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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

miércoles, 31 de mayo de 2017

José Luis Villacañas Berlanga

José Luis Villacañas Berlanga (2º desde la izda.)
en la Quinta del Mochuelo, Úbeda 2008.

Ignacio Barrionuevo Vasco es de esos alumnos de segundo de bachillerato a los que uno siente no poderles dar más de un diez. Lo he disfrutado como discípulo aplicado tanto en Historia de la Filosofía como en Educación para la Ciudadanía. En ambas asignaturas ha cumplido con creces. Ignacio ha preparado su disertación sobre un extraordinario profesor de filosofía amigo de esta Quinta: José Luis Villacañas Berlanga, al que tuvimos en Úbeda recientemente para presentar sus dos últimos libros. José Luis tuvo la amabilidad de dedicarme muy afectuosamente Freud lee el Quijote (La Huerta Grande, 2017), un breve pero seguro que enjundioso ensayo que pienso zamparme y reseñar en breve.

La foto que ilustra esta entrada es de 2008. Sí, ya han pasado nueve años. En ella José Luis aparece con algunos habituales de la Quinta y con Chinchi Pedrosa, filósofo al que conocí en la UNED, que según su perfil de Facebook vive en Avilés, y que hace poco ha publicado La cuestión religiosa en Spinoza, un libro que debería presentar entre nosotros en el próximo curso, si ello fuera posible...

He aquí la disertación de Ignacio Barrionuevo Vasco, sobre la figura, labor y opinión política del maestro: 

JOSÉ LUIS VILLACAÑAS BERLANGA


1. Biografía y producción
José Luis Villacañas Berlanga es un profesor, filósofo político, historiador de la filosofía e historiador de las ideas políticas, de los conceptos y de las mentalidades españolas. Se trata de uno de los intelectuales de mayor calado en el pensamiento español actual.

Nacido en Úbeda en 1955, se licenció en Filosofía por la Universidad de Valencia en 1977, donde se doctoró con tan solo 26 años, en 1981, con una magnífica tesis doctoral sobre la filosofía teórica en Kant que se titulaba Realismo empírico e idealismo trascendental en Kant: los niveles de su uso y su justificación, bajo la dirección de Fernando Montero Moliner, doctor en filosofía por la universidad de Madrid, catedrático de la universidad de Valencia y presidente honorífico de la Sociedad Española de Fenomenología.

Desde entonces ejerció como profesor ayudante primero y profesor adjunto después en la Facultad de Filosofía de dicha universidad, en la que se había formado hasta el año 1986, cuando la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad de Murcia. En la misma ocupó también desde 2003 la cátedra de Filosofía Moral hasta que, en el año 2009, pasó a ser catedrático de Filosofía en la Universidad Complutense de Madrid, donde imparte docencia a día de hoy. A lo largo de su carrera investigadora ha fundado y dirigido revistas de reconocido prestigio como Daimon, Debats o Res Publica; además de haber desempeñado las labores de dirección del Libro, Archivos y Bibliotecas de la Generalitat Valenciana y de la Biblioteca Saavedra Fajardo de Pensamiento Político Hispánico. Asimismo, es miembro del Consejo Asesor de Con-Textos Kantianos, del Comité Científico de la Biblioteca Inmanuel Kant y recibió el Premio Teorema a la mejor investigación sobre la Crítica de la Razón Pura. Su trayectoria filosófica y el volumen y la calidad de su producción en torno a la obra kantiana lo sitúan como uno de los mayores conocedores del pensamiento del filósofo prusiano y de su recepción a nivel internacional en la actualidad.

En los cursos de doctorado realizó un trabajo que fue inmediatamente editado en la revista Teorema, La noción de existencia en Kant, un ejemplo formidable de análisis metafísico que permitía romper con buena parte de la tradición filosófica racionalista.

Ya antes de leer la tesis había publicado un libro titulado La formación de la Crítica de la razón pura. Resultado de la tesis fue la publicación de su segundo libro, La filosofía teórica de Kant, al que poco después siguieron Racionalidad Crítica, Introducción a la filosofía de Kant y La quiebra de la razón ilustrada. Considera que, en un estrato profundo de su personalidad, su decisión por Kant tenía que ver con el conjunto de su concepción de la filosofía. Imagina que le parecía que nuestro país (estamos en 1977) tenía que pasar por Kant si quería culminar un proceso de modernización adecuado.

Durante los años 90, sin embargo, y coincidiendo con el período en el que ostenta la cátedra de Historia de la Filosofía en la Universidad de Murcia y en el que toman forma proyectos de investigación, sus intereses intelectuales comienzan a girar en torno a la historia de las ideas políticas, a pesar de lo cual seguimos viendo florecer trabajos de gran alcance sobre la filosofía kantiana (Kant y la época de las Revoluciones), y en ocasiones relacionados con el pensamiento de figuras como el sociólogo Max Weber, mostrando especial interés por la distinción entre ética de las convicciones y ética de la responsabilidad.

2. La Influencia De Kant
Afirma que, para él, ser kantiano ha sido algo así como no dejar de ser de su familia, puesto que apreciaba a cada paso que la filosofía de Kant le reconciliaba con experiencias idealizadas de su entorno familiar y moral. “Es como una experiencia íntima que, ante las verdaderas dificultades de la vida, intenta evocar la voz del padre para pedirle consejo”. Eso, por lo demás, lo ha mantenido a cubierto de excentricidades como las de pretender una filosofía propia, construir un sistema o algo parecido. Es más o menos kantiano y esta forma de entender la filosofía resiste a los críticos que reclaman una forma sistemática completa para la filosofía. “Lo importante es no confundirse con los conceptos, dotarlos de sentido y referencia precisos y conocer sus límites.”

Su aproximación a Kant era más bien de afinidad existencial. “Hasta la fecha, la gente como había permanecido al margen de la cultura. Teníamos a las espaldas milenios de trabajo campesino. Éramos como éramos. Pero si accedíamos a la cultura no era para dejar de ser como éramos, sino para saber quiénes éramos realmente.”

“Yo encontré que éramos kantianos sin saberlo. Ahora se trataba de conocernos bien. En este sentido, nos aplicamos el “sapere aude”. Esto tenía que ver con poderosas raíces que siempre te acaban posicionando en relación con los trágicos acontecimientos de 1936, como sucede siempre en España. La posición kantiana me parecía adecuada para superar la dualidad que nos enfrentó trágicamente en aquella hora. Era crítica de la España negra arcaizante y terrible, pero también de la España entregada a las especulaciones totalitarias y fanatizadas de la política comunista. Y ahí, una vez más, estaba mi tradición familiar que defendió la República.”

Asimismo, afirma que se preocupó por la presencia de la tradición kantiana en España, y ese fue el sentido de la edición del libro Kant en España, donde muestra cómo Kant inspiró a hombres importantes de la Revolución Gloriosa y, sobre todo, determinó el espíritu de la Primera República. Se refiere a José de la Revilla, Pi i Margall y Perojo. La destrucción de esa República fue también la derrota de la filosofía de Kant, que se vio postergada por el pensamiento reaccionario de la Restauración, por el eclecticismo católico de Menéndez Pelayo y el positivismo más torpe cargado de darwinismo brutal.

Actualmente, ya desde su puesto en la Universidad Complutense de Madrid, ha centrado la atención en la reevaluación de la modernidad hispana e iberoamericana y de su espacio intelectual. Expone que la idea de autonomía, de federación, de república y de pacifismo constituye un horizonte apropiado para América Latina, por cuanto tiene implicaciones muy fuertes en el terreno de la lucha contra el colonialismo y contra el imperialismo. Por eso es tan importante el tema del siguiente proyecto que han solicitado y que trata justamente de la comparación entre el republicanismo y el populismo.

Volviendo a Europa, concretamente a los márgenes de la filosofía alemana, en los últimos años ha dedicado sus esfuerzos a contribuir a la recepción en español de la obra de un pensador que se encuentra cada vez más en auge como es Hans Blumenberg. Concretamente, ha explorado la influencia kantiana que reside en la filosofía blumenberguiana y ha examinado con detenimiento las claves de la lectura blumenberguiana de la obra de Kant. ¿En qué medida mantiene Blumenberg viva la figura de Kant? Blumenberg se ha caracterizado como un viejo kantiano decepcionado. Él se ve reconocido en esta sentencia. Expone que desde cierto punto de vista, no cabe duda de que el pensamiento central de Blumenberg parte de una historia de la revolución copernicana.

Puesto que el pensamiento kantiano sigue siendo tan vigente como en los siglos pasados ¿cómo cree que puede ayudarnos Kant a tratar algunos de los más importantes y preocupantes problemas socio-políticos y económicos que afrontamos en la actualidad en nuestro país y a nivel global?

“Debo antes distanciarme de la premisa. No tengo ni quiero tener una práctica política. He observado con simpatía la emergencia de nuevos actores políticos, pero como uno más de los millones de españoles que percibe que nuestro sistema político, con toda su forma de representación política, está lastrado por contradicciones internas que sitúan a la Constitución española cerca de su colapso si una reforma a fondo no viene a darle nueva vida. La dificultad actual de formación de gobierno no es sino un síntoma de esa situación.”

“Yo debo decir que reaccioné a la crisis del PSOE de finales de los 80, a la crisis del PP del 2002 y a la crisis actual de la misma forma, con el republicanismo cívico kantiano mejorado por la ciencia de realidad weberiana. 2010. Y cuando se llegó a las elecciones de 20 de diciembre de 2015, con aquellos resultados, aposté por una gobierno provisional de concentración con PSOE, PODEMOS y Nacionalistas y, cuando esto no pudo ser, por una abstención de PODEMOS con un gobierno PSOE y CIUDADANOS. En ambos casos, buscaba la posibilidad de encontrar lo común, que es la base del espíritu republicano, contrario a las dualidades schmittianas de amigo/enemigo. En este sentido me he mantenido fiel a mi primera convicción de que un espíritu kantiano era el adecuado para hacer madurar la subjetividad y la democracia española. En este sentido, he luchado por una idea: que PODEMOS sea más sensible a esa lógica republicana que a la lógica hegemónica.”

“En todo caso, ese republicanismo, complementado con la vieja ética de la responsabilidad weberiana, es la única idea que puede mejorar la dignidad política, la exigencia de transparencia y la adecuada representación del sistema público español. Pero también, y lo que es tan importante, la idea que puede inspirar una verdadera división de poderes, que España no tiene. Más allá de todo ello, Kant es el pensador de la justicia distributiva y de la ciudadanía activa, lo que sólo se puede actualizar hoy con una renta básica garantizada que prepare y facilite el acceso al trabajo, que es un aspecto decisivo en Kant, tras una adecuada educación, quizá la exigencia kantiana más central.” En todo caso, considera sinceramente que el nivel socio-cultural mayoritario de la sociedad española es progresista, está inspirado en poderosos valores morales y responde al imaginario kantiano.

Afirma que los conceptos filosóficos son defectivos y requieren complementos prácticos, históricos, circunstanciales; historias conceptuales que sólo podemos obtener a través de otras disciplinas, como la historia, la historia del derecho, la historia política o la historia constitucional, la sociología, la teología o la práctica del arte. Por tanto, la filosofía debe estar cerca de todas las disciplinas que dotan de estratos históricos a nuestro presente.

En la actualidad, dirige unas 30 tesis y en muchas de ellas Kant es una referencia central (tanto en el asunto del republicanismo, de la filosofía de la historia, del cosmopolitismo, de la antropología, de las relaciones internacionales, de la técnica, del símbolo, y otros tantos). “Creo que esta situación es bastante realista. A los jóvenes investigadores le interesa desde luego más el pensamiento contemporáneo, pero son muy conscientes de que sin Kant uno no se puede mover con soltura a través de él. Cree que en este sentido Ortega es una buena prueba de que hay que hacer filosofía con Kant, a través de Kant, y desde Kant, pero sin quedarse en Kant. En realidad no hay que quedarse en ningún filósofo, como si ya estuviera conquistada la posición filosófica definitiva.”

Desearía pedirle que hiciese una reflexión sobre la influencia que ejercerá el pensamiento kantiano en lo que queda de siglo, ¿cuál es el futuro de la recepción de la filosofía de Kant?

“Es muy complicado anticipar una propuesta y depende de dónde se crea que va a estar el punto fuerte del pensamiento futuro. Creo que uno de los problemas centrales seguirá siendo la teoría evolutiva del conocimiento. Por supuesto, el enigma de la moral nos seguirá llamando la atención y la relación entre la norma y los sentimientos morales creo que será un problema abierto de nuevo, aunque dudo que se puede abordar al margen de Freud y sus seguidores. teoría de la literatura. Por supuesto, volveremos a hablar de teoría republicana y mientras tengamos aspiraciones democráticas y de justicia Kant no estará lejos. A pesar de todo creo que el Kant más interesante para una agenda del futuro será el de la filosofía de la religión, por mucho que sus ideas haya que buscarlas en sitios diversos. Pero la impresión que se deriva de muchas de esas notas perdidas en sus escritos en favor de la idea de una religión de la razón, de una religión universal capaz de ofrecer un concepto de Dios en el que todas ellas se reconozcan, y esto con serias implicaciones morales, y con plena aceptación de una finitud que no puede sublimarse desde ninguna filosofía material de la historia, todo esto, creo que constituye un elemento que será necesario activar en el futuro, porque será la óptica desde la que puedan abordarse problemas reales de nuestras sociedades multirreligiosas.”

LOS LATIDOS DE LA CIUDAD
Una introducción a la filosofía y al mundo actual

Atravesar la ciudad haciendo preguntas, como el hijo de la comadrona, es lo que se ha propuesto José Luis en este libro. No es a primera vez que el maestro baja de su cátedra universitaria para afrontar las responsabilidades de la divulgación filosófica, de la docencia ética. En 1988 también escribió Villacañas Berlanga un interesante informe sobre La quiebra de la razón ilustrada: idealismo y romanticismo, que hablaba de aquello en lo que ha llegado a ser incontestable especialista, hablaba de filosofía alemana, de idealismo kantiano y postkantiano. Lo único en cierto modo reprochable a este idealista es que en ella no aparezca ni una sola vez el nombre de Juan Huarte de San Juan, cuyo Examen de Ingenios sirvió a Lessing de guión para su tesis doctoral.

Los latidos de la ciudad es otra cosa. Antonio Villacañas Berlanga, hermano del autor piensa que la obra ofrece al docente de filosofía un buen repertorio de motivos para sus clases de bachillerato, de referentes cinematográficos, literarios y míticos, y al estudiante medianamente ducho o avispado, un buen número de significativas lecturas e inteligentes reflexiones sobre “el ejemplo de Sócrates”, sobre la ciudad y la democracia, sobre la publicidad y la globalización, sobre la ciencia, sobre el Eros y la sexualidad como experiencia de tránsito. Es de destacar que se dediquen más de 20 páginas a cuestiones de estética, a “los lugares de la belleza”, que tan fácilmente descuidamos por motivos de tiempo y exceso de deseos epistemológicos. También se dedica el capítulo 9 a las “viejas y nuevas iglesias”, concluyendo – muy pitagóricamente – en un capítulo 10 dedicado a la casa y la familia.

La aspiración de Villacañas en esta obra valiente, sobre todo porque se ha atrevido a pronunciarse con voz propia sobre cuestiones disputadas. Villacañas también hizo sus pinitos en narración pura con su Cosecha helada-, es “descubrir los valores que sostienen las instituciones de la ciudad, y defender que, si eso valores se abandonan, acabaremos por dejar que las cosas se hundan y desparezcan. No renuncia tampoco a discutir esos valores de manera concreta, referidos a nuestra vida cotidiana, y aspira, en fin, a ayudarnos a habitar la ciudad de forma más consciente.

martes, 30 de mayo de 2017

UNA ETICA PLATÓNICA DE HOY



Ana Azanza

La Etica de Badiou lleva como subtítulo “Ensayo sobre la conciencia del mal” y fue publicado en 2003.
Me ha interesado la relación que establece entre sujeto, ética y verdad. Hay que decir que para un mejor comprensión de la ética sería deseable haber asimilado su tratado ontológico “Ser y acontecimiento” en el que viene a establecer las matemáticas como ontología general.

domingo, 28 de mayo de 2017

TRAS LAS HUELLAS DEL ESPÍRITU HUMANO




TRAS LAS HUELLAS DEL ESPÍRITU HUMANO

Por la traducción Ana Azanza

rs. ¿Cómo llega un autor a realizar una obra y qué significa esa obra para su autor? Es la gran cuestión que preocupa al metafísico Rüdiger Safranski. En las biografías que ha escrito de Schopenhauer, Nietzsche, Schiller, Goethe o Heidegger pretende llegar al espíritu desde lo humano. La tesis de partida es estimulante: el espíritu, esa parte libre y móvil que llevamos dentro, se desarrolla a partir de la vida y a veces se enfrenta a ella, los autores por así decirlo no tenían ninguna posibilidad de escapar a sus pensamientos. En ello estriba la tragedia existencial que Safranski es capaz de representar de manera placentera y utilizando muy buena información. Hoy 28 de mayo de 2017recibe el Premio Börne por su obra ensayística en Frankfurt. Lüdwig Borne que da nombre al premio es alabado por Safranski como un “moralista de envergadura”, lo compara con su oponente Heinrich Heine “un gran espíritu frívolo”. ¿La lección para el presente sería más frivolidad y menos moral?





 Rüdiger Safranski

Entrevista de René Scheu 6.5.2017

El filósofo Rüdiger Safranski es un espíritu inquieto. Se pregunta sin miedo: Si la publicidad se transforma en pedagogía y la política en autoaplacamiento ¿Dónde queda la sociedad abierta?
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Sr Safranski, es Vd un profesor y persona ilustrada. Una profesión para la que no se me ocurre ninguna palabra moderna. Vive Vd en su biblioteca, rodeado de amigos a los que no conoció. ¿Le parece que su modo de existencia tiene futuro o se considera Vd uno de los últimos ejemplares de su especie?

jueves, 25 de mayo de 2017

REPLIEGUE IDENTITARIO



Trump, Putin, Erdogan, Le Pen : «Nacionalismo para pobres, liberalismo para ricos»

Maxime Combes
Ana Azanza por la traducción

Me envían esta interesante entrevista sobre identidades y "nacional-liberalismo", repliegue nacionalista que recorre el "primer mundo". Aunque lo de los salafistas del laicismo no me agrada como expresión ni tampoco asociar fundamentalismo y laicidad que son como el agua y el aceite. Pero por lo demás muy interesantes propósitos. No habla de la tabarra catalana que padecemos, bastante artificialmente provocada, quizás por eso no la menciona y porque en el fondo no está claro adónde pretenden ir con ella.

 
¿Adaptarse a la globalización o aceptar el repliegue identitario de los Trump, Wilders y Le Pen ? Muchos son los que reducen el campo de posibilidades a estas dos opciones, convocan el Brexit o la elección del presidente americano para justificar el voto útil y descalificar las alternativas posibles. El politólogo   Jean-François Bayart, director de investigación en el CNRS estudioso de los « estado-nación », musetra como la globalización y el repliegue identitario lejos de ser antagónicos, funcionan juntos, van e la mano encerrando a nuestras sociedades en un callejón sin salida, del que nos urge salir mediante la construcción de un “nuevo universalismo político”.

viernes, 19 de mayo de 2017

CÉSAR VALLEJO


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Algo maravilloso, fresco, inusual, debió ver Juan Larrea en este poeta peruano cuando le dedicó tantos esfuerzos y tan continuados por inmortalizar su memoria. Vallejo fue también ensayista, dramaturgo y narrador.

Thomas Merton, el monje trapense pacifista que alentó el diálogo entre religiones, que escribió sobre taoísmo y budismo y fue corresponsal de Ernesto Cardenal, dijo de Vallejo que fue «el más grande poeta católico desde Dante, y por católico entiendo universal». Algún crítico famoso como Martin Roger Seymour-Smith le consideran el más grande poeta del siglo XX. Sobre todo se aprecian los poemas agrupados bajo el título de Poemas humanos.

César Abraham Vallejo Mendoza murió en brazos de Juan Larrea en París, donde trabajaba como profesor de Lengua y Literatura, un 15 de abril de 1938. Luis Aragón pronunció su elogio fúnebre.

He aquí uno de sus poemas, que debemos a la cortesía de Gisela Destefanis:

Considerando en frío, imparcialmente,
que el hombre es triste, tose y, sin embargo,
se complace en su pecho colorado;
que lo único que hace es componerse
de días;
que es lóbrego mamífero y se peina...
Considerando
que el hombre procede suavemente del trabajo
y repercute jefe, suena subordinado;
que el diagrama del tiempo
es constante diorama en sus medallas
y, a medio abrir, sus ojos estudiaron,
desde lejanos tiempos,
su fórmula famélica de masa...
Comprendiendo sin esfuerzo
que el hombre se queda, a veces, pensando,
como queriendo llorar,
y, sujeto a tenderse como objeto,
se hace buen carpintero, suda, mata
y luego canta, almuerza, se abotona...
Considerando también
que el hombre es en verdad un animal
y, no obstante, al voltear, me da con su tristeza en la cabeza...
Examinando, en fin,
sus encontradas piezas, su retrete,
su desesperación, al terminar su día atroz, borrándolo...
Comprendiendo
que él sabe que le quiero,
que le odio con afecto y me es, en suma, indiferente...
Considerando sus documentos generales
y mirando con lentes aquel certificado
que prueba que nació muy pequeñito...
le hago una seña,
viene,
y le doy un abrazo, emocionado.
¡Qué más da! Emocionado... Emocionado...

Quien degusta los versos de Vallejo hasta el fondo, sobre todo los de Trilce, conoce hasta qué punto fueron espeluznantes los bordes existenciales a que se asomó, colmado de miedo, temeroso de que todo se fuera a morir para que su pobre alma sobreviviese.

domingo, 7 de mayo de 2017

FLOR COMO DOMICILIO

En torno a Juan Larrea

Icono del Apocalipsis del Beato de Liébana

Excelente síntesis, Ana, que te agradezco. He escogido al Azar las palabras de un verso de Larrea como título de esta entrada, siguiendo la convicción surrealista de que el azar hace bien las cosas. A veces.

A raíz de algunos comentarios que oí en la sesión de abril, he corregido y ampliado mi ponencia, que se ha convertido en una monografía de treinta folios. La he mandado al Boletín Millares Carló de Las Palmas de Gran Canaria (UNED), donde suelo publicar mis trabajos para la Quinta, ahora exclusivamente en digital, pero accesibles gratis para el "mundo mundial".

Entre los datos que he añadido cuenta la poética que Larrea incluyó en la revista parisina que fundó con Vallejo: *Favorables París Poema*, intitulada "Presupuesto vital". ¡Con qué rigor pensaba e innovaba recuperando español genuino este vasco tan valiente, tan solitario como genial! Ni sombra de papanatismo quien tanto escribió en francés. Defiende allí la tesis simple de que el arte es un artefacto animado, una máquina imperfecta de fabricar emoción. Más allá del clasicismo y del romanticismo el arte es locomoción racional resultado de la colisión arcilla y soplo, materia y espíritu, acostándose antes con la ciencia que con los sistemas filosóficos, que dice detestar.

No he olvidado tu pregunta. Ana: ¿Qué tiene que ver Larrea con ese "firmamento del pasado" que es la cultura griega clásica?

Bueno, él sabe que el cristianismo es un fenómeno helenístico, pero enfatiza su raíz vétero-testamentaria, profética, voluntarista, imaginativa, ultramundana, su interpretación particular de la identidad Lógos = Dios. Aunque habla de armonizar la Nueva Jerusalem del *Apocalipsis* y la Vera Tierra del *Fedón*, cree más bien que la barra de hierro está doblada hacia lo psicosomático (lo griego), lo geométrico y cuantitativo, en detrimento de lo cualitativo y espiritual. Así que nuestro pensador la dobla hiperbólicamente para el otro lado. En este sentido se vuelve hacia el Apocalipsis, la teología paulina del Deus absconditus, del Dios desconocido de la locura proclamada en voz alta, desde el Libro de Daniel y más allá desde el misterio de la zarza ardiente del Éxodo (Ipsum esse, agustiniano). Esta locura es la convicción íntima de un estado de vida más allá de la muerte.

Contrapone así la filosofía "existencialista" de la tradición griega con la "esencialista" judeo-cristiana que apuesta por un más allá de la existencia, un plus ultra, que alcanza también su símbolo histórico en el descubrimiento de un Nuevo Mundo, que es también un horizonte de unidad antropogónica. Para Larrea, el pensamiento griego no alcanzó nunca ese misticismo total en el que la voluntad humana se confunde con la divina, aunque celebra a Plotino. Como él, Larrea es un místico panteísta o -como Lovejoy diría- estamundaneísta o -como yo diría- gradualista, partidario del Principio de plenitud. De este modo la estalactita se funde con la estalagmita. Todo está lleno de dioses -que diría el maestro milesio. Todo es signo de Su tremendo misterio (Rudolf Otto). Es posible una con-versión celeste porque el cielo ya está con nosotros, ya nos toca, la sublimación poética simplemente lo descubre, no lo inventa, expresa la voluntad poética del Creador. En la creación, tal y como la interpreta Larrea, más que de un "diseño inteligente" tendríamos que hablar de un sueño poético presidido por el amor que todo lo vivifica. Un oscuro designio.

Juan Larrea (Bilbao, 1895 - Córdoba, Argentina, 1980)

Para su ascensión, el pensador místico, como el vencejo, sacrifica sus piernas en beneficio de sus alas, al contrario que el filósofo, al decir de Taine, que se corta las alas para robustecer sus piernas. Pero volamos también a lomos de gigantes.

Tu objeción, Ana, es justa: no hay Imaginación sin Memoria, son hermanas gemelas, o un único dios con dos caras: es preciso imaginar para recordar y es necesario recordar para imaginar o fantasear. Pero Larrea ve a la memoria (Mneme, esa diosa platónica) como facultad representativa que mira para atrás o dentro (la Anámnesis), igual que la Polis ideal de Platón estuvo allí, en el pasado, perdida en aquella aristocracia de los mejores, durante la Edad de Oro regida por nobles héroes (la misma retroversión reaccionaria en Nietzsche, por cierto, y en cierto quijotismo). 

Por el contrario, el juego de representaciones y símbolos de Larrea se con-vierte proversivamente hacia el futuro. Es progresista. No me extraña que algunos le vieran como un loco, ¿qué es esto de un progresismo espiritualista, teológico, providencialista, poético, milenarista, profundamente religioso?, se preguntarían. Pues sí, y a mi juicio se esconde en su pensar, el de Larrea, una profunda verdad. El analista de la cultura se percató (también Gustavo Bueno se percató del valor de Cultura como "gracia" ilustrada) de que el progreso no es más que la idea de la divina providencia secularizada, un mito secular, pero esencialmente milenarista. 

(Por cierto que acabo de leer un maravilloso texto de Gide, "Disertación de Prometeo" en que el gran escritor francés, uno de los primeros intelectuales europeos en darse cuenta del desastre que estaba siendo el comunismo en la Unión Soviética, identifica el progreso con el águila que le come el hígado al titán filántropo. Titán que reconoce que no ama a los hombres, sino más bien lo que devora a los hombres desde que les entregó el fuego).

Ese afán de progreso, esa ilusión de cambio a mejor, esa voluntad de trascendencia, esa inquietud del espíritu, es un invento hebreo, está implícito en el voluntarismo historicista que alienta ya en el Pentateuco, en la filosofía de la historia de Agustín, de Joaquín de las Flores, en la metafísica de la historia de Kant, o en el materialismo histórico de Marx (que nació donde fue ejecutado Prisciliano)...

Y este es el reproche que le hace a Hegel: que fue demasiado griego, que cerró el círculo del tiempo (antes de tiempo), en lugar de dejarlo abierto al misterio del futuro espiritual de la humanidad. Prefiere a Schelling. De Heidegger, sólo admite la primacía del Tiempo sobre la extensión cartesiana, como la duración bergsoniana sobre el espíritu de geometría (vive Pascal!). Nuestro querido Emilio López Medina guiñará los ojos, tan convencido como estuvo -no sé si aún lo está- de que el ser es reducible a extensión.

A la vida, piensa Larrea, le importa más el tiempo que el espacio, de ahí que la lógica de nuestra biografía sea la lógica del relato. Larrea anticipa puntos de vista que luego tendrán amplio desarrollo en la hermenéutica de un Ricoeur por ejemplo. Este es un destino hispano trágico: poner el germen de lo que luego será un organismo desarrollado en otra parte, desconociendo la gloria y el mérito del pionero. También habla Larrea del inconsciente de la especie como un lenguaje (v. Lacan).

El teologismo de Larrea es un teleologismo. La cuarta dimensión temporal la aporta precisamente la cuarta causa de Aristóteles. La finalidad, o sea, el Bien que no conocemos pero que vislumbramos. Por eso el hombre camina en la faz del Espíritu creador, aún sin saber muy bien hacia donde va suspendido en una esfera del Cielo real, en versión celeste.

viernes, 5 de mayo de 2017

REPUBLICA EUROPEA

Dado que un año hablamos de utopías, aquí va una sobre la Europa de las regiones basada en valores humanistas y no economicistas.