domingo, 8 de septiembre de 2013

Defensa de la filosofía y de la educación

Autora Ana Azanza


Juan Carlos Monedero, profesor en facultad ciencias sociales y políticas de la Complutense tiene un estilo clarificador y directo sobre muchas cuestiones interesantes y tabú. La "inmaculada transición" es una de ellas. Pero también la educación.

Que se barran todas las asignaturas que impartimos del mapa escolar no es ninguna casualidad. Si en otros tiempos había mucha filosofía en los institutos, e incluso se "nos " animaba a estudiar filosofía, no era por la filosofía en sí propiamente dicha. Sino porque el saber filosófico era el siervo de otro saber superior. Ambos vigas y columnas del sistema social y político que precedió al actual. Lo intuía pero ahora ya tengo el apoyo de los expertos investigadores que lo demuestran.
En este otro artículo Antonio Campillo asegura que con la nueva ley dos tercios de las materias filosóficas desaparecen.

Para saber donde estamos y cómo hemos llegado hasta aquí, porque la filosofía va perdiendo fuelle en el panorama, imprescindibles lecturas sobre filosofía en la transición I y II. Este segundo texto es todavía más clarificador. Con grandes mentes que escriben profundos libros y cultivan su jardín pero no se leen entre ellos no se hace filosofía. La comunidad de pensamientos, la puesta en común, el diálogo, la atención y el respeto por el otro es esencial. Si no hay comunidad, aparte de que la filosofía se desnaturaliza y se va diluyendo en erudición, tampoco hay "fuerza" social para plantarse ante los enemigos que son fuertes y poderosos. Y si cómo se explica en el mismo texto una parte de los filósofos españoles se dedica a despreciar el curriculum clásico en filosofía del instituto, ya tenemos el harakiri público, en vivo y en directo. "Nuevos burócratas y censores de la filosofía española amenazan con destruirla", dice Antonio Campillo.

Esta atomización del pensamiento que lo destruye tiene que ver en parte con la falta de franqueza para hablar. Hay muchos temas tabús. La memoria es uno de ellos. No se hace filosofía en la ignorancia y el desconocimiento del propio pasado. Lo importante no es llevarse bien, pese a que todos los indicadores sociales acostumbrados en nuestro país nos dicen lo contrario. Lo importante es tener la valentía de decir lo que se piensa y no acostumbrarse a los clichés por comodidad o "miedo" a la complicación. Con el miedo a la complicación sea del tipo que sea, no hay pensamiento. La reflexión se paraliza. Nos convertimos en bustos parlantes que se escuchan a sí mismos, pero no dan nada aprovechable.
También es cierto que en España nos hemos acostumbrado a no ir de frente. Hay muchos en filosofía que no van con la verdad por delante. Eso no es filosófico, es propio más bien de un sistema fascista. De manera que nunca sabes quien tienes delante y por donde va a salir. Aumenta el miedo y la falta de "comunidad". Nos dedicamos a proteger nuestros intereses.

Pero dedicarse a proteger los intereses en exclusiva no es una actitud propiamente filosófica. Los grandes filósofos arriesgan, y no hace falta recurrir a los socorridos ejemplos históricos que todos tenemos en mente. Por cierto que el último curso que Michel Foucault dió en el Colegio de Francia en 1984 estuvo íntegramente dedicado al "dire vrai", sus condiciones de posiblidad y sus consecuencias. Es un texto que nos viene de perlas a los filósofos españoles. Como reciclaje y sin necesidad de pertenecer a la cofradía foucaultina.

Los tiempos cambian y la filosofía independiente ha molestado siempre al poder que aspira a ser omnímodo. Aunque se disfrace de neoliberalismo o de democracia.
No interesa nada que las personas en nuestra España tengan un gramo de espíritu crítico, visión de conjunto o pensamiento de que no es preciso creerse todo lo que a uno le dicen. Como en los tiempos de Kant. No hemos avanzado mucho. Al menos por estos lares.



domingo, 1 de septiembre de 2013

Aprender es una ilusión

Traducción Ana Azanza


Interesante entrevista sobre ciencia, trabajo de los científicos, cómo sabemos lo que sabemos y qué poco sabemos. El biólogo Jack Cohen que iba para rabino y acabó en científico, piensa que hacen falta menos especialistas y más dudas. Y tampoco está seguro de que hoy debamos saberlo todo. Somos, según él, grandes contadores de historias y nuestro cerebro está preparado para creerse cualquier buena historieta que nos cuenten. Aprender es una ilusión. Eso dice.
Nacido en 1933 ha sido profesor de Embriología en la universidad de Birmingham hasta 1997. Destaca por sus estudios sobre infertilidad, entre sus antiguos alumnos hay varios premios Nobel. También ha trabajado para la televisión, como asesor en series de ciencia ficción. 


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The European: Su último libro trata sobre una cuestión fundamental para los seres humanos: ¿Cómo sabemos lo que sabemos?
Cohen: ¿Cuál sería la explicación? Pregunta complicada. Usted es periodista científico, por lo que puedo confiar en que conoce ciertos conceptos. Si le quiero explicar el origen de una tormenta, tendré que explicar primero cómo funciona la electricidad o de donde procede la lluvia. Es claramente más complicado cuando se quiere explicar a un público con el que se tiene poco en común. Es difícil encontrar las palabras adecuadas, de manera que el oyente tenga al final la ilusión de haber aprendido algo.

The European: ¿La ilusión?
Cohen: Aprender es mayormente una ilusión.
Siempre me alegro y maravillo de cómo los hombres a pesar de esas limitaciones consiguen entenderse unos con otros.

The European: Las reglas básicas de la gramática o determinadas ideas sobre el mundo nos permiten hablar de modo inteligente unos con otros.
Cohen: Tomemos como ejemplo la historia de la composición de textos. Los hombres primero grabaron signos en la piedra, luego escribieron con tinta y papel y hoy el trabajo lo hace un programa informático. La evolución sin embargo no está tan ordenada. Stephen Jay Gould ha formulado el concepto „Exaptation“ , para describir que determinadas características en el curso de la evolución pueden cumplir diferentes funciones. La evolución de las aves empezó en algún momento en los reptiles. Pero sabemos que hubo plumas antes de que las aves aprendieran a volar. Entonces servían para protegerse del frío o para el apareamiento hasta que en algún momento la función de las plumas cambió fundamentalmente. Por tanto no se trata de una historia lineal.  
 
The European: Usted pretende complicar nuestra comprensión de la evolución.
Cohen: Es equívoco decir: „Había una vez una célula nerviosa, luego vino la evolución y en cierto momento tuvimos a Albert Einstein.“ En lugar de eso habría que decir: „Había una vez un ser vivo que proporcionó a su descendencia una yema y así se hizo posible un mejor comienzo para la vida.” Este proceso ha conducido a través de muchas generaciones hasta el hombre actual.
Sólo somos monos privilegiados.  

The European: Usted describió una vez al hombre como el „pan narrans“ , como un mono contador de historias.
 Cohen: Aceptamos las buenas historias a menudo como explicaciones convincentes de fenómenos complicados. Pero desgraciadamente el universo no funciona como una historia en la que A conduce a B que conduce a C que conduce a D.

The European: Como periodista me digo que la respuesta no que es en el futuro ya no contaremos más historias, sino que las contaremos mejores, más complejas, hechas con más cuidado, más precisas.
Cohen: Me gusta. No podemos evitar la narración, pero podemos reflexionar sobre nuestros respectivos puntos de vista. En el libro „Figments of Reality“ Ian Stewart y yo comenzamos con una narración desde distintos puntos de vista sobre la historia del universo. Termina con la misma historia pero desde la perspectiva de un alien. Ya teníamos todos los capítulos y nos faltaba el marco para el libro. Hablamos con  Terry Pratchett y nos dijo: „Es muy fácil. Tenéis que dar sólo dos perspectivas diferentes sobre el origen del universo.“ Ese fue el comienzo de nuestro trabajo con Terry. Nos dijo: „he cazado furtivamente en vuestro territorio, ahora vosotros tenéis que cazar en el mío.”

The European: ¿Qué le fascina en la relación entre la ciencia y la ciencia ficción?
Cohen: La ciencia y la ciencia ficción no van bien juntas.  Todos los intentos de explicar científicamente Star Trek fracasan. Pero Terry Pratchett no escribe ciencia ficción, tampoco fantasía normal, sino parodias fantásticas. Describe un mundo que no funciona según las leyes de la naturaleza sino según la “narratividad”, la ley de contar historias. Esto nos da la oportunidad de decir: “Imaginemos que una vez un mago hizo un segundo mundo en el  Discworld de Terry que era completamente distinto de Discworld, porque podía funcionar sin magia y en lugar de eso funcionaba según las leyes de la naturaleza.” Entonces podemos hablar con sentido sobre cuestiones científicas dentro de las historias fantásticas de Terry.  

The European: Ud. Dijo una vez que los físicos son científicos que se toman muy en serio a si mismos: Dado que la física se ocupa de la materia y todo está hecho de materia, los físicos pretenden contestar a todas las preguntas. ¿Qué preguntas no puede contestar la física?
Cohen: Por ejemplo las que tienen que ver con la complejidad. El premio Nobel Richard Feynman escribió que una piedra está hecha del mismo material que una rana, sólo que en una rana está ordenado de manera diferente. ¡Así piensan los físicos! Como todo está hecho de átomos todo debe ser igual. Y se sorprende mucho cuando se les dice que la materia en un contexto diferente adquiere propiedades diferentes. Cuando los átomos construyen juntos un pájaro entonces de pronto los átomos pueden volar.

The European: ¿Esa imagen se verá complicada o simplificada por las técnicas genéticas?
Cohen: Todavía no podemos fabricar genes en el laboratorio, pero podemos manipularlos. Ya sabemos desde hace tiempo que sólo alrededor del 5% del genoma –los genes- es realmente importante, mientras que el resto es „basura“. Hoy sabemos que allí donde se produce RNA es responsable de „encender“ o „apagar” determinados genes.
La genética se ha transformado en epigenética.

The European: En economía y en el periodismo la aparición de internet ha cambiado fundamentalmente casi todos los ámbitos. ¿Tiene la moderna técnica genética un efecto similar sobre la biología?
Cohen: La epigenética ha puesto toda la historia patas arriba. Un trozo de RNA se comporta en determinadas circunstancias de modo diferente en dos células cercanas y no tenemos ni idea de porqué. Muchos de estos fenómenos son tan complejos que no se pueden expresar en el lenguaje cotidiano. El lenguaje matemático ayuda a menudo pero desgraciadamente no siempre. El universo no se limita a las cosas que se pueden expresar en fórmulas.  

The European: ¿Necesitamos una herramienta mejor?
Cohen: Las matemáticas están muy bien. No tenemos que olvidar que estamos a medio camino entre „homo erectus“ y „homo sapiens“. ¿Por qué tendríamos que poder contestar hoy a todas las preguntas?

The European: ¿Hay preguntas que deberían quedar sin responder?
Cohen: Me imagino que tras cada puerta hay más puertas. El teléfono móvil ha cambiado en pocos años la vida de la mayoría de los seres humanos, en especial en los países en vías de desarrollo. Si pensamos que hay algo así como 3 importantes inventos por siglo, aterrizamos en un mundo en relativamente poco tiempo que será radicalmente diferente al actual. Y esa tendencia probablemente se va a acelerar.

The European: Piensa en la ley de Moore.
Cohen: Precisamente. Lo mismo pasa con la ley Zipf. El  lingüista George Zipf descubrió que la segunda palabra más frecuente en un texto aparece algo así como la mitad de las veces que la primera. La tercera aparece un tercio menos de veces y así sucesivamente.
Esto da al final una curva matemática bastante limpia.

The European: ¿Lo que hoy nos parece un caso forma parte quizás de un orden matemático superior? O dicho de otra forma: la complejidad es sólo una fachada.
Cohen: Pienso que el mundo funciona sobre la base de determinados principios. ¿Pero por qué esos principios y no otros? ¿Sacó Dios ciegamente las leyes de la naturaleza de una bolsa cuando hizo el universo?

The European: Una de las explicaciones más antiguas de las leyes de la naturaleza es el principio antrópico: el universo es como es porque podía surgir en él la vida inteligente y hoy estamos en situación de reflexionar sobre esas cuestiones. Pero me parece una explicación insuficiente…
Cohen: Y lo es. No es cierto que las constantes físicas sólo puedan ser las que son y no otras. Si cambiáramos varias constantes, el universo tendría otro aspecto pero funcionaría. Por ello tengo que decir que no sé porqué las cosas son así y no de otra manera.

The European: "No sé" tiene que ser una frase poco frecuente en ciencia.
Cohen: Los científicos deberían admitir mucho más a menudo que no entienden algo.  Stephen Hawking dijo una vez que él podría mirar en la cabeza de Dios. Los teólogos saltaron de alegría pero Hawking quería decir otra cosa diferente a lo que ellos entendieron.

The European: ¿Cree ud. en un poder superior?
Cohen: En principio tendría que haber sido rabino. El único Dios que me puedo imaginar es un Dios sin forma, un Dios como el de Spinoza, que no tiene rostro humano, como una fuerza de la naturaleza.
¿Pero que sé yo? Sólo soy un científico, sobre la mayoría de las cosas no tengo idea ninguna. Pregúnteme sobre espermas, aves o amebas y le podré contestar. Pero si me pregunta sobre carreras de coches u otras cosas no sabría que decir.

The European: Durante mucho tiempo los científicos eran generalistas no especialistas. Había incluso una palabra para ello: el que sabía de todo.
Cohen: La especialización es por desgracia un fenómeno moderno. Hoy tenemos especialistas aunque casi todos los científicos dicen que no podemos saber lo suficiente sobre cada una de las especialidades.

The European: El matemático Stephen Wolfram intentó contestar a preguntas biológicas y filosóficas en tanto en cuanto que usaba tanto las matemáticas como la informática. Eso es ir en dirección del „generalista“.
Cohen: El peligro está en que al final se expliquen todos los fenómenos como resultado de unas leyes fundamentales. Es atrayente pero así se perdería la complejidad y eso es lo que hace interesante el mundo. Una “teoría del todo“ está bien para imprimirlo en una camiseta, pero no da más de sí.

The European: Ud. escribe: „La mayoría de las explicaciones están tergiversadas y tenemos que volver a comprobarlas“. ¿Por qué?
Cohen: El principio básico de la ciencia es la duda.  Popper dijo, que no se puede probar sino sólo refutar, pero incluso refutar a veces es difícil, porque hay que tener en cuenta todas las eventualidades.  Hemos de ser críticos hasta que diferentes pruebas conduzcan a la misma interpretación. Michael Shermer argumenta en su libro „The Believing Brain“, que nuestro cerebro está preparado para creer todo. Recoge las impresiones de los sentidos e intenta encontrar una explicación plausible a medio camino. Los niños son alimentados por su madre y piensan por ello que la comida siempre viene de su mamá. Si podemos confrontar los indicios con alternativas, podremos rechazar determinadas explicaciones e interpretaciones.

The European: La historia de la ciencia moderna suele ser normalmente explicada como el triunfo de la racionalidad sobre la superstición, no como el triunfo de la duda sobre el dogma.  
Cohen: La persona corriente entiende la ciencia como un cúmulo de hechos que más o menos son verdad. ¿Pero la interpretación corriente es la mejor? Creo que hay una respuesta convincente a las preguntas que plantea la física teórica, pero no estoy seguro de que las partículas W o el bosón de Higgins sea la mejor explicación. Si ud. quiere hacer sonar el piano puede tirarlo desde el tejado de la casa y hará ruido. Pero seguramente no es la mejor táctica. Un problema es que los científicos a menudo se pasan 15 años investigando un problema y cuando han encontrado una explicación posible que está a medio camino exclaman gustosos:  „Bingo, problema resuelto.“

The European: Por otra parte quizá la ciencia fomenta ese orgullo y esa ambición.
Cohen: Seguramente. Observé espermas durante 20 años y en determinado momento entendí para mi propia satisfacción que de doscientos millones de espermas sólo unos pocos son buenos. Este resultado sin embargo no tuvo casi ninguna resonancia. Todavía no sé porqué, quizás en razón de las relaciones entre la tecnología y la magia.  

The European: ¿Qué quiere decir?
Cohen: La gente interioriza las nuevas tecnologías pero no la explicación de cómo funcionan. Aceptan los hechos, pero no la interpretación de los hechos, porque la la biología que está en la base es enormemente complicada. Cuanto más avanzada es una tecnología, menos se distingue de la magia para la mayoría de las personas.
No tenemos que tener miedo de la complejidad. Como dijo Dan Dennett: „La mayoría de las cosas no podemos saberlas. Y las cosas que podemos saber deben ser siempre criticadas.” Me gustaría decir de mí que lo pongo todo en duda, pero como es natural no lo hago.

The European: ¿Tiene el científico una responsabilidad en relación a la difusión del saber más allá de su laboratorio?
Cohen: En cualquier caso hay demasiados científicos. La mitad de los escolares van hoy a la universidad. Deberían ir sólo el 2 ó el 3%, entonces se podría hablar de  „Excelencia“. Muchas universidades son hoy lugares en los que los estudiantes se sientan, y de los profesores se espera que nadie suspenda. Suspendí a 6 estudiantes porque estarían mejor guardados en otro lugar, en un caso lo suyo era una carrera de criminal, y pareció un hecho inaceptable. Los políticos piensan aparentemente que cuantos más estudiantes vayan a la universidad más Einsteins podremos crear.
Un político competente es algo excepcional.

The European: ¿Pero la política educativa no tiene que conseguir mayores oportunidades y mayor igualdad de oportunidades? La formación y el saber no deberían ser privilegio de unos pocos.
Cohen: Cuando daba clase en Birmingham, teníamos un sistema de tutorías. Veía a mis pocos estudiantes una hora semanal, les dejaba que me leyeran sus ensayos y les podía criticar. Pero desgraciadamente la situación hoy ha cambiado. Uno de mis estudiantes se llamaba Arthur Jones y creía en el creacionismo. Mis colegas se enfadaron por el hecho de otorgar un título de doctor a alguien así.
A mí me parece bien. El primer trabajo que le dí fue sobre la hipótesis  Omphalos según la cual Dios creó un mundo hace  6.000 años que parecía que había existido desde hacía 6 mil millones de años. La edad de los fósiles y la desintegración radioactiva serían plausibles si se piensa que Dios ha hecho un buen trabajo. Sólo cambia la historia sobre el origen del mundo.

The European: Con ello llegamos otra vez a la ciencia y la fantasía. El mago de Terry Pratchett crea Roundworld, y  Dios crea nuestro mundo. ¿No es una imaginación absurda?
Cohen: Claro que los creacionistas no tiene razón. Pero no lo pienso. A mi me gusta dar clase, es divertido cuando los estudiantes ven por primera vez una ameba viva en el microscopio o cuando entienden algo que antes no entendían. También hay mucha diversión en la vida, sobre todo relacionada con el sexo. Siempre estoy buscando pequeñas cosas que me alegran.