martes, 26 de diciembre de 2017

KARL JASPERS: LA INDEPENDENCIA DEL FILÓSOFO




Un segundo límite de la independencia es que por sí sola se vuelve nada.

La independencia se ha formulado negativamente como libertad de temor, como indiferencia para el infortunio y la fortuna, como imperturbabilidad del pensamiento puramente contemplativo, como impasibilidad ante los sentimientos e impulsos. Pero lo que aquí se hacía independiente es un
simple punto de un yo en general.

martes, 12 de diciembre de 2017

MUJERES AYER Y HOY

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La conferencia de Badiou sobre la mujer ayer y hoy, así como
la lectura de la primera parte de las Memorias d’une fille bien rangée además de algunas experiencias me han
llevado a un tema del que en realidad no era mi objetivo ocuparme. Ha sido un
tema sobrevenido, “las mujeres” no somos un tema, somos sujetos de derechos y
con dignidad, abreviando. Sin embargo y a pesar de lo que se diga y haga desde
el punto de vista político, legislación referente a nosotras, o social, el uso
del femenino para “visibilizar” nuestra presencia, queda mucho camino por
recorrer. Estimo que el camino se habrá recorrido cuando sea innecesario
ocuparse del asunto.

Es molesto ocuparse de ello, algunas de mis filósofas
favoritas nunca lo hicieron e incluso despreciaron abiertamente esta cuestión, la Arendt reconocía que para
ella ser mujer no había representado un obstáculo en su carrera. Iba por libre
claramente y nunca se vió involucrada en algún tipo de institución donde fuera
cuestión de reparto del poder. Pienso que en este punto es donde las
diferencias son más sangrantes, no hay equidad en ese reparto.

En especial es llamativo y chocante que siendo el gremio de
la enseñanza un colectivo notoriamente femenino no seamos abrumadora mayoría en
los puestos de responsabilidad. He escuchado excusas en las que no creo, que si
no nos interesa, que si la familia y los hijos. Me parecen burdas mentiras.
También ellos son padres y también tienen cargas familiares. No es cierto ni es
verdad que no queremos acceder, más bien aceptamos el papel surbordinado que se
nos ha enseñado desde pequeñas.

A este respecto noto que es relativamente fácil, aunque
resulte artificioso y no me he adscrito a esa modalidad, introducir el uso del
femenino en el discurso cotidiano. Incluso he llegado a conocer algún hombre
que en el colmo de la generosidad empleaba “nosotras” directamente. Gracias.
Pero no es esa la cuestión.

La cuestión es que se nos trate como iguales y que nosotras
exijamos ese trato de igual a igual. Sin embargo es costoso y difícil porque
somos animales de costumbres, y aunque los años pasan, la sociedad va
cambiando, sin duda en España se han hecho notables avances desde los tiempos
no tan lejanos en que una mujer sin el marido no podía ni tener una cuenta
corriente, hay aspectos en que seguimos repitiendo y transmitiendo los mismos
estereotipos.

Es complicado librarse de las etiquetas que la sociedad,
hecha de hombres y mujeres por cierto, gustamos de colocar a las espaldas
ajenas. En particular me parece significativo el título de este libro de Guy
Bechtel, “Las cuatro mujeres de Dios: la puta, la bruja, la santa y la tonta”
como cuatro puntos cardinales entre los que nos hacen oscilar y de los que es
muy difícil salirse. Abcisas: o una es santa y virgen, entonces es idealizada,
como antiguamente, o bien encarna el otro extremo en la línea de la no
santidad.

Explica Simone de Beauvoir en sus memorias que los
caballeros parisinos de hace un siglo se iniciaban sexualmente por ahí pero tenían
a su futura esposa en un altar, la santa, esperando a que el hombre se
decidiera a sentar la cabeza. Que hubiera un intercambio de papeles en este
esquema no era ni siquiera imaginable. Y fue muy duro para Simone de Beauvoir
el momento en que descubrió que el que parecía haber sido destinado por sus respectivas
familias a casarse con ella, había tenido tratos con otras mujeres que no eran
precisamente santas. En ese momento se dio cuenta de todas sus ensoñaciones y
la ilusión que por otra parte nunca fue muy estable sobre una futura boda
“bien”.

Y la otra serie de “ordenadas”, entre la brujería y la
tontería. Antiguamente y en países muy lejanos y distantes de éste las brujas
eran quemadas, acusadas de tratos con el diablo y quien sabe qué otras
inconfesables fechorías, quizás eran mujeres que tenían saberes sobre plantas o
conocimientos de la naturaleza o de la psicología humana. Inevitablemente bruja
y a la hoguera, el saber estaba en los libros, academias y era un coto cerrado
masculino y eclesiástico. Todo lo que se saliera de ahí era sospechoso y digno
de ser arrancado por el fuego.

El grado opuesto, la tonta, es también muy socorrido y habría
mucho que hablar de mujeres que se hacen las tontas por puro instinto de
supervivencia. Ya es tiempo de que todo esto vaya cambiando, y lo mismo que no
ha sido necesario un libro titulado, “Los cuatro varones de Dios, el brujo, el
puto, el tonto, el santo” quede atrás este fácil etiquetado de las mujeres en
el que nosotras mismas caemos aceptándolo y atribuyéndolo a nuestras
congéneres.

Me ha sorprendido que la cantante americana Kate Perry haya
expresado y apuntado a esta realidad de los seres humanos hoy, en su rugido tan
famoso que traduzco a mi manera: 

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“Me había acostumbrado a estar sentada y callada, no fuera a provocar un desastre, aceptaba que me empujaras y pasaras de mí, no me había dado
cuenta de que podía ser libre. Pero te vas a enteras: voy a rugir como un león,
como un tigre, como un luchador, y me vas a oír rugir.”


La mitad de nuestra especie homo sapiens sapiens estamos avanzando hacia la igualdad pero hallamos
considerables dificultades para ser aceptadas como una igual: ni idealizada ni
denostada por ser mujer, simplemente valorada como ser humano.

Dicen que Roar es
el vídeo más visto de you tube, sin duda no sólo por lo pegadizo de la música,
también tendrá algo que ver ese fenómeno de sociedad, o “universal” humano de
que hemos de encontrar nuestro puesto, abrir la boca y ser escuchadas en pie de
igualdad, no etiquetada ni como bruja, santa, tonta o puta.
Que por supuesto no depende sólo de los hombres, depende de
que nosotras mismas cambiemos nuestra actitud y no aceptemos esos papeles
tradicionalmente asignados.

ROAR



Solía morderme la lengua y aguantar la respiración

Temía agitar el bote y causar un desastre

Asi que me sentaba tranquila, educadamente asentía

Supongo que olvidé que también tenía una opción

Dejé que me empujaras hasta sobrepasar mi punto de quiebre

No luchaba por nada, así que caí por todo



Me oprimiste, pero me repuse



Justo ahora me quito el polvo

Escucha mi voz, escucha ese sonido

Como un trueno, haré temblar tu suelo

Me oprimiste, pero me repuse

Prepárate porque ya fue suficiente

Lo veo todo, lo veo ahora

Tengo el ojo de tigre, el fuego, bailando entre el fuego



Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Más fuerte, más fuerte que un león

Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Oh oh oh oh oh oh

Y me vas a escuchar rugir

Ahora, floto como una mariposa



Picando como una abeja, obtuve mis rayas

Pasé de cero, a ser mi propio héroe

Me oprimiste, pero me repuse



Justo ahora me quito el polvo

Escucha mi voz, escucha ese sonido

Como un trueno, haré temblar tu suelo

Me oprimiste, pero me repuse

Prepárate porque ya fue suficiente

Lo veo todo, lo veo ahora

Tengo el ojo de tigre, el fuego, bailando entre el fuego



Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Más fuerte, más fuerte que un león

Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Oh oh oh oh oh oh

Y me vas a escuchar rugir

Rugir-ir, rugir-ir, rugir-ir



Tengo el ojo de tigre, el fuego, bailando entre el fuego



Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Más fuerte, más fuerte que un león

Porque soy una campeona, y me vas a escuchar rugir

Oh oh oh oh oh oh

Y me vas a escuchar rugir




sábado, 2 de diciembre de 2017

FILOSOFÍA PARA TODOS: FREUD. NO EXISTE LA IDENTIDAD CULTURAL




Amena exposición sobre el freudismo en diálogo con el marximo para empezar dentro de una serie de filosofía al alcance de todos.















 Resultado de imagen de la identidad cultural no existe

 Ana Azanza por la traducción

François Jullien: "La
identidad cultural no existe"- crítica a la
guerra entre culturas

Catherine Newmark

¿Europa es más cristiana que laica o más laica que cristiana? Las
dos cosas, en tanto en cuanto tanto la Cristiandad como la Ilustración son
europeas, dice el filósofo francés François Jullien. Usando el concepto de
“fuentes culturales” la emprende contra los fantasmas reaccionarios.
Mucho se ha hablado últimamente del miedo a la globalización como estímulo
del nacionalismo y la derecha populista en Europa y en Estados Unidos. El miedo
a la crisis económica y a la pérdida de la propia tradición cultural por los
movimientos migratorios, ha desencadenado la nostalgia de unas sociedades
cerradas y homogéneas, de un regreso a nuestros valores, al tronco de nuestra
atacada identidad cultural.



El filósofo y sinólogo francés François Jullien ha formulado una crítica
interesante en un provocativo ensayo titulado “No existe la identidad
cultural“, la argumentación filosófica con la que apoya esta afirmación es
conceptualmente difícil pero muy convincente.



 Resultado de imagen de la identidad cultural no existe



La controvertida cuestión de la identidad de Europa

Jullien opina que la palabra identidad aplicada a las culturas es un error
de base. La diferencia entre las culturas no se puede pensar en las categorías
de la diferencia entre identidades cerradas, el concepto de distancia es más útil
para entender esas diferencias. Así lo que acerca o aleja a las culturas no son
sus respectivas identidades sino sus respectivos recursos.



De modo ilustrativo se ocupa Jullien de la controvertida cuestión sobre la
identidad de Europa, cristiana para unos o laica, humanista y crítica de la
religión para otros.



Jullien opina que la polémica es infundada: Europa está tan marcada por el
cristianismo como por la Ilustración.
Ilustración y cristiandad constituyen recursos de la cultura
europea, ninguna excluye a la otra ni define Europa por sí sola. A diferencia
de los valores “los recursos culturales” no han de ser tratados como algo que
hay que defender o con lo que uno empatiza, sino que más bien hay que verlos
como algo que se puede activar y usar o también dilapidar.



El concepto de los recursos culturales no excluye a nadie

Con su concepto de recursos culturales Jullien ha encontrado una categoría
para la crítica de la globalización, que el filósofo considera uniformización
comercial y aplanamiento. Los recursos culturales, que van desde los usos del
lenguaje hasta las costumbres cotidianas pasando por las tradiciones- no son
globales ni iguales, sino particulares. Pero, y eso es lo interesante, no
excluyen a nadie, antes bien son útiles 
y utilizables por todos.



La valiente llamada de Jullien al uso de los recursos culturales puede
resultar conceptualmente exigente, pero ofrece unas instrucciones
filosóficamente útiles sobre cómo podemos y tenemos que pensar la relación
entre las diferencias culturales de modo fructífero. A saber, ni en el sentido
que pretende la globalización económica de una progresiva unificación ni en el
de la falsa alternativa de los valores universales frente al relativismo
cultural. Y sin caer tampoco en la
fantasía reaccionaria de la identidad cultural inalterada.




Un punto débil de la reflexión de Jullien es que deja de lado las
religiones, ya que en Europa no sólo hay un conflicto cultural, también hay un
conflicto religioso, y las religiones no admiten un “creer a medias”, se cree o
no se cree. No es posible “servirse” lo mejor de cada religión, los guardianes
de las respectivas ortodoxias acechan.