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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

jueves, 18 de febrero de 2016

TODO DEVIENE NADA ES

Me ha gustado esta forma de ver la historia o más bien de vernos en la historia, elementos de un largo proceso solamente, en la que el azar cuenta más de lo que parece. Como ayer, tras la sesión mochuelera entramos en el establecimiento habitual y precisamente sonaba un tango en el que se hablaba de filosofía y a renglón seguido de poesía....



"en tu mezcla milagrosa de sabihondos y suicidas yo aprendí filosofía, dados, timba y la poesía cruel
de no pensar más en mí"

que era lo que acabábamos de hacer: poesía y filosofía.





Azar y escritura de la historia. Todo ha devenido. Nada es.

Arno Widmann,
11. Junio. 2015
Sobre cómo rige el azar dirige el mundo,
la forma actual de escribir la historia cree poder aclarar el curso del mundo a partir de las acciones conscientes de los hombres. Pero hay muchos indicios en contra.  ¿Qué es la Historia?

Estan las historias que vivimos y las historias que nos cuentan. En 1933 Sigmund Freud escribió: "Donde era el ello tengo que ser yo". Así se comporta la razón en la historia. El aumento de la conciencia.
Pero está también el desarrollo contrario. También pertenece a la historia. Aprendemos con esfuerzo a andar,  la memoria de nuestro cuerpo lo absorbe y ya no sabemos andar pensando a la vez en controlar el centro de gravedad para no caer.

Nos lleva tiempo entender que para jugar a tenis no se trata de alcanzar la pelota sino que todo depende de hacer las cosas bien. Hay que quedarse un poco por detrás de ella si queremos controlarla y devolverla con todas las fuerzas.
Todavía cuesta más que nuestro cuerpo se mueva de manera automática y siempre golpee desde esa posición. En eso consiste el entrenamiento.
Aprendimos que la evolución de las especies no es más que un entrenamiento de fitness, su divisa dice Survival of the fittest.

¿Por qué vencieron los españoles en Perú y en Méjico?

Nuestros libros de historia cuentan otras historias. Son historias de actores que siguen puntos de vista diferentes contra otros actores. El mundo en el que vivimos es el resultado de diferentes variables. Los puntos de vista conscientes son sólo uno de los actores. Cuando unos doscientos españoles salieron victoriosos en Perú y en Méjico contra cientos de miles de indios no se trata sólo de la técnica armamentística, también tiene que ver con la superstición de los indios de que los españoles eran dioses.
Otro factor fueron los insospechados aliados que los españoles llevaban consigo. Siempre que se encuentran seres humanos, se reúnen millones de esos compañeros: las bacterias y virus que pueblan nuestras células interactúan con los demás seres humanos como lo hacemos nosotros. Una vez que los europeos llevaron la peste y la sífilis, sus compañeros se infiltraron en el sistema inmunitario de los demás.
En la guerra se trata de ir bien armado para destrozar la armadura del enemigo. No sólo lo hacen los caballeros y los Jedy. También los cuerpos humanos y por supuesto los cuerpos de los animales que se transportan o de los que nos alimentamos: caballos, cabras y vacas.

La historia tradicional se limitaba a explicar el curso de la historia por las acciones conscientes de las personas, como en política. En el mejor de los casos se habla “de la mano invisible del mercado”. Pero en verdad miles y millones de manos invisibles están trabajando en el estado del mundo.
Incluso si pudiéramos decir por ejemplo que la cumbre del G7 en Elmau está planeada hasta el mínimo detalle, no podríamos saber si una lluvia de meteoritos o el sistema nervioso sobreexcitado de uno de los participantes o el ataque de un pistolero podría llevar a una catástrofe. El mundo como es no es sólo un producto de las cosas que pasan, también lo es de las cosas que no pasan.
Hay libros de historia que nos cuentan la historia del mundo desde el Big Bang hasta hoy o la vida desde el microbio hasta el homo sapiens. Pero lo que a menudo se olvida es que todos esos acontecimientos no han sucedido. No se abandona el mundo de los volcanes que explotan para que se haga tranquilamente la corteza terrestre sobre la nueva superficie surgida. Debajo de cada volcán hay otro burbujeando, tras la explosión del volcán está antes la explosión del volcán.

Estamos incrustados

De la misma forma que el homo sapiens se expandió por el mundo tras la edad de hielo, en la próxima edad del hielo, un cambio climático que ocurrirá con independencia de los esfuerzos de esta especie, podrá desaparecer. Estamos incrustados. Vivimos en nichos ecológicos. Quizás podemos soportar un par de grados de calentamiento o de enfriamiento, pero no podremos sobrevivir a nuevos cataclismos, sean cataclismos del planeta o se limiten a nuestra flora intestinal.
Hubo un tiempo en el que la humanidad vivió en el asburdo de la eternidad del ahora. Pero el universo tiene una historia. Esa historia no se termina hoy. Continúa. Con nosotros, a través de nosotros y más allá de nosotros. La historia no es un relato cuyo punto insuperable es el presente. Si tomamos la historia en serio diremos que nada fue como es, que nada queda como es. En millares de interacciones. Lo mismo en nuestro cerebro que en nuestro universo.
La historia de la humanidad no se puede entender como una mera historia de la humanidad. Incluso nuestro comportamiento social es más viejo que nosotros. Durante mucho tiempo estuvimos demasiado seguros de nosotros mismos para investigarnos realmente. Siguiendo el relato del Génesis nos considerábamos como una unidad cerrada. En verdad no somos criaturas sino productos de un proceso, en el que lo viejo es destruido y en el que siempre surgen nuevas formas.

Cuando le conté a un genetista que los historiadores del arte llaman expolios a los fragmentos de antiguos edificios con los que se construyen edificios nuevos, sonrió y me dijo: "en genética sólo trabajamos con expolios". Esa es la visión histórica. No nos gusta, nos descuartiza.
Las bonitas identidades que hemos usado para separar individuos, tribus, naciones  quedan como constructos, se desmenuzan, aparecen como una mezcla de producto del azar y de consciente fabricación. Sino en la realidad, al menos en el relato que hacemos de ellos.  

Los relatos influyen en la historia y viceversa. Cuando los alemanes de la república federal podían esperar en su largo camino hacia el oeste no ser ya alemanes sino europeos, llegó la reunificación y a partir de la República Federal y de la República Democrática nació de nuevo Alemania.
Una Alemania domesticada y europea, bajo vigilancia de Estados Unidos, pero a pesar de ello una parte del viejo trozo en el centro de Europa. Esa masa desarrolla fuerzas gravitacionales, con las que debe contar el cálculo político. Decir “nunca más Alemania“ es quizás una defensiva palabra mágica pero con ella no se provoca la magia.

La historia es siempre también historia global. Cerca de Canterbury se encontró un hacha de jade de unos 4000 ó 6000 años. Más tarde se supo la cantera de la que procedía el jade. Se trata de un lugar en los Alpes italianos. Todas las gentes que viven hoy son descendientes de un pequeño grupo que salió de Africa. A veces los parientes no tienen nada que ver unos con otros durante siglos, y luego vuelve a producirse un intercambio lleno de vida.
¿De qué depende todo eso? No lo sabemos. Hemos investigado poco. No sólo sobre las interacciones entre las culturas. ¿Conocía Nagarjuna, un filósofo budista que vivió hacia 200 a. C en el Sudoeste del subcontinente indio, las categorías de Aristóteles? ¿Qué influjo tuvo la ciencia islámica en el renacimiento europeo?

Intentamos averiguarlo pero en verdad no sabemos nunca cómo los subsistemas de una sociedad reaccionan entre sí. ¿Cómo se relacionan la cárcel y la democracia? Actualmente 706 de cada 100.000 habitantes estadounidenses están en la cárcel. En Eslovenia sólo 65. ¿Tiene eso algo que ver con el tamaño del estado? ¿Con la heterogeneidad de sus habitantes? Por cada blanco encarcelado en Estados Unidos hay 2 hispanos y medio y 5,8 afroamericanos.

¿Tiene algo que ver con la emancipación de la mujer el hecho de que en la última década en Estados Unidos la cuota de mujeres encarceladas ha subido un 646%? ¿Qué porcentaje de sus habitantes puede un Estado mandar a la cárcel hasta que deje de ser una democracia? ¿Qué porcentaje de población pobre puede soportar una democracia? ¿Bajo qué condiciones son los extranjeros un enriquecimiento para el país y bajo qué condiciones son una carga?

No hay comparaciones interculturales que nos puedan ayudar a responder estas preguntas. En los pasados 50 años no ha habido ningún seminario de sociología, ningún historiador que haya comparado sistemáticamente el papel de los indios en Uganda antes de la masacre de Idi Amin (1972)  con el de los judíos en Alemania.
Más todavía
A los historiadores les gusta decir que nada es comparable con nada. Consideran que lo irrepetible es su terreno. Y sin embargo se repite lo mismo una y otra vez.

La historia es un almacén de mercancías del que no sólo se sirve la evolución, también lo hace nuestra fantasía. Sabemos que los padres de la Constitución americana no sólo habían leído a Montesquieu y a los griegos, sino que también se habían fijado en los iroqueses para ver cómo funcionan las democracias.
Daríamos un gran paso adelante si en vez de pensar en identidades pensáramos en funciones. Ya no se trataría de la defensa de uno u otro status quo, sino del cambio necesario para determinadas alcanzar metas. La igualdad de la mujer en lo referente al sufragio no tiene ni cien años. Lo podemos leer en cualquier libro de historia.
En cuanto dejamos el hilo convencional, aprendemos sobre las asociaciones de mujeres de los indios de Norteamérica y vemos una historia de las relaciones entre los sexos muy diferente. No sólo como una mirada al pasado. También se abren muchos otros futuros antes nosotros.
La historia de la que venimos es mucho más grande de lo que podemos imaginar. Por ello también hay muchos más futuros que los que vemos, en tanto en cuanto no nos limitemos al estrecho de edificio de la tradición de la historia petrificada.



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