Autora de la traducción Ana Azanza
Entrevista con Guy Deutscher
"El ingles actual ya no es lo que era” dice el linguista Guy Deutscher, "pero tampoco lo fue nunca.” Durante miles de años los críticos se han quejado de la corrupción del lenguaje, a pesar de todo de alguna forma conseguimos seguir comunicándonos. Según Deutscher, que es profesor en la Universidad de Leiden en Holanda y un especialista en lenguas semíticas antiguas, la evolución constante del lenguaje es perfectamente natural. En su libro, The Unfolding of Language: An Evolutionary Tour of Mankind's Greatest Invention, Deutscher explica como las lenguas cambian y porqué no debemos preocuparnos de que la tecnología, los medios de comunicación ni siquiera los adolescents vayan a realizar un daño irreparable en nuestra habilidad para hablar.
American Scientist Amos Esty entrevista a Deutscher por mail en Octubre 2005.
Se le ve gran conocedor de muchas lenguas. ¿Cuántas habla? ¿Hay alguna que le resulte especialmente interesante por algo?
Esta es la pregunta que temen normalmente los lingüistas porque es difícil dar una respuesta sencilla. ¿Hablar un idioma significa ser capaz de pedir un café, discutir sobre metafísica o pasar por nativo? Si significa pedir un café diré que habló ocho idiomas modernos, pero solo cuatro o cinco puedo hablarlos en cualquier momento, porque los que no se usan durante cierto tiempo rápidamente se oxidan. Si significa pasar por nativo, tengo que decir que no hablo ni uno, mi ingles no suena como el de un nativo, y cuando regresó a Israel el país en el que crecí, la gente me pregunta de donde soy y dicen que tengo acento extranjero en mi idioma materno, el hebreo.
Otro problema al hacer la lista de idiomas que hablo es que me he especializado en lenguas que no se hablan desde hace miles de años, como el acadio, la lengua hablada en la Antigua Babilonia Asiria. No hay por tanto muchas oportunidades para practicar ni una pequeña charla. Incluso si me transportara a la antigua Babilonia de hace 4000 años, no podría pedir un café, pero no tendría problemas para pedir una cerveza.
Me gustan diferentes aspectos de las lenguas. Por ejemplo el sonido que más me gusta es el del noruego, porque tiene una bonita entonación, y la poesía que más me gusta es la alemana. Pero si tengo que designar una favorita sobre todas diré el sumerio, la lengua de la gente que inventó la escritura hace 5000 años en lo que hoy es el sur de Irak. El sumerio no se relaciona con ninguna otra de las lenguas que conozco (viva o muerta), y es extraño, una de las lenguas en las que una palabra puede expresar toda una frase. A veces pienso que cada hablante sumerio tenía que ser un genio matemático para poder producir esas construcciones tan difíciles. Pero es precisamente esta excepcionalidad junto con su interesante cultura lo que hace del sumerio una lengua tan atractiva.
Me parece interesante su afirmación de que la gente se ha quejado siempre de la decadencia de la lengua. ¿Significa eso que no debemos preocuparnos sobre la manera en que los adolescentes (por mencionar un grupo terrible como ejemplo) estropeen el buen inglés? ¿El idioma está siempre en peligro o en decadencia?
La gente se ha quejado de la decadencia durante milenios. Cicerón no estaba satisfecho con el latín de su época, e incluso hay un poeta egipcio de hace 4000 años que gruñía sobre que las cosas ya no eran como solían ser. Uno de los que cito en mi libro es el crítico vienés Hans Weigel, que escribió: "en toda época se dice que la lengua está más en peligro que nunca. En nuestro tiempo sin embargo está realmente amenazado por la decadencia como nunca”, pienso que es otro que se suma a la misma queja. Los destrozos actuales le parecerán perfectamente aceptables a un inglés de dentro de 50 años, lo mismo que hoy el “buen inglés” les hubiera parecido intolerable a las generaciones previas. Jonathan Swift, por ejemplo, se quejaba en 1712 de que se pronunciaran verbos como "disturbed" disturb'd y no disturbèd y esto no era más que una caída en la barbarie de esas naciones nórdicas de las que procedemos. Pero hoy nos sentiríamos bastante turbados pronunciando “disturbed”.
Por eso al menos que quieras creer que todas las generaciones anteriores se equivocaban al acusar a sus adolescentes de corromper el lenguaje pero que nosotros tenemos razón de decir lo mismo de nuestros adolescentes, mejor dejar de preocuparse por ello. No es una coincidencia que el último libro de Jared Diamond, Collapse, no tenga un capítulo sobre una sociedad que se extingue porque sus miembros se despiertan un día y descubren que no pueden comunicarse entre sí. Por eso así como no arriesgaría el cuello por las oportunidades de supervivencia de la raza humana, puedo asegurar seguro cien por cien que si nos hundimos no será porque el lenguaje haya degenerado.
¿Por qué piensa usted que la gente se enfada tanto cuando hablan de la degradación del idioma?
Porque la lengua es mucho más que un mero medio de comunicación –es una de las formas más importantes de definirnos a nosotros mismos, como una primera señal identitaria, por eso no es extraño que suscite emociones tan fuertes. Es natural sentir que las normas con las que nos hemos criado son las correctas mientras que las desviaciones son incorrectas. Por tanto la condena de los cambios en el idioma es sin duda una manifestación de la evocación del “mejor tiempo pasado”, igual que la gente era más educada en la juventud de cada cual, hacía mejor tiempo y las manzanas sabían mejor, también el idioma era más refinado y mejor usado. Pero no creo que esto sea todo, ya que hay otra razón por la que la gente a menudo se enfada con respecto al idioma que degenera, y es que la decadencia es de hecho una parte muy visible de lo que le pasa con el tiempo. Por ejemplo, es verdad que el sonido puede degenerar por “las economías” en la pronunciación, las palabras son cada vez más cortas. (Piense solo en "disturbed," que ha perdido la sílaba final de los tiempos de Swift. En el libro menciono algunos espectaculares ejemplos, como el mes latino Augustus, que ha terminado en francés por ser un mero "oo.") El sentido de las palabras también puede ser erosionado. La gente a menudo se lamenta de que la palabra "catastrophe" ya no se usa para las catástrofes reales sino para los malos conciertos o las ropas que no pegan una con otra, pierde “distinguibilidad” y por tanto pierde sentido. De hecho cuanto más oímos una palabra menos nos impresiona, por eso el destino de palabras como "catástrofe" pueden ser justamente descritas como deterioro del significado.
Pero lo que discuto en mi libro es que esto sea una catástrofe para el lenguaje después de todo, porque el deterioro no es sólo lo único que pasa. La gente es menos consciente de que junto esa decadencia también hay procesos de reovación y regeneración. Sólo que estos procesos de creación son mucho menos elusivos, y en el libro, dedico varios capítulos a intentar descubrirlos. Desde la creación de la lengua es difícil verlo mientras que el deterioro es muy obvio, y no es extraño que la gente piense que el lenguaje en general se degrada.
Habla usted sobre los ciclos del lenguaje como resultado de la erosión de las palabras y el deseo de ser expresivo. ¿Ha detectado usted algunas tendencias a largo plazo que expliquen la evolución de la lengua? ¿Esta erosión y expresividad nos lleva a algún lugar en particular?
La pregunta es muy interesante y muy difícil. Podemos decir con seguridad que el lenguaje no está yendo a peor pero tampoco es que esté yendo a mejor, en el sentido de que esté siendo una herramienta de comunicación más efectiva. En otras palabras, no creo que las lenguas sean hoy mucho más eficientes que las de hace 1000 ò 5000 años. En teoría al menos, el lenguaje debería de quedar en un estado de equilibrio, con las fuerzas de erosión y las de creación actuando cíclicamente por siempre jamás. Y todavía, al menos cuando uno mira a la historia de las lenguas indoeuropeas durante los últimos milenios, hay algunas señales de que las cosas se mueven en determinada dirección. En particular ha habido una clara evolución hacia palabras más cortas e invariables (palabras con diferentes terminaciones que eran corrientes en las lenguas antiguas como el Latín, Griego o el sánscrito). Edward Sapir escribió sobre ello en 1921, y dijo que era un desvió con una clara dirección. Se preguntaba cómo podían los hablantes saber en qué dirección general se va a orientar el idioma. Por ejemplo ¿cómo podían saber los hablantes ingleses modernos que estaban históricamente obligados a prescindir del pronombre "whom," que es una de las últimas palabras en inglés en tener una terminación, que en el tiempo de Sapir hubiera servido para un epitafio pero no para una investigación? Esta cuestión ha obsesionado a los lingüistas desde entonces y muchos han intentado encontrar una solución. Todavía no se ha dado una respuesta, pero al final de mi libro hablo de ello.
Mucha gente se queja de que los emails han hecho que el lenguaje sea mucho más informal. ¿Cuál es el papel de la tecnología en la evolución del lenguaje? Dado que la tecnología parece desarrollarse tan rápido en la actualidad, ¿evolucionan las lenguas más rápidamente que antiguamente?
El correo electrónico está cambiando el estilo epistolar en ingles (y quizás las convenciones ortográficas), pero me parece que es una exageración hablar de un efecto significativo en el lenguaje como un todo. En realidad pienso que el impacto de la tecnología en el lenguaje está sobrevalorado. Si el ritmo de los cambios en el lenguaje reflejara el de los avances tecnológicos, tendrían que haberse visto cambios lingüísticos mucho más rápidos, podríamos haber visto al lenguaje evolucionar fuera de control. No es ni mucho menos el caso. Si comparamos cuánto ha cambiado el inglés en los últimos 400 años, entre Shakespeare y nosotros por ejemplo, con lo que había cambiado en los 400 años anteriores entre 1,200 y 1,600 vemos que entonces fueron mucho más radicales y rápidos. Esto da que pensar.
Por supuesto no pretendo decir que la tecnología no tiene ningún impacto. Claramente hay nuevas palabras que emergen para nuevos conceptos y aparatos: desde el volante y el enchufe hasta el iPod y el correo electrónico. Pero más allá que añadir palabras aquí y allí, no creo que la tecnología tenga un efecto más profundo en la lengua, al menos que sea el tipo de tecnología que revoluciona nuestra forma de comunicar como la escritura, la radio y la televisión. Pero extrañamente está lejos de ser obvio que los medios de comunicación de masas, por ejemplo, hayan aumentado la proporción de cambios en la lengua, su influencia en el sentido de “estandardizarla” puede que incluso la haya disminuido. En general no se ha prestado mucha atención a los cambios en las pautas de comunicación. Es algo que me parece fascinante y a lo que pienso dedicar algún capítulo en mi próximo libro.
Si las lenguas están evolucionando constantemente, ¿son tan importantes para la identidad cultural? Por ejemplo, ¿Francia continuaría siendo Francia si el inglés o cualquier otro idioma se transformara en el idioma dominante?
No veo contradicción entre los cambios constantes en el lenguaje y el hecho de que el idioma es quizás el emblema principal de nuestra identidad. Los cambios dentro del mismo idioma no son nunca tan rápidos que impidan la comprensión por parte de la generación viva del lenguaje escrito, que tiende a ser mucho más conservador en cualquier caso y que es el medio de comunicación del grueso de la cultura acumulado durante siglos.
Por supuesto si por cualquier razón los franceses empezaran a hablar chino, no se seguiría que perdieran sus características nacionales y que empezaran a comer con palillos. (Hay precedentes históricos, por ejemplo en Irlanda, donde en un tiempo relativamente breve una gran proporción de la gente cambió del irlandés al inglés pero no por ello perdieron su identidad nacional y se volvieron ingleses.) Además estoy seguro de que si preguntas a los franceses que significa para ellos ser francés, dirían que es algo más que el queso brie y la baguette. También consiste en cantar nanas francesas y canciones infantiles francesas no chinas, usar expresiones y bromas francesas, leer a Victor Hugo y Maupassant (no su traducción china), etc. Es difícil contradecir este sentimiento.
Al final de su libro, menciona que en el mundo constantemente se están perdiendo lenguas. ¿Debemos preocuparnos por ello? ¿O significa solo que nos es más fácil comunicar unos con otros?
Las dos cosas. Por una parte, al menos desde la Torre de Babel, ha existido la sensación de que la multiplicidad de lenguas es una maldición, una fuente de frustración o, peor, una causa de conflictos evitables. Sería ingenuo negar que el mundo sería un lugar más fácil para vivir si se hablara sólo un idioma. Pero incluso si pudiéramos expresarnos sin obstáculos, ¿de qué serviría si no hubiera mucho de qué hablar? A menos que creamos que la existencia humana se reduce a intercambiar acciones, no podemos ser insensibles al hecho de que la lengua es el principal repositorio cultural, o como se lee ahora en un vaso de Starbucks, que cada idioma es un antiguo bosque de la mente. Si desaparecieran todos los idiomas salvo uno, quizás el comercio internacional sería más fácil, pero habríamos destruido nuestra riqueza cultural una de las mejores excusas para seguir viviendo.
De hecho una solución mejor para facilitar la comunicación es el plurilingüismo. En la mayoría de los países occidentales, no sólo en Estados Unidos, el monolingüismo es la norma mientras que el plurilingüismo es visto como un fenómeno marginal, restringido a la gente extraña como inmigrantes o superdotados políglotas. Pero no tiene porqué ser necesariamente así. En muchas sociedades ya se da por hecho que la gente hable más de un idioma e incluso hay lugares donde todo el mundo habla más de dos. Pienso que el plurilingüismo es la perfecta respuesta a la Torre de Babel, ya que nos permite facilitar la comunicación sin quitar a la gente su herencia cultural.
¿Tiene usted alguna predicción sobre el futuro de la lengua? ¿Acabaremos todos hablando ingles o chino o alguna amalgama de varias lenguas?
Aunque la influencia del ingles se está notando en otras lenguas, parece altamente improbable que haya una amalgama de idiomas como inglés y chino. Pero muchos desaparecerán. Si el cincuenta por cien o el noventa por cien no sabemos. Lo único seguro es que la diversidad lingüística se verán drásticamente reducida en el mundo en las próximas generaciones. Pero no me veo poseído por el espíritu de profecía como para decir cuál de las lenguas ganará. Es aleccionador sin embargo saber que el acadio, la lengua en la que estoy especializado, era la más potente durante más de un milenio –una lengua franca en amplias zonas del mundo antiguo, una fuente de influencia en lenguas cercanas y lejanas. Y desapareció completamente, de ella sólo nos han quedado unas tablillas de barro enterradas en el desierto.
Dado que usted pasa tanto tiempo estudiando las lenguas, ¿a veces le ocurre que se dedica a analizar la forma en la que otros hablan cuando está enfrascado en una conversación?
Pienso que todos los lingüistas sin querer hemos desarrollado una especie de alienación en lo referente al idioma, de forma que somos incapaces de desconectar incluso cuando nos piden que pasemos la sal. Pero en mi caso, hay una doble alienación, porque me paso la mayor parte del tiempo hablando un idioma que no es el mío (inglés). Sin embargo la ventaja de esto es que dado que el idioma me resulta menos familiar, puede ser más fácil darse cuenta de cosas que a los nativos se les pasan por alto. Y me encanta sobre todo observar los cambios cuando están teniendo lugar.