lunes, 26 de febrero de 2018

LA IRRACIONALIDAD DE LA ECONOMÍA




Entrevista de Christian Rabhansl a Jochen Hörisch

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 (imago/blickwinkel)

“Potentes” empresas “satisfacen” a sus creyentes, el propio lenguaje muestra claramente el papel de la sexualidad en nuestra relación con el dinero. Eso dice el filólogo Jochen Hörisch. La economía es también bastante irracional. 

Christian Rabhansl: El dinero se mide en número, euros y céntimos. Al final no queremos saber más o menos cuanto dinero hay en la cuenta, queremos saber exactamente cuánto hay. No nos sirve que nos digan “hay poco” o “hay mucho” cuando preguntamos. Queremos saber exactamente hasta qué punto estamos en rojo o si hay 20.000 euros. Podríamos pensar: el dinero es algo muy racional Eso significa que no hemos leído ningún libro de  Jochen Hörisch. El filólogo de Mannheim se ocupa largamente de la irracionalidad del dinero, “La irracionalidad del dinero” es el título de un texto que aparece hoy en una colección dedicada al dinero. Buenos días, señor Hörisch.
Jochen Hörisch: Buenos días.

Rabhansl: tener 20.000 euros en la cuenta o no tenerlos, se puede pensar que es algo muy racional. Con un experimento mental semejante empieza Vd su libro y nos dice que las cosas no son así, ¿por qué?
Hörisch: No hace falta ser filólogo para darse cuenta de que lo que se juega aquí tiene otro significado. Siempre nos preguntamos si con el extracto de la cuenta todo está cubierto. El concepto de “cubrir”,  un semental cubre una yegua, es algo muy particular. Y si nos acercamos a examinar más de cerca el asunto vemos que el dinero tiene que ver con conceptos básicos muy irracionales procedentes de la esfera sexual o religiosa, esferas que no relacionamos precisamente con lo racional. Así podemos hablar de la “potencia” de una empresa. Y cuando la empresa es potente entonces puede satisfacer mis necesidades de creyente.
¿De dónde proceden esos conceptos como “potencia” o “satisfacer a los creyentes”? Enseguida nos damos cuenta de que la forma psicológica que tenemos de relacionarnos con el dinero no es racional sino más bien creyente, sexualizada, una relación loca incluso. 20.000 no es solo una cifra, sino la relación con una potencia mágica.

 
 Jochen Hörisch 


Rabhansl: Ha dicho usted que entre el dinero y la deuda hay esa relación cuasi sexual y cuasi religiosa. Y leo en su libro: “El dinero está cubierto por la creencia en el dinero”. Por lo tanto sólo en la medida en la que creo que el dinero  tiene un valor, el dinero vale algo, ¿tendríamos que relacionarnos de otro modo con el dinero?
Hörisch: No. También creemos que los demás creen en el dinero y por eso funciona. Recordemos el año 2008 – los más viejos nos acordamos de cómo la canciller entonces llamada Merkel, y el Ministro de Hacienda llamado Steinbück, salieron ante los medios y la prensa para explicar a “sus queridos alemanes” que garantizaban nuestros depósitos, que estaban cubiertos por los bancos. Funcionó, no hubo  ningún “corralito” porque todos creyeron que todos los demás jugaban el mismo juego. De lo contrario habríamos tenido una quiebra de proporciones gigantescas.
También creemos que eso dinero tiene en sí el poder de transformarse en otra cosa. Cuando saco un billete de 50 euros y lleno el depósito me doy cuenta de que la capacidad simbólica del dinero se ha transformado en otra cosa. Esto es como ocurre en teología. Es la transustanciación, de los símbolos del pan y el vino que se transforma en el cuerpo y la sangre de Cristo. Se transforma cuando se cree en que se transforma. Cuando no hay esa fe, mire lo que ha pasado en Venezuela, entonces el dinero pierde su poder, su competencia sexual y religiosa.  


La creencia en la fuerza transformadora del dinero
Rabhansl: El dinero funciona si creemos en él, es la fe que tenemos en nuestra vida diaria los que no somos expertos en finanzas. ¿Le parece que es lo mismo entre Economistas o Científicos de los Negocios como Vd los denomina?
Hörisch: Estos científicos de la economía no enrojecen de vergüenza cuando llaman “sabiduría” a su especialidad, una palabra que hoy está pasada de moda. Me refiero a muchos, no todos gracias a Dios, sino a aquellos que son tan irracionales como para creer en la racionalidad de su propio modelo irracional. Para que vean que esto es más que una impresión recordaré Schrempp, que fue portavoz de Daimler, anunció mientras sus ojos brillaban de manera especial que se había celebrado una boda en el cielo cuando se fusionaron Daimler y Chrysle. Boda es un concepto con referencia sexual y Cielo es un concepto religioso. Los economistas llegan y dicen tras la fusión que tienen una agencia llamada  McKinsey o Hayek, que calcula que hay escalas, efectos, es una historia completamente racional. Hay que saber escuchar y dares cuenta de que les brillan los ojos diciendo “boda” o “cielo”.  
También nos damos cuenta de cuanta locura, fantasía y esperanza de salvación hay en todo ello. Piense en la palabra como “Salvación” o “Rescate” o “Redención”. Y en la palabra Rescate económico. La palabra rescate, logro un rescate, esconde algo religioso. “Crédito” y “Deudor” son conceptos teológicos. Tenemos ahí una cadena de creación de valores.  Cuando uno está sin blanca “se revela en bancarrota”. Con los coches que se fabrican se llevan a la Feria (Messe=Misa) No se refiere por supuesto a la misa sino a la Feria de exposición y muestras industriales. Por donde quiera que lo miremos nos damos cuenta de que utilizamos conceptos religiosos en la esfera económica.  Pero los economistas no se quieren dar cuenta de ello. 

La creencia irracional en la “mano invisible del mercado "
Rabhansl: Aunque el tema va más alla de la elección de las palabras. Por ejemplo cuando creemos seriamente en la famosa “mano invisible del mercado”, interpreto sus palabras en el sentido de que la Ilustración económica recae en una especie de explicación religioso-teológica. ¿Cómo explica Usted que precisamente en Economía perduren estos dogmas de fe?
Hörisch: Cuando racionalidad e irracionalidad cambian sus papeles y también cuando la matemática se traspasa y hace dominante en un ámbito en el que no funciona se cae en la superstición. Como ocurre en el Fausto de Goethe con la tabla de multiplicar de la bruja. Fausto se convierte en una figura ejemplar que da lugar a la gran reforma económica. La mano invisible y está muy claro para cualquier persona ilustrada que conozca la obra de Adam Smith, representa la traducción de la mano de Dios en la esfera económica en la que estamos todos integrados. Para  Adam Smith está muy claro que se trata de una metáfora religiosa traspasada al ámbito económico.
Rabhansl: Hace un par de años de eso.
Hörisch: Hace un par de años pero es una creencia que sigue vigente. Intente explicárselo a los economistas: Señores creen ustedes en la mano invisible del mercado lo mismo que los cristianos creen que en la mano de Dios. Son Ustedes los último teólogos y los últimos fundamentalistas religiosos en la esfera de las ciencias, no va a encontrará muchas simpatías.
Podemos prescindir de la creencia en Dios. Pero la expresión significa también que la ilustración económica va por detrás de la ilustración teológica. Quien no cree en la mano invisible del Mercado jamás obtendrá un puesto en el consejo de administración de Volskwagen ni podrá licenciarse en Administración y dirección de empresas.

Rabhansl: Jochen Hörisch  nos habló Sobre la racionalidad y la forma irracional de relacionarnos con el dinero. Muchas gracias, sr. Hörisch por la entrevista en el programa Lesart.
Hörisch: Gracias a Usted.
Libro publicado por Patmos Verlag

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