lunes, 2 de agosto de 2021

PITÁGORAS EN LA ALHAMBRA

 Lo he descubierto gracias a un americano entusiasta del Albaizín, Granada, Al Andalus y España. Steven Nghtingale. Pitágoras nos enseñó que los números significan algo, que los primeros números enteros tienen una profunda relación con nuestra vida cotidiana y con nuestra experiencia espiritual.

Esas relaciones numéricas se reflejan en los azuejos de la Alhambra. El 1 es el número de la unidad, hace referencia a lo divino, al origen, a lo completo, lo perfecto, lo indivisible y entero. Incluye todo lo viviente y tanto el mundo material como el espiritual, atesora nuestro origen y nuestro destino. En geometría el símbolo de la unidad es el círculo, que desde un centro invisible se traza para crear la forma perfecta de la que todas las demás formas se generan. A partir del círculo los artesanos fueron capaces en un proceso de éxtasis improvisadora, de derivar la infinidad de formas y patrones que encontramos en los paneles de azulejos de la Alhambra, del Norte de Africa, y de Oriente Medio....

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La belleza está encarnada en el círculo, la experiencia de la belleza es inclusiva, nos muestra las relaciones entre los elementos dispares, semejanzas y encaje de lo que en principio parece separado.


El número 3, fundamental en la teología cristiana, hace referencia a los 3 cuerpos celestes: sol, tierra, luna. Nuestras vidas se entienden en grupos de 3 conceptos: amor, amado, amante. El que conoce, lo conocido y el conocimiento en sí. Nacimiento, vida, muerte. Descendemos de un mundo divino y original, formamos parte del mundo de la materia y finalmente, a través del trabajo, las penalidades que enseñan, ascenderemos al mundo perfecto del que provenimos.


El número 4 remite a la división básica del año: primavera, verano, otoño, invierno, basado en el aparente movimiento del sol y de la tierra de sur a norte a lo largo de la elíptica. En los equinocios día y noche duran lo mismo, en los solsticios, tenemos el día más largo en junio y la noche más larga en diciembre. También se refiere al cuarteto tierra, agua, aire y fuego, y a los 4 puntos cardinales. Los pitagóricos asociaban el 4 con la justicia, la perfección, la naturaleza del alma


El 5 está ligado a cada uno, tenemos 5 sentidos que nos conectan con el mundo. Para el misticismo medieval los 5 sentidos nos servían de introducción al mundo, pero podían desarrollarse en sutileza y poder, podemos aprender a ver las cosas en su verdadera plenitud, actuar con mucha mayor capacidad y presciencia. Desarrollando los 5 sentidos un ser humano puede conectarse directamente con el orden divino que se muestra en la tierra. En geometría el 5 se refleja en el pentágono, figura de propiedades extraordinarias, si conectamos sus vértices, generamos un bellísmo grupo de estrellas pentagonales. La distancia desde el lado del pentágono hasta su diagonal nos da la famosa proporción áurea, símbolo de la belleza que encontramos en el cuerpo humano y por todas partes en la naturaleza, desde una caracola a un girasol.

El 6 refleja un número esencial en diseño geométrico dada su vinculación con el círculo y su perfección. Recordemos que Dios creó el mundo en 6 días, hecho de creencia para las 3 grandes religiones. Una afirmación sobre la manera en que se conciben las formas y cómo se expresan en el mundo. El centro del círculo, el origen, corresponde también con su fin, la fuente invisible de todas las cosas, el punto estático desde el cual se produce la forma. El hexágono creado a partir del círculo, encierra la estrella de 6 puntas que tradicionalmente es la imagen de nuestro viaje desde los orígenes a la tierra, seguida de nuestra ascensión de nuevo después de nuestro aprendizaje. 

El punto central y el inevitalbe hexágono unidos nos llevan al número 7. Es un 3+4, hace referencia a las 3 fases del viaje además del 4, las estaciones, los elementos, los puntos cardinales. Representa la antigua idea cosmológica de las 7 esferas celestriales, los 6 días de la creación más el día de descanso.

Sobre el 8, que es el doble de 4 , que se relaciona con la tierra. Cuando se expresa en una estrella octogonal, se nos muestra como una bella imagen de la tierra que gira y el movimiento de la vida. Dentro de la estrella octogonal hay un octógono perfecto, que se usa para construir las pilas bautismales.  Significa el renacimiento espiritual, Jesucristo resucitó el octavo día de la Pascua. En el Sermón de la Montaña, 8 fueron las bienaventuranzas, en la Cábala judía, 8 es el número de la trascendencia....

En el Corán hay 8 formas de paraíso, en el budismo el camino del alma es octuple, y en el taoísmo hay 8 inmortales además de que el Cielo está soportado por 8 pilares.

Más relacionado con la Alhambra el octógono es el símbolo por excelencia de los sufíes, que consideran que guarda la sabiduría en la fuente y es el punto de confluencia del islam, judaísmo y cristianismo.



Alicatados de la Alhambra, la perfección del arte nazarí | DosdeUna pared del salón del Trono. Los azulejos encajan entre sí perfectamente, parece como si la pared estuviera en movimiento. La pared vibra con la energía de las formas. En el centro una estrella octogonal dorada, rodeada de líneas blancas que generan otra estrella octogonal, que a su vez se despliega y se convierte en una figura octogonal verde aún mayor. Este bello motivo está rodeado por 8 figuras doradas, cada una con cinco puntas que evocan la forma humana con los brazos extendidos, como si estuvieran bailando.

Mirando los azulejos, nos damos cuenta de que el octógono central se multiplica en forma de 8 estrellas octogonales de azul oscuro, dispuestas siméticamente alrededor de las figuras doradas. Si volvemos a fijar la mirada e intentamos ver el centro de la composición completamente nos damos cuenta de que la línea blanca que la rodea conforma un octógno perfecto. Pasados unos segundos podemos ver a la vez tanto la estrella octogonal central como el octógono blanco que lo rodea todo; vemos el centro y el marco de la composición.

Con solo este ejercicio hemos jugado con nuestra manera de mirar, hemos cambiado nuestro enfoque para observar figura y fondo. Una relación fondo-figura que se da en efectos ópticos, se ofrece aquí deliberadamente. Esta habilidad de cambiar la mirada, por la cual cuestionamos nuestras conjeturas es indispensable en cualquier tipo de percepción, en cualquier campo de estudio. Los alicatados de la Alhambra se ofrecen como un campo de entrenamiento de los sentidos en el que ejercitarse para perfeccionar dicha capacidad mental.

Alicatados de la Alhambra, la perfección del arte nazarí | DosdeLo siguiente que vemos más allá del octógono es un motivo que florece a lo largo de unas bandas blancas que se entrelazan. Brota horizontalmente como hacia las esquinas mediante una serie de polígonos de 5 y 6 puntas que no son ni pentágonos ni hexágonos. De pronto en las esquinas encontramos el motivo central recreado. ALrededor de las estrellas doradas octogonales y las figuras de las esquinas, volvemos a encontrar el mismo grupo de estrellas octogonales azules y con las mismas líneas blancas que perfilan un octógono perfecto que lo circunda todo. Uno de los motivos claves que está en el centro y en las esquinas. Así produce una sensación de movimiento dado que el motivo central tal y como se recrea en las esquinas está incompleto. 

El alicatado juega el papel de guía de la conciencia. El movimiento del motivo se basa en el cambio armónico y natural de una forma a otra. Como nosotros que a lo largo de la vida vamos cambiando, los azulejos hablan de nuestra capacidad de transformación siguiendo un motivo radiante que subyace dentro del propio mundo y de nosotros. El cambio, en vez de ser caótico y desagradable, puede seguir un curso natural que viene de una bella tradición, disponible, para poder proceder con claridad, precisión e integridad.


Como si una vez hallado y comprendido un motivo bello y claro en la vida, pudiéramos expandir nuestra percepción, clarificarla y hacerla resurgir. Los azulejos de la Alhambra retratan lo que podrían ser una vida humana, parte de una evolución vital, de lo que el mundo nos puede ofrecer en cuanto a unidad bella y compartida. El estudio de los azulejos desarrolla la mente, nos sensibiliza. Vivimos todos según una serie de patrones en la manera de pensar o de trabajar. Detectar el patrón que tiene nuestra vida es comprender nuestro lugar, que cabe esperar de un mundo que se configura de acuerdo con cada uno de nosotros....


Podemos intentar seguir cualquier línea y trazar sus varios usos a medida que se mueve a lo largo y ancho del motivo. Como ir en coche, dando virajes, ladeos, curvas, vueltas atrás, nuevas direcciones que cada línea experimenta. Una estrella por aquí, un octógono por allí, una figura humana. En este trazado ninguna línea transcurre por su cuenta, cualquier linea juega su papel en el conjunto, siguiendo todo un elenco de formas. Todo está necesaria y orgánicamente conectado.


Volviendo a los números, el 8 domina, el 8 que retrata a la tierra en lo material y en lo trascendental. La tierra en movimiento que gira de acuerdo a un orden armónico y perfecto. Lo trascendental tiene que empezar por establecer un orden armónico y equilibrado, para poder generar y punto central de paz que nos sostenga y que nos proteja en nuestra travesía de los acontecimientos. El motivo numérico es una densa concentración de simetrías óctuples. Este mismo patrón que resurge en las esquinas del zócalo sugiera como un orden que encontramos en nuestro interior puede darse en la vida misma. Nos dice que podemos ganar la capacidad mental para encontrar dentro de este mundo un orden más duradero y trascendental. Los azulejos ilustran cómo esta experiencia nos procura un orden mental misericordioso que es a su vez el orden vivido de este mundo.


¿Y si frente a una pared de zócalos tenemos algo más que cerámica bellamente dispuesta? no son sólo bellos azulejos de colorines geométricamente dispuestos. Su belleza es útil. Podemos aprender a través del ejercicio dinámico que proporcionan a nuestros sentidos. Nos dan una oportunidad de formar capacidades mentales que generan un cambio armónico y consciente en nuestra manera de vivir.


Para empezar a vernos como parte de un orden más completo unido a la belleza es nececesario tener una esperanza en la integridad proporcionada por un arte generoso y sagrado. Ante los azulejos de la Alhambra estamos ante un arte admirable que nos habla de cultivar el conocimiento.


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