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Depósito de ponencias, discusiones y ocurrencias de un grupo de profesores cosmopolitas en Jaén, unidos desde 2004 por el cultivo de la filosofía y la amistad, e interesados por la renovación de la educación y la tradición hispánica de pensamiento.

martes, 20 de diciembre de 2011

PENURIA DEL LENGUAJE

Autora Ana Azanza

Como este año estamos enfrascados en el tema filosofía del lenguaje, me ha parecido pertinente este artículo de Lluis Duch y Albert Chillón a propósito de la Corrupción del discurso.

http://politica.elpais.com/politica/2011/11/03/actualidad/1320353962_516396.html

 La idea de fondo es que  "demasiados políticos y economistas, periodistas y profesores, financieros y empresarios tejen de consuno una neolengua que, como en la pesadilla de Orwell, reduce el polifacetismo y la complejidad del mundo a una jerga tecnocrática y opaca."

El artículo no es precisamente un alarde de claridad idiomática. No obstante me permito entresacar los síntomas que señalan la corrupción del discurso.


 La dichosa "crisis" como todas las crisis tiene su correlato discursivo y la que ahora sufrimos conlleva una infecciosa crisis gramatical que se manifiesta en la depauperación endémica del lenguaje. Dejamos aparte la mentira deliberada. Y nos centramos en la depauperación lingüística. 


Emplean un verbo que es la primera vez que leo: "empalabrar". No sé si es un neologismo de cosecha propia "Duch-Chillón".  El verbo en principio no suena bien, pero es útil para el tema de la filosofía del lenguaje. Denuncian que la crisis gramatical se manifiesta como un quebranto tangible y sistémicamente inducido de la facultad de empalabrar la realidad.


 "La indigencia léxica, sintáctica y retórica medra a sus anchas, mengua que acarrea la de la aptitud para decantar un conocimiento lúcido, crítico y articulado acerca de la res publica; una sensible merma de la competencia y talante que el diálogo plural exige; y, en fin, la proliferación de patologías discursivas —de la anomia y el mutismo al desistimiento y la violencia— que socava los pilares de una sociedad compleja, plural y abierta."


Para poner por obra el sapere aude! ilustrado es urgente que "la ciudadanía goce de los medios educativos y comunicativos imprescindibles para la realización de sus humanas potencias, en lugar del metódico y ofuscador adoctrinamiento que de facto padece."


Perversión del discurso. La corrupción del discurso público se manifiesta, por un lado, en la compartida incuria con que se expresan y piensan demasiados sujetos y el daño que causa es proporcional a la inconsciente pereza que la impulsa. Ahí están, para ilustrarlo, la anemia léxica y la dejadez sintáctica; el decir vago y haragán; el arrogante desprecio de la complejidad y matiz; la saturación de tópicos y muletillas. Y en fin, sobre todo, la adopción de un habla renqueante, acomodaticia y canija, muy dada a acatar toda suerte de bogas y a sacrificar la belleza y precisión verbal en el altar de la neolengua economicista, tecnocrática y deshumanizada a que antes aludíamos, ese falsamente natural antiestilo en que encarna la racionalidad instrumental que combatieron con tanto ahínco los pensadores de Fráncfort.


Populismo, mesianismo y demagogia están en la base de la perversión del discurso. Son legión los dirigentes y portavoces que trasgreden la más elemental ética comunicativa, ineludible sostén de la lealtad y la confianza que el convivir requiere. Con cinismo, mandarines y gerifaltes tergiversan las certezas y probabilidades reconocibles, y confunden  la mentira —enunciación deliberada de una inteligible falsedad, como escribió Agustín de Hipona— con el desacierto o el yerro. La fractura de la confianza que de tal desmán resulta extiende su gangrena a la entera sociedad, y la deja en franquía para que la desvergüenza campe a sus anchas. 


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Willhelm von Humboldt (1767-1835) educador y estudioso de las lenguas

"Desde Humboldt y Nietzsche sabemos que el ser humano lo es porque significa y habla, en la medida en que erige la entera civilización por medio de símbolos y palabras. Y que el polifacético discurso —con el verbo en su cima— no es simple vehículo para la expresión de lo ya ideado sin él, sino requisito del pensar y sus frutos. La moderna conciencia lingüística enseña que comprender y empalabrar van de la mano; y además —aunque no suele repararse en ello— que el discurso es hacedor de realidad: de sus hechos, procesos y circunstancias. De ahí también la urgencia de rehabilitar las Humanidades en general y la Ilustración en particular, el patrimonio de sabiduría que integra el legado crítico del Humanismo."

A propósito de Humboldt hay que decir que además de seis lenguas europeas más o menos comunes, estudió lenguas indígenas de América, copto, antiguo egipcio, sánscrito, chino y japonés. El lenguaje es la clave de la cultura e incluso del hombre:

Como orientación para nuestras próximas sesiones estas son algunas de sus ideas:

"El lenguaje cuando nombra crea y deja su marca en el pensamiento, el espíritu se introduce, apoyado por la actuación de muchos, por nuevos caminos en la esencia de las cosas. (...) Algunas naciones se contentan más con el cuadro del mundo que les presenta su lengua y sólo buscan en ella más luz, coherencia y armonía. Otras se incrustan más laboriosamente en el pensamiento, creen no poder dar suficiente importancia al concepto, hacerlo adecuado, y descuidan la propia completitud formal. En ambos lenguajes quedan las marcas de esto."

Sólo por el lenguaje es posible el avance científico, el fenómeno de entender es un encuentro de esferas de pensamiento, de las que la parte común coincide y sobrepasa al individuo.



1 comentario:

Laureano Luna Cabañero dijo...

Cuando Duch y Chillón dicen que el discurso es creador de realidad, pueden estar cayendo en la degradación postmoderna de la realidad que seguramente está detrás de la decadencia del lenguaje y el pensamiento.