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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

sábado, 20 de octubre de 2018

IDEALISMO Y REFORMA UNIVERSITARIA

El asunto de la filosofía idealista va unido al despegue de la reforma universitaria en Alemania en el siglo XIX.  Llama la atención la enorme energía creadora desplegada en esta época por los pensadores, pero no era sólo energía intelectual: se estaban desarrollando nuevas bases institucionales que acogían ese despliegue.


Durante varios siglos los filósofos principales no estuvieron en la universidad: Descartes, Bacon pudieron sufragarse sus meditaciones. Otros dependieron de aristócratas patrocinadores: Hobbes, Locke. Alrededor de 1700 Leibniz expandió la llamada Academia, un príncipe daba una dotación a un grupo de intelectuales, que podían así dedicarse con cierta tranquilidad a lo suyo. Otra versión del mismo patronazgo gubernativo consistía en ofrecer un cargo, Berkeley y Hume buscaron el suyo, Goethe fue consejero en la corte de Weimar, Herder superintendento del clero.

En esa época los puestos académicos estaban peor pagados y no tenían prestigio, las universidades eran centros donde predominaba la ortodoxia religiosa, ocurría en la Alemania de Wolff y Baumgarten, o en la Sorbona durante la época de la Ilustración.

Una salida para los intelectuales “liberales” fue el mercado de libros y revistas que creció exponencialmente. A partir de 1770 las obras escritas en alemán duplicaban a las escritas en latín. Fue el momento en que por primera vez la literatura laica superaba a la religiosa. Este mercado editorial no animaba a grandes profundidades metafísicas, más bien el filósofo ilustrado, como los creadores de la Enciclopedia, era un autor que se interesa por cuestiones de interés público al alcance de todas las fortunas: la enseñanza, la paz, el régimen de gobierno...Dichos intelectuales criticaban desde las revistas  y libros a los teólogos, a la metafísica abstracta que los acompañaba. Si el filósofo medieval se había ocupado de la filosofía como técnica específica, en el siglo XVIII el filósofo tomaba partido político y escribía sobre literatura.

La universidad, institución eclesiástica procedente de la Edad Media, estuvo a punto de desaparecer.  A ojos de los intelectuales ilustrados parecía  un nido de retrógrados. Leibniz propuso creación de academias de alto nivel intelectual pagadas por el gobierno, y algo parecido fue lo establecido por los revolucionarios franceses: las “grandes” Ecoles para ingenieros, profesores...etc que aún hoy forman a la élite intelectual en lugares especiales aparte de la masificada universidad.

Se quiso abolir la universidad puesto que era un lugar cuya característica fundamental era estar dominada por la Iglesia. En el siglo de las Luces se expandió la educación secundaria tanto en Alemania como en Francia como en Inglaterra. Era una educación alternativa a la ofrecida por las universidades. En Francia la llevaban los jesuitas, en Alemania se crearon los Gymnasia, en Inglaterra las elitistas public schools. El currículum estaba más secularizado que el de las universidades, siempre en conexión con la teología.

La universidad alemana estaba en crisis porque sus licenciados tenían problemas para colocarse. Tras la Reforma había privado a la Iglesia de sus posesiones y ser pastor no era una carrera lucrativa. Los hijos de los ricos estudiaban derecho, después de 1740 crecieron las matrículas por la perspectiva de conseguir un empleo en la administración. La cifra de universitarios creció de manera desigual. Hacia 1780 se estaba acumulando toda una población de personas cultas subempleadas, lo que expandió un sentimiento de alienación manifestado en el Sturm und Drang.
Las universidades iban perdiendo alumnos, Colonia si al principio del siglo tenía 1500, para 1790 se quedó en 400. En Könisberg llegó a haber sólo 43 alumnos. En la etapa de las guerras napoleónicas se abolieron la mitad de las universidades alemanas y muchos pensaban que había que terminar definitivamente con esta institución medieval.

Pero no ocurrió gracias a los filósofos. Eran aspirantes de la facultad de filosofía que se veían excluidos del estatus, ellos hicieron revivir la universidad. En Prusia ya la educación primaria era obligatoria. En 1770 se instauró un sistema de acceso a la burocracia prusiana, se valoraba poseer una formación universitaria en derecho, a partir de 1804 todos los cargos tenían que haber estudiado tres años, no como hasta entonces, cuando los nobles habían estado exentos. Con la fundación de la universidad de Berlín en 1810 Prusia se convirtió en la primera sociedad occidental que establecía un sistema de exámenes parecido al de la China imperial.

También nació entonces  el examen de Abitur, obligatorio para entrar en la universidad. Habñia que Estudiar en el Gymnasium para poder aprobarlo y llegar a una carrera superior. De manera que de competidor de la universidad la enseñanza secundaria pasó a convertirse en un nivel previo. Se empezó a exigir un título universitario para enseñar en los Gymnasia. Y de esta forma se estableció el modelo de estudios alemán que todos los occidentales hemos copiado y que damos por supuesta.

Si no hubiera universidades tendría que haber una enseñanza de cultura general, una formación profesional y unas academias científicas. La universidad contribuye de forma muy especial al papel del intelectual moderno y sobre todo del filósofo.

La universidad medieval tenía autonomía para ser un mundo aparte del laico, la definían  autogestión, jerarquías, competencia escolástica. En ella se organizó la filosofía como una disciplina abstracta, consciente de sus métodos y contenidos. Siglos de batallas sobre el lugar del debate intelectual como introducción al derecho y a la teología cristalizaron los contenidos de lógica,  metafísica y epistemología. Sin la universidad, el papel del intelectual de lo “general”, el filósofo, se convierte en un rol indiferenciado dentro de una concepción laica de la cultura. Se pierde el nivel de abstracción y autorreflexión, aparece el intelectual “tertuliano” que diríamos en la España actual, enfrascado en debates superficiales, incapaz de profundizar en nada y “experto” en todo. El desarrollo de la filosofía en su sentido técnico dependió de la supervivencia de la universidad.

La reforma universitaria alemana dio lugar a la moderna universidad investigadora, los profesores no se limitan a enseñar el pasado sino que crean nuevos conocimientos. El empuje innovador provenía de la estructura competitiva institucionalizada de la universidad medieval: la disputa pública, la disertación, su defensa. El profesor universitario tenía que competir con sus iguales y atraer alumnos.

Los rivales ilustrados no tenían esas estructuras. En Gymnasia y escuelas profesionales se enseñaba un cuerpo cerrado de información. Y en las academias de científicos el patronazgo no era la mejor estructura para crear. Las academias francesas eran lugares de lucimiento y ceremonia, un premio a los eminentes y bastiones de conservadurismo intelectual.

Desde 1780 se libró en Alemania la batalla decisiva por la facultad de filosofía. Tradicionalmente había sido una preparación para otras carreras y sus profesores estaban peor pagados y tenían menos prestigio. Tras la reforma la facultad de filosofía fue una facultad de pleno derecho autónoma, independiente de los teólogos. El ejercicio de la razón se libraba pues de la ortodoxia.

Recordemos que ya en el siglo XIII se había librado una batalla parecida. Cuando en 1277 Etienne Tempier impuso la superioridad de la teología a los filósofos, y “excomulgó” el averroísmo por “racionalista” provocó una revuelta que sólo ganaría en la universidad alemana del 1800.

En filosofía las estructuras competitivas favorecieron la sofisticación y conceptualización muy por encima de los intelectuales de orientación más llana y popular. Desde esta revolución académica sucedida en Alemania la mayoría de los filósofos notables han sido profesores, con notables excepciones como Marx, Camus, Nietzsche, que lo fue temporalmente y produjo lo mejor de su obra después. Cuando en una nación se ha producido la revolución universitaria de la que hablamos, los filósofos académicos han acaparado  la atención.

En Inglaterra antes de 1872, los catedráticos tenían que ser clérigos y los filósofos independientes mantuvieron el estilo ilustrado durante casi todo el siglo. Los utilitaristas se dedicaban al derecho o al comercio. Spencer se hizo rico publicando la Encyclopedia Britannica, Carlyle triunfó como escritor popular sentimentalista, en definitiva continuaban con temas seculares y antimetafísicos del XVIII. En Estados Unidos la reforma universitaria llegó en 1880 importada de Alemania, así como la filosofía idealista. Antes se dedicaban a ella los trascendentalistas de Nueva Inglaterra o el círculo hegeliano de Saint Louis. No era una filosofía antirreligiosa y los practicantes de dicha corriente eran una mezcla de escritores filósofos como Emerson y Thoreau.

Si la filosofía amateur era poco técnica, donde hubo revolución universitaria llegó la filosofía técnica de orientación metafísica. El papel del intelectual no especializado existirá haya univesidad o no. Pero el filósofo de periódico y plazuela no construye un reino de cuestiones metafísicas fundamentales, la metafísica es sustituida por otros contenidos: ciencia, literatura, política. Marx que le dio la vuelta al sistema de Hegel, es un caso que muestra bien el cambio de una filosofía académica a una orientación secular no académica. Y que a su vez ha dado que hablar y qué comer a multitud de académicos por el mundo y durante varias generaciones.

La academización promueve la filosofía técnica. Pero¿por qué tiene que ser en forma de idealismo? Al contrario que los anteriores idealismos que habían tendido a tratar el mundo material como una ilusión, el idealismo hegeliano pretendía derivar las leyes del mundo científico e histórico de los principios de la Razón dialéctica. No pretendía ni escapar del mundo ni negarlo, quería dominarlo.

El idealismo fue la ideología de la revolución universitaria:
-los principales filósofos idealistas alemanes encabezaron la reforma universitaria
-las filosofías que crearon justificaban las reformas.
-la Revolución Francesa produjo en Alemania una ideología idealista de la libertad espiritual acorde con los intereses de los reformadores universitarios.
-cuando la reforma universitaria alemana se aceptaba en otros países aparecían filósofos idealistas.

Kant hubiera preferido que en la universidad dominara la ciencia, pero hubo de tomar una vía indirecta para la reforma. La facultad de filosofía ofrecía muchos puestos y la mayoría eran de filosofía estrictamente. Leipzig por ejemplo tenía 12 cátedras de filosofía, 4 de teología, 8 de derecho. Kant se dedicó a elevar la filosofía a líder de las ciencias, la filosofía ocupó el territorio antes perteneciente a la teología. Identificó la filosofía con los métodos de la ciencia que avanza gracias a la investigación y no por el crudo recurso exclusivo a la experiencia. La metafísica tenía que ser reina de las ciencias, sólo ella respondía al escepticismo de Hume y sólo ella mostraba la posibilidad del conocimiento científico. En la última obra que publicó en vida en 1798 decía que la filosofía había de establecer los límites y el carácter científico de todas las demás disciplinas. La filosofía juez de las pretensiones de la teología, otra revolución copernicana.

Fichte, filósofo agitador en favor de la universidad,  apelaba en 1794 a los intelectuales puros como salvadores del país. Schelling y Schleiermacher y Hegel escribieron en favor de la libertad intelectual y la reforma universitaria. El plan de Fichte para la universidad consistía en que no ofrecería formación profesional, sino que tenía que dedicarse a despertar la comprensión de la interrelación del conocimiento. La filosofía sería una ciencia en la que investigar libremente. La universidad educaría a la élite, Alemania recuperaría su grandeza gracias a su poder espiritual. Proponía escuelas públicas para alumnos de todas las clases sociales. Alemania sería una República de Platón sustentada en su liderazgo educativo.

El programa de Fichte lo llevó a la práctica Wilhem von Humboldt sin la parte utópica alponer en marcha la universidad de Berlín. Von Humboldt procedía de la universidad de Gotinga, fundada en 1737 donde se habían sustituido los clásicos griegos y latinos por el alemán y disminuyó la importancia a la teología para dársela a la literatura. Los filósofos idealistas resucitaron la tradición medieval en filosofía con todas sus derivadas, incluida teología racional.

Las tensiones del antiguo sistema universitario precipitaron el idealismo. Había muchos aspirantes teólogos ávidos de un futuro profesional. Kant, Herder, Fichte, Schelling, procedían de clase baja y había estudiado gracias a las incipientes escuelas públicas. Todos pasaron por ser tutores privados antes de obtener un puesto universitario. Les atraían los temas populares de la Ilustración, pero había menos plazas universitarias. Kant fue el primero que no pudo permitirse una carrera de ciencias y gravitó hacia la más asequible filosofía. Kant y Fichte tuvieron un camino arduo pero no imposible, la reforma educativa en marcha les favorecía, una reforma que había incrementado el número de aspirantes a profesor.

Kant propuso que la filosofía fuera el árbitro de todas las disciplinas, estaba trabajando en favor de que las carreras académicas valieran más que las carreras eclesiásticas. Fichte y su propuesta utópica que recuerda el filósofo-rey de Platón, expresaba la tendencia a que los títulos académicos monopolizaran los puestos en la Administración. En cualquier caso a partir de 1810 el sistema universitario entró en período de expansión que llegó hasta el siglo XX.




La filosofía crítica de Kant acabó con las pretensiones teológicas de conocer la realidad última, la única justificación de la religión la da la filosofía cuando demuestra la necesidad de categorías morales y teológicas para el pensamiento. Por otra parte Kant elevó la filosofía al nivel de árbitro de todo conocimiento científico, los investigadores debían de limitarse a su campo, animó a investigar la relación de las leyes científicas con las categorías trascendentales. El terreno de juego de la ciencia lo marcaba la filosofía.

El trascendentalismo kantiano resultaba del conflicto a tres bandas entre pietistas, wolffianos y la Academia de Berlín. Los discípulos de Wolff había sufrido ataques de los pietistas que los calificaron de determinismo y ateísmo. Por su parte la Academia de Berlín dominada por los newtonianos (Maupertuis, Lambert, Euler).

Kant por su parte había sido instruido en filosofía por la obra de un wolffiano, Baumgarten que le suministró gran parte del marco de la Crítica de la Razón pura. Kant veía el racionalismo wolffiano  como un salvavidas frente a los pietistas, que llenaban la naturaleza de fuerzas espirituales ocultas. Kant tenía que enseñar muchas materias en la facultad de filosofía, matemáticas y ciencias no eran tan importantes en esa facultad, conforme aumentaban sus posibilidades de una cátedra se fue centrando en integrarlas en la facultad de filosofía.

La cuestión del espacio y el tiempo estaba en el aire cuando llegó él: para los newtonianos el espacio era absoluto y ya Leibniz había dicho que es ideal, un aspecto de las mónadas. Kant recoge el guante leibniziano wolffiano cuando afirma en 1770 que espacio y tiempo son condiciones a priori de la sensibilidad.

El tema de la causalidad era todavía más espinoso. La armonía preestablecida leibniziana, la actium in distans de los newtonianos, el ocasionalismo, el escepticismo de Hume...Kant fue madurando su solución durante varios años. En 1770 llegó al final de su reflexión al respecto distinguiendo a priori sintético de a priori analítico.
Según el enfoque del matemático Lambert la necesidad a priori de las matemáticas se manifiesta en el método analítico que investiga las implicaciones que se siguen de los principios. Pero un conocimiento así es tautológico, no avanza. Kant quería que la matemática expresara relaciones reales descubiertas mediante la investigación empírica. Kant, más científico que matemático. Y decidió que tienen que existir en matemáticas juicios sintéticos a priori, que no son meramente clasificatorios sino que aportan conocimiento. En 1772 anunció que estaba en el camino hacia una nueva filosofía, que le llevaría casi 9 años. Después de su descubrimiento en matemáticas, le quedaba la causalidad y la sustancia que llevó al terreno de lo a priori. Son categorías del entendimiento que filtran y ordenan la experiencia.

Con su nueva herramienta pensó terminar con la especulación teológica además de validar la ciencia y la filosofía. Los principios descubiertos por la ciencia debían generalizarse y matematizarse hasta encajar en las categorías filosóficas más elevadas. Kant se había apañado para continuar el proyecto racionalista iniciado por  Descartes y que tan ilustres seguidores tuvo. Había derivado los principios de la ciencia de la pura razón, a la vez que garantizaba su realidad empírica autónoma. El racionalismo se sometía ahora a la epistemología crítica.

Kant se hizo famoso en la correspondencia de Reinhold, un teólogo alemán que se convirtió al protestantismo tras la supresión de los jesuitas en 1773. La filosofía crítica se presentaba como un terreno intermedio entre teología y razón, o entre fideísmo de Jacobi, deísmo de Mendelssohn, panteísmo espinosista. El terreno abierto por Kant atrajo a los teólogos como Fichte, Schelling y Hegel.

El método trascendental y lo sintético a priori, descubrimientos kantianos, serán ampliamante explotados por Fichte contra las críticas recibidas por ejemplo de Schultze. Empezando por aplicar el método trascendental, dice Fichte que cualquier juicio verdadero, A = A,  el principio de identidad, implica que es eternamente verdadero y esto implica un sujeto para el que lo sea. Demuestra la existencia del yo con más fuerza que Descartes.  Lo mismo con la existencia de una diferencia, no A implica postular A. Cualquier no yo implica el yo.

En cuanto a lo sintético a priori, Kant había enseñado que los conceptos que se ponen en relación
al no estar contenidos el uno en el otro, deben de poderse reconocer mediante un tipo de intuición pura. Fichte amplía las implicaciones de la intuición pura, trabaja con los dos apriori, sintético y analítico hasta forjar un sistema combinado. Fichte amplía el método analítico que consiste en buscar opuestos en lo que primero hemos dicho que es igual, la antitesis. Y la síntesis es buscar la en los opuestos el aspecto en el que son iguales. Análisis y síntesis se implican mutuamente. Al final no hay juicios puramente analíticos y en toda síntesis válida está contenida el yo y el no yo.

La interrelación sistemática de conceptos y su naturaleza contradictoria al contemplarlos desde un punto de vista único, es un descubrimiento que forma parte de la vía iniciada por Kant, al buscar los presupuestos necesarios de los juicios. Fichte está seguro de haber resuelto el desafío fideísta de Jacobi, hay algo que está más allá de la razón, incondicionado. Un punto de partida desde el que deducir la religión. El idealismo conquista en Fichte el terreno religioso sin limitarse a imitar sus aspiraciones como había hecho Kant.

El yo absoluto de Fichte no es identificable al yo empírico, es como la conciencia advaita que se autoilumina, dentro de la cual todo se manifiesta. Fichte humaniza ese yo hasta hacerlo coincidir con la cualidad humana que más le interesa, la libertad.

Fichte, Schelling y Hegel fueron los primeros intelectuales en la historia que se hicieron con el control de su propia base. Ellos protagonizaron a revolución de la universidad que abrió el terreno profesional de los filósofos. Celebraban su libertad intelectual y convirtieron ese espíritu de libertad en fundamento del universo.

Nadie se había atrevido a deducir antes de Fichte por qué existe el mundo. Los idealistas religiosos del pasado habían dudado entre una descripción del mundo como una ilusión o postular su emanación a partir de lo Uno o el Principio supremo. Fichte construyó el mundo a partir de elementos filosóficos primarios. En algo se parece a Laplace, contemporáneo suyo, cuando sostiene que como todas las partes del universo están entrelazadas con el todo, debería ser posible descubrir por medio del pensamiento todas las condiciones del universo, tanto pasadas como futuras.


Kant había pensado la filosofía como un complemento y árbitro de las ciencias empíricas. Fichte y sucesores sintieron que había más que hacer en el espacio intelectual creado por la universidad. Schelling aplicaría el idealismo a la Naturphilosophie, estética y mitología, Hegel se quedaría con el derecho, la historia y lo social.

Hegel expuso el método de tesis, antitesis y síntesis en la Lógica escrita cuando enseñaba en el instituto de Nurenberg. Si Fichte siguió excavando en los presupuestos de la ciencia, Hegel avanzaba, miraba hacia delante, adelantándose a la historia.

Los filósofos se habían dado cuenta de lo cambiables que pueden ser los conceptos, no se limitan a ser generalizaciones de la experiencia, es una constante posibilidad. La dialéctica puede verse como método creativo. El primero había sido Kant, distinguiendo en lo a priori lo analítico y lo sintético, lo que antes era una cosa, contenía otras dos.

Hegel cogió el testigo creativo filosófico, había mucha competencia pero encontró su hueco y fue capaz de construir sobre todo el legado del pensamiento. Hegel mpezó interesándose por la historia griega, en los años 1760 había nacido la arqueología clásica, y el movimiento historiográfico había hallado en Herder su ideólogo, aquel que legitimaba la particularidad de las nacionalidades. Pero Hegel unió historia y filosofía, dotó a la historia de una teoría, que en la década de 1830 dará lugar a todo un linaje de historiadores de la filosofía.

En Fenomenología del Espíritu despliega los estadios dela conciencia que surgen a partir de las oposiciones sociales empezando por la famosa dialéctica del amo y el esclavo. Luego se fija en la antigüedad tardía especialmente en el cristianismo, al que denomina conciencia infeliz. Al final del libro el Conocimiento Absoluto es el de la filosofía que está por encima de derecho, arte, religión. Las conferencias de más éxito de Hegel eran las que trataban sobre historia de la filosofía.

La metafísica es histórica y es idéntica a la epistemología, Hegel empieza por demostrar que la dialéctica disuelve el mundo de las impresiones comunes. Un objeto está hecho de cualidades que lo distinguen de las demás cosas. Pero cada cualidad es lo que es solo en relación con las demás cualidades que no es. La identidad A es A depende de que A se opone a no A. Cada objeto es una red de relaciones, parecido a la enseñanza del budismo hua yen.

El punto de partida es el Aquí y Ahora de la inmediatez sensorial, es constante siempre universal. Lo que se preserva en el flujo del tiempo permanece contra todo lo que ha sido. Una distinción fundamental del ser se da  entre ser un ser determinado y ser y ser como tal, lo indeterminado. El ser es el predicado de toda cosa, pero como tal no es una cosa, es pura indeterminación y vacuidad. Esta privación universal de todo lo que hay en el universo es lo que lleva a los objetos del mundo a la acción.

La dialéctica permite a Hegel usar todos los campos de investigación empírica como alimento de la filosofía. La observación es una función de la razón y las leyes desveladas por la investigación existen de veras en la naturaleza. El estudio de lo vivo es particularmente apto a la aplicación de la dialéctica, la semila que da una planta, es un ser que se niega para dar otra cosa, es perfecto.

Hegel evitó las matematicas, que proceden mediante axiomas y que ignoran las interrelaciones entre los conceptos y la dialéctica profundizadora. La cantidad objeto de las matemáticas acaba por alcanzar un punto en que se convierte en cambio cualitativo. Hegel y su desprecio matemático representa una ruptura con todos los racionalistas modernos que lo precedieron. A partir de él veremos dos ramas: la de los filósofos que identifican la filosofía con la lógica matemática, como hizo Russell, y la de los que rechazan las matemáticas.

Había un neokdantiano llamado Fries competidor de Hegel que inventó una historia natural especulativa rival llena de extravaganzias. Hegel quiso distanciarse de él.
Su campo de mayor interés no fue tampoco la Naturphilosophie sino las ciencias humanas, el llamado reino del Espíritu, al que tan bien le sentaba su método dialéctico.

Mostrar la parcialidad de los conceptos y su dependencia de otros conceptos cuando se aplica a los ideales de la moralidad y la polítca, lleva a reconocer que esos ideales siempre son sociales.El individuo libre  y los absolutos morales de Kant son ilusiones que surgen cuando los propios enfoques de una época se interpretan como absolutos. Una buena aplicación de la dialéctica histórica era lo sucedido en la revolución francesa: el afán por la libertad y la igualdad había conducido al Terror y la Dictadura.

Hegel inauguró las ciencias sociales, aportó la dialéctica como instrumento de crítica social.
El individuo sólo es libre en el contexto de relaciones de propiedad. La producción para el mercado sólo puede llevar a una unidad superior bajo la regulación de un estado constitucional. Hegel puso sobre el tapete temas que recogerían Marx y Engels, como la externalización del yo a través del trabajo, por el cual el hombre supera su alienación respecto al mundo natural.

La economía en Alemania seguiría los pasos marcados por Hegel: no matemáticas, estatista, orientada hacia las reformas.

Su trabajo sobre Filosofía del derecho de 1820 fue un auténtico éxito, estaba poniendo por obra la afirmación de Kant de que los filósofos deben ejercer su influencia sobre la facultad de derecho. Randall Collins dice que aunque Hegel llama filosofía a lo que hace, es en realidad el impulso teórico del intelectual académico en un nuevo campo de investigación. Cuando las disciplinas especializadas se asentaron, se deshicieron de su orientación filosófica de Kant y Hegel. La filosofía de Hegel quedó desfasada por las propias condiciones de su éxito.
En realidad Hegel redescubrió la filosofía de Heráclito. Asumiendo los más de dos mil años que habían pasado nos recuerda que la realidad está llena de contradicciones y nos invita a dialectizar.

Parece fácil explicar el idealismo alemán como un efecto de la revolución francesa. El período de 1789 a 1815 desde el optimista Fichte con su Crítica de la revelación hasta el desesperado Schopenhauer de El mundo como voluntad y representación es el período del idealismo.

Pero precisamente en Francia en esta época no florece el idealismo sino el materialismo a manos de Cabanis en 1802, y las primeras explicaciones evolucionistas de Lamarck son de 1809. Laplace expresó que su modelo de universo no necesitaba la hipótesis de Dios.

El idealismo no fue una reacción nacionalista alemana frente a Francia. Los idealista en el punto álgido de su creatividad eran entusiastas de la revolución, luego cuando Napoleón invadió alemana se hicieron conservadores y nacionalistas. Fue el caso de Fichte, Schelling y Schlegel. Hegel tardó más en dejar de defender los ideales revolucionarios. No hay correlación entre la proximidad u hostilidad a la Revolución y la filosofía idealista.

Los efectos de la Revolución francesa sobre la filosofía fueron más bien estructurales. Hay que fijarse en las maniobras de los filosofos para situarse, en la reforma de la universidad, y en el contexto político. La revolución, la derrota frente a Napoleón y la reforma política posterior en Alemania actuaron como catalizador en las redes de la filosofía.

La supresión de los principados eclesiásticos, la abolición de la servidumbre, la igualdad legal, la supresión del sistema aristocrático de castas en el ejército….contribuyeron a introducir los temas de la libertad y el desarrollo histórico entre los idealistas. Cómo se distribuyeron estos temas entre los filósofos vino determinado por la lucha entre los filósofos por la ateńción y los huecos disponibles según la ley de los números pequeños. Fichte y Hegel formaron una sucesión, en la que Fichte sólo alcanzó fama tras la muerte de Hegel, ambos combinaron idealismo filosófico y reforma de la universidad.

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