El filósofo Peter Sloterdijk (1947), profesor emérito de Estética (U. de Karlsruhe), autor de uno los libros filosóficos más vendidos del siglo XX "Crítica de la razón cínica", se expresa con motivo de su nuevo libro sobre el dilema de la religión, siempre teniendo que elegir entre herejía y osificación.
El hambre siempre ha sido un compañero constante del capital en sus trescientos años de historia. Desde la flagrante miseria en la temprana edad moderna capitalista, que hizo que incluso el nivel de oferta de la alta Edad Media pareciera ser una buena época, hasta la actual crisis mundial del hambre: la sobreproducción, el desperdicio de alimentos y millones de escaseces existenciales son solo momentos diferentes de una economía humana irracional y destructiva. Las necesidades, en la medida en que puedan comprimirse en la forma monetaria de la demanda del mercado, solo sirven como un medio para ser utilizadas de modo ilimitado por el capital.
Por ello sería un error atribuir los aumentos actuales del hambre y la malnutrición en muchas partes del mundo de manera monocausal a la plandemia.
Discurso pronunciado por E. Durkheim en el liceo de Sens, el
6 de agosto de 1883. Tomado de Karl Marx, M. Weber y E. Durkheim, Sociología y
educación. Ed y presentación de Fernando Alvarez Uría. Ed. Morata 2007.
Aunque resulte hiriente para nuestro amor propio, es preciso
reconocer que Dios ha hecho dos especies de hombres muy diferentes: los grandes
y los pequeños. Nunca se ha discutido demasiado con el fin de determinar cuál
es el papel de los pequeños y de los humildes en la tierra. ¡Ay! Desgraciadamente,
lo sabemos muy bien, para la mayoría nuestra única función consiste en vivir,
perpetuar la raza, proporcionar materia para nuevas creaciones, representar
bien nuestro papel en la vida mientras otros sucesos y otros actores se
preparan para sustituirnos. Pero, el resto, los otros ¿para qué sirven? ¿a qué
fines están destinados?
Interesante entrevista al joven filósofo Santiago Armesilla, marxista
desencantado de la revolución proletaria mundial, que anuncia nuevo
libro sobre la larga, tortuosa y cambiante relación del materialismo
filosófico de Gustavo Bueno con el pensamiento de Marx. Lo considera
como el Hegel español, y hay que destacar que según Armesilla "la
vuelta" que el filósofo riojano quiso dar al de Tréveris "estaba ya
dada" en los propios textos marxistas.
A pesar de las interrupciones del entrevistador y del molesto
movimiento de la cámara, Armesilla logra transmitir sus conocimientos
sobre la filosofía de Bueno, explica algunos de los términos acuñados
por el riojano que desaniman al no iniciado en el "gustavobuenismo".
La hispanidad como base política sobre la que asentar la filosofía de
Bueno le parece insuficiente. Examina los compromisos políticos del
propio creador de la escuela de Oviedo a lo largo de su vida así como
los de sus seguidores.
Establece un paralelismo entre las polis griegas, lugar de nacimiento
de la filosofía occidental, y los estados alemanes anteriores a la
unificación de 1870, que fueron focos de pensamiento. Alemania tendría
el papel con respecto al imperio Estadounidense que ejerció Grecia con
respecto al Imperio romano en la Antigüedad.
En una parte de la intervención podemos apreciar sus puntos de vista sobre geopolítica, la relación de fuerzas pasada y
presente en el planeta, y los posibles escenarios a futuro. Profundos
conocimientos despliega Armesilla sobre las diversas ramas del Islam y
lo que dan de sí desde el punto de vista político el chiismo en Irán y
el sunismo en Arabia Saudí.
Armesilla, joven pensador y erudito español a tener en cuenta.