LA CEGUERA EN
EL CINE
Ana Azanza
Nos ha dado mucha alegría este primer hijo filosófico en
forma de libro de nuestro compañero Marcos y lo celebramos en la última reunión
del Mochuelo. De alguna forma “La ceguera en el cine” es un libro emparentado
con nuestras conversaciones filosóficas y nos consideramos un poco “tíos” del
mismo. Al menos quien esto escribe. Cinéfilo empedernido, Marcos Serrano quería
escribir un libro sobre cine diferente a todos. La película Las cenizas de la luz de Majid Majidi le decidió a hacerlo
desde un enfoque tan personal como es el tema de la ceguera.
El cine se convierte en esta obra en una experiencia
estética y humana por igual. Por una parte porque como bien dice su autor ha
visto mucho, muchísimo cine y se nota. El conocimiento de la historia y el
mundo del séptimo arte que tiene Marcos es envidiable. No hubiera despintado
nada en la tertulia que tenía José Luis Garci en la 2 de televisión española. Dudo
mucho de que los habituales comentaristas, entre ellos un ex Fiscal General del
Estado que pasó antes por la tele, superaran en sapiencia cinematográfica y
sobre todo capacidad de disfrutar de las películas que destila “La ceguera en
el cine”.
Marcos ha hecho una selección de 125 películas, no está
todas las que son, los editores han puesto límites y al final han salido 700 páginas,
eliminando unas cuantas decenas de películas que merecerían comentario. En la
selección figuran filmes de los cinco continentes y de todo tipo de géneros:
comedia, biopic, del oeste, cine bélico,
histórico, musical, de terror….etc. La primera película comentada es una española de
1906, una joya de la cinematografía patria, quien lo iba a decir, y la última
de 2014. El elenco de estilos y estética es vasto, pues son películas hechas en
50 países diferentes.
No hay películas de animación y el autor da fe de que habla
y comenta sólo y exclusivamente sobre las películas que ha visto.
El libro comienza con algunas interesantes reflexiones sobre
la ceguera en el habla cotidiana. Hace un repaso de escritores y artistas
varios marcados en sus obras o en sus personas por esta discapacidad. Trae
curiosidades del mundo que me llevan a preguntarme dónde se mete Marcos para
averiguar los hechos más insospechados, como por ejemplo la existencia de un
teatro ciego en Buenos Aires, en el que se representa a oscuras.
Dada la formación filosófica del autor hay abundantes
consideraciones filosóficas que salpican el libro, sin que se haga en absoluto
pesado, están bien traídas y son aptas para todos los públicos. Por ejemplo su
reflexión sobre el peso del platonismo en la cultura occidental que nos ha
llevado a valorar excesivamente la luz y lo visible despreciando y no
cultivando el resto de los sentidos. Al final la ceguera y el ciego son sinónimos
de irracionalidad o de maldad en muchas de las manifestaciones culturales que
nos caracterizan.
Antes de dar paso al grueso del libro ocupado por el comentario
detenido de las 125 películas hay un repaso temático que va seleccionando ya
algunas obras especialmente interesantes. Por ejemplo el tratamiento cinematográfico
de la ceguera ha dado lugar a grandes historias de autosuperación. ¿Quién no
recuerda El milagro de Anna Sullivan?
Otros titulos del estilo: Sin ti, Las
mariposas son libres.
La angustia que crea la ceguera sobrevenida aparece en Una mujer en la playa (1947), Perfume de mujer (1974) y La prueba (1991). En esta última hay un
interesantísmo planteamiento filosófico sobre angustia y confianza salvadora.
Otro capítulo se detiene en los filmes en los que el
personaje no es ciego pero descubre que debido a una enfermedad perderá la
vista. Marcos nos recomienda razonadamente Bailar
en la oscuridad, La última mirada (2006), Amarga victoria (1939).
Un asunto interesante es la situación psicológica del ciego
que recupera la vista o del ciego de nacimiento que logra curarse en parte y no
reconoce lo que le rodea. De este tema se han ocupado con más nivel científico
películas recientes como Ilusiones ópticas
(2009), A primera vista (2005) y
la citada Las cenizas de la luz (2005)
que por el título y el amor que le profesa Marcos me parece que es un film
indispensable. También se atreve el autor con un capítulo sobre cine y discapacidades
multisensoriales. Aquí figura otra citada con profusión Jonnhy cogió su fusil, además de El aceite de la vida (1992) y Agnosia
(2010).
La pérdida de la vista psicológica, sin causas fisiológicas,
ha sido tratada por Woody Allen en Un
final made in Hollywood o en Mesmer (1994)
personaje que inspiró una novela a Sloterdijk, y una buena parte de su crucial Esferas. No podía faltar en el cine el
tratamiento del amor entre ciegos o entre ciego y no ciego. A este respecto Perfect sense (2011) se plantea qué
ocurriría si la ceguera se convirtiera en pandemia generalizada en el planeta. Amores ciegos (2008) es una ilustración
fílmica de que la manida frase “la belleza está en el interior” no deja de ser
verdad aunque estemos hartos de oírla sin creer en ella.
Me ha llamado la atención que la primera película comentada
extensamente del elenco sea una película española de 1906: El ciego de la aldea. Se se fija precisamente en un tema tan
fundamental para la literatura española como es el personaje ciego y pobre. Otras
del ciego mendigo son la mejicana Los olvidados
y la japonesa La balada de Orín. No
se puede dejar de lado el tema de la infancia y la ceguera, como en la célebre
y maravillosa Slumdom Millionaire o la iraní las
tortugas también vuelan. Lo mismo que la ceguera en la vejez ha dado lugar
a títulos e historias insospechadas que leyendo a Marcos despiertan la
curiosidad, por ejemplo, la película finlandesa Cartas al padre Jacobo (2009).
En el capítulo de los detectives ciegos tenemos Eyes in the night (1942) o La partícula de Dios (2011). Hay películas
de terror en los que aparecen ciegos Terror
ciego o Sola en la oscuridad. No
se ha olvidado de los documentales, a este respecto impacta lo que nos
transmite el autor sobre En el país del
silencio y la oscuridad (1971), un reportaje sobre la vida en Alemania de
las personas sordociegas.
Y la parodia que no me pienso perder tras la lectura de este
libro es Un cadáver a los postres
(1976).
Más temas que no detallo pero que merecen su comentario son
los ciegos luchadores como el monje Shaolin de Kung Fu. Hay otros Films que se entretienen en ilustrar los fenómenos
paranormales ¿cómo sería la vida si tras un trasplante de ojos la persona
percibe la realidad que veía la donante? Hay cegueras inventadas y hay Apocalipsis
y ceguera como en Soy leyenda (2007).
Del apartado sobre las películas comentadas con detenimiento
que forma la parte más importante del libro he de reseñar que me ha recordado
especialmente las sesiones de cine que Marcos ha dirigido en esta década larga
de “reuniones mochueleras”. En un par de páginas hace una descripción
deliciosa, ágil, viva de la película. Se detiene en las circunstancias de su
creación, del director, actores, incluso de la producción o de lugar que ocupa
en la filmografía de su autor. Todo un plano de situación que logra “abrir el
apetito cinematográfico”. En todos estos años las presentaciones de Marcos
breves e incisivas nos daban unas pinceladas que van derecho al núcleo de la
cuestión, y esa manera de hacer se nota en este libro. Me parece reseñable lo
bien escogidos que están los titulos que resumen la esencia de cada film. Además
de que enseña cuestiones que sin ser directamente cinematográficas aportan
conocimientos interesantes.
Destaco un par de pinceladas de las primeras que he visto:
el autor francés de cine mudo Abel Gance, no muy conocido y sin embargo
esencial en el desarrollo del lenguaje propio del cine cuando todavía era mudo.
Así mismo señalo la obra del español Florían Rey La aldea maldita (1930) que refleja algunas constantes de nuestra
historia. La propia biografía de este cineasta para mí desconocido añade una
miseria más a nuestras miserias nacionales.
En definitiva un libro muy bien escrito, con una prosa ágil
que se deja leer y sobre todo que invita, incita a ver cine, más cine por favor.
Ya estamos esperando su segundo vástago literario que también
promete con tema bastante más polémico. Enhorabuena Marcos por esta “Ceguera en
el cine”.
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