viernes, 13 de mayo de 2016

ALAIN BADIOU Y LOS ADOLESCENTES

Alain Badiou imparte esta conferencia a estudiantes de instituto. Su mensaje intenta responder a la pregunta:

¿Se puede tener una vida verdadera a la vez INTENSA y JUSTA?

Les habla en el marco de una actividad que pretende unir el fútbol, el teatro y la filosofía, con motivo del campeonato de Europa.¿Por qué hoy sólo en el fútbol se experimentan las grandes alegrías comunes? los organizadores quieren que los jóvenes de hoy conozcan la alegría de la verdadera política llevada a cabo por los ciudadanos que quieren dirigir su propia vida, y no cualquier vida, sino una buena.
Buscando personas que "energetizan" y dan esperanza encuentran un referente en Alain Badiou.



¿EN QUÉ  CONSISTE UNA VIDA QUE MERECE LA PENA?

Una vida que merezca la pena desde el punto de vista filosófico es una vida verdadera, por oposición a una vida en la que uno no está a gusto, en la que se hacen cosas que no se tienen ganas de hacer, una vida que no llena. Una falsa vida. En la juventud está cuestión se refiere enseguida al futuro ¿Cómo será nuestro futuro?

La vida independiente comienza en la juventud ¿Cómo empezarla? ¿En qué condiciones podemos plantearnos la cuestión de la verdadera vida? ¿Cómo resolver esta pregunta?

"Soy un viejo filósofo", Badiou conoce su desventaja, pero también fui joven, tengo experiencia. Y la verdadera vida consisitirá en no hacerse viejo demasiado pronto

Hay dos enemigos de la vida verdadera que están dentro de uno mismo:

-Pensar que la vida consiste en consumir, disfrutar, tener satisfacciones, música, porros, encuentros.....entonces la vida se transforma en momentos en los que uno "siente que vive", porque algo nos excita y nos da energía, hasta el próximo momento.
La vida consiste en tener la mayor cantidad de momentos de disfrute. El resto del tiempo no tiene interés, el trabajo, las obligaciones, son como el trasfondo gris y aburrido. Sólo al gozar nuestra vida cobra intensidad, sentimos que estamos vivos bebiendo, bailando, fumando....la vida de los placeres, también puede ser disfrutar de un atardecer o un amanecer, un concierto de la estrella favorita...

El problema es que vida en ese plan se descompone, vivimos la vida "a trozos". La vida desaparece, nos ponemos "a remolque" de los momentos intensos.

-La vida consiste en tener éxito, conseguir un buen puesto, instalarse en el mundo como es. Para conseguir el objetivo hace falta plantearse una estrategia. Pero hoy no todos podemos tener éxito, hay que empezar con una buena base, hay que empezar desde la escuela, desde el jardín de la infancia. En vez del disfrute de los placeres buscamos el poder, también existe el "disfrute del poder".

Son dos pistas falsas. En los dos casos prescindimos de la existencia de los demás, nuestra vida se organiza alrededor de nosotros mismos, o para disfrutar o para pisar al resto de la gente.

"Quemaré mi vida disfrutando, no importa porque disfrutaré el momento".
"Me instalaré y tendré el poder".

Estas dos imágenes de la juventud las podemos ver en Arthur Rimbaud (1854-1891) que escribió toda su obra entre los 17 y los 22. Empezó como poeta errante y vagabundo, homosexual además, buscaba disfrutar y vivía como podía. Con 20 años reconoce ya "Antes mi vida era una festín en la que todos los corazones se abrían y gozaba", y al final del mismo poema "Yo que me creía dispensado de toda moral, estoy por los suelos, tengo un deber y he de abrazar la vida dura".
De poeta vagabundo pasó a ser comerciante y se dedicó a ganar dinero a partir de los 23 años.

Para los jóvenes es difícil juzgar su propia juventud, entre quemar la vida e instalarse hay una relación contradictoria. Nos gustaría "instalar el fuego de la pasión" o "quemar la instalación de nuestra vida", porque queremos disfrutar pero hay que instalarse, y a la vez queremos los momentos intensos. ¿Cómo combinar estos dos aspectos?, en los relatos de juventud encontramos esta contradicción. Por otra parte la primera fase de quemar, disfrutar puede conllevar violencia, ataque a la sociedad. Como los suicidas yihadistas que prefieren sacrificar su vida en sangre antes que instalarse. La juventud que piensa que  más vale disfrutar a tope, incluso si el disfrute lleva al final de los finales, atemoriza.

La juventud ambiciosa también da miedo porque desplaza a las generaciones mayores, "hagan sitio, ya me toca mandar". Las sociedades siempre temen a la juventud, no sabemos qué va a dar de sí ese doble peligro. De ahí la sensación de hostilidad que pueden sentir los jóvenes por parte de los mayores. Hostilidad todavía mayor en la actualidad, en un mundo en el que todos queremos ser jóvenes.

Hoy los viejos quieren ser jóvenes, envejecer es pecado. Antiguamente en las sociedades tradicionales se rendía culto al viejo, al experto, el que sabía. Los jóvenes tenían que esperar mucho, pero en nuestra sociedad todo va tan rápido, la tecnología avanza, las mecancías se intercambian, hemos de estar moviéndonos. Hoy es un problema no queremos saber cuando hemos dejado de ser jóvenes, nunca.
Los viejos corren en los parques, mirando las pantallas del tensiómetro con miedo de desmayarse. En el caso de las mujeres, la cirugía estética asola los cuerpos. En nuestros países europeos el gasto en productos cosméticos supera el presupuesto de los estados más pobres del planeta. Todo para seguir siendo joven.

Las dos tentaciones, disfrutar y llegar al poder, se enfrentan a los ancianos.

Nuestra ideología "juvenilista" nos lleva a seguir trabajando nuestro cuerpo y nuestro espíritu para seguir el ritmo, hay que moverse. Y a la vez tememos a la juventud sin razón, al final puede que tengamos miedo fundamentado de esa juventud. No sabemos cómo reequilibrar las cosas, si los viejos quiern seguir siendo jóvenes ¿dónde estará la juventud?

HABRÍA QUE RECONOCER UN EQUILIBRIO

Algo de instalación es necesaria, ¿cómo instalarse en la vida sin perder el sentimiento de la intensidad de la existencia? Si me pongo a estudiar y a trabajar para poder llegar ¿no me impediré a mí mismo los momentos intensos de la vida?

Sin instalación queda hacerse traficante, bribón, vagabundo, pillastre. Pero con la instalación no significa sacrificar la posibilidad de que nos pase algo que sea de verdad interesante. La propuesta filosófica de Badiou para una buena vida: una instalación en el mundo que desde dentro de sí admita la circunstancia de que un buen día es posible tener que cambiar, marcharse, abrirse a nuevos horizontes. Es una instalación que admite momentos para abandonar la rutina inevitable. Movimiento de ida y vuelta, echar raíces pero sabiendo que el mundo como es no es el mejor de los posibles. Nos instalamos porque no hay más remedio, con un espíritu crítico. En la vida hay que distinguir lo que es necesario y lo que está bien. Hoy es preciso tener un oficio, un trabajo, pero no por eso es lo mejor. Puede ser que otra cosa mejor me obligue a salir, la buena vida, es dejar la puerta abierta para poder salir de las obligaciones necesarias de la vida.
Como en la caverna platónica no sabemos bien en qué consiste nuestra vida, hemos de estar dispuestos a salir de la caverna en cualquier momento.

ANABASIS de Saint John Perse (1887-1975)
Subir y bajar
Irse es concebir la propia vida no como una instalación sino como navegación.

"Por encima de las acciones de los hombres en la tierra
muchos signos en viaje, muchas semillas viajan
y en un gran soplo de la tierra
¿quién habla de construir?
Yo he visto la tierra distribuida en vastos espacios
y mi pensamiento no se distrajo del navegante."


A partir de aquí Badiou plantea al joven público la pregunta ¿ser joven hoy, ventaja o desventaja? teniendo en cuenta las dos tentaciones y lo que es posible ¿qué decir?
"Pienso que el mundo tendrá que cambiar para acoger a la nueva juventud, para acoger a a juventud como ella se ve a sí misma, y la nueva tierra será la de todos los jóvenes que inventan un nuevo pensamiento, nuevas acciones, un nuevo punto de partida."

El pensamiento tiene que ser a la medida del mundo entero, que sea desde un principio un pensamiento de la movilidad de las cosas, un pensamiento a escala del mundo.

Como conclusión de la charla, la instalación en el vasto espacio del mundo, no impide al pensamiento conservar la idea de los que está más allá, de lo que es diferente. De todo aquello que puede traerme nuevas intensidades, nuevas experiencias de vida. Habrá que inventar una vida nueva, ni establecida ni fragmentada sino una vida que sea su propio movimiento.

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