lunes, 2 de mayo de 2011

Pensar apasionadamente, 50 años de Eichmann

Autora Ana Azanza



Se celebran cincuenta años, abril a julio de 1961, del juicio contra el nazi Adolf Eichmann del que H. Arendt hizo una crónica para el "New Yorker" un periódico semanal. De ahí saldría el libro "Eichmann en Jerusalén" que tantos sinsabores le traería por parte de muchos, comunidad judía incluida.



He descubierto un programa del canal  franco alemán Arte en you tube sobre la filósofa en cinco capítulos. Para mí ha sido un disfrute verlo, trae muchas más fotos inéditas, salen parientes suyos, una tía y una sobrina, su biógrafa americana, Elisabeht Young Bruehl. Imágenes de cuando le entregaron en Alemania el premio Lessing. Sus cartas a Heidegger y las de Heidegger a ella, por seguir abundando en el tema. Se cuenta con más detalle su infancia, juventud, su primer matrimonio, como conoció a su segundo marido. Y algunas anécdotas de su paso por la universidad neoyorkina en la que empezó a dar clase rozando los 60 años. Hasta ese momento era famosa únicamente por sus libros.

En este vídeo se habla de la separación de Heidegger y posteriormente se escucha a Hannah hablando de su otro maestro, Karl Jaspers, el hombre que le hizo "entrar en la razón, educarla". Un interlocutor de Hannah que no pensaba como ella, pero al que le gustaba el diálogo y la confrontación. Muy interesante su búsqueda afectiva tras la relación con Heidegger bruscamente acabada, hasta encontrar su gran amor unida a su identidad como persona. La suma que da la felicidad

Y luego en 1933, el compromiso político inevitable tras el incendio del Reichstag en febrero de ese año. Como ella misma ha escrito:

"Nadie puede ser feliz sin participar en la felicidad pública, nadie puede ser libre sin la experiencia de la libertad pública, y nadie, finalmente, puede ser feliz o libre sin implicarse y formar parte del poder político."

Frase que me parece encierra la esencia del feminismo: queremos participar.





El vídeo en el que se trata el tema de Eichmann, empieza con la experiencia de la filósofa en el campo de concentración en el sur de Francia. Lo de la "banalidad del mal" tiene su explicación: queremos ver demonios o locos detrás de los hechos atroces del exterminio, y en ese proceso Hannah Arendt observó que el nazi medio era un hombre bien normal,  que no reflexiona mucho, y que incluso recurre al imperativo categórico de Kant para justificar sus hechos: cumplía con su deber. Hannah Arendt dice que se divirtió leyendo las respuestas de Eichmann en las casi 4000 páginas del proceso, y que hasta el momento mismo de su muerte, reiría  por la ridiculez de este hombre. Merece la pena el vídeo, me parece que se entiende mejor qué significa que el mal es banal y cuál es su defensa frente a los judíos que la acusaban de traidora por asegurar, como el propio Eichmann dijo en el juicio, que para la deportación de tantos miles de personas fue indispensable la colaboración de los consejos judíos, bien conocedores de quien era quien en la comunidad.

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