En la última sesión del Mochuelo expuse una ponencia sobre el libro "¿Quién soy yo y
cuántos?" que me está sirviendo de inspiración este año para realizar
distintas actividades con los alumnos. Me preocupa en especial las deficiencias en lectura comprensiva
que detecto en el alumnado.
Cuando leemos en clase, cuando hago una pregunta, todo debe ser repetido
unas cuantas veces para que el que está leyendo o el interpelado
entienda el contenido de la pregunta o del texto.
El libro me parece ameno y original por diversos razones: por
los titulos de los capitulos y las anécdotas que relata, por la forma
de hilar conocimientos de muy distintos saberes, ciencias humanas,
ciencias de la naturaleza y filosofía, y porque tiene en cuenta avances,
descubrimientos, experimentos muy recientes en psicología y sociología
que resultan curiosos e interesantes y que dan abundante material para
pensar y reflexionar en clase. Además de que son un complemento perfecto
para "rellenar" las asignaturas en las que se trata de valores. La
filosofía y la ética naturalmente tienden a la abstracción y hay que
poner ejemplos que hagan pensar. Corremos el peligro de quedarnos en el
ejemplo y caer en la caricatura, pero es un peligro obligatorio cuando
se imparte clase en secundaria e incluso en bachiller.
Entra en juego la suerte y la disposición del alumnado para "saltar" más allá del ejemplo y mirar en la dirección correcta.
Tengo
que decir que he empezado a poner en práctica esta actividad en el
instituto. Sólo el hecho de repartir los capítulos en clase tuvo su
gracia y dió lugar a comentarios. Algunos capítulos rezan:
"La tía
Bertha debe vivir", "¿Vale la pena ser bueno?", "¿Hay moral en el
cerebro?" "NI carne ni pescado ¿Es lícito comer animales?", "Animales
inteligentes en el universo", "¿Puedo querer lo que quiero?".
La facilidad es que el libro se puede encontrar en Internet.
En
la sesión del grupo tratamos de la obra de Nietzsche, un autor que tan
controvertido resulta y del que llevamos años haciendo comentarios de
filosofía en segundo de bachiller. Su transvaloración de todos los
valores y algunos pasajes de "Más allá del bien y del mal" no parece lo
más adecuado en principio para la formación de adolescentes o para una
educación obligatoria. Sin embargo la presencia en la reunión del
profesor de la universidad de Jaén, don Emlio López Medina fue una feliz
coincidencia porque recordó la crítica profunda de Nietzsche al
concepto habitual en la cultura judeocristiana que es la nuestra de la
palabra "bueno".
El significado de la expresión "ser bueno" ha
sido deformado y hemos caído en una identificación de lo moralmente
bueno con lo bondadoso, "blandengue", compasivo, manipulable, en
definitva con la falta de carácter. Nietzsche puso de manifiesto la
"bondad" inicial tal como se entiende en los albores de occidente en
obras como la Ilíada. Son buenos los valientes, los héroes capaces de
ponerse delante en la batalla. En Grecia lo apolíneo y lo dionísiaco se
unieron por un momento y luego el correr de la historia separaron esos
dos aspectos. La Ilíada está llena de escenas de guerra crueles pero
contadas con gran elegancia y estilo, porque la vida es lucha, por
desgracia o por suerte, y sólo en la batalla se templa el verdadero
valor.
En la segunda parte de la reunión el mismo profesor nos
ilustró sobre su concepción del espacio como arjé, como principio
constituyente de la realidad. Este tema se trata en filosofía de primero
de bachiller y también en historia de la filosofía. Nos recordó el
vacío del que está hecho el átomo y por ende la realidad, el cosmos en
su mayor parte está "desocupado", nos habló de la luz y su unicidad y
nos recordó ciertos conceptos de la teoría de la relatividad además de
todas las consecuencia filosóficas que él obtiene de ello y que ha
expuesto en su libro
"El espacio como principio constituyente de la realidad".
Las arriesgadas tesis de Emilio López Medina recibieron oportuna respuesta por parte de los demás miembros del grupo. Malinterpreté dicha tesis en una primera redacción de este post, pero he sido oportunamente corregida. El profesor López Medina me hace notar
en el binomio entre Espacio y Tiempo defiende la existencia primaria, genuina, del Espacio frente al Tiempo.
El más beligerante don
José Biedma, opinaba "com-poniendo" espacio y tiempo y haciendo hincapié
en que lo que realmente existe, lo "arjé" es movimiento, y para ello
hace falta tiempo y espacio, sin que sepamos, más allá del movimiento,
cuál es el componente último, la unidad mínima real.
Fue una tarde muy amena y que nos dió abundante material para la reflexión.