Me complace enormemente presentar en el Mochuelo a este conferenciante y filósofo hijo y nieto de exiliados españoles en Francia, Henri Pena Ruiz. Habló en Granada en diciembre de 2017
con motivo del día del lacismo. Tras la presentación de las actividades de los organizadores de la conferencia, Henri Pena Ruiz comienza presentando su pre historia española. Sus abuelos tuvieron que salir de la provincia de Burgos, primero por motivos económicos, en tiempos de la primera guerra mundial. Luego por motivos políticos en 1939.
Hace un repaso por la historia de España, tan abundante y rica en ejemplos de la mezcla entre política y religión que tanta violencia, muerte y desastre ha generado. No olvida los ejemplos de las tres grandes religiones monoteístas que en diferentes momentos de su historia han cojeado del mismo pie. Y distingue muy bien el ámbito de la espiritualidad, un asunto privado respetable no meramente tolerable, sino respetable porque su base está en la igualdad de todos los seres humanos cuando nacemos.
Me gusta especialmente su intervención cuando se dirige a la sala y explica que no ve musulmanes, cristianos, ateos, ve seres humanos, eso es lo importante. Las diferencias vienen después. Y el laicismo es el marco para la convivencia ideal, en el que no haya privilegios para ningún tipo de creencia, increencia o agnosticismo. Libertad de cultos, laicismo no significa persecución de la religión, cada cual es libre para practicar, sin imponer a los demás.
En la segunda parte de su conferencia mucho más breve da cuenta de que ningún país es perfectamente laico, ni siquiera Francia, que lo aseguró con la famosa ley de separación de la Iglesia y el Estado de 1905. También en Francia el Estado mantiene conciertos con la enseñanza religiosa y hay tres departamentos que siguen atados por el Concordato firmado por Napoleón con el Papa, ya que en 1905 esos departamentos pertenecían a Alemania y en ellos no se aplica la separación de la Iglesia y el Estado.
Sobre la constitución española de 1978 comenta las incoherencias y convivencia de frases que proclaman cosas contrapuestas: la aconfesionalidad del Estado para seguidamente reconocer privilegio de trato a una iglesia.
Merece la pena escuchar conferencia tan ponderada, razonada, argumentada y que demuestra conocimiento de la historia.
con motivo del día del lacismo. Tras la presentación de las actividades de los organizadores de la conferencia, Henri Pena Ruiz comienza presentando su pre historia española. Sus abuelos tuvieron que salir de la provincia de Burgos, primero por motivos económicos, en tiempos de la primera guerra mundial. Luego por motivos políticos en 1939.
Hace un repaso por la historia de España, tan abundante y rica en ejemplos de la mezcla entre política y religión que tanta violencia, muerte y desastre ha generado. No olvida los ejemplos de las tres grandes religiones monoteístas que en diferentes momentos de su historia han cojeado del mismo pie. Y distingue muy bien el ámbito de la espiritualidad, un asunto privado respetable no meramente tolerable, sino respetable porque su base está en la igualdad de todos los seres humanos cuando nacemos.
Me gusta especialmente su intervención cuando se dirige a la sala y explica que no ve musulmanes, cristianos, ateos, ve seres humanos, eso es lo importante. Las diferencias vienen después. Y el laicismo es el marco para la convivencia ideal, en el que no haya privilegios para ningún tipo de creencia, increencia o agnosticismo. Libertad de cultos, laicismo no significa persecución de la religión, cada cual es libre para practicar, sin imponer a los demás.
En la segunda parte de su conferencia mucho más breve da cuenta de que ningún país es perfectamente laico, ni siquiera Francia, que lo aseguró con la famosa ley de separación de la Iglesia y el Estado de 1905. También en Francia el Estado mantiene conciertos con la enseñanza religiosa y hay tres departamentos que siguen atados por el Concordato firmado por Napoleón con el Papa, ya que en 1905 esos departamentos pertenecían a Alemania y en ellos no se aplica la separación de la Iglesia y el Estado.
Sobre la constitución española de 1978 comenta las incoherencias y convivencia de frases que proclaman cosas contrapuestas: la aconfesionalidad del Estado para seguidamente reconocer privilegio de trato a una iglesia.
Merece la pena escuchar conferencia tan ponderada, razonada, argumentada y que demuestra conocimiento de la historia.
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