sábado, 25 de noviembre de 2017

EL MITO DE LAS TRES CULTURAS


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Mito frecuente en los florilegios retóricos de las campañas electorales es el de un al-Andalus en que convivieron pacíficamente tres culturas hasta la llegada del “bárbaro del norte”. 

Resulta oportuno criticar esta imagen idílica después de los lamentables sucesos que siguen enfrentando al Islam con el Mundo Occidental y con su modo de vida, particularmente si los políticos no aprenden de su historia ni la leen. La evidencia es frágil porque en general preferimos lo que se dice o se sueña, sobre todo si se nos repite con autoridad mediática. Pero la idealización y reforma de la realidad es un deber que sólo puede hacerse eficazmente desde un diagnóstico realista.

Américo Castro y otros propalaron la exageración de que al-Andalus fue un paraíso en el que convivieron felices tres religiones hasta que los cristianos desmantelaron aquella fructífera armonía. Incluso la decadencia del Imperio español sería un efecto directo de la expulsión de sefarditas y moriscos. Aunque no cabe duda de que dicha expulsión empobreció a España, la leyenda de una convivencia pacífica entre las tres culturas no se sostiene. Los documentos prueban que la convivencia pacífica, continua y feliz de tres religiones no es más que una ilusión. Tal convivencia fue una excepción coyuntural y forzada: la cooperación fue a veces un mal necesario, pero no regla ni fin querido y, por supuesto, careció de continuidad. Todos desconfiaban de todos y todos intentaban sojuzgar a todos. Lo que hubo fue un sistema de aislamiento y recelos permanentes desde los tiempos más remotos.

domingo, 5 de noviembre de 2017

UNA HISTORIA DE LA FILOSOFÍA ESPAÑOLA



Ana Azanza


“Historia de la filosofía española, su influencia en el pensamiento universal” (2007) de Heleno Saña no podía resultar un libro más intempestivo  y a la vez más necesario en los tiempos que estamos viviendo, en el que hace falta valor para reclamar algo “español” o simplemente España por el tinte franquista que hemos dejado caer sobre ambas palabras al habernos saltado una etapa histórica esencial tras la salida de una dictadura: la que corresponde al tiempo de encarar la realidad de “lo que pasó” y las numerosas complicidades que de la noche a la mañana desaparecieron como por ensalmo. La mala conciencia nos persigue.