Contenidos

Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

miércoles, 23 de enero de 2019

MITO DE LA CULTURA

De todas las intervenciones que he estado viendo de Gustavo Bueno está es la que más me ha gustado, en otras tiende a perderse en mil vericuetos.

Pero esta explicación del mito de la cultura, su origen, procedencia, a qué ha venido a sustituir, me parece brillante. Es una perspectiva alternativa al tema correspondiente que se explica en Filosofía de primero de bachiller, y que cada año me deja más insatisfecha. En especial por esa parte tan difícil de explicar a las generaciones actuales de que "los animales no tienen cultura". No tienen universidades ni institutos pero hay adaptaciones al medio y aprendizajes y transmisión aunque sea rudimentaria.

En cualquier caso el enfoque que le da Bueno al que él llama "mito de la cultura" me parece convincente y útil. Empezando por donde hay que empezar: la agricultura. Y el origen tardío de la palabra "cultura" en español.

viernes, 4 de enero de 2019

CASTELLANO/ESPAÑOL

Dedicado a tanto político inculto que sale en la tele y hace exposición de su ignorancia. La izquierda española especialmente tiene un problema no sé si psicoanalítico con España y lo español. Urge solución.

El pueblo llano repite y expande errores y "moderneces" que llevan toda una intención por supuesto, el uso de las palabras no es anodino ni inocuo. Desgraciadamente no se explica y se procura que no se explique el uso correcto de las palabras. En la mayoría de los libros publicados en España hoy señalan que es "traducción cast." Cuando me acuerdo lo cambio por "español".

Y me ha alegrado encontrar un filósofo recientemente fallecido que se ha ocupado largamente de explicar la barbarie de tantas expresiones que se han vuelto de uso cotidiano. Por ejemplo la palabra "español" está demodé para referirnos a la lengua de Cervantes, y en todas las comunidades autónomas los niños españoles ya no estudian lengua española sino "lengua castellana y literatura".

Habrá que ir protestando y enmendando las cosas mal hechas, argumentando y explicando  con fundamento. No me consta que nadie se haya quejado de semejante abuso del lenguaje, ¿Cómo va a ser literatura castellana la poesía de Rubén Darío el poeta nicaragüense? escribió en español, y es literatura española. Así como la de los vascos Unamuno y Pío Baroja o la  del catalán Eugenio D'Ors.

Desde hace una generación y media en España los niños españoles no estudian "español" sino "castellano", como se suele decir "es para hacérselo mirar". Uno de los idiomas más hablados del mundo y en alza, en número de hablantes nativos como de alumnos del español lengua extranjera, se encuentra ninguneado en su acepción en las escuelas del país donde nació.

Resultado de imagen de gonzalo de berceo

Gustavo Bueno en "España frente a Europa" de 1999 explica el uso y abuso de los términos español y castellano (p. 70):

"Español en su acepción lingüística oficial, se refiere al idioma común que, tras un largo proceso histórico, hablan los miembros de esa sociedad que hemos llamado española. Pero puesto que en esta sociedad también se hablan idiomas "regionales", como el gallego, el vasco, el catalán o el valenciano y teniendo en cuenta que Galicia, País Vasco, Cataluña o Valencia son regiones o nacionalidades de la misma escala que Castilla-León, ¿por qué no suprimir esta acepción del adjetivo "español" y llamar castellano al español?

La respuesta me parece evidente: porque ello distorsionaría el sistema de relaciones realmente existente entre las diferentes sociedades que hablan hoy este idioma, incluyendo las sociedades americanas o africanas.

En efecto: castellano, referido al idioma, y esto se olvida con frecuencia es ante todo un concepto histórico y no un concepto geográfico o político administrativo. "Castellano" no es el idioma que hoy se habla en Castilla, como podría hablarse en la época de Gonzalo de Berceo: precisamente porque ese castellano, fuera o no fuera una coiné, desbordó los límites de la Castilla histórica, y comenzó a constituirse en idioma nativo, y aun con características locales propias respecto de otras muchas circunscripciones de la sociedad española y, más tarde, de otras sociedades americanas, africanas o asiáticas.

Por ello fue preciso desvincularlo de su origen, y al español no lo deberíamos llamar "castellano" de la misma manera que al italiano tampoco hoy se le denomina toscano. Un idioma que, como el castellano, ha desbordado los límites de su territorio originario (si es que lo tuvo alguna vez) puede llegar a ser tan propio de quienes lo han asimilado como pudiera haberlo sido de sus primeros hablantes, y la circunstancia de haber nacido en Castilla o en La Rioja no confiere ningún privilegio ni "título de propiedad" en lo que al idioma se refiere ni a los castellanos ni a los riojanos.

El español que se habla en Extremadura o en Andalucía o en Galicia y luego en Cuba o en México, podrá ser tan genuino, dentro de sus modulaciones propias, como el español que llegue a hablarse en Castilla, una vez que haya experimentado las modulaciones correspondientes. En efecto en Castila seguirá hablándose castellano pero como en Andalucía se habla el "andaluz" o en Cuba el "cubano". Todas estas modalidades son modulaciones del "español" y si se mantuviese para todas ellas la denominación de "castellano" quedaría sin nombre propio el español de la Castilla actual, salvo que ésta pretendiese mantener una hegemonía canónica, absurda en un idioma internacional.

Porque tan genuino es el español de Castilla como el de Andalucía o el de Cuba, tan genuino como hombre es el hombre blanco, como el negro o el amarillo, aunque todos procedan de una raza precursora que acaso se aproxime más a alguna de las razas actuales que a otras. Quienes insisten en llamar castellano al español parecen empeñados en no querer reconocer la evolución de lo que fue un idioma local, una "especie generadora", en un idioma internacional, en un "género", olvidando, al encastillarse en el pretérito, que en la evolución de los idiomas, como en las especies biológicas, las nuevas especies pueden seguir siendo tan genuinas como las especies generadoras y que las nuevas modulaciones no constituyen necesariamente una de-generación de la especie originaria, sino acaso una regeneración del género que se está formando precisamente en este proceso de "especiación".

Según eso cuando aplicamos con toda propiedad, el predicado español a los idiomas regionales tales como el gallego, el catalán, el valenciano o el vasco, lo estaremos haciendo tomando "español" en su acepción segunda, la que tiene como referencia a la sociedad española. El idioma gallego es, desde luego, un idioma español, ante todo en su acepción primera, en el mismo sentido en que son también españolas las rías gallegas."




Imagen relacionada
Españolas Rías Gallegas

A partir de ahí Gustavo Bueno filosofa sobre si el pensamiento en otros idiomas españoles es o se puede denominar "Filosofía española". Otra cuestión que da sustanciosos e interesantes resultados, ahí lo dejo para quien se interese por la lectura de "España frente a Europa".





miércoles, 2 de enero de 2019

ESTAR EN LA INOPIA. ESTAR EN BABIA

Sigo en mis trece con Trevijano. Opino que no se la hecho el caso que merece. También es cierto que en España despreciamos por principio  lo propio excelente. Más bien lo corriente es el ostracismo cuando no directamente el ensañamiento envidioso contra quien destaca en algún campo intelectual. Es terrible observarlo y darse cuenta de que hay cimas intelectuales aquí y allá, pero no se ve el diálogo entre ellas. Mientras no faltan palmeros para lo mediocre.
A parte de conocer intensa y extensamente el derecho, sus fundamentos, origen, historia y evolución así como la filosofía, Trevijano era un amante de la lengua española.