«El hombre es la cima de la creación»
Traducción
Ana Azanza
http://www.nzz.ch/nzzas/nzz-am-sonntag/philipp-ruch-der-mensch-ist-die-krone-der-schoepfung-interview-ld.3856
Refugiados, Terror, Guerra. ¿Cómo salvar el mundo? Por una
conversión radical al humanismo, con el capitalismo y con la belleza, eso dice
el filósofo y artista de la acción, entrevista a Philipp Ruch.
La EU provoca cada semana en el Mediterráneo tantas
víctimas como el telón de acero durante todo el período de la guerra fría.
NZZ am Sonntag: Sr Ruch, en el marco de la representación de
su obra de teatro «2099» anunció este verano que iba a matar el bebé jaguar del
zoo de Dortmund. ¿Quería hacerlo de verdad?
Philipp Ruch: Se trataba de mencionar algo
importante. Queríamos ilustrar que ese animal fue noticia en los medios durante
seis meses, en un momento en que los sirios habrían deseado que se dedicara
sólo la décima parte de ese tiempo al Apocalipsis que estaba ocurriendo en su
país. Hemos de introducir un nuevo diezmo, un impuesto de atención hacia los
crímenes políticos y las urgencias humanitarias.
«En lugar de obligar a los sirios a emprender las rutas de la
muerte, podíamos autorizarles a comprar un billete de avión.»
¿Cómo explica Ud este comportamiento humano?
Los medios siguen la lógica de You Tube «los gatos son un éxito
asegurado». En el Sarajevo asediado cuando tenía lugar el genocidio bosnio,
hubo una primera víctima, un niño muerto de un tiro en la cabeza. Ni el niño ni
las 120.000 víctimas bosnias pudieron acercarse a la tempestad mediática que
despertó la muerte del gorila en el zoo de Sarajevo. Como francotirador se
puede matar gente. Pero en el caso de los animales se acaba la diversión.
Philipp Ruch |
Philipp Ruch (*1981) creció en Dresde y Berna, estudió Filosofía política en
Berlín e investigó la historia de los sentimientos. En 2008 fundó el «Centro para la belleza política»:
una asociación de artistas de la acción con el objetivo de llamar la atención
sobre las ofensas a los derechos del hombre. Su concepto «humanismo agresivo» ha tenido eco
en las altas instancias políticas. En el manifiesto «Wenn
nicht wir, wer dann?» (Ludwig-Verlag, 2015) establece los fundamentos
filosóficos de su arte. En resumen: Hemos de producir más belleza con nuestra
conducta.
En otra de sus acciones desmontó una cruz conmemorativa de
las victimas del muro de Berlín y la llevó fuera de las fronteras de la Unión Europea. ¿Se
trataba también de enderezar las relaciones?
Las acciones del Centro para la belleza política quieren romper
los muros internos de nuestra indiferencia. Mientras vemos las imágenes de
Siria, muchos están pensando en su seguro de viaje. El mar de flores tras la
muerte de Michael Jackson, el despliegue de medios ante la clínica en la que
está ingresado Michael Schumacher, ese tipo de interés contrasta de manera
irracional con el desinterés por los muertos en el Mediterráneo. La Unión Europea que
somos produce tantos muertos en una semana como los que provocó el telón de
acero durante toda la guerra fría. De cada dos botes que salen de la costa
libia sólo uno llega a Europa. Uno de cada dos se hunde en su viaje hacia
Europa, la zona del bienestar. No tengo la impresión de que este desastre
moleste a los políticos europeos, sino hubieran hecho algo para impedirlo.
¿Cómo se podrían parar las muertes?
Muy fácil, podríamos autorizar a los refugiados a comprar un
billete de avión en lugar de obligarlos a emprender las carreteras de la
muerte. ¡Obligamos a la gente a morir!
«La última vez que miré en el libro, el capitalismo seguía
basado en el crecimiento.»
¿No vendrían entonces más refugiados y agravaría en el
problema político?
¿Qué problema? No veo ninguno. En mi calle has un polideportivo
recién construido que no sé para qué sirve. En él podría acogerse a 150
refugiados. Europa se hunde, Alemania se hunde. Europa necesitará en los
próximos años cerca de millón y medio de inmigrantes si queremos mantener
nuestro nivel económico. La última vez que mire en el libro, el capitalismo
seguía basado en el crecimiento. Todos dicen que necesitamos la inmigración. Con
sólo uno de cada 5 refugiados que trabajara, la cosa saldría rentable. Esas personas consumen y participan de nuestra
economía. Crean puestos de trabajo, no encargan sus frigoríficos en Turquía.
Tenemos que tomar en serio a cada persona que viene.
Muchos refugiados se han socializado bajo la represión. ¿No
le parece eso un peligro para nuestros valores de libertad y democracia?
No podemos pensar que hay una alternativa a integrar a la gente. Muchos
de ellos vienen aquí precisamente por eso, porque aquí no habrá dictadura. El
gran peligro para nuestros valores liberales y democráticos lo hacemos crecer
por nuestros propios medios: en nuestro país Alternativa por Alemania, el
Frente Nacional en Francia, el SVP en Suiza.
Claro que hay problemas. Los refugiados son recibidos a su llegada por los
vegetarianos de izquierdas con pegatinas “Bienvenidos refugiados”, pero quieren
Coca Cola, iPhones y televisiones Samsung. La izquierda necesita aprender algunas cosas.
¿También nosotros ganamos con ello?
Hubo crisoles culturales que llevaron a un florecimiento de la
humanidad. Empezó con los persas y los fenicios y siguió con los griegos y los
romanos. La mezcla se da hoy entre lo que hoy llamamos el capitalismo, o lo que
los filósofos del siglo XVIII llamaron simplemente “comercio”, “trade”. Entonces
los teóricos se encontraron ante un enigma ¿de donde procedía el surplus de la
economía?. Estaba claro para la mayoría que no se
basaba en el robo y del pillaje, sino en una situación de ganar-ganar. Cuando
en un país se decide “nos cerramos“, “nos limitamos a la cultura aria”, la cosa
acaba siempre en catástrofe. El solipsismo cultural nunca es fecundo. El aislamiento,
negarse a ver, la expulsión, nos traerá problemas más graves en dirección del
terrorismo.
Sabemos desde el principio de este milenio que hemos de contar
con ataques. Eso pertenece al ADN de toda sociedad abierta, lo mismo que los
muertos por cáncer, el tabaco o los accidentes de circulación. El gran problema
es sin embargo que los terroristas no necesitan tirar una bomba. Basta con que
suban un vídeo a You Tube, para paralizar la vida de toda una ciudad. La histeria
no es el camino para defender una sociedad libre.
¿Las medidas de seguridad son contraproducentes?
Tras los atentados de París una policía armada de un G36 se me
acercó en el aeropuerto de Zurich. Me sentí ligeramente amenazado. Pensé si por
descuido había llegado al Líbano. Me acerqué a la mujer y le pregunté: «¿Están
esperando a Asad?» sólo por aclarar la
falsa percepción política. El régimen de Asad asesina cada día a más gente que
cualquier otro régimen del planeta. Los miedos de la sociedad occidental son
algo ficticio. Ecos de la fantasía.
¿Como sería una reacción razonable a la amenaza?
Hacernos responsables de nuestras convicciones. En la conducta de
Putin que ha declarado tiene el objetivo declarado de desestabilizar Europa veo
una amenaza mayor que en el Estado islámico. Fijémonos en sus acciones en
Crimea, es una clara ruptura del derecho de los pueblos y va en contra de todos
los principios que representamos en Europa desde hace 25 años. Crimea pertenece
a Ucrania. A largo plazo habrá que
cancelarlo. Las sanciones tienen que mantenerse, aunque nos cueste el 2 ó el 3%
del PIB.
¿No nos perjudicamos a nosotros mismos?
Hay que hacer comprender a la población que los ideales no son
gratuitos. Churchill lo dejó claro en su discurso de sangre sudor y lágrimas de
1940 tras su llegada al poder. Con gran inhumanidad que llamo humanismo
agresivo, busca la victoria y utiliza siempre el concepto de democracia. Tenía
incluso un concepto radicalmente diferente de la democracia. La riqueza no es
un fin en sí mismo. Está para hacer algo bueno. El disfrute de nuestro
bienestar está mucho más envenenado por los dolores de nuestros congéneres en
Congo o en Siria que lo que nos gusta pensar.
¿Quiénes son los enemigos más peligrosos de la democracia?
Nos hemos instalado en el odio al capitalismo. Para mí el odio de
los dictadores es todavía más importante. El capitalismo tuvo abundantes
enemigos en el siglo pasado. Necesita un par de amigos filósofos. En los
últimos 40 años Alemania ha sextuplicado su PIB.
¿Y los abusos? Con sus acciones Ud ha puesto en la picota
entre otros a los grandes distribuidores de alimentos y comerciantes de armas.
Que mil millones de seres humanos padezcan hambre mientras se
especula con los alimentos en la bolsa me deja perplejo. Conecto con Jean
Ziegler que dijo que cada hombre que pasa hambre es asesinado. Tenemos los
medios para evitarlo. Tenemos el deber moral de sacar los alimentos básicos de
los azares del mercado. Lo mismo ocurre con la industria de armas, cuya
expansión en los países del tercer mundo es indecente: no necesitamos esos
sectores para nuestro estado de bienestar.
En su manifiesto «Wenn nicht wir, wer dann?» (Si no somos nosotros ¿quién lo hará?) reclama no sólo
una política solidaria sino una revisión de la imagen del hombre.
Me defiendo de la tendencia a querer explicar al hombre exclusivamente
con los conocimientos de las ciencias naturales. Los biólogos concluyen sin
dudar lo mismo sobre la fecundación de la mosca de la fruta que de los seres
humanos. Nos amenazan con el hecho de que bajo nuestra máscara de seres
civilizados sólo somos animales y no saben lo que están consiguiendo con esa
ecuación, especialmente en las nuevas
generaciones. ¿Qué pasa con los políticos que interpretan a la gente como si
fueran animales? Se reflexiona poco sobre lo que podríamos llegar a ser. Hoy
casi nadie se atreve a decir que el hombre es la cima de la creación.
¿Qué nos da derecho a considerarnos de esa forma elevada?
El miedo a la muerte de un ser humano en Alepo no se puede
comparar con el de una gallina en una granja. Nuestro progreso técnico es
impresionante. Pero en relación con nuestra imagen del hombre ha supuesto una
trivialización y una pérdida de profundidad. Max Frisch profetizó que el avión
de combate más rápido no podrá superar la medida del corazón humano. En ese
sentido cada libro de Nabokov se basa en un conocimiento más profundo del alma
humana que las instantáneas del hipotálamo. Las almas sin poesía padecen una desconocida pero muy seria
enfermedad
¿Con qué síntomas?
Quien ve el alma como un cóctel neuronal químico sin voluntad
libre cae en depresión. El proyecto de la Ilustración, el
ciudadano mayor de edad no aparece ya en la imagen del hombre que tiene un
científico. Las representaciones triviales de nosotros mismos conducen a pensamientos, sentimientos y conductas
triviales. Quería decir de mi libro que es mejor que un psicofármaco. Tendría
que venderse en la farmacia. Pregunto: ¿Qué nos dirige?, ¿qué nos arrastra?, ¿la
biografía, el medio del que procedo, el capitalismo?, ¿los genes, las áreas
cerebrales, las hormonas?, ¡no! Son las ideas. También la genética es una idea.
Sólo falla en ser cautivadora. Esa idea del hombre lo atrofia.
¿No hemos aprendido del tiempo de las ideologías a tener
cuidado con ellas?
Esa es la cuestión. Porque la idea de la racionalidad burocrática
produce consecuencias mortíferas en el Mediterráneo desde hace 12 años. Tenemos
la libertad de nuestro sentimiento, pensamiento y conducta en la mano. Tenemos
que revisar nuestras representaciones de ser humano. Todos conocemos el empuje
que fluye a través de uno cuando oye o lee una ocurrencia genial. Las ideas y
las palabras pueden cambiarnos a nosotros y al mundo. Estoy convencido de que
se hubieran podido ahorrar muchos cientos de millones de los rescates a los
bancos si Angela Merkel hubiera pronunciado un discurso en el momento adecuado
con claras advertencias respecto a ciertos fondos de venta a corto plazo y
fondos de cobertura.
¿Un discurso como acto de su aspiración a la «belleza política»?
¡Un discurso de bienvenida de Merkel al millón de recién llegados
a este país! Un acto de belleza política fue el de Willi Brandt cuando se puso
de rodillas en Varsovia. O la reacción de la gente a nuestra acción «Los
muertos vienen». Trajimos dos refugiados fallecidos a Berlín en avión para
darles una sepultura digna. La resistencia fue enorme. El conjunto de la
iglesia evangélica mundial se propuso evitar la acción. En el cementerio
cayeron de una vez las máscaras. Cuando poníamos el ataúd en la tumba, los
periodistas que se habían burlado cínicamente de nosotros comenzaron a llorar. Escalaron
la cumbre de nuestra existencia: como las gentes que Diógenes, un artista de la
acción sui géneris, que encendió un candil a mediodía para buscar hombres.
Si la belleza nos ayuda, ¿la fealdad estropea?
¡Y de qué manera! Diría que sin las palabras de un Thilo Sarrazin
el odio a los extranjeros del movimiento Pegida de derecha radical no habría
sido posible. También me parecen peligrosa las dicotomías naturaleza – cultura,
mundo exterior- mundo interior que tienen que ver con Freud y sus teorías de la
mente humana. Las llamo «ideas tóxicas». Contienen algo inhumano en la medida
en que nos separan a unos de otros en el nivel teórico.
¿Quiere Ud tirar los muros del Yo?
¿Quiere Ud tirar los muros del Yo?
Los románticos decían que uno puede encontrar lo que es en su
interior. El hombre moderno busca dentro de sí en vez de buscar fuera de sí.
Sería importante que estudiáramos otros hombres como modelo, por muy curioso
que suene, tendríamos que buscarnos a nosotros mismos en el mundo exterior.
«Creo que la foto de Aylan Kurdi, el niño de 3 años ahogado en
la costa turca, en un futuro dominará la opinión sobre la época que estamos
viviendo.»
¿Freud tiene la culpa de nuestro egoísmo?
Es llamativo que no dio ningún espacio en su obra a la pulsión de
humanidad, a la bondad, a la compasión como importante factor productor de
acontecimientos mentales. Estoy convencido de que la inhumanidad de nuestras
imágenes del hombre van por delante de la inhumanidad de nuestra política.
Tenemos que animarnos a mejorar nuestras formas en lo referente a la
interpretación de nosotros mismos. Tenemos
la posibilidad de desarrollar unilateralmente la fealdad del ser humano o de
arriesgarnos a dar un vistazo a su potencial. ¿Cuál es el requisito mínimo para
una interpretación humana de sí mismo? Tiene que animar a que el hombre más humilde
se respete a sí mismo. Para mí basta con reconocer la humanidad como un valor
independiente.
¿Qué máximas para la acción se siguen de ahí?
Hemos de trazar líneas rojas y decir: hasta aquí y no más lejos. Quien
crea que no tiene que ver con él, no se enfrenta a los racistas que se muestran
por las calles ni se lanzará contra los terroristas como ocurrió este verano en
el tren Thalys. Pasamos por alto la agudización de nuestras reacciones en
momentos de peligro. La reacción del individuo, su presencia de espíritu es más
importante que todos los intentos por hacer de los aeropuertos lugares más
seguros. Los millones gastados en seguridad, vallas, cámaras y vigilantes están
en relación con nuestro sentimiento paralizador de que el asunto no tiene nada
que ver con cada uno de nosotros en particular.
¿Padecemos todos y cada uno un narcisista y excesivo aprecio
de nuestras propias facultades?
Cada vez menos gente se cree capaz de poder hacer algo. Muchos han asimilado en la juventud una imagen
del mundo basada en los conocimientos de la ciencia natural. Si los integrantes
de la “Weissen Rose” hace 80 años hubieran leído a Freud, nunca habríamos oído
hablar de ellos. En aquellos tiempos te costaba la tortura si decías lo que no
había que decir. Hoy se le da el premio de los Derechos humanos incluso aunque
no se haya hecho nada como Angela Merkel, que ha sido elegida por «Time
Magazine» Persona del año.
¿La indiferencia tiene que ver con el bienestar?
El problema no me parece que sea la preocupación excesiva por el
bienestar sino las ideas tóxicas. Francis Fukuyama se hizo la pregunta sobre las
causas en su «The End of History». Su explicación: las cabezas más inteligentes
están absorbidas en la economía, sólo piensan en ganar dinero y no se dedican a
la política o vuelven a ella mayormente como Berlusconi. Otra explicación es
que no se toma en serio a la humanidad. ¿Quién la encarna? El encogimiento de
hombros de Angela Merkel es la fórmula de la patología, del vacío y la ausencia
de sentido de nuestra época. La búsqueda
de la humanidad es el factor decisivo de la historia de la humanidad. Aún
cuando Kissinger y Helmut Schmidt así como la escuela de la política real se
rían de ello según el slogan: “Quien tenga visiones que vaya al médico.”
¿Qué postulados se derivan de esto en relación a la política
con los refugiados?
No podemos cocer todos los pequeños panes. Alguien tiene que
hacer los grandes panes. Se necesita un Ministerio para evitar el genocidio. Se
necesita una brújula. Cuando los refugiados que llegan aquí son convencidos
idealistas que nos dan una lección en lo referente a nuestras propias
convicciones sobre los derechos humanos, entonces algo va mal.
¿Las próximas generaciones nos reprocharán que hemos
fracasado?
Hace tres años nadie podía imaginar que el espacio Schengen sería
eliminado y que se construirían alambradas en las fronteras de la Unión Europea como
en los tiempos de la
República Democrática Alemana. Creo que la foto de Aylan Kurdi, el niño de tres
años ahogado en la costa turca será en el futuro la imagen de nuestra época. Dem
vor der türkischen Küste ertrunkenen dreijährigen Knaben, dereinst den Blick
auf unser Zeitalter beherrschen wird, das ehrvergessene Zeitalter. ¿Qué
nos separa a nosotros, occidentales, de Putin o de Assad? Los derechos humanos.
Que la dignidad del hombre es intocable se ha convertido en una pompa de jabón
cuando miramos esa foto.
Muy interesante, Ana. Un lujo, que nos sirvas la traducción.
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