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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

miércoles, 19 de noviembre de 2014

MARKUS GABRIEL

He descubierto a este joven filósofo alemán, Markus Gabriel, cuyas ideas me han dado mucho juego en clase de historia de la filosofía, después de haber abordado Platón. Filósofo que se dice contrario al materialismo y a los cortos vuelos de una filosofía demasiado pegada a la ciencia. Es decir, volvemos de modo nuevo, a las raíces de la filosofía.
Su filosofía es el "Nuevo realismo", una ontología que él llama de los campos de sentido.

Leímos la entrevista y fuimos comentando todos los temas que tienen que ver con lo que se hizo en filosofía de primero, el ser y las apariencias, la nada, la muerte, Schopenhauer como pensador representativo de la actitud "ascética" ante el dolor de vivir.
 


El vídeo de la conferencia TED se puede usar en una clase de filosofía bilingüe inglés.

 How many people in this room believe in the existence of the unicorns?

Hay que reconocer a este joven filósofo de Bonn originalidad y "capacidad" de provocar con su propuesta de que el mundo no existe, cosa que explica con extrema sencillez y tiene razón, y a la vez, que los unicornios sí existen, planteamiento que resulta cercano a Platón, al darle un estatuto real a lo imaginario.




Dió mucho juego en clase porque su forma de expresión es muy desenvuelta y sencilla, Markus Gabriel llega y hace pensar. Intenté que lo leyeran primero en casa enviándoles el link, tuvieron que contestat un par de preguntas, y luego lo leímos y discutimos en clase.

Estoy pendiente de realizar la misma actividad en primero de bachiller, pidiéndoles un ejercicio más serio, "como para examen".



Markus Gabriel, el filósofo de moda en Alemania, dice que "el mundo no existe"




Tiene 34 años, nació en Renania-Palatinado, habla un montón de idiomas y afirma que el mundo no existe. Markus Gabriel es el profesor de Filosofía más joven de Alemania. Lo llaman para intervenir en radio, en televisión o para dar charlas en público porque habla de forma muy clara, usando ejemplos sacados de películas y series de TV, y sobre todo porque tiene un enfoque original de nuestra forma de 'ver' las cosas.
Para empezar, dice que el mundo no existe. Ese es el titulo de un libro que se ha convertido en un superventas en Alemania: Warum es die Welt nichts gibt (Por qué el mundo no existe).
Gabriel es profesor de Filosofía en la Universidad de Bonn. Esta entrevista se realizó por teléfono.
Dicen que usted habla inglés, francés, italiano, portugués, español, chino, latín y griego. Aparte del alemán. ¿Es verdad?
Si quiere podemos hablar en español [La entrevista sigue en español].
 ¿Tiene un método secreto para aprender idiomas?
El único método secreto es que me encantan los idiomas. Quiero entender cómo piensan los demás. Y para entender a los demás, tengo que aprender sus idiomas. Bueno, el griego y el latín me ayudaron mucho a entender español, italiano y francés. Para mí fueron más fáciles que el chino.
¿Se imaginó que iba a tener tanto éxito su libro de filosofía en Alemania?
No, tanto. Ha sido una sorpresa tanto para mí como para la editorial (Ullstein).
Algunos críticos dicen que es un libro simple y filosofía para tontos. ¿Es un piropo?
Sí, lo es. Porque muchas cosas que se publican en filosofía son intentos para no mostrar que los autores no tienen nada que decir. Y este es el problema de la filosofía académica global. Voy contra esta tendencia.
¿Cómo explicaría a un niño que el mundo no existe?
Le diría: mira, a veces sueñas con que estás en un sitio. Entonces te despiertas y estás en otro sitio. Por la mañana vas a la escuela y estás en un sitio. Luego vas a casa de tus abuelos que están en un sitio. Tú siempre estás en un sitio, pero nunca en ‘todos los sitios’. Hace poco, una chica de once años me preguntó eso en una charla. Me dijo: ‘¿Quiere decir que no hay nada más grande que ‘todas las cosas’?’. Eso es, le dije.
Parece que gran parte del éxito de su libro se debe a que describe su filosofía usando ejemplos, metáforas y películas. ¿Es así?
Para mí la filosofía no es una región que está fuera de la vida cotidiana. En nuestro tiempo, se expresa a través de pelis y metáforas. En cambio, la filosofía clásica quería ser una actividad meramente abstracta y conceptual, lo cual es una especie de ilusión. La filosofía es una expresión más clara de lo que ya sabemos todos.


Ahora, ¿me podría explicar con alguna metáfora por qué sostiene que “el mundo no existe”?
 ¿Dónde está el universo? ¿El universo está dentro del universo o no? Si está dentro del universo, es más pequeño que el universo lo cual es absurdo. Pero si está dentro de una cosa más grande que el universo, entonces el universo ya no es el todo. Y esa es la paradoja: el ‘todo’ no puede ser ‘parte’ de sí mismo.
¿Su libro sirve para encontrar sentido a la vida?
Si, por lo menos en el siguiente contexto. Muchas personas no ven el sentido en sus vidas porque creen que para que la vida tenga sentido, se necesita un sentido más profundo, digamos, un sentido último. Y ese sentido no puede existir. La ausencia de este sentido demasiado grande es para mí es la forma de la esperanza. Por eso podremos entender el sentido de nuestra vida una vez que comprendamos que no hay un sentido más profundo que el sentido que damos a nuestra vida.
Entonces ¿cada uno debe de buscar su sentido en la vida porque no hay un sentido total que abarque a todo?
Exacto. El único sentido más universal que este sentido individual es el sentido de la comunidad, de la universalidad, o, como digo normalmente, de la libertad. Libertad para mí es el hecho de que todos estamos unidos como seres libres, en el sentido que le daba Jean Paul Sartre. Decía que “estamos condenados a ser libres”. Y esta es la forma de la vida humana. Es algo que tenemos en común.
¿Qué aporta la filosofía a los jóvenes?
Sirve para justificar mejor sus ideas y para conocerse a sí mismos. Para mí, la filosofía es la crítica de la ideología, de la mentira, de la mentira política. En la política hay muchísima mentira. Con la filosofía, los jóvenes pueden justificar sus derechos a través de la razón.
De joven usted hacía 'stakeboarding', sufrió un accidente, se quedó en cama y sufrió una revelación, ¿no?
Vino un amigo mío que era teólogo y me regaló un libro de Kierkegaard que no entendí (Temor y Temblor). Luego leí a Schopenhauer, que fue el primero al que entendí. Y algo de la Biblia. Mi amigo me decía, “a través de Kierkegaard puedes entender la Biblia”. Cuando Jesús dice que su reino no es de este mundo, a lo mejor es el origen de mi idea: que el mundo no existe. La revelación fue esta: muchas de mis creencias cotidianas eran falsas o no estaban bien justificadas. Y la filosofía es una justificación de nuestras creencias más fundamentales.
Usted tiene como modelo a un filósofo alemán que escribe muy claro, Arthur Schopenhauer.
Absolutamente, sí. Es mi modelo. Como el de Ludwig Wittgenstein que escribía que lo que se puede decir, se puede también decir claramente. (Y Gabriel dice en alemán: Was sich überhaupt sagen lässt, lässt sich klar sagen). Y para mí quien, como filósofo, no escribe de una manera absolutamente clara, no sabe qué quiere decir.
¿Cómo concibe usted a Dios?
En todas las religiones, Dios es la idea de nuestra capacidad de entender cómo son las cosas y los hechos; y esta capacidad no es ajena al universo. Sin embargo, el fisicalismo de nuestro tiempo dice que sólo las ciencias naturales pueden comprender cómo son las cosas. De modo que las ciencias naturales niegan la existencia del hombre dentro del universo. Eso lo llamo yo en mi libro ‘la visión del mundo sin espectador’. La religión quiere, a través del concepto de Dios, reconocer la realidad humana. Para mí, Dios es un nombre del ser humano. Los críticos de la religión dicen siempre que Dios es una creación de la imaginación humana. Es decir, que Dios es un ser humano. Pero eso ya es Dios. La idea de Dios desde el inicio de la religión, históricamente hablando, es la idea de que el ser humano tiene valor, que es una realidad que se tiene que reconocer.
A su filosofía la califican de optimista, frente al pesimismo alemán tradicional. ¿Por qué?
Porque digo que podemos conocer los hechos tal como son. La vida cognitiva, nuestra vida como seres humanos, no es una ilusión. Schopenhauer dice que el mundo es una representación, que todo es una gran ilusión, una especie de sueño. A él le gustaba muchísimo Calderón y La vida es sueño. Yo digo: ‘¡No, no!, la vida es la vida; el sueño es sueño.’ Soy optimista porque creo que podemos conocer los hechos tal como son, la cosa en sí, como decía Kant. Esto es una suerte de optimismo. Y creo que hay verdades éticas evidentes. Por ejemplo, que nadie debe comer niños. O por ejemplo, el cosmopolitismo es un hecho evidente. Cada forma de nacionalismo es algo fundamentalmente falso. Estas cosas son verdades evidentes y muy claras. Y en este sentido soy optimista.
¿Se puede considerar que usted ha creado un nuevo sistema de conocimiento  después del sistema de Kant?
Sí, se puede decir eso. Lo llamo el Nuevo Realismo. Y mi sistema es una combinación de una nueva ontología que llamo ‘ontología de los campos de sentido’. Y una nueva epistemología que justifica nuestra capacidad de conocer las cosas en sí, contra el idealismo, el constructivismo, el escepticismo…
 ¿Y el materialismo?
 Sobre todo, el materialismo. El enemigo central de mis actividades es el materialismo.

Hay afirmaciones suyas que parecen sacadas de la física moderna como cuando dice que todo existe porque aparece a los seres humanos en un campo de sentido.
Hay muchas relaciones. Pero la física cuántica no dice nada de los gobiernos, ni de las  obras de arte porque considera que no son hechos físicos, no son números. Lo que dice la física teórica queda siempre limitado a una descripción del universo o de la naturaleza. Sin embargo, la ontología de los campos de sentido habla de cosas que no son físicas, por ejemplo: gobiernos, sueños, amor… y todo eso. Esa es la gran diferencia.
¿Google manipula nuestra idea del mundo?
Sí. Estoy escribiendo un libro más académico con detalles para mis colegas y digo que no puede existir una algoritmo que comprenda a todo, o que sea omnicomprensivo, porque si lo hubiese ya sería el mundo. Pero ya sabemos que el mundo no puede existir ni en la forma de un algoritmo. Por eso es una filosofía anti Google. ¿Conoce el libro The Circle?
No.
Pues este libro, describe una compañía tipo Google que quiere desarrollar una teoría del todo, un algoritmo. Y eso es imposible.
¿Y la televisión? ¿No nos da una imagen engañosa del mundo?
Sí, a veces sí, pero también hay formas como las series contemporáneas norteamericanas, a las cuales cito mucho en mi libro, pues son pruebas de mi teoría. Hay formas arte, de series de tv, que nos muestran la verdad de que el mundo no existe.
¿Los periodistas damos sentido al mundo moderno?
Sí. Es muy importante porque la prensa es una defensa de la libertad contra sus enemigos. Porque la prensa tiene la función de luchar contra el totalitarismo. Por eso la libertad de la prensa es un problema en China y en Rusia. Y para mí la libertad de la prensa es esencial en la democracia, y la democracia es la expresión más justa de la no existencia del mundo, porque la democracia es la forma política que dice que no hay algo como la totalidad.
Me puede explicar un poco el término Nuevo Realismo y cómo lo concibió en una cafetería de Nápoles.
Estaba como Maurizio Ferrari que había escrito un libro que está también en español y que se llama Nuevo Realismo. La idea era: ¿cuál es el espíritu de nuestro tiempo?¿Donde estamos? ¿Cuál es la atmósfera de la contemporaneidad? Y la impresión es que había un Nuevo Realismo, porque ahora sabemos bien que ser realista en filosofía no significa necesariamente fundar todos nuestros pensamientos en la naturaleza. Podemos finalmente reconocer a la realidad de los productos humanos, la realidad de los gobiernos, de los pensamientos, del arte, del amor… Y esto nos sembraba una buena expresión para lo que está aconteciendo en todos los sectores de la sociedad. Ahora parece que tenemos razón. Porque hay muchísimos debates sobre el Nuevo Realismo en toda Europa.
Profesor, ¿sigue haciendo skateboarding?
Sí, pero peor que antes porque con 34 años ya no soy tan joven para hacer  skateboarding.

domingo, 16 de noviembre de 2014

STIEGLER CONTRA LA TONTERÍA SISTÉMICA



Ana Azanza

BERNARD STIEGLER, LUCHANDO CONTRA LA TONTERIA






El atracador que ha acabado filosofando. Y ha creado su propia academia en el campo, en Epinal le Fleuriel, donde cualquiera está invitado a unas prácticas filosóficas veraniegas.

Profesor en la Universidad tecnológica de Compiègne ha fundado Ars industrialis, para pensar las nuevas tecnologías. Derrida, Marx, Hegel, Nietzsche fuerons sus maestros.
Quiere hacernos salir de la tontería sistémica y es el objeto de su libro “Etats de choc: Tontería y saber en el siglo XXI”

La tontería es nuestro destino, no podemos escapar de ella, porque los pharmakon, los medicamentos son a la vez el veneno. Es lo que nos ocurre con la técnica.

Podemos salir del medio en qué vivimos, salir de la masa por la filosofía, la educación, la ciencia, la individuación es el nudo de la lucha contra la tontería.

Una frase se hizo célebre en Francia cuando un dirigente de la cadena TF1 llegó a decir que "todo tiempo de conciencia debe estar al servicio de los medios", somos cerebros cuya atención es susceptible de ser captada.

Estamos instalados en la tontería gracia a la sociedad industrializada y de los medios de comunicación.
La universidad produce saber que puede transformarse en tontería. Columbia, Harvard, Berkeley, los grandes centros del saber al servicio del reino de la tontería sistémica.
Polany ya vió venir que el predominio de la economía destruiría la sociedad. Hemos llegado a ello. Empezando por la destrucción de la familia.


Ejemplo de tontería que nos alcanza a todos, es nuestra disposición anímica al volante, el coche es un dispositivo que modifica nuestro comportamiento sin que nos demos cuenta. La tecnología puede producir nuevos posibilidades espirituales, de elevación=educación de la humanidad pero es también el veneno que nos atonta.
 
Incluso el libro con el que queremos sustituir nuestro pensamiento nos vuelve menores de edad (Kant).
La tontería es provocada por lo mismo que debería educarme. 

El primer filosofo se dio cuenta de que la tontería está a nuestro alrededor. Platón criticó la tontería practicada por la sofistica, no hay nada más peligroso que pensar que estamos pensando cuando en realidad los seguidores de los sofistas sustituyen la anamnesis por la escritura o lo escrito, la hipomnesis que cortocircuita el pensamiento.

También la proletarización descrita primero por Adam Smith y luego por Marx es otro género de tontería, el trabajador pierde el saber hacer, no cuenta su saber, la máquina sabe mejor lo que hay que hacer. El obrero pierde parte de su humanidad, porque lo que hace ya no abre el mundo (ouvrier, ouvrir, abrir), en todos los oficios artesanos antiguos albañil, carpintero, tejero, alfarero, los obreros abrieron el mundo, hacían mundo. En este punto  Destruido por la organización industrial de la producción que acaba con el trabajo “hecho migas”.

Tontería y saber se componen el uno con el otro constantemente, y los sabios a menudo son los más tontos.

En nuestro uso del tiempo optamos por individualizarnos, a través de actividades que abren el mundo, o por desindividualizarnos, como cuando dejamos que los medios de comunicación aprovechen “nuestro tiempo de cerebro disponible” para distraernos con infinitos y variopintos mensajes que nos llevan de acá para allá

El postestructualismo sembró la duda de si merecía la pena luchar contra la tontería. Steigler opina que aunque nunca estamos seguros de haberla vencido siempre podemos combatirla. Opina que muchos intelectuales franceses se han desanimado y han acabado por aceptar la tontería sistémica en vez de criticarla.

Un ejemplo de tontería sistémica es que Alan Greenspan el director de  la Reserva federal americana (1987-2006) dijera que no podía hacer nada porque había perdido el saber de la economía, sometida  a los vaivenes del mercado global del dinero, todo depende de los ordenadores donde esos procesos tienen lugar.  Steigler se rebela contra ese estado de hecho al que llama estado tóxico del pharmakon, es decir, en este caso la escritura digital de la finanza domina en vez de ser dominada por los que supuestamente deberían tener el saber. Se impone una terapéutica de la economía política y de sus instrumentos financieros.
La economía mundial no puede seguir en manos de técnicos economistas, especialistas sin sabiduría. Nadamos en esa tontería sistémica gracias al economicismo.



Que el capitalismo organiza y reorganiza el choque tecnológico nos lo enseñó Schumpeter. Pero la aceleración del choque tecnológico en las últimas décadas nos deja a todos noqueados, tenemos la impresión de estupidez ante tan rápido avance. Cada nuevo choque cortocircuita nuestros sistemas de individuación. Detrás del cortocircuito tiene que construirse una nueva forma de individuación e inteligencia colectiva.

Stiegler considera que sólo las universidades pueden ir más allá del derecho internacional, del lugar en el que la naciones hacen contratos, para producir un espacio planetario. Las universidades pueden colaborar entre ellas y tienen que contribuir a la vida económica e industrial bajo ciertas condiciones. Pueden trabajar el campo de la agroalimentación, las nanotecnologías, la energía nuclear, conservando la libertad académica. Sin que sea la industria la que dicte las condiciones de la investigación.
Gracias a las nuevas tecnologías se desarrolla un saber extraordinario que está fuera de las universidades y que Stiegler llama “investigación contributiva o contribuidora”.
La digitalización es la nueva forma de escritura y precisa un nuevo contrato intergeneracional. 
No hemos sabido pensar la finanza mundial ni la globalización, y tras años de crisis financiera, seguimos buscando los conceptos para superar la tontería. 

viernes, 7 de noviembre de 2014

Una utopía ambigua


Ursula K Leguin es una excelente escritora norteamericana. Hija de un eminente antropólogo, combina una especulación narrativa verosímil, una potente lírica humanista y mística, con una extraordinaria formación como filóloga. Ha traducido el Tao Te Ching de Lao Tse y una selección de poemas de Gabriela Mistral.

Pero su fama se la debe sobre todo a sus series narrativas fantásticas y de ciencia ficción, género este en el que ha ganado los premios más prestigiosos. la Wikipedia afirma que la escritora se considera feminista y taoísta, y en sus novelas aparecen a menudo ideas anarquistas.

Es madre de tres hijos y en 2003 fue considerada Gran Maestra por la SFWA, convirtiéndose en la primera mujer en ganar esta importante y cosmopolita distinción.

Algunas de sus novelas han sido consideradas obras maestras por la crítica, tal es el caso de La mano izquierda de la oscuridad (1969), donde plantea en profundidad el problema de la identidad sexual, El nombre del mundo es bosque (1972) cuyo ambiente estoy seguro ha influido en el de la célebre película Avatar. En sus grandes obras siempre plantea importantes dilemas éticos, culturales, sociológicos y antropológicos, por lo que tienen un innegable interés filosófico y científico.

En Los desposeídos: una utopía ambigua (1974), también considerada una de sus mejores obras, Úrsula aborda la problemática de conjugar el amor individual y el servicio desinteresado a la sociedad, entre otros temas, contrastando un mundo capitalista avanzado, con una utopía anarquista realizada...

Hace años escribí esta reseña, tras leer la obra, que ha servido para nuestra sesión de la Quinta, como un tercer punto de vista, entre -o más allá- del utopismo marxista de Marta Harnecker y del utopismo prometéico y empresarial de Ayn Rand. Lo cuelgo aquí, en nuestro depósito de ideas, dando también continuidad a nuestra discusión del año pasado sobre Utopía, esa señora de noble frente y mano ensangretada.

sábado, 1 de noviembre de 2014

RESPUESTA A UNA RESEÑA

Reseña y crítica de Emmanuel Martínez Alcocer a un escrito de Pedro Cerezo sobre pensamiento español realizada desde la óptica del Materialismo Filosófico de Gustavo Bueno.

El artículista muestra que se ha leído con detalle la conferencia con la que Cerezo abre su libro "Claves y figuras del pensamiento hispánico".

Se merece una respuesta.

Al contrario que el autor de la reseña no me parece que Cerezo cargue las tintas sobre los efectos perniciosos de la inquisición española en el pensamiento hecho en esta tierra. Por desgracia la inquisición no cesa tampoco hoy, y determina las fuerzas filosóficas de un pueblo porque las atrofia de muy variadas maneras. Eso ha ocurrido y sigue ocurriendo. No son asuntos que se hayan quedado en siglos pasados.

 La inquisición se ejerció con violencia. Pero hay formas bastante más sutiles, educadas, refinadas y contemporáneas de ahogar. Y no dejamos de notar que ha dejado su huella.

Si al autor del artículo no le afecta, suerte que tiene.
Se han hecho cosas en España, pero hemos sido un país al margen de lo que pasaba en Europa. Es innegable. Eso tiene su parte buena, lo folklórico y distinto atrae viajeros y turistas y da lugar a literatura de viajes. Los europeos tienen que gastar menos si quieren conocer un lugar "diferente" a todo.

Pero también su parte mala. Dejamos mucho que desear en lo referente a la convivencia cívica con el distinto y a la organización política. La tendencia al autoritarismo, individualismo, caciquismo, y reino de Taifas es proverbial. La equivalencia que el pueblo establece en este país entre "astucia" e "inteligencia", sin dejar lugar a una inteligencia no astuta, también merece ser señalada.

Las condiciones económicas han sido definitivas. Tardó en surgir una burguesía si no ilustrada con afanes de ilustrarse. Y cuando surgió fue bastante débil y culturalmente dominada por lo arcaico, en general. Obsérvese en las dos regiones más desarrolladas de España qué tipo de pensamiento politico floreció, no precisamente de tendencias universalistas. El individualismo y "provincialismo" va en contra de la universalidad filosófica. Hay que reconocerlo. Y con apoyo clerical, sin ese aspecto pocas cosas salen adelante en lo cultural, político e ideológico por aquí.
Hasta en su forma de oponerse a "Madrid" son hispanos.

Pocos españoles podían en el pasado acceder a una cultura no dominada eclesiásticamente. Ha sido la tónica de la transmisión del saber y de los saberes hasta ayer. Aún hoy siguen proliferando universidades privadas de cuño religioso en su mayoría, que dadas las dificultades que tienen los servicios sociales básicos para mantenerse en un nivel decente, llevan a pensar al menos que el dinero está mal repartido. Universidades públicas y privadas nos sobran. Nos faltan puestos de trabajo y es vergonzoso los pasos atrás dados en la sanidad y enseñanza públicas. Sigue habiendo entre nosotros quien nunca da pasos atrás pase lo que pase a nivel global.

Dentro de esa iglesia con un peso cultural indiscutible se han dado evoluciones en los siglos pasados, apertura a lo nuevo. Pero la sospecha de heterodoxia y la inquisición siempre renovada estaba y actuaba contra esos clérigos que se atrevían a salirse de "lo que siempre se ha dicho y hecho". La teología de la liberación iberoamericana fue en gran parte producto de eclesiásticos españoles exiliados por unas autoridades civiles que no dudaban en encarcelar curas rebeldes (cárcel de Zamora) y unas autoridades religiosas que iban a la par.

Hemos tenido inquisición para dar y regalar. Si la involución llegó incluso al corazón del catolicismo en las últimas décadas, por una gran parte fue gracias a españoles.

Incluso hemos dado lugar a una inquisición aliada con el capitalismo explotador y el neoliberalismo más furibundo que no hay más que pedir.

Quien quiera ejemplos que se pase por mi blog.