Autora Ana Azanza
Salón de actos Juan XXIII, campus de Rabanales, universidad de Córdoba |
Pedro Cerezo durante su discurso |
El catedrático de medicina Enrique Aguilar fue el encargado de la laudatio del profesor chileno. Sergio Raúl Ojeda comenzó su discurso mostrando algunas bellas fotos de su ciudad natal, Valdivia, de sus playas y paisajes, para luego pasar a exponer algunos de los espectaculares avances de la neurociencia en las últimas décadas, así como las dificultades que encuentra el investigador para estudiar el cerebro humano. Expuso también los retos actuales de su campo de investigación, señalando entre otros muchos interesantes resultados que a medida que aumenta la esperanza de vida crece la prevalencia de las enfermedades mentales como la esquizofrenia o la depresión mayor. Con las técnicas que se pretende desarrollar se procurará afinar en el tratamiento localizado de los problemas.
Por su parte Pedro Cerezo escuchó la laudatio de su padrino de doctorado honoris causa Ramón Román Alcalá. Hizo un recorrido por la vida y los méritos académicos y civiles del que llamó maestro de maestros, y del que ponderó sus publicaciones así como su actitud liberal, su afán por recuperar la tradición filosófica española. Destacó la actitud liberal, de gran exigencia ética, el compromiso social y político que le llevó en un momento a tomar parte en la política activa y siempre a reflexionar y escribir sobre temas relacionados con cuestiones necesarias para la convivencia, como lo muestra el reciente volumen "Etica pública, Ethos civil" (Biblioteca Nueva 2010). También señaló su actividad como creador e impulsor de seminarios filosóficos en diversas universidades españolas, además de hacer un recorrido por su carrera académica, iniciada en Córdoba y continuada en prestigiosas universidades alemanas como Freiburg o Heidelberg.
El discurso de Pedro Cerezo tuvo una primera parte en que recordó su etapa adolescente, cuando acudía lleno de curiosidad al instituto de la Plaza de las Tendillas. Tuvo un emocionado recuerdo para sus profesores de aquella hora inicial que le enseñaron disciplina, exigencia, buenas maneras, actitud cívica. Reconoció como propio uno de sus objetivos, así expresado en el acta de concesión del doctorado: "haber consolidado una firme y sólida tradición del pensamiento hispánico durante el siglo XX". Recordó a sus maestros Laín y López Aranguren y que entre 1914 año "Del sentimiento trágico de la vida" y 1944 "Naturaleza, historia, Dios" se produce la principal sedimentación del pensamiento filosófico hispánico.
Pero el grueso de su intervención tuvo como protagonista al habitante ocasional de Córdoba que fue Miguel de Cervantes. Cervantes estuvo en Córdoba en su niñez y adolescencia antes de llegar a Madrid para estudiar, y más tarde a lo largo de trece años en que deambula por Andalucía como juez de comisión. La escuela, el teatro y la picaresca serían los descubrimientos del joven Cervantes en Córdoba.
El aspecto cervantino en el que se basó la conferencia fue el Quijote como un tratado moral de la amistad. Concepto que se plasma en la novela a través de las relaciones de los personajes, en gestos, actitudes que se despliegan al compartir el camino y las aventuras. Una amistad basada al contrario de lo que enseña Aristóteles, en las diferencias sociales, culturales, de creencias básicas y de castas. Sancho, cristiano viejo, y Don Quijote, cristiano nuevo, con un cristianismo moral, como enseñó Américo Castro, según lo muestran el fuerte idealismo de sus creencias, su actitud moralizadora y el sabor erasmista de su religiosidad interior. Sin pretenderlo, la pareja Quijote y Sancho han pasado a ser ejemplar de convivencia en la literatura universal.
A pesar de las derrotas sino gracias a ellas, vinieron los desencuentros entre Sancho y Quijote. Y paradojicamente de esos desencuentros nació la amistad, en la primera salida el asunto de las aventuras era proyecto sólo de don Quijote, en la segunda es un asunto de los dos. Al principio don Quijote trataba como un hijo a su escudero. Pero a partir del asunto de los azotes que Sancho debía darse para desencantar a Dulcinea muestra Cerezo como la relación de sometimiento y vasallaje se troca por otra de más igualdad entre caballero y escudero. La palabra compartida, la fe en el otro pese a las dudas razonables, la confidencia, el consejo mutuo, cariño, fidelidad, ingredientes de la relación amistosa que se pueden ver en los diversos episodios de la novela.Y que llega a su clímax con ocasión del encuentro con los duques en el que Sancho reconoce que quiere a su señor a pesar de todas las malandanzas que con él y por él ha vivido. Lo mismo hace don Quijote que no cambiaría a su escudero por ningún otro del mundo "aunque le diesen por añadidura una ciudad".
El amigo, el alter ego que está dentro de uno y que ha sido glosado por variadas filosofías aparece reflejado en esta novelesca y a la vez entrañable relación Quijote-Sancho.
La ceremonia estuvo amenizada por el coro de la universidad de Córdoba, que interpretó algunas canciones inesperadas en un acto académico, pero no por ello menos apropiadas.