llegó al poder dichos valores son la
fraternidad, la generosidad, el sentido moral. Hay cosas que no se
hacen, y punto. Esa izquierda se ha deshecho, ha abandonado sus fundamentos. El
dinero es la ley en Francia y en España, no hay lugar para el espíritu, el
arte, la filosofía. Los medios reparten las etiquetas de lo políticamente
correcto y lo incorrecto.
No sectario, sino razonable. Prefiere una idea sensata de
derechas que una tontería de izquierdas y viceversa. Ateo, prefiere una idea
justa de un creyente que una bobada atea y viceversa, porque el problema no es
la izquierda frente a la derecha o el ateísmo frente a la creencia sino la INTELIGENCIA.
Buscar qué se oculta tras la superficie de las cosas, las
ideas y sobre todo los hechos, la inteligencia capaz de relacionar lo que
aparentemente no tiene ninguna relación para ir a la raíz de los asuntos, de lo
que pasa, de lo que nos pasa.
Respeta todos los modos de vida, cada cual tiene derecho a sus pensamientos y moral con tal de que no la imponga a los demás. Por eso no le ha parecido bien la respuesta de Francia a los atentados, de ir a bombardear Siria, o las guerras llevadas a cabo por Occidente contra dictadores que ayer fueron aliados y que incluso se dice, se comenta, financiaron campañas presidenciales en Francia y EE UU, léase Khadafi, léase Sadam Hussein. En el asunto de los atentados parisinos ha puesto sobre la mesa los cuatro millones de muertos que han provocado esas guerras contra el islamismo radical supuestamente y en nombre de los Derechos Humanos. Pero el simple hecho de que no ha habido guerra en el Tíbet para liberarlo de China, ni en Corea ya muestra que la defensa de los Derechos Humanos de nuestras guerras es una excusa. Hay otros intereses que se disfrazan.
No le interesa tanto moralizar como hacen los medios y como
todos hacen en los medios con ocasión de las masacres: Moralina: “qué horror matar a la gente a bocajarro en
una cafetería”. Antes que moralizar comprendamos, por qué, cómo, qué hemos
hecho para dar lugar a la masacre. El mismo método nietzscheano de búsqueda de
la genealogía lo aplica al apoyo creciente a Le Pen en el electorado obrero.
Busca los fundamentos de la actualidad, y es el motivo de que le insulten a
veces como islamófilo, otras como islamófobo, sólo por intentar comprender.
Defiende la soberanía, que no es más que el derecho de cada
uno a ser dueño de sí mismo en su casa, por eso está en contra de la ingerencia
en otros Estados. El contrato social que está ya en Epicuro, la convivencia
empieza quizás en pareja, hay que renunciar a algo de libertad, luego la
familia, los vecinos en un círculo más exterior y así hasta el todo social. En el
contrato se renuncia a libertad por seguridad, Hobbes pasa por ser el inventor
del contrato en su versión “totalitaria” o “absolutista”, pero leyendo con más
precisión a Hobbes descubrimos que el contrato, la cesión de libertad tiene
sentido si el soberano protege. ¿Qué pasa cuando el poder no protege a los
ciudadanos?
En este punto es donde Onfray señala a las masas de
desprotegidos o desahuciados en nuestras sociedades superricas: parados de
larga duración que pasan el día delante de la tele, padres que no pueden llevar
un pedazo de pan a casa, o jóvenes que reparten pizza hasta altas horas para
pagarse los estudios y conseguir un diploma que no es seguro garantice en el
futuro un puesto de trabajo… Las oligarquías gobernantes podrían preguntarse si
no estarán tensando excesivamente la cuerda.
Evidentemente no hay dinero para subir salarios ni para
crear puestos de trabajo, está el problema de la deuda. El gran jefe de la Peugeot gana 15.000 euros
diarios, incluidos sábados y domingos, a los obreros se les sube el sueldo 8
euros al mes. No se pueden subir los salarios ni bajar los impuestos. En
Francia como en España cuando cambia el gobierno se oye la misma queja: “nos
hemos encontrado la caja vacía y facturas pendientes”. No hay para los
medicamentos, no hay para la enseñanza pública… En España sí hay para mantener
duplicidad y triplicidad de competencias y nubes de enchufados. En Francia sí
hay para ir a bombardear Siria, Mali, Libia. Una vez más Onfray no pretende
moralizar con esos ejemplos, sólo hacer reflexionar sobre el hecho de que se
humilla a la gente de abajo, se hace mella en su dignidad y en su libertad. La
misma humillación es provocada sobre las poblaciones con las intervenciones
militares en terceros países, con el pretexto de atacar la fuente del
terrorismo las bombas afectan a todos los talibanes y los que no lo son.
Si luego hay reacciones no deberíamos quejarnos en Europa, humillando a los pueblos es como se prepara el advenimiento de las dictaduras, la historia nos lo ha demostrado suficientemente. En Francia el mapa de la miseria y el paro coincide con el mapa que vota al Frente Nacional. En vez de insultar a Onfray se impone pensar soluciones que vayan a la raíz. Me pregunto, si saliera el filósofo “President de la République”, ¿podría llevar a cabo un giro hacia una política más atenta a las necesidades reales de los franceses haciendo hincapié en esos puntos flacos?, ¿no lo echarían a patadas como a Platón en Siracusa?
Última publicación-entrevista en la que expone sus ideas políticas y sociales |
Si luego hay reacciones no deberíamos quejarnos en Europa, humillando a los pueblos es como se prepara el advenimiento de las dictaduras, la historia nos lo ha demostrado suficientemente. En Francia el mapa de la miseria y el paro coincide con el mapa que vota al Frente Nacional. En vez de insultar a Onfray se impone pensar soluciones que vayan a la raíz. Me pregunto, si saliera el filósofo “President de la République”, ¿podría llevar a cabo un giro hacia una política más atenta a las necesidades reales de los franceses haciendo hincapié en esos puntos flacos?, ¿no lo echarían a patadas como a Platón en Siracusa?
En el aspecto educativo lo tiene claro: la escuela de hace
50 años enseñaba a leer, a contar, a escribir, a pensar. Capacitaba para que el
pueblo pudiera disfrutar de la “alta cultura”, la tele era mejor en aquel
tiempo, hoy se embrutece con el fútbol, los concursos del Chef de cocina y
similares. Da ejemplos de películas y obras de teatro sobrias de antaño con
buenos diálogos que educaban, también los de abajo tienen necesidad y capacidad
de acceder a lo excelente. Hoy en la tele y el cine vemos despliegue de
espectaculares efectos especiales y decorados, pero muchos programas y
telefilmes no son tan educativos ni “bien hablados” como en los sesenta. La
tele entró en casa de Onfray cuando sus padres adquirieron un aparato de un
vecino que se había comprado uno más moderno.
Predice que en las presidenciales de 2017 se cambiará el
“muñeco”, probablemente salga Juppé, pero el mensaje será exactamente el mismo
que Hollande y que Sarkozy antes. Desoír al pueblo que en 2005 dijo claramente
que no quería esa Europa liberal, no importó, la Asamblea Nacional
decidió que habría Europa de todas formas aún sin la conformidad de los
votantes. Con acciones como esa en las que se da la espalda a un resultado
electoral los gobernantes consiguen que aumente el apoyo al extremismo, el
pueblo quiere otra cosa: que se vayan todos y venga alguien que al menos habla
claro. Tras sucesivas decepciones de supuestas “auténticas izquierdas no
liberales”, Besancenot y Melenchon, Onfray ha optado por no votar. En la
primera vuelta votaba “en conciencia” y en la segunda en blanco, pero opina que
ya ni eso merece la pena.
¿Se presentará al final a la primera vuelta de las
presidenciales? Seguiremos informando, si lo hace será todo un
acontecimiento. Un filósofo candidato. Onfray el terrible.
De paso anuncia que ya ha escrito el siguiente libro, el
número 96 de sus obras, “Décadence”, 1000 páginas sobre cómo nuestra
civilización judeocristiana europea, que tiene todas las trazas de estar
declinando, ha llegado hasta aquí.
3 comentarios:
En la elección presidencial de 1956, una señora se dirigió a Adlai Stevenson y le dijo: «Tiene el voto de todas las personas razonables del país». «Eso no es suficiente, señora, necesitamos a la mayoría»
Este salto de la filosofía a la sofística, de la academia a la política, estaba cantado. Lo digo sin despreciar ni la sofística, que me parece superior a la academia en depende qué menesteres públicos, ni la política, que es otro nombre de la democracia.
Esto te lo mando, sobre la yihad, que escribes djihad, en francés. De un sitio tan inocente como indica la dirección de su web. Queda explicado qué tan importante es, la lucha interior, de la persona: una http://www.musulmanesandaluces.org/hemeroteca/36/yihad_mayor_y_menor.htm
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