sábado, 2 de diciembre de 2017

FILOSOFÍA PARA TODOS: FREUD. NO EXISTE LA IDENTIDAD CULTURAL




Amena exposición sobre el freudismo en diálogo con el marximo para empezar dentro de una serie de filosofía al alcance de todos.















 Resultado de imagen de la identidad cultural no existe

 Ana Azanza por la traducción

François Jullien: "La
identidad cultural no existe"- crítica a la
guerra entre culturas

Catherine Newmark

¿Europa es más cristiana que laica o más laica que cristiana? Las
dos cosas, en tanto en cuanto tanto la Cristiandad como la Ilustración son
europeas, dice el filósofo francés François Jullien. Usando el concepto de
“fuentes culturales” la emprende contra los fantasmas reaccionarios.
Mucho se ha hablado últimamente del miedo a la globalización como estímulo
del nacionalismo y la derecha populista en Europa y en Estados Unidos. El miedo
a la crisis económica y a la pérdida de la propia tradición cultural por los
movimientos migratorios, ha desencadenado la nostalgia de unas sociedades
cerradas y homogéneas, de un regreso a nuestros valores, al tronco de nuestra
atacada identidad cultural.



El filósofo y sinólogo francés François Jullien ha formulado una crítica
interesante en un provocativo ensayo titulado “No existe la identidad
cultural“, la argumentación filosófica con la que apoya esta afirmación es
conceptualmente difícil pero muy convincente.



 Resultado de imagen de la identidad cultural no existe



La controvertida cuestión de la identidad de Europa

Jullien opina que la palabra identidad aplicada a las culturas es un error
de base. La diferencia entre las culturas no se puede pensar en las categorías
de la diferencia entre identidades cerradas, el concepto de distancia es más útil
para entender esas diferencias. Así lo que acerca o aleja a las culturas no son
sus respectivas identidades sino sus respectivos recursos.



De modo ilustrativo se ocupa Jullien de la controvertida cuestión sobre la
identidad de Europa, cristiana para unos o laica, humanista y crítica de la
religión para otros.



Jullien opina que la polémica es infundada: Europa está tan marcada por el
cristianismo como por la Ilustración.
Ilustración y cristiandad constituyen recursos de la cultura
europea, ninguna excluye a la otra ni define Europa por sí sola. A diferencia
de los valores “los recursos culturales” no han de ser tratados como algo que
hay que defender o con lo que uno empatiza, sino que más bien hay que verlos
como algo que se puede activar y usar o también dilapidar.



El concepto de los recursos culturales no excluye a nadie

Con su concepto de recursos culturales Jullien ha encontrado una categoría
para la crítica de la globalización, que el filósofo considera uniformización
comercial y aplanamiento. Los recursos culturales, que van desde los usos del
lenguaje hasta las costumbres cotidianas pasando por las tradiciones- no son
globales ni iguales, sino particulares. Pero, y eso es lo interesante, no
excluyen a nadie, antes bien son útiles 
y utilizables por todos.



La valiente llamada de Jullien al uso de los recursos culturales puede
resultar conceptualmente exigente, pero ofrece unas instrucciones
filosóficamente útiles sobre cómo podemos y tenemos que pensar la relación
entre las diferencias culturales de modo fructífero. A saber, ni en el sentido
que pretende la globalización económica de una progresiva unificación ni en el
de la falsa alternativa de los valores universales frente al relativismo
cultural. Y sin caer tampoco en la
fantasía reaccionaria de la identidad cultural inalterada.




Un punto débil de la reflexión de Jullien es que deja de lado las
religiones, ya que en Europa no sólo hay un conflicto cultural, también hay un
conflicto religioso, y las religiones no admiten un “creer a medias”, se cree o
no se cree. No es posible “servirse” lo mejor de cada religión, los guardianes
de las respectivas ortodoxias acechan.






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