Autora Ana Azanza
Esta es la colegiata Revillagigedo en Gijón donde tuvo lugar un congreso sobre la Globalización organizado por las sociedad asturiana de filosofía a principios de octubre.
Me traje un libro "El fin de la educación". Su autor, Pablo Huerga, defiende que la educación surge cuando se quieren formar personas, no técnicos o escribas. En Mesopotamia la escritura era algo tan sumamente difícil de aprender que sólo algunos dedicados en vida podían ejercerla. Era imposible su divulgación.
Gracias a los fenicios y su simplificación del alfabeto se ponen las bases de una educación en sentido formal, de una escuela pública. Es decir, una enseñanza dirigida a más gente, incluso a toda la población.
Pese a lo que pudiera parecer Herodoto, Pausanias nos hablan de escuelas para niños en la antigua Grecia y Aristófanes en el 420 a.C señala que es imposible en Atenas encontrar una persona que no sepa leer ni escribir.
Quintiliano en el siglo I en sus Institutiones de Retorica argumenta en favor de llevar a los niños a la escuela.
Me agradó de la explicación de Pablo Huerga la defensa de la escuela pública para que se cumpla el objetivo de la formación de la persona: una educación laica, universal, nacional... no racista, no elitista. Con estos objetivos creo que se ve bien de qué pies cojea la enseñanza en España.
Fue el descubrimiento del filósofo de moda: Peter Sloterdijk y sus "esferas, globos y espumas". Un filósofo atrayente del que sólo conozco su libro sobre el atmoterrorismo donde explica la primera guerra mundial, cuando se empezó a envenenar el aire para matar.
Vázquez Roca de Valparaíso trató el imaginario de la globalización en la obra de Sloterdijk.
Con la globalización electrónica, el descubrimiento del espacio que circunda el planeta, las ondas de radio, los viajes espaciales, nos hemos quedado sin "abrigo", aparece el frío exterior. El ser humano está hoy a la intemperie.
No quiero ni puedo hacer una exposición de todos los sugerentes razonamientos e imágenes que utiliza Solterdijk, ya he visto que tiene ardientes seguidores en nuestro país.
Ruego que se me permita quedarme con los retazos más sugerentes de lo que escuché: el palacio de cristal, una metáfora sacada de Dostoievski, que expresa la situación del mundo. Europa y USA nos resguardamos en nuestro confortable palacio del bienestar económico, sólo un tercio de la humanidad disfruta del palacio. Los excluidos del poder tienen la ilusión de participar de él ya que es de cristal. Pero la distancia es enorme entre los de dentro y los de fuera: hay leyes excluyentes.
Los perdedores se aferran a viejas ilusiones para sobrevivir y organizan un tenaz asedio al palacio de cristal: son los "nuevos bárbaros" que quieren acceder a la "ciudadanía".
El terrorismo global, como forma organizada de desinhibición agresiva avanza. El 11S sería una consumación de una especie de justicia imaginaria.
Los habitantes del bienestar practicamos un monólogo entre nosotros, la mayoría queda fuera de la globalización. No disfrutan sus ventajas, soportan el capitalismo globalizado.
Muy interesante el aporte de Gilberto Valdés que vino desde Cuba donde organiza encuentros entre "teóricos", (en Europa nos sobran), y "activistas" de la revolución. Explicó de pasada muchos asuntos sobre su país que ayudan a comprender, se refirió a Martí, poeta cubano que vivió en el "palacio de cristal" USA durante 15 años, y que lideró la independencia de Cuba.
Comprendo a los entusiastas de Sloterdijk por esta frase: "El momento moral es intrínseco a la filosofía, y si no lo tiene divaga o es extravagancia."