Empecé este vídeo con muchas esperanzas. Un encuentro en
Jerusalén entre el filósofo ateo Michel Onfray, Ilan Greilsamer, politólogo y especialista del hecho religioso en Israel y el jesuita
Luc Pareydt, profesor de teología y consejero para asunto religiosos del consulado francés en Jersualén. El tema de las religiones y la paz. ¿Cómo contribuyen o pueden
hacerlo filosofía y religiones cada una por su lado y todas juntas a la
convivencia pacífica?
El inicio del debate no puede ser más prometedor el agregado para asuntos religiosos de Francia planteando, las
palabras “gruesas”, sinónimo de “palabrotas”, pero con el sentido de palabras
cargadas de significado que van seguro a aparecer: laicidad, religión y paz.
Lástima que por una vez Onfray me decepciona y se siente
atacado por el rabino o experto judío. Se enzarzan ambos, sobre todo el
filósofo en una cuestión sobre la incoherencia vital de Sartre y Beauvoir sobre
la que se puede estar más o menos de acuerdo, pero que no viene al caso.
Greilsamer especifica que Onfray es un ateo “católico” y que
comete un error en su Tratado de ateología al extender los defectos que él ve
en el catolicismo a las demás religiones, en especial Islam y Judaísmo. La
relación del judío con la fe es muy diferente a la relación del cristiano con
su creencia. Hay el elemento “estudio” de la escritura que va siempre unido a
la fe en Dios, asunto que él como judío echa en falta en muchos que se dicen
católicos practicantes. Entre los católicos más que entre los protestantes hay
una ignorancia de las sagradas escrituras, del nuevo testamento que es el
fundamento principal del cristianismo.
Onfray se siente atacado, le parece que ya está el
adversario haciéndose el interesante como otros musulmanes que le han espetado
que no podrá nunca entender el Corán puesto que no habla árabe. E incluso
quiere defender a los católicos, diciendo que entre los católicos como entre
los judíos hay ignorantes y sabios. Pero siento mucho no darle la razón por una
vez.
En efecto, yo también había notado que la relación del judío
con la Biblia,
se entiende del judío religioso, es más familiar que entre los católicos
“religiosos”. Estuve mucho tiempo en una institución que se dice religiosa y se
dieron dos circunstancias curiosas. Primero, la sagrada Escritura no se usaba y
estudiaba en su totalidad. Había cuatro o cinco versículos de la misma que
habían sido escogidos por la autoridad competente, autoridad que sería el
fundador y sus “ayudantes”. Ellos habían decidido que ese versículo era
importante y además le daban una interpretación única que era la que había que
aprenderse, interiorizar y repetir.
Me viene uno en especial del Génesis, Dios puso al hombre en
el mundo “ut operaretur”. Otro “militia est vita homines super terram”. No
había por supuesto conocimiento de las fuentes hebrea, griega y latina
correspondientes. Ni de los libros en que figuran esos pasajes. Como esas
frases podría citar unas cuantas más. No había una historia que contar, puesto
que los libros de la Biblia
tienen todos una historia. Cada día había obligación de leer unos minutos un
pasaje del nuevo testamento. Así lo hice durante 20 años, ordenadamente. Me dio
para darle varias vueltas al nuevo testamento. Pero al antiguo ninguna. Eso fue
casi en la puerta de salida.
En el currículum de estudios eclesiásticos que se nos pedía,
cursé todas las asignaturas. Muchas de teología dogmática, sacramentaria,
derecho canónico, historia de la iglesia e incluso arqueología cristiana y
hebreo. Pero lo curioso es que en todo ese tiempo no hubo o no fui invitada a
una asignatura de “Sagrada Escritura” a pesar de que estaban previstas en el
curriculum de los estudios internos. Así faltaba y es cierto el estudio de la Escritura, lo eché en
falta. De ahí que cuando la editorial de la Universidad de Navarra
empezó a editar los tomos del Antiguo Testamento con notas me lanzara sobre
ellos con auténtica curiosidad. Llegué hasta los Salmos, y fue decepcionante
puesto que las explicaciones que de la Escritura se daban iban todas en la misma línea
de apuntalamiento institucional. Cuando es evidente que el Opus Dei no es el
primer grupo religioso de la historia que se lanza a publicar la Biblia.
Luego he tenido oportunidad de escuchar a otros estudiosos
de la Escritura,
tanto católicos como judíos, y entonces me he dado cuenta de que mi
conocimiento de la misma era bastante panfletario, sesgado y muy parcial. En
suma, que no sé casi nada de ella, de las fechas e historia de cada uno de sus
libros, del canon fijado porqué y cómo.
Por eso estoy con Greilsamer, porque aparte de lo que yo viviera en el
Opus Dei, en general entre los católicos ilustrados con los que me he topado,
no se conoce la Biblia
en profundidad ni es tradición. Las cosas son así, hay otros aspectos de la
religión que relucen más en el catolicismo y que lo pueden hacer atrayente,
pero el estudio de la
Escritura, salvo las excepciones de los que hacen de ello un
oficio, no es nuestro fuerte cultural.
De manera que he lamentado mucho al ver este vídeo ver a
Onfray enzarzarse y tomarse como algo personal, lo que a mi parecer es una
verdad como un templo. De esas a las que Onfray gusta adherir con pasión. No
hay que tomárselo a mal, y de hecho por ahí empezó la Reforma del siglo XVI, el
pueblo era ignorante de la Escritura. Lutero
tradujo la Biblia
al alemán para ponerla al alcance del vulgo y entre los protestantes se da
mucho más peso a la lectura de la “Palabra”.
El propio Onfray relata que visitando Jerusalén le ha
emocionado ver un grupo de personas reunidas estudiando los textos bíblicos. El
entiende que eso es lo que hay que hacer. Lectura y comentario.
El tema de la guerra. ¿Por qué hay guerras? Parece que
Onfray defiende en esto una postura materialista, la guerra está en la
naturaleza y los hombres somos naturaleza, somos animales y tenemos el cerebro
reptiliano que nos lleva a comernos al vecino.
Hay un médico neuropsiquiatra en la sala que opina que para evitar las
guerras lo suyo sería poner de acuerdo en el mismo momento a toda la humanidad
para dejar las tendencias reptilianas y usar el neocórtex.
Pero en este asunto tampoco creo que la postura puramente
materialista recurriendo al cerebro reptiliano sea suficiente. La guerra es un
hecho irracional que pertenece al mundo humano. En la naturaleza hay peleas por
la hembra, por el territorio, por comer, pero no hay peleas por ambición o
simple y puro afán de dominio del que es un igual. Hay una mezcla en el origen
de la guerra, entre lo reptiliano y lo racional que se vuelve irracional cuando
no se orienta al bien y el interés de todos sino a ambiciones.
En ese sentido estoy más con otro interviniente de la sala
que asegura que la misma disputa entre Onfray y el rabino es de orden puramente
simbólico, y es imposible entre animales. Está claro, el elemento racional, del
lenguaje articulado que nos hace entrar en un mundo de símbolos que dan valor a
nuestra vida humana, es decisivo. Lo cambia todo. Nos peleamos por motivos que
no tienen cabida en el mundo animal, el honor herido, la envidia, el brillo que
otro tiene y pensamos que es nuestro, la ambición de poder, de mando sobre
países y sus riquezas.
Además lo malo de las batallas humanas es que pagan justos por
pecadores. Está la política con su sentido ambivalente, de convivencia, o de
hacerse con el poder y mantenerlo. La
necesidad y la pasión por sojuzgar al prójimo es algo que no necesito que me lo
expliquen. De las que más ciegan y más violencia y sufrimiento gratuito
producen. Por tanto el origen de la guerra es más complejo que dejar al libre
albedrío el cerebro reptiliano.
Algo que por lo demás Onfray mismo sabe bien, cuando en sus
propuestas finales habla de que tiene que ser la gente de a pie, los ciudadanos
los que se organicen para frenar los pies a los poderosos. En efecto, hay mucho
dinero en juego. La mayoría de la población sufre con las guerras, pero son un
negocio y si lo dejamos en manos de los “de arriba” nunca van a parar. El
pueblo la gente es la que tiene que organizarse y decir “ya basta”. Todos
juntos. No consentir con los que no tenemos que consentir. Es una de las citas
favoritas de Onfray tomada de La
Boétie: “el poder existe cuando se consiente a él. No
consintamos más y ya no hay poder.” En suma, llamada a la resistencia no
violenta como ha habido grandes ejemplos en la historia. Resistiendo llega el
cambio.
En este otro vídeo participan Tariq Ramadan, escritor
egipcio afincado en Francia, musulmán ilustrado, Julia Graziani,.militante
católica, Fawzia Zouari periodista tunecina, un cura católico profesor de teología
y párroco y Michel Onfray, debaten entre sí sobre la gran cuestión del día:
Dios.
La fórmula del programa es original. Un repaso del tema a
través de las canciones. Y tras el debate, una profesora de filosofía de la
universidad de Paris II hace un resumen de lo que ella ha escuchado y su opinión,
un “briefing” o informe.
Onfray ataca la religión por el lado de la incoherencia. En
efecto, el cristianismo predica el amor al prójimo y no podemos obviar las
guerras que ha provocado: Cruzadas, inquisición, quema de herejes. Hay munición
de sobra contras las religiones: Los curas homosexuales que predican contra la
homosexualidad, las amenazas de muerte que ha sufrido por poner de manifiesto
lo que dice el Corán, Hitler apoyándose en los católicos que el apoyaban, “Dios
con nosotros” en el cinturón de sus soldados. La incoherencia entre lo que se
predica y lo que se hace. Onfray confiesa que quiso ser monje, ya lo es es, se
dedica a la escritura permanentemente y no debe de andar lejos de publicar su
libro número 100. Pide a los creyentes que sean coherentes y que no den la lata
a los que no lo son.
Tariq Ramadan habla de que Dios no es un medio para algo, es
más profundo el asunto. Los creyentes también sufren, Dios no es un analgésico.
Y está la dimensión del trabajo de la “salida de sí”, que otros pueden
encontrar en filosofías o sabidurías varias. Y en tercer lugar el fallo de las
religiones en efecto es hablar desde “la verdad” revelada que se impone, cuando
el sentido está en examinar siempre los propios actos buscando la coherencia. Tarea
infinita, y monopolizar la verdad nos lleva al fanatismo de rabiosa actualidad.
Onfray ataca despiadado las incoherencias de los textos
incoherentes, Biblia y Corán. El cura se dice lector y admirador de las
conferencias del filósofo en la radio, pero si donde el filósofo ateo ve unos
textos contradictorios, él ve una luz para su vida en la figura de Jesús. Todos
estos creyentes entusiastas en realidad se olvidan de lo que decía santa
Teresa, que Dios trata bastante mal a sus amigos.
La militante católica la emprende contra la laicidad del
estado francés que le parece deriva en antirreligión. Los 3 creyentes en suma
están de acuerdo en que Dios no es algo que sirva para nada.
Zouari va por otro lado, Dios no es un asunto de las mujeres
y sirve para que los hombres varones discutan entre sí.
El Islam dice que la mujer no tiene ni razón ni fe, no cree
en la fe de las mujeres. Las mujeres en los países musulmanes en lucha por la
democracia no están presentes en esa
guerra política. Están en la cola de la panadería, ocupándose
de los niños y a menudo objeto de la violencia de los combatientes musulmanes
(Nigeria). Dios no es asunto de mujeres. Hace falta el Nietszche islámico, que
niegue que dude de la religión en país islámico sin que le pase nada. El Islam
como está se vacía hoy de Dios, dice esta tunecina.
Dios no estaba invitado en los inicios de la revolución
tunecina contra el dictador. Pero aparecieron los islamistas diciendo que tenían
la verdad y la iban a imponer. Zouari se felicita de que el pueblo tunecino no
les ha seguido.
Tariq lamenta la polarización que se da en los países islámicos
entre laicos y religiosos que por otra parte no responde a las verdaderas cuestiones
que atañen al pueblo, asuntos económicos
Onfray por su parte frente al islamismo político se queja de
tener razón, preferiría que la revolución egipcia se hubiera hecho en nombre de
la democracia y no de la teocracia. Cuando la teocracia se instala en política
no hay lugar para la voz del pueblo. Es lo molesto de las religiones para el
ateo Onfray, no la religión personal como crecimiento y cuidado de sí.
Sobre el Papa de izquierdas se preguntan si podrá salvar la
iglesia. El cura que interviene ha escrito su libro como un tratado contra el
derrotismo católico y reconoce que el impulso le ha llegado de Francisco.
Onfray le pediría que lo de Francisco no se quedara en
nombre, y hiciera como el de Asís, vendiendo cada mes una obra de arte para
repartir el dinero a los pobres. La militante católica Julia Graziani piensa
que no es misión del Papa hacer desaparecer la pobreza vendiendo obras de arte,
la iglesia tiene que durar al servicio
de los creyentes, “no de los menesterosos” le reprocha Onfray. Difícil
equilibrio.
Tariq está de acuerdo en que es chocante un Vaticano rico
que habla de pobreza. No lo es menos una Arabia Saudí con millones de petrodólares
y grandes practicantes del Islam, religión misericordiosa con los pobres. Al
menos Francisco ha puesto la cuestión de la pobreza y la dignidad en el primer
plano.
Terminan sobre islamofobia, catofobia. Onfray no está de
acuerdo con las actuaciones violentas de las Femen en la iglesia, o las rusas
que serraron el crucifijo. Tariq Ramadan reconoce que falta coraje en las
religiones para reconocer los errores.
La filósofa resume el debate de fondo, entre la crítica a la
religión del ateo porque aliena y hace infeliz a la gente con sus normas y los
defensores de la espiritualidad religiosa como crecimiento.
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